Cancionero (Petrarca)/No veo a qué refugio el alma arribe
No veo a qué refugio el alma arribe:
tan larga guerra de sus ojos siento
que ya temo, ¡ay!, que tal padecimiento
destruya el pecho que sin tregua vive.
Quisiera huir, pero tal luz concibe
el rayo que me alumbra el pensamiento,
que ya tras quince años que ahora cuento,
más ciega que el primero y más se exhibe;
y habita su retrato en toda parte,
pues no puedo volverme sin que vea
o aquella u otra lumbre que a par luce.
Sólo un laurel tal selva de luz crea,
donde a su antojo, con notable arte,
Amor, entre las ramas, me conduce.