Cancionero (Petrarca)/Del manjar del que siempre Amor abunda
Del manjar del que siempre Amor abunda,
llanto y dolor, mi corazón sustento,
y a menudo, tembloso y macilento,
pienso en su llaga áspera y profunda.
Mas quien fue sin igual y sin segunda,
al lecho en que padezco este tormento
llega que apenas el mirarla intento,
y pía entre sus brazos me circunda.
Con la mano que tanto he deseado,
me enjuga el gesto, y con su hablar despierto
dulzura que mortal nunca ha probado.
«¿De qué sirve la ciencia al triste y yerto?
No llores más; que ya harto me has llorado:
así vivieses, como yo no he muerto.»