Compendio de la filosofía: 77

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

CAPÍTULO XV. editar

Si el placer sea por sí mismo algun bien.


Aristóteles negó que el placer sea por sí mismo algun bien, y lo asemejó al deseo, el qual si es de cosa buena es bueno, si de mala es malo: á este modo el placer, si proviene de operacion buena es bueno, si de mala es malo, no siendo por sí mismo ni bueno, ni malo. Así discurria Aristóteles, á cuya opinion no podria yo agregarme, sino quando se inquiriese si el placer sea por sí mismo honesto, ó deshonesto; pues ciertamente por sí no es ni lo uno, ni lo otro, y solamente se dice honesto quando viene de operacion honesta, y deshonesto quando viene de operacion deshonesta.

Mas preguntándose si el placer sea por sí mismo algun bien, no se pregunta si él sea por sí mismo honesto; porque hay muchos bienes ademas de los honestos: la salud no tiene en sí, ni por sí honestidad alguna, y con todo ¿quien dirá que ella no sea un bien; y de la misma manera son tambien la belleza, la agilidad, la gracia, y otros dones, de los quales no hubiera querido Aristóteles componer la felicidad, si no los hubiera estimado por bienes. Verificándose, pues, que se hallan muchos bienes ademas de los honestos, podria el placer ser por sí mismo un bien, aunque por sí mismo no fuese honesto. Y que él sea así, yo procuraré probarlo, haya pensado Aristóteles lo que quiera.

Bien por sí mismo se dice, que es aquello que el hombre desea sin referirlo á otro fin, porque no refiriéndose á otro fin muestra que tiene en sí mismo la razon de ser deseado, y por tanto que por sí mismo es bien. Pues ahora, ¿á que fin se refiere el placer? Y queriendo alguno algun placer, ¿quien hay que le pregunte para que fin lo quiere? Luego parece que el placer sea por sí mismo un bien. Y á la verdad si se quitase al deleyte todo aquello que no es él, y reducido á la sencillísima forma del placer lo mostrase á los hombres, ¿qual seria tan insensato que no lo desease?

Y lo que mas me admiro es, que Aristóteles no fuese abiertamente de esta opinion, habiendo él mismo aducido una razon, que en la realidad le deberia haber inclinado á ella. Esta razon la propuso allá donde argumentando por el contrario, que el dolor es un mal, concluyó que el placer debia ser un bien; pues siendo el dolor, sin duda, por sí mismo un mal, podia igualmente argumentando por el contrario concluir, que el placer debiese ser por sí mismo un bien.

De esta forma de argüir se reia ciertamente Speusipo; é instando el argumento en otra materia, preguntó si la avaricia era algun mal; y habiéndole respondido que sí, preguntó de nuevo si la avaricia era contraria á la prodigalidad; y habiéndole respondido igualmente que lo era, concluyó arguyendo por el contrario: luego la prodigalidad será un bien. Speusipo realmente argüia muy agudamente; mas con todo eso no decia la verdad, ni debia tan de ligero instar el argumento de Aristóteles de la contrariedad del dolor y del placer, á la contrariedad de la avaricia y de la prodigalidad, siendo dos contrariedades tan diversas; porque la avaricia y la prodigalidad se oponen entre sí como dos extremos de una misma virtud; no así el dolor y el placer. Mas esto que lo vean otros.

Volviendo al propósito preguntarán algunos: si el placer es por sí mismo bueno ¿como es el que hay algunos placeres malos? que tales son en efecto los deshonestos. A lo que respondo, que los placeres deshonestos no son malos en quanto son placeres, sino en quanto son deshonestos, que es decir en quanto se juntan á una operacion, que no es conforme á las reglas de la honestidad; y por esto se dirá mala la operacion, y no el placer que la sigue; y por tanto el que aborrece la culpa, no la aborrece porque agrada (que esto seria una cosa irracional); mas la aborrece porque es culpa: así como el que ama la accion virtuosa, no la ama porque traiga incomodidad y fatiga (que esto seria fatuidad), sino que la ama porque es accion virtuosa, y sufre la incomodidad por el amor de la virtud.

Luego es el placer por sí mismo un bien, teniendo la forma y la naturaleza del bien en sí mismo; y de aquí es, que no sabemos imaginarnos ni algun hombre feliz, ni algun Dios, si no le llenamos de un grandísimo, é infinito placer. Por tanto bien pudo Aristóteles haber dexado su bella comparacion, quando asemejó el placer al deseo; porque el placer tiene en sí alguna razon de ser querido; mas el deseo no tiene ninguna; y la abundancia de los placeres hace al hombre feliz, mas la abundancia de los deseos no.


Dedicatoria - Advertencia de la traductora - La Filosofía Moral según la opinión de los peripatéticos
PARTE PRIMERA - De la felicidad: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX
PARTE 2º - De la virtud moral en general: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII
PARTE 3º - De las virtudes morales en particular: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII - XIII - XIV - XV
PARTE 4º - De las virtudes intelectuales: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII
PARTE 5º - De algunas cualidades del ánimo, que no son vicios ni virtudes.: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI: (- - - ) - XII: (- - - - ) - XIII: (- - - - - ) - XIV - XV - XVI - XVII - XVIII