Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

HIDALGAS.

Con estas tales señoras me entierren á mí, y no las hidalgas que en este pueblo se usan, que piensan que por aer hidalgas no las ha de tocar el viento, y van á la iglesia con tanta fantasía como si fuesen las mesmas reinas, que no parece sino que tienen á deshonra el mirar á una labradora. [1]

  1. La vanidad de las hidalgas de los pueblos ha egercitado repetidas veces la chistosa sátira de los ingenios. Moratin las ridiculiza tambien en el Baron con el donaire propio suyo.