Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

SUEÑO.

Sea moderado tu sueño, que el que no madruga con el sol, no goza del dia: y advierte, oh Sancho, que la diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza su contraria jamás llegó al término que pide un buen deseo.


Bien haya el que inventó el sueño, capa que cubre todos los humanos pensamientos, manjar que quita la hambre, agua que ahuyenta la sed, fuego que calienta el frio, frio que templa el ardor, y finalmente moneda general con que todas las cosas se compran, balanza y peso que iguala al pastor con el rey, y al simple con el discreto. Solo una cosa tiene mala el sueño, segun he oido decir, y es que se parece á la muerte, pues de un dormido á un muerto hay muy poca diferencia. [1]
  1. Una de las funciones mas admirables de la vida tanto en la parte física como en la moral es el sueño, y su uso moderado es tan indispensable como el alimento. El modo suave con que se apodera de nuestras facultades es admirable. En primer lugar se entorpecen y desmayan los sentidos, resultando que no recibiendo ya las impresiones esteriores, se disminuye la atencion, se turba la memoria, y faltan del todo las Ideas y pensamientos. El hombre en este primer grado del sueño sabe que duerme; pero en el segundo ya pierde este conocimiento reflejo de sí mismo, que depende del ejercicio de la memoria y demas actos del entendimiento. Entra la laxitud y falta de resistencia de los músculos, cuyos efectos se notan distintamente en los que duermen sentados. Los ojos pestañean, se abren y cierran por si mismos, se bajan los párpados y la cabeza vacila y se cae hácia delante. Por mas que se procure mantenerla firme, ya no hay fuerzas para levantarla; la barba descansa en el pecho, y se sigue durmiendo tranquilamente. En tanto que la cabeza vacila de un lado á otro, no estan todavia relajados todos los músculos; pero lo quedan poco despues. En llegando á ser el sueño profundo se paran todas las funciones voluntarias ó animales; pero las naturales ó vitales se egercen muy despacio, aunque con menos fuerza. Esta es la tercera mudanza que obra el sueño. Durante él la coccion de los humores y la formacion del quilo es menos eficaz. En la vigilia los movimientos naturales se turban alguna vez por los movimientos voluntarios, y la velocidad de los fluidos se aumenta en todos los vasos. La sangre se distribuye entonces con mas igualdad y proporcion en todas las partes del cuerpo: la circulacion es en ellas muy rápida porque estan en movimiento continuo y ofrece materia á los órganos secretorios para sus usos. Un dulce sueño restablece en todas partes el equilibrio, los vasos se abren con igualdad, los líquidos corren uniformemente, el calor se conserva en el mismo grado, y en una palabra, nada se pierde y todo va y se dirige á la actividad de la máquina. De aquí resulta que despues de un buen sueño se encuentra uno descansado, fresco, vigoroso y agil.
    He aqui los beneficios de esta funcion de la naturaleza en lo relativo á la parte física, bosquejados segun el sabio Sturm; pero ¿acaso son menores los que produce en la parte moral? ¡Cuantas veces el desgraciado luchando todo el dia con el rigor de la sueite, se entrega al sueño, como al único remedio de sus males, y el que cuando menos da treguas á su dolor!
    ¡Cuantas veces, mas descansado sa espíritu al despertar, y menos perturbada su imaginacion, se encuentra con nuevas fuerzas que le ayudan á procurarse nuevos recursos para alivio de su situacion! Digan tambien los beneficios del sueño los enfermos que despues de largos sufrimientos le reconocen por la mas eficaz medicina. El sueño en fin iguala á todos los hombres, y como imagen de la muerte, domina asi en los alcázares como en las chozas, y al paso que consuela al mas humilde de los mortales, se burla de la vanidad de los poderosos, encadenando á todos indistintamente.