Cancionero (Petrarca)/Mil veces ofrecí, enemiga mía
Mil veces ofrecí, enemiga mía,
por alcanzar la paz de esa mirada,
a vos el corazón, mas no os agrada
mirar tan bajo cosa a vos baldía.
Y si algo quizás otra de él ansía,
siente esperanza débil y engañada;
que, pues desdeña cuanto os desagrada,
no puede ser ya más como solía.
Si lo echo de mí hoy, y en vos no hubiera
para su exilio alivio, no sabría
ni solo estar, ni andar si otra lo llama;
y así el natural curso perdería,
que eso de entrambos grave culpa fuera,
y tanto más de vos, cuanto os más ama.