Cancionero (Petrarca)
Índice(no listados originalmente)
- Rimas en vida de Madonna Laura
- Los que escucháis en rimas el desvelo
- Por hacer más galana su venganza
- Era el día que al sol palidecía
- El que infinita providencia y arte
- Si muevo mis suspiros a llamaros
- Tan descarriado está mi desvarío
- Gula, modorra y edredón ocioso
- Al pie del monte en que la bella gala
- Cuando el planeta que las horas mide
- Glorïosa columna que sustenta
- Dejar por sombra o sol jamás os veo
- Si puede del tormento guarecerse
- Cuando, entre otras damas, de hora en hora
- Ojos tristes, en tanto que yo os lleve
- Atrás me vuelvo a cada paso nuevo
- Se parte el viejecillo blanco y cano
- Me llueve amargo llanto de la cara
- Cuando vuelto del todo estoy a parte
- Hay raza de animal de tan gallarda
- Tal vez avergonzado de que aún calle
- Mil veces ofrecí, enemiga mía
- Para todo animal que habita tierra
- Al dulce tiempo de la edad primera
- Si la gloriosa fronda que detiene
- Lloraba Amor y yo con él lloraba
- Más alegre que yo no se ve en tierra
- El sucesor de Carlos cuya coma
- Oh esperada en el cielo alma bendita
- Paños de tinte mate, o colorido
- Muchacha hermosa bajo un verde lauro
- Esta ánima gentil que ya se parte
- Cuanto más me avecino al postrer día
- Ya llameaba la amorosa estrella
- Apolo, si en ti vive aún el deseo
- Solo y pensoso los más yermos prados
- Si con morir librarme yo creyese
- Es tan sutil el hilo del que pende
- Orso, no fue jamás corriente o lago
- Tal temo de esos ojos el asalto
- Si Amor o Muerte no dañan en nada
- Cuando fuera del hogar el paso lleva
- Mas luego que aquel gesto humilde y llano
- El hijo de Latona había por nueva
- El que en Tesalia usó tan pronta mano
- Ese adversario en que soléis los ojos
- El oro y perlas y el floral tocado
- Sentía en mí menguarse como ajeno
- Si el fuego el fuego mismo no modera
- Por más que te guardé de la mentira
- En la estación que más presto declina
- Cuando era cerca de la vista mía
- No a su amante le plugo más Dïana
- Alma noble, que aquellos miembros riges
- Porque en su faz de Amor pendón traía
- El fuego que pensé estar apagado
- Si en ciego afán que el corazón destruye
- Mi ventura en llegar es tarda y breve
- La mejilla, que en llanto traéis cansada
- Aunque lo que me trajo a amar primero
- El gentil árbol, que amé tantos años
- Bendito sea el año, el mes, el día
- Padre del cielo, tras perdidos días
- Volviendo el rostro a esta color perdida
- Si vos pudieseis por turbado gesto
- ¡Qué incauto fui, ay, triste, y me lastima
- El aire denso y la importuna niebla
- En la izquierda ribera del Tirreno
- La sacra vista de la tierra vuestra
- Bien sabía yo que el natural consejo
- ¡Ay de mí, que no sé hasta dónde llegue
- Pues que la vida es breve
- Gentil señora, veo
- Pues ya que mi destino
- Estoy cansado ya de pensar cómo
- Los ojos, que me hirieron de manera
- Amor con sus promesas halagando
- Por más que en reto mire Policleto
- Si, al tiempo que a Simón llegó el aliento
- Si al principio responde el fin y el medio
- Quien ya ha resuelto conducir la vida
- Yo tan cansado estoy ya del castigo
- Jamás de amar a vos me vi cansado
- Si blancas no son antes ambas sienes
- «Ojos, llorad, acompañad el treno
- Yo siempre amé y aún amo más ahora
- Yo siempre tendré odio a la ventana
- Como a menudo el diestro arquero acierta
- Pues mi esperanza tanto se empereza
- Huyendo el hierro donde Amor me había
- Era el cabello al aura desatado
- La mujer bella que tú amaste tanto
- Llorad, damas, y Amor a un tiempo llore
- «Escribe», Amor mil veces me decía
- Cuando al pecho a traer la vista acierta
- En versos ojalá encerrar pudiera
- Ya tan cansado el esperar me tiene
- ¡Ay, bella libertad, cómo has mostrado
- Orso, a vuestro caballo bien se puede
- Pues hemos ya mil veces comprobado
- Esa ventana en que se ve el sol mío
- Ay, que sé bien cuán dolorida presa
- Después que a César el traidor de Egito
- Venció Anibal y usar no supo luego
- La esperada virtud que en vos flor era
- No más quiero cantar como solía
- Nueva angelcita, que avezada vuela
- No veo a qué refugio el alma arribe
- Oh, más que otro feliz feliz terreno
- Cuantas veces, ¡ay, triste!, Amor me inquieta
- De Amor seguido al sitio acostumbrado
- Aquella que en el gesto mi alma lleva
- Sennuccio, has de saber de qué manera
- Aquí, que soy mitad, Sennuccio mío
- De la impía Babilonia, en que se olvida
- Casta entre dos amantes y altanera
- Lleno de la inefable y gran terneza
- Si el monte donde el valle es más cerrado
- Mientras ya cuento dieciséis los años
- Mujer aún más que el sol hermosa y bella
- Esa piadosa rima, en que he sabido
- Mira esta dama, Amor, que ahora su espalda
- Siete y diez veces ya ha girado el cielo
- Aquel palidecer que la sonrisa
- Amor, Fortuna y mi razón, que esquiva
- Si el mal que me destruye
- Fresca agua, dulce y clara
- Al sitio donde Amor hoy me arrebata
- Italia mía, aunque el hablar sea vano
- De cuita en cuita voy, de monte en monte
- Pues la senda del favor me fue cortada
- Querría cantar de amor con voz tan nueva
- Si amor no es, ¿qué es pues lo que en mí siento?
- Como blanco a saeta Amor me tiene
- Ni encuentro paz ni puedo hacerle guerra
- La más diversa y nueva
- Llama del cielo entre tus trenzas llueva
- Tanto ha llenado Babilonia el saco
- Manantial de dolor, albergue de ira
- Cuanto con más deseo alas despliego
- Amor que siempre de mi acción se adueña
- Como necia en verano volar suele
- Al dulce abrigo de las bellas hojas
- Cuando os escucho hablar tan dulcemente
- Jamás tan bello sol vi levantarse
- Ponme allá donde agosta el sol la hierba
- Oh alma de virtud ornamentada
- Cuando el deseo que con doble espuela
- No Arno, Tesino, Var, Po, Adigio y Tebro
- Alguna vez se me hace menos dura
- «¿Qué piensas, alma? ¿Habrá siempre batalla?
- Jamás la turbia tempestad marina
- Esta, ya tigre u osa, humilde fiera
- Ve, mi suspiro ardiente, al pecho frío
- La tierra, el aire, el fuego y agua a prueba
- No fue César o Jove tan dispuesto
- Vi tal sustancia angélica con veros
- Aquel día siempre amargo y señalado
- Doquiera que los tristes ojos lleve
- ¿En cuál región del cielo, en cuál idea
- Con tanto asombro a mí y a Amor nos deja
- ¡Oh pasos esparcidos vanamente!
- Alegres flores, venturosas hierbas
- Amor, que ves mi pensamiento abierto
- Ahora que cielo y tierra y viento calla
- Cuando el cándido pie por entre el prado
- Si hubiese estado firme en la espelunca
- Cuando Amor su mirada al suelo inclina
- Me envía Amor cuidado lisonjero
- Lleno de un cavilar que me desvía
- Ya otras veces del bello rostro humano
- Me tiene Amor en garras de tal fiera
- Oh, Envidia de virtudes enemiga
- De sus ojos mirando el sol sereno
- Fiera la estrella fue (si fuerza el cielo
- Cuando el tiempo y lugar se me presenta
- Por mitad de este bosque no habitado
- Mil llanos ya y mil ríos en un día
- Amor me aguija a un tiempo y me refrena
- Geri, cuando conmigo ardiendo en ira
- Bien puede que mi cuerpo arrastre y tuerza
- Amor una red bella entre la hierba
- Me enciendo por Amor de ardiente celo
- Si su dulce mirada me envenena
- Naturaleza, Amor y el alma hermosa
- Esta fénix hermosa de áurea pluma
- Si Virgilio y Homero hubieran visto
- Al pie, Alejandro, de la tumba hermosa
- Oh almo sol, el solo árbol que amo
- Surca mi nave llena del olvido
- Cándida cierva vi sobre la hierba
- Tal como es ver a Dios eterna vida
- Amor, la gloria nuestra estamos viendo
- De tan noble manjar nutro el sentido
- De la aura noble, que este alcor serena
- De día en día mudo rostro y pelo
- La aura serena, que entre verde fronda
- La aura celeste, que en el verde lauro
- La aura suave, que al sol despliega y vibra
- Oh bella mano, que mi pecho aprietas
- No sólo la desnuda y bella mano
- Suerte y Amor me habían concedido
- De un bello, claro, neto y vivo hielo
- Ay, que ardo y hay quien tal cosa no crea
- Alma, tú, que diversas cosas tantas
- Dulce desdén, dulce ira, y dulces paces
- Si lo dije, sea de ella siempre odiado
- Creía que mi tiempo ahora pasara
- Veloz corriente que de alpestre vena
- Las dulces lomas, donde siempre quedo
- No desde el indio Hydaspe al Ebro hispano
- Deseo me aguija, Amor me adiestra y guía
- Dichoso en sueño, y de penar contento
- Gracias que el cielo así a pocos destina
- Tras tres días creada el alma en parte
- En noble sangre vida humilde y quieta
- Todo el día lloro, y a la noche, cuando
- Quisiste un tiempo con dolido celo
- Cuando entre las demás mujeres bellas
- El cantar de los pájaros canoro
- ¿Dónde halló el oro Amor, dónde la vena
- ¿Cuál estrella, cuál fuerza, o cuál engaño
- «Damas, que en soledad, aunque os recele
- Cuando el sol baña en el mar la aúreo carro
- Si una amorosa fe, si un pecho osado
- Doce damas, que yo más bien tomara
- Gorrión más solitario en ningún techo
- Aura, que el pelo aquel crespo y dorado
- Con diestra mano abrió el izquierdo lado
- Canté, ahora lloro; y no menor dulzura
- Lloré, ahora canto; que la etérea lumbre
- Vivía de mi suerte harto y contento
- Si el invicto Alejandro fue vencido
- ¡Quién vio ventura tal, cuando de uno
- ¡Oh cuartito, que fuiste un tiempo abrigo
- Ay, que me lleva Amor donde no quiero
- Amor, yo yerro, y siento el yerro mío
- No habita al mar tanto animal el agua
- Real condición, angélico intelecto
- Hacia la aurora, cuando dulce la aura
- Yo le he rogado a Amor, y aún hoy le ruego
- Aquel señor contra el que no aprovecha
- «Mira aquel monte, pecho con quien yago
- Umbroso, fresco, y verde alcor florido
- Lo malo sufro y lo peor espero
- Dos rosas frescas, antiyer cogidas
- La aura que el verde lauro y la áurea y fina
- Pensará alguno que alabando a aquella
- Quien hoy ver quiera cuánto bien procura
- ¡Qué miedo tengo, cuando traigo en mente
- Solía lejano en sueños consolarme
- ¡Oh visión miserable y enojosa!
- Sin bien saber qué haga, hoy lloro, hoy canto
- ¡Oh mirar dulce, oh voz sensata y pura!
- Por más que escucho, nada oigo de aquella
- Desear la noche y maldecir la aurora
- ¡Ay, si pudiera yo vengarme un día
- Al gesto aquel por que suspiro y velo
- De dos lumbres tal llama a mí venía
- Siempre he buscado solitaria vida
- Dos bellos ojos vi en tal estrella
- Cualquier mujer que aspire a grande fama
- «Antes la vida dulce y luego de ella
- Árbol triunfal y planta victoriosa
- Rimas tras la muerte de Madonna Laura
- Yo voy pensando y al pensar asido
- Áspero corazón y cruel antojo
- Aunque, señor, mi pensamiento tira
- ¡Ay, bello gesto, ay, plácida mirada
- ¿Qué debo hacer, Amor? ¿Qué me aconsejas?
- Rotos columna y lauro que ahora lloro
- Amor, si el yugo aquel quieres que abrace
- El nudo en el que Amor me retuviera
- La vida huye sin frenar su apuro
- ¿Qué haces? ¿Qué piensas? ¿Qué a la espalda miras
- Dame ya paz, oh duro pensamiento
- Ojos míos, nuestro sol se ha oscurecido
- Ya que la vida angélica, serena
- Si no me dicta Amor nuevo consejo
- En su más bella edad y más florida
- Si queja de ave, o movimiento suave
- Jamás hubo lugar donde así viese
- Cuantas veces me aparto de la gente
- Alma bendita, que en las noches frías
- La luz más bella, Muerte, has apagado
- Tan breve el tiempo es y el pensamiento
- Jamás piadosa madre al hijo amado
- Si la aura aquella suave que suspira
- Aunque, Sennuccio, aquí con desconsuelo
- Este aire de suspiros tengo henchido
- Mi alma llama entre las bellas bella
- ¡Cómo está el mundo, que hoy encuentro tierna
- Cuando del cielo veo bajar la Aurora
- Los ojos de que hablé encendidamente
- Si hubiese yo pensado que cobrara
- Solía en mi pecho estar hermosa y viva
- Solían mis pensamientos suavemente
- Yo me solía acusar, y ahora me excuso
- Dos grandes enemigas juntas fueron
- Cuando me paro a contemplar los años
- ¿Qué fue de aquella frente, que de un gesto
- ¡Cuánta envidia te tengo, avara tierra
- Valle, que de mis quejas eres lleno
- Me alzó mi pensamiento adonde era
- Amor, que mi bonanza acompañaste
- Mientras que el corazón fue consumiendo
- Ánima bella, de aquel nudo suelta
- El sol que me mostró la vía pedestre
- Pensé mover las alas con gran maña
- Esa, por quien troqué por Sorga Arno
- De aquella maravilla alta y distinta
- Céfiro torna y el buen tiempo estrena
- El ruiseñor que de su canto baña
- Ni por sereno cielo ir vaga estrella
- Pasado el tiempo, ¡ay triste!, es ya que tanto
- Alma que, presagiando ya tus daños
- Toda mi tierna edad verde y florida
- Tiempo era ya de hallar a tanta guerra
- Tranquilo puerto Amor había mostrado
- Al caer de una planta, que arrancada
- Más veloz el vivir que ningún ciervo
- Siento la aura antigua y los collados
- ¿Es este el nido, en que la fénix mía
- Jamás podrán quedar mis ojos secos
- Estando un día solo a la ventana
- Amor, cuando esperanza
- Callar no puedo, y temo que ahora cante
- Ya tu poder, oh Muerte, has declarado
- La sombra y fresco olor que la aura mece
- En el postrero de mis dulces días
- ¡Ay día, ay hora, ay último momento!
- Creí de aquel mirar dulce y gallardo
- Solía de la fuente de mi vida
- Mi benigna fortuna y vivir ledo
- Marcha hasta el duro mármol, triste rima
- Si premio alguno honesto Amor merece
- Vi mujer entre mil de tales galas
- Pongo en mente, si no estaba ya en ella
- Aquel, que en el color y olor vencía
- Muerte, has dejado sin el sol el mundo
- Vi, por cuanto los ojos me abrió el cielo
- Oh dulce precïosa prenda amada
- Ay, ¿qué piedad, qué ángel fue tan presto
- Del manjar del que siempre Amor abunda
- Si aún pienso en la mirada turbadora
- Fue Amor quizás un tiempo dulce cosa
- Mal me arrastró y Amor do no debiera
- Todo ángel, toda alma bendecida
- Señora, que de Dios gozas contento
- De los más bellos ojos y del gesto
- A veces creo escuchar el mensajero
- Este nuestro caduco bien que tiene
- Dulces durezas, plácidos desvíos
- Alma bendita, que tan dulcemente
- Tierna avecilla que en tu canto sales
- Socorre, Amor, al genio acongojado
- Oh tiempo, oh cielo instable, que así huyendo
- Sagrada la aura mía en mi reposo
- Cualquier día parece ya mil años
- No puede hacer amargo el dulce gesto
- Cuando mi dulce y suave y fiel consuelo
- Citado mi señor dulce e impío
- A menudo me dice el fiel espejo
- Vuelan mis pensamientos tanto al cielo
- Muerte ha apagado el Sol que me cegaba
- Veintiún años me tuvo Amor ardiendo
- Llorando voy los tiempos ya pasados
- Virgen hermosa, que de sol tocada