Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

NACIONES (diferentes). editar

Aqui estan los que beben las dulces aguas del famoso Janto, los montuosos que pisan los masílicos campos, los que criban el finísimo y menudo oro en la felice Arabia, los que gozan las famosas y frescas riberas del claro Termodonte, los que sangran por muchas y diversas vias al dorado Pactolo, los numidas dudosos en sus promesas, los persas en arcos y flechas famosos, los partos, los medos que pelean huyendo, los arabes de mudables casas, los scitas tan crueles como blancos, los etiopes de horadados labios, y otras infinitas naciones cuyos rostros conozco y veo, aunque de los nombres no me acuerdo. En este otro escuadron vienen los que beben las corrientes cristalinas del olivífero Betis, los que tersan y pulen sus rostros con el licor del siempre rico y dorado Tajo, los que gozan las provechosas aguas del divino Genil, los que pisan los tartesios campos de pastos abundantes, los que se alegran en los elíseos jerezanos prados, los manchegos ricos y coronados de rubias espigas, los de hierro vestidos, reliquias antiguas de la sangre goda, los que en Pisuerga se bañan, famoso por la mansedumbre de su corriente, los que su ganado apacientan en las estendidas dehesas del tortuoso guadiana, celebrado por su escondido curso, los que tiemblan con el frio del silvoso Pirineo y con los blancos copos del levantado Apenino: finalmente, cuantos toda la Europa en sí consiente y encierra. [1]
  1. Este elocuente trozo recuerda la reseña de los guerreros de Eneas en la Eneida.