Cancionero (Petrarca)/No habita al mar tanto animal el agua
No habita al mar tanto animal el agua,
ni arriba allá en el cerco de la luna
se ven tantas estrellas por la noche,
ni viven tantas aves por los bosques,
ni tuvo tanta hierba llano o campo,
cuantos son mis cuidados cada tarde.
Toda tarde la espero última tarde,
que separe esta tierra de este agua,
y me dejé dormir en algún campo;
pues nadie tanto afán bajo la Luna
nunca sufrió, y lo sabes estos bosques
que voy buscando solo día y noche.
Jamás pude gozar tranquila noche,
que suspirando fui mañana y tarde,
después que Amor me hizo morar los bosques.
Será, antes que repose, el mar sin agua
y el Sol tomará lumbre de la Luna,
y abril no esmaltará de flor el campo.
Consumiendo me voy de campo en campo,
pensoso el día, lloro por la noche;
no hallo estado, si no es el de Luna.
Y presto, cuando va a caer la tarde,
suspiro y por los ojos vierto agua
que baña hierbas y que arría bosques.
La ciudad es contraria, no los bosques,
a mis cuidados, que por alto campo
voy desfongado al murmurar el agua,
por el dulce silencio de la noche;
y así, el día todo espero que a la tarde
se vaya el sol y dé paso a la Luna.
Ojalá junto al amante de la Luna
me adurmiese quién sabe en cuáles bosques;
y ésta, que antes de tiempo trae la tarde,
con ella y con Amor en aquel campo
sola viniese a estar allí una noche,
y el Sol siempre quedase bajo el agua.
Sobre el agua, al reflejo de la Luna,
canción, hecha en la noche entre los bosques,
rico campo verás mañana tarde.