Compendio de la filosofía: 29
CAPÍTULO V.
editar
Cae en el extremo de la Liberalidad por exceso aquel que da mas de lo que conviene, y por defecto el que da menos de lo conveniente. El primero de estos extremos suele llamarse por un cierto uso prodigalidad; aunque tambien se llama pródigo las mas de las veces aquel que disipa sus facultades, sin embargo de que no dé nada á otros, pudiendo en verdad disiparlas, ó en comilonas, ó en el juego, ó de otro modo. Al otro extremo llaman muchos avaricia, y tal vez Aristóteles le llamó mejor ...... [1] El avaro cae ciertamente en este extremo; mas sin embargo puede uno caer en este extremo, y todavía no llamarse avaro; y sucedería en uno v. gr. que siendo muy miserable en dar, gastarse sin juicio, y consumiese toda su hacienda en pasatiempos: este no se diria avariento; y no obstante faltaría á la Liberalidad, faltando en dar quanto conviene.
Por tanto puede muy bien el que es pródigo no cometer exceso en la Liberalidad, y el que falta en la Liberalidad no ser siempre avariento. De donde aparece, como tambien verémos en otra parte, quanta confusion haya en los nombres populares, y quanta necesidad tengan de estudiar bien la naturaleza de las virtudes todos aquellos que tienen que hablar de ellas al pueblo, para no confundir las cosas, estando los nombres tan confusos. Mas nosotros dexarémos que provean otros á esta necesidad, haciendo un tratado particular de cada una de las virtudes; y entretanto, volviendo á nuestro propósito, hablemos brevemente acerca de la Magnificencia.
- ↑ Palabra griega.