Cancionero (Petrarca)/Solía lejano en sueños consolarme
Solía lejano en sueños consolarme
mi dueño con su angélica figura;
en llanto y miedo hoy se transfigura
y ya ni de uno u otro sé guardarme;
que al ver su rostro creo figurarme
mezcladas la piedad y la amargura,
y oír voz con que al pecho le procura
que de gozo y de esperanza se desarme.
«¿No recuerdas la tarde última hermosa»
me dice «que dejé tus ojos rojos
y apremiada del tiempo fui a esconderme?
Ni tuve tiempo yo de hablar ni antojos;
hoy te lo digo por probada cosa:
no esperes en la tierra jamás verme».