Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

PATRIA.

Do quiera que estamos lloramos por España, que en fin nacimos en ella, y es nuestra patria natural: en ninguna parte hallamos el acogimiento que nuestra desventura desea; y en Berberia y en todas las partes de Africa, donde esperábamos ser recibidos, acogidos y regalados, allí es donde nos ofenden y maltratan. No hemos conocido el bien hasta que le hemos perdido; y es el deseo tan grande que casi todos tenemos de volver á España, que los mas de aquellos, y son muchos, que saben la lengua como yo, se vuelven á ella, y dejan allá sus mugeres y sus hijos desamparados: tanto es el amor que la tienen; y ahora conozco y esperimento lo que suele decirse que es dulce el amor de la patria. [1]

  1. En vano se pretende borrar este afecto impreso en nuestro corazon por la sabia mano de la naturaleza, substituyéndole un cosmopolitismo filosófico. En buen hora estendamos nuestra benevolencia á todos los humanos; en buen hora nos interesemos por la felicidad general; pero ¿como desentendemos de no dar el primer lugar a los que nacieron ó se educaron en el país donde cada uno ha nacido y se ha educado? Meta cada cual la mano en su pecho, pase revista á su vida y particularmente á sus tiernos años y vea si en la patria no tienen el influjo, el atractivo mas poderoso los objetos mas insignificantes. Un arbol, una ave, el ladrido de un peno por la noche, todo cuanto nos afecta en aquella feliz edad, queda como patrimonio nuestro; y se ve que el amor patrio no es un convenio social; es una de las leyes inefables de la naturaleza.