Compendio de la filosofía: 55
CAPÍTULO VIII.
editar
Y no por esto digo que el querer bien á otro, porque á nosotros nos resulte bien, sea cosa ilícita; no siendo ilícito el buscar sus comodidades aun por este medio. Digo solamente que esta benevolencia no contiene verdadera amistad, y dirigiéndose á las comodidades propias, no es digna de alabanza alguna. Y de aquí es que aquel que quiere el bien del otro solamente por aquella ventaja que le resulta á sí mismo, no protesta esto nunca con libertad, y como que se avergüenza de semejante amistad. Hay muchos tambien que buscan todos los medios de aparentar que no tienen otro fin sino el bien del amigo; y en esto son verdaderamente falsos, embusteros, é injustos; y de esta casta son los usureros, que no pensando á otra cosa mas que á su ganancia, con todo quieren dar á entender que hacen favor á otros, y quieren que les den gracias por las usuras.
Y aunque esta amistad, que tiene por fin la utilidad propia, no sea por sí misma deshonesta, son dignos sin embargo de gran desprecio aquellos que buscan solamente esta, y desprecian todas las otras amistades; porque aunque no sean injustos en buscar las amistades útiles, lo son en despreciar las amistades virtuosas. Tales son por lo comun los traficantes, y los cortesanos, y todos aquellos que en qualquier asunto ponen siempre la mira al acrecentamiento de sus fortunas.
Pero si un amigo quiere bien á otro, movido, é inducido de la propia utilidad, mas de tal suerte que esta utilidad no sea el fin de la benevolencia, sino solamente el motivo, no hay duda alguna en que será muy honesta aquella amistad, siendo cosa muy justa el querer bien á aquellos que nos sirven de ayuda y provecho. ¿Y quien será el que no alabe al pupilo, si es que quiere bien al tutor, que le administra y gobierna sus cosas, y al escolar, si quiere bien al Preceptor que le enseña? Sin embargo de que el pupilo y el discípulo se mueven por su propia utilidad á querer bien, el uno al tutor, y el otro al maestro. Y es evidente que no debe cesar esta amistad, aunque se acabe la utilidad, siendo cosa muy justa el querer bien no solamente á los que nos sirven de presente, sino tambien á los que nos sirvieron en algun tiempo.