Compendio de la filosofía: 39

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

CAPÍTULO XV. editar

De las culpas, y de los vicios.


Habiendo hablado de las acciones virtuosas, y de las virtudes, es razon que tratemos tambien de las culpas y de los vicios. Digamos, pues, alguna cosa con brevedad. Es de advertir, que la honestidad nos prescribe y ordena algunas acciones; pero otras no las prescribe, sino que solamente las propone, y como que las recomienda. Aquellas estamos obligados á practicarlas; pero estas no; aunque tambien sería bueno el hacerlas. Por esto sería bueno, y conforme á lo honesto el abstenerse del vino por mayor templanza; mas ninguna obligacion nos estrecha á ello. Por el contrario, todos están obligados á moderar la ira, y á conservar la fe.

El contravenir á lo prescripto, y al órden de la honestidad es culpa, la qual se puede definir: accion discorde de lo honesto. El vicio no es otra cosa que un hábito de cometer culpas, el qual se podria dividir de muchas maneras segun la variedad de las culpas, al modo que se dividen las virtudes conforme á la variedad de las acciones virtuosas. Mas nosotros dexarémos que otros hagan las divisiones de dicho hábito, segun les pareciere.

La culpa tiene algunas propiedades, que son dignas de consideracion. En primer lugar hace culpable al que la comete; esto es, deforme, imperfecto y diverso de lo que deberia ser: ademas le hace digno de ser vituperado y castigado. No es necesario preguntar en qué consista dicha deformidad; porque consista en lo que se quiera, lo cierto es que al que ha hecho un robo todos le tienen por reo y digno de castigo; y el reputarlo así es lo mismo que tenerle por feo, y deforme, y muy diferente de lo que deberia ser.

Semejante deformidad y crimen permanece en el culpado, aunque pase la accion de la culpa; porque aunque quando uno ha muerto ayer v. g. á un compañero, ya aquella accion no exista, existe sin embargo en quien la hizo el delito de haberla hecho: ni sirve para quitar la culpa algun acto que él haga, ó arrepintiéndose de lo que cometió, ó haciendo otra cosa; pues por mas que se arrepienta el ladron, y restituya lo que ha robado, él sin embargo es tenido todavía por ladron, y es culpable de aquel hurto que hizo, y tiene el crimen sobre sí, y no puede de ninguna manera decirse inocente y justo, y es digno de aquel castigo que está impuesto por las leyes al latrocinio. Bien sé yo que la Filosofía christiana ha enseñado los medios por donde pueda justificarse; esto es, hacerse justo un culpable; mas la Filosofía natural, á lo que yo sepa, no nos manifiesta medio alguno.

Se disputó entre los Estoicos, y otros Filósofos sobre si una culpa podia ser mayor que otra: los Estoicos decian, que todas las culpas eran iguales, lo que negaban los Peripatéticos, quizá fundados en esta razon. No siendo la culpa otra cosa que una accion mala en quanto es disconforme á lo honesto, aquella será culpa mayor que sea mas discorde de lo honesto, y menor la que no sea tanto. Esto supuesto, puede muy bien una accion discordar mas de lo honesto que otra; y de consiguiente podrá una culpa decirse mayor que otra. Y á la verdad, ¿quien negará que si dos acciones discordan de lo honesto, la una en todas sus circunstancias, y la otra en una sola, no sea aquella mas disconforme que esta? Como por exemplo, el engañar baxo de juramento á una persona amiga, y en cosa grave, ciertamente es mas discordante de lo honesto, que no el engañar en cosa leve, y sin juramento á un extraño; porque esto discorda de lo honesto solamente en quanto es engaño, y lo otro en todas sus circunstancias. ¿Y quien no ve que dista mas de lo honesto el matar á su padre, que el robar dos escudos al vecino? Y en efecto, así como vemos naturalmente que la honestidad nos prescribe muchas cosas, así tambien naturalmente entendemos, que algunas se nos mandan con mayor rigor; y por decirlo así con mayor imperio y autoridad, y otras con menos; y por consiguiente conocemos que es mayor culpa contravenir á aquellas que á estas.

Sería muy útil á los Oradores, y á los Poetas, especialmente á los cómicos, tener una coleccion de las notas y señales mas visibles de cada vicio, para poder, recurriendo á ella, pintar en pocos rasgos quando uno y quando otro, sin tener necesidad de tantas palabras, las quales por lo comun de nada sirven, si no se tocan aquellas notas mas principales. Seria tambien conducente hacer una coleccion de las señales de cada virtud, y de cada afecto. Aristóteles señaló algunas en la Retórica, y en la Moral, y los caractéres de Teofrasto nos demuestran muchas. Mas en un compendio no podemos comprehenderlo todo.


FIN DE LA TERCERA PARTE.


Dedicatoria - Advertencia de la traductora - La Filosofía Moral según la opinión de los peripatéticos
PARTE PRIMERA - De la felicidad: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX
PARTE 2º - De la virtud moral en general: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII
PARTE 3º - De las virtudes morales en particular: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII - XIII - XIV - XV
PARTE 4º - De las virtudes intelectuales: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII
PARTE 5º - De algunas cualidades del ánimo, que no son vicios ni virtudes.: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI: (- - - ) - XII: (- - - - ) - XIII: (- - - - - ) - XIV - XV - XVI - XVII - XVIII