Purgatorio/1 (DFV)

Nota: En esta transcripción se ha mantenido la ortografía original.

Purgatorio.

Es muy singular que se hayan reunido las iglesias protestantes para cargar á los frailes con la invencion del purgatorio. Es muy cierto que los frailes han inventado el arte de atrapar el dinero á los vivos rogando á Dios por los muertos; pero antes que todos los frailes ya habia purgatorio.

Lo que puede haber inducido en error á los doctos es que el papa Juan XVI fué el que instituyó la fiesta de los difuntos hácia mediados del siglo X, segun dicen. De esto solo infiero yo que se rezaba por ellos anteriormente: porque cuando se rezó por todos, es de creer que ántes se habia rezado por algunos; de la misma manera que no se inventó la fiesta de Todos Santos hasta mucho tiempo despues de haber celebrado á muchos bienaventurados. La diferencia entre la fiesta de los Santos y la de los Finados consiste en que en la primera invocamos nosotros, y somos invocados en la segunda: en la primera nos recomendamos á los bienaventurados, y en la segunda se recomiendan á nosotros los malaventurados.

Las gentes mas ignorantes saben como esta fiesta fué instituida primeramente en Cluni, que entónces era territorio del imperio de Alemania. Pero es menester repetir: que "San Odilon abad de Cluni acostumbraba librar muchas almas del purgatorio por sus misas y por sus oraciones; y que un caballero ó un fraile que venia de la Tierra Santa, fué arrojado por una tempestad en una isla, donde encontró un hermitaño, el cual le dijo: que allí cerca habia unas grandes llamas y terribles incendios, donde eran atormentados los muertos; y que él oia frecuentemente á los diablos quejarse de que el abad Odilon y sus monjes libraban todos los dias algun alma: que era menester supilcar á Odilon qne continuara para aumentar la alegria de los bienaventurados, y el dolor de los diablos del infierno."

Asi refiere la cosa el padre Girardo jesuita en su Flos Sanctatorum, [1] segun Rivadeneira. Fleury difiere un poco de esta leyenda, pero ha conservado lo escencial de ella.

Esta revelacion empeñó al abad Odilon á instituir en Cluni la fiesta de los Finados, que despues fue adoptada por la Iglesia.

Desde este tiempo ha valido tanto dinero el purgatorio á los que tienen el poder de abrir sus puertas. En virtud de este poder consiguió la libertad de un alma de sus abuelos escomulgada ese rey de Inglaterra, grande hacendado, por sobrenombre Juan sin tierra, que se declaró hombre ligio del papa Inocencio III, y que le sometió su reino: pro mortuo excommunicato pro quo supplicant consanguinei.

La cancilleria romana tuvo tambien su tarifa para la absolucion de los muertos; y hubo muchos altares privilegiados, donde cada misa que se decia en el siglo XIV por seis maravedises, libraba un alma. En vano representaban los hereges que los apóstoles habian tenido á la verdad el derecho de desatar todo lo que estaba atado en la tierra; pero no debajo de la tierra: se les perseguia como unos malvados que negaban el poder de las llaves. En efecto, es digno de observarse que cuando el papa tiene á bien perdonarnos quinientos ó seiscientos años de purgatorio, nos hace esta gracia por la plenitud de su poder: pro potestate á Deo accepta concedit.


  1. Tom. 11, p. 445