Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.
VERDAD.

Si á los oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda sin los vestidos de la lisonja otros siglos correrian, otras edades serian tenidas por mas de hierro que la nuestra, que entiendo que de las que ahora se usan es la dorada. La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.


Procura descubrir a verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos é importunidades del pobre. [1]
  1. He aqui como se esplica acerca de la verdad uno de los mas célebres oradores sagrados que ilustraron el brillante siglo de Luis XIV: «Sobre todo hacen los grandes pública profesion de aborrecer la verdad, porque por lo comun les hace á ellos propios aborrecibles. Danla siempre los epitetos odiosos de imprudencia y de temeridad, porque sola la adulacion usurpa para con ellos el nombre glorioso de la verdad: demasiado felices serian en lo depravado del siglo en que vivimos en encontrar, no hombres que se atreviesen a decírsela, sino en que ellos la llegasen á conocer, á no ser para despreciarla, y para no creerse superiores a la verdad porque se ven en mayor elevacion que los que se la anuncian.»
    Con este bello pensamiento tiene mucha analogia otro mas corto y no menos espresivo de un escritor frances eclesiástico de nuestros dias. "¿Qué es la verdad? pregunto á Jesus el presidente romano, y se apartó de él sin aguardar la respuesta." Este breve rasgo pinta muy bien la poca voluntad de los poderosos para escuchar la verdad, aun cuando manifiesten aparente deseo de oirla.