Cancionero (Petrarca)/Tal temo de esos ojos el asalto
Tal temo de esos ojos el asalto,
donde muerte juntamente y amor crío,
que de ellos huyo, como vara el crío,
y tiempo hace que di ya el primer salto.
No habrá ya más un fatigoso o alto
collado que no escale mi albedrío,
por no hallar quien consume el humor mío
dejándome, cual suele, frío basalto.
Así que si volvíme a veros tarde,
el no volver a ver quien me destruye,
quizás al fin no indigna escusa era.
Y digo más: volver a quien se huye
y arrojar fuera miedo tan cobarde,
es prueba de lealtad, y no ligera.