Pretensiones (DFV)
Pretensiones.
No hay en nuestra Europa un solo príncipe que no se titule soberano de un pais poseido por otro. Esta manía política es desconocida en lo demas del mundo: jamas el rey de Boutan se ha llamado emperador de la China, ni el conteish tártaro ha tomado el título de rey de Egipto.
Las pretensiones mas hermosas han sido siempre las de los papas: dos llaves en aspa los ponian visiblemente en posesion del reino de los cielos: ellos ataban y desataban todo sobre la tierra; y esta atadura los hacia señores del continente; y las redes de san Pedro les daban el dominio de los mares.
Muchos sabios teólogos han creido que estos dioses disminuyeron por sí mismos algunos artículos de sus pretensiones, cuando fueron vivamente atacados por los titanes, llamados luteranos, anglicanos, calvinistas, &c. Es muy cierto que muchos de ellos se hicieron mas modestos, y que su corte celestial tuvo mas decencia; pero sin embargo se han renovado sus pretensiones en toda ocasion. No quiero por prueba mas que la conducta de Aldobrandino, Clemente VIII, con el gran Henrique IV, cuando fué necesario darle una absolucion, que no le servia para nada, porque estaba absuelto por los obispos de su reino, y por que estaba victorioso.
Aldobrandino resistió al principio durante todo un año, y no quiso reconocer al duque de Nevers por embajador de Francia: pero al fin consintió en abrir la puerta del reino de los cielos á Henrique, con las condiciones siguientes:
1°. Que Henrique pedirá perdon por haberse hecho abrir por los subporteros, tales como los obispos, en lugar de haberse dirijido al portero mayor.
2°. Que se confesará destituido del trono de Francia hasta que Aldobrandino lo rehabilite por la plenitud de su poder.
3°. Que se hará consagrar y coronar una segunda vez, siendo nula la primera, porque habia sido hecha sin órden espresa de Aldobrandino.
4°. Que echaria de su reino á todos los protestantes: lo que no era ni honrado, ni posible. La rosa no era honrada, porque los protestantes habian prodigado su sangre para hacerlo rey de Francia; y no era posible, porque estos disidentes eran como unos dos millones.
5°. Que haria al instante la guerra al gran Turco; lo que no era ni mas honrado ni mas posible; pues que el gran Turco lo habia reconocido rey en el tiempo en que Roma no lo reconocia, y Henrique no tenia ni tropas, ni dinero, ni armada para ir á hacer la guerra como un loco á su aliado el gran Turco.
6°. Que recibiria tendido á la larga sobre el vientre la absolucion de monseñor el legado, segun la forma ordinaria; es decir, que seria azotado por monseñor el legado.
7°. Que llamaria los jesuitas, echados de su reino por el parlamento por el asesinato cometido en la persona de Juan Chatel, su estudiante.
Omito otras pretensiones menores. Henrique hizo moderar muchas de ellas; y en especial obtuvo con mucho trabajo, que seria azotado por procurador y por la propia mano de Aldobrandino.
Tú me dirás, que su santidad era instigado á exijir todas estas condiciones tan estravagantes por el viejo demonio del mediodia, Felipe II, que tenia en Roma mas poder que el papa. Y compararás á Aldobrandino con un soldado cobarde que su coronel conduce á palos á la trinchera.
Te responderé que en efecto Clemente VIII temia á Felipe II; pero que no por esto era ménos afecto á los derechos de su tiara: y que era un placer tan grande para el nieto de un banquero el dar azotes á un rey de Francia, que por nada del mundo se hubiera dispensado de ello Aldobrandino.
Me replicarás que si en el dia quisiera un papa reclamar semejantes pretensiones; si quisiera dar azotes al rey de Francia, ó al de España, ó al de Ñápoles, ó al duque de Parma, porque han echado á los reverendos padres jesuitas, se espondria á ser tatado, como lo fué Clemente VII por Carlos V, y á sufrir mucho mayores humillaciones; que es indispensable sacrificar las pretensiones á la utilidad; que se debe ceder al torrente del tiempo; y que el xerif de la Meca debe proclamar á Ali-beg rey de Egipto, si es victorioso y fuerte. Yo te responderé, que tienes mucha razon.