Compendio de la filosofía: 15
CAPÍTULO III.
editarEn primer lugar es necesario que la accion virtuosa se haga con libre voluntad; pues las cosas que se mueven no por voluntad libre, sino por otro principio, aunque hagan una accion buena, no por esto se dirá que hacen una obra virtuosa; y á la verdad no llamarémos virtuosa á una planta, la qual florezca por sí, aunque floreciendo haga lo que debe; porque no lo hace con voluntad libre. Es, pues, indispensable, que la accion se haga libremente; porque jamas se dice accion virtuosa la que uno hace obligado de la necesidad. Pero de la accion voluntaria y libre hablarémos separadamente en los dos capítulos que se siguen.
Se requiere en segundo lugar, que la accion virtuosa tenga por fin la honestidad; y no siendo así no podria ni aun decirse hecha segun lo honesto; porque aquel que hace una accion honesta por otra parte, mas no con el fin de obrar honestamente, ántes bien mirando solo y atendiendo á su comodidad, parece ciertamente que acomoda mas presto la obra á su provecho, que á lo honesto, y que no tanto busca la honestidad, como su conveniencia.
En tercer lugar la accion virtuosa se debe hacer con firmeza de ánimo y constancia: esto quiere decir, que el que la hace, debe estar dispuesto á executarla siempre que la razon lo pida. Por tanto no se reputará accion muy virtuosa la de aquel que paga la deuda que es pequeña, pero dispuesto á no pagarla si fuese mayor; porque este tal manifiesta bien á las claras el no querer incomodarse mucho por la honestidad; y si él la ama, le falta sin duda aquella firmeza, que en el amor se requiere.
No hay duda alguna en que la accion virtuosa es digna de alabanza y de aprobacion, y le adquiere algun mérito á quien la executa, y hace que le esté bien, si bien le acontece. Y esta verdad es tan clara y manifiesta por sí misma, que puede tener lugar entre los principios. Otras propiedades se señalan á la accion virtuosa, de las que tratarémos despues. Hablemos ahora de la accion voluntaria.