Compendio de la filosofía: 36
CAPÍTULO XII.
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Nosotros llamarémos Jovialidad aquella virtud que Aristóteles llamó ...... [1], y consiste en tener gracia para alegrar las compañías con la dulzura, suavidad del trato, discursos festivos, y chistes oportunos, lo que haciéndose con decencia y moderadamente, y segun conviene á las personas con quienes se habla, y al lugar, y al tiempo, y á todas las circunstancias, es virtud moral.
Pero si uno excede en esto, incurre en un vicio que podríamos llamar bufonería, ó chocarrería: como aquellos que por hacer reír usan vocablos obscenos, de chanzas groseras, y se envilecen á sí mismos, contando cosas indecentes y torpes. En este vicio caen particularmente los Cómicos, y los Poetas Italianos, entre los quales no ha faltado quien se haya ocupado en hacer la alabanza del orinal. Y á este modo son tambien muy culpables todos los que se burlan sacrilegamente, y con poca reverencia de la Religion, y de las cosas sagradas.
El otro extremo de la Jovialidad se halla en aquellos que son mas escasos de lo que conviene en el uso de las chanzas. Y en algunos verdaderamente se debe reprehender una cierta rusticidad de ánimo, que podrian enmendar, y no quieren; pero en los mas se encuentra este defecto, no tanto por vicio de educacion, como por naturaleza; porque se requiere particular talento y tino para encontrar los chistes acomodados al tiempo y á la ocasion; y quando no provee de chistes la naturaleza, ó de un buen humor para usar de ellos, el querer hacer del gracioso solo sirve para hacerse fastidioso y molesto á todos. Por tanto así como la magnificencia no se halla sino en los ricos, así el chiste y Jovialidad, no se encuentra sino en los ingeniosos. Y por esto del mismo modo que haria mal el pobre en querer ostentar magnificencia; haria mal el que quisiese ser festivo y placentero, no teniendo ingenio, ó natural disposicion para ello.
- ↑ Palabra griega.