Compendio de la filosofía: 56

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

CAPÍTULO IX. editar

De la amistad que nace del placer.


De la amistad que nace del placer se pueden decir casi las mismas cosas; porque si el placer es el fin de la benevolencia, como si uno quiere bien á otro, no porque este tenga algun bien, sino por sacar de esto algun placer para sí mismo, esta no será verdadera amistad; porque aquel que quiere bien de este modo, mas bien se quiere á sí mismo, que al amigo. Ni por esto será una cosa injusta, no siendo injusto el querer bien á uno porque nos resulte algun placer á nosotros, á no ser que el placer no fuese honesto. ¿Y quien dirá que no es cosa honesta el desear la salud al danzador por tener el placer de verle danzar?

Mas si el placer es motivo de la benevolencia, y no fin, como quando queremos bien á uno, porque poniendo él todo su cuidado en agradarnos, parece conveniente que nosotros pongamos tambien por nuestra parte algun cuidado para su bien; la amistad en este caso es sin duda alguna muy honesta, siendo cosa razonable el querer bien á aquellos, que procurándonos algun deleyte, nos hacen la vida ménos molesta; y quando aquel deleyte ocasionado fuese ilícito, no seria por esto ilícito el desear, querer y procurar el bien de aquel que le causó, pudiendo muy bien abominarse el placer, y procurar con todo el bien de aquella persona, que quiso delinquir por divertirnos.

Y á estas agradables y gustosas amistades se reducen las de los enamorados, los quales en quanto aman no son amigos, sino que se van haciendo; porque la declaracion del amor siempre va junta con la declaracion de la benevolencia; y de aquí nace la amistad, la qual por sí misma y por su naturaleza seria buena, aun quando el amor no lo fuese. Porque si el jóven quiere el bien de su amada, y del mismo modo esta quiere el bien de su amante, deseándole honores, riquezas y ciencia, que es en lo que consiste la benevolencia, no hay en esto mal ninguno; mas si el uno quiere sacar del otro su propio placer, que es lo que proviene del amor, puede en esto haber algun mal, y lo hay, si el placer es malo.

Aquellos que en sus amistades buscan solamente la utilidad, como ya hemos demostrado, se apartan de la verdadera amistad, y del mismo modo aquellos que no miran mas que al placer. Mas sin embargo hay esta diferencia, que aquel que busca la utilidad, no suele buscar alguna qualidad laudable en la persona que ama, contentándose con que ella le sea útil; quando aquel que pone la mira en el placer, suele buscar en la persona que ama las qualidades laudables, como la belleza, la gracia, la cortesía; como se ve en los enamorados, los quales no amarian la persona que aman, si no les pareciese bella, garvosa, bien educada, y digna de su amor; y por tanto se apartan ménos de la razon y de la honestidad. Mas no por esto dexarán todos de pecar, quando se propasen al exceso; pero los que siguen la utilidad pecan mas vilmente, y los enamorados pecan mas caballerosamente; mas siempre pecan.


Dedicatoria - Advertencia de la traductora - La Filosofía Moral según la opinión de los peripatéticos
PARTE PRIMERA - De la felicidad: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX
PARTE 2º - De la virtud moral en general: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII
PARTE 3º - De las virtudes morales en particular: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII - XIII - XIV - XV
PARTE 4º - De las virtudes intelectuales: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII
PARTE 5º - De algunas cualidades del ánimo, que no son vicios ni virtudes.: I - II - III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI: (- - - ) - XII: (- - - - ) - XIII: (- - - - - ) - XIV - XV - XVI - XVII - XVIII