Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

POBREZA.

¡Oh pobreza, pobreza! no sé yo con qué razon se movió aquel gran poeta cordobés á llamarte dádiva santa desagradecida.


Ha de tener mucho de Dios el que se viniese á contentar con ser pobre, sino es de aquel modo de pobreza de quien dice uno de sus mayores santos: tened todas las cosas como si no las tuviesedes, y á esto llaman pobreza de espíritu; pero tu segunda pobreza (que eres de la que yo hablo) ¿porqué quieres estrellarte con los hidalgos y bien nacidos mas que con la otra, gente?


Hizo y creó un alguacil de pobres, no para que los persiguiese, sino para que los examinase si lo eran, porque á la sombra de la manquedad fingida y de la llaga falsa andan los brazos ladrones y la salud borracha.