Granada. Poema oriental: 23
II
editarSu vida y su vigor recobró al punto
Libre de Aly-Mazer de la presencia,
Y al misterioso escrito echó Zoraya
Una mirada de pavura llena.
Criada desde niña entre los Arabes,
De la superstición de su creencia
Es víctima su espíritu, y con miedo
De él contempló las misteriosas letras.
El escrito es su horóscopo: los datos
De la consultación que le encabeza,
De su país, su raza y nacimiento
Son los nombres esactos y las fechas.
Un confuso dibujo cabalístico
Marca la conjunción de los planetas
Que, desde el punto en que nació, su vida
Dominan con su mágica influencia;
Y bajo el doble nombre entrelazado
Que entre Cristianos y Arabes conserva,
Esplicando sus cálculos y signos
Se leía en arábigo esta letra:
«Cinco años será Cristiana,
Veinticinco será Mora,
Diez esclava y diez sultana:
Mas su estrella protectora
Va á apagar antes de un hora
Otra estrella soberana. —
Ni Española ni Africana,
Ni de raza engendradora,
Morirá en tierra cristiana
Ni cautiva ni señora;
Odiada como tirana,
Oculta como traidora.»
Fijos aún los espantados ojos
En el fatal pronóstico, y apenas
Con tiempo de ocultarle, en la otra cámara
Oyó los pasos del Wazir Ben-Egas.
Dominó su emoción, dio á su semblante
Su espresión ordinaria, y de la puerta
Al dintel el Wazir apareciendo,
Diálogo se entabló de esta manera:
ZORAYA. | ¡Por Aláh, que impaciente te aguardaba!
|
EL WAZIR. | Detúvome Muley más que quisiera Mi impaciencia también. |
ZORAYA. | ¿Partió?
|
EL WAZIR. | Va lejos, Sultana. |
ZORAYA. | ¿Y la ciudad?
|
EL WAZIR. | Tranquila queda.
|
ZORAYA. | Del callado albaycin la misteriosa Oscuridad algún secreto encierra. |
EL WAZIR. | El que todos los barrios: por Alhama Lloran con profundísima tristeza, |
ZORAYA. | ¿Y la sultana? ¿Y Abdilá? ¿Qué órdenes Con respecto á los dos Muley te deja? |
EL WAZIR. | ¡El infierno sin duda les protege!
|
ZORAYA. | Acaba de una vez: habla.
|
EL WAZIR. | Funestas Nuevas de ellos te traigo. El rey no quiso |
ZORAYA. | ¡Maldita sea Mi confianza en ti! Siempre he temido |
EL WAZIR. | Es imposible: Todo se ignora aún. |
ZORAYA. | Pero ¿y la fuerza De tu ley? ¿No eres tú juez de la Alhambra? |
EL WAZIR. | Muley prohibe que se emplee en ella Mi autoridad, y manda que en su alcázar |
ZORAYA. | ¿Aixa libre en la Alhambra?
|
EL WAZIR. | Sí.
|
ZORAYA. | ¿Acotada Tu autoridad? |
EL WAZIR. | Prohibe que la ejerza Contra ella. |
ZORAYA. | Wazir, te estás mofando.
|
EL WAZIR. | No lo permita Aláh. Del rey la letra Conoces: lee sus órdenes escritas |
ZORAYA. | ¡Oh! la mia se pierde en tal misterio.
|
EL WAZIR. | Pero tal vez la mia le penetra. He interrogado á Zil, á los esclavos |
ZORAYA. | Bien dices: vuela, Wazir Abú-l'Kasin, vuela á esa torre, |
EL WAZIR. | Modera Tu cólera, sultana: todavía |
ZORAYA. | Me desesperas, Abú-l'Kasin con tu prudencia imbécil. |
EL WAZIR. | Tú deliras, Zoraya, eso seria en ancha hoguera |
La Zoraya, cediendo á las razones
Del prudente Wazir, aunque la pesa,
Dejó el mirab y, en el espeso velo
Embozada la faz, siguió sus huellas.
De la torre del agua en el postigo
Una escolta leal halló dispuesta,
Y al fuerte de los régios Alijares
La condujo el Wazir en las tinieblas.
Mas en el punto de partir, del muro
Donde la torre apoya á las almenas.
Una muger que se asomó espiaba
La ruta por do van. Era la reina.