Profecías/2 (DFV)
Profecías. Sección II.
Todavía hay profetas: en 1723 teniamos dos en Bicetra, y uno y otro decian que eran Elías. Pero se les dieron azotes, y no se trató mas de ellos.
Antes de los profetas de Cévenes que tiraban fusilazos detras de las filas en nombre del Señor en 1704, tuvo la Holanda el famoso Pedro Jurieu, qne publicó el Cumplimiento de las profecías. Pero que no se ensoberbezca la Holanda; porque Jurieu habia nacido en Francia en un pequeño pueblo que se llama Mer del partido de Orleans. Sin embargo, es menester confesar que en Roterdam fué donde Dios lo llamó á la profecía.
Este Jurieu vió claramente, como otros muchos, en el Apocalipsis que el papa era la bestia [1],que tenia poculum aureum plenum abominationum, la copa de oro llena de abominaciones, que las cuatro primeras letras de estas palabras latinas formaban la palabra papa, que por consiguiente iba á concluir su reinado, que los Judios volverian á entrar en Jerusalem, que dominarian en todo el mundo durante mil años; despues de lo cual vendria el anti-Cristo, y despues Jesus sentado sobre una nube juzgaria los vivos y los muertos.
Jurieu profetiza espresamente [2] que el tiempo de la grande revolucion y de la caida completa del papismo caerá justamente en el ano de 1689, "que yo estimo, dice, ser el tiempo de la vandimia apostólica; porque en este tiempo resucitarán los dos testigos. Segun lo cual la Francia romperá con el papa ántes del fin del siglo, ó á principios del otro, y lo demas del imperio anticristiano se abolirá en todas partes."
Esta partícula disyuntiva ó, este signo de duda no era de un hombre diestro. Es menester que un profeta no vacile. Él puede ser oscuro, pero debe estar seguro de su hecho.
La revolucion del papismo no sucedió en 1689, como lo habia profetizado Jurieu; y al instante hizo otra nueva edición en la que aseguró que seria para el año de 1690. Y lo que es admirable es que á esta edicion se siguió inmediatamente otra. Ni con mucho ha tenido tanta boga el Diccionario de Bayle; pero la obra de Bayle subsiste, y Pedro Jurieu no existe ni aun en la biblioteca azul con Nostradamus.
Entónces no hubo un profeta solo. Un presbiteriano ingles que estudiaba en Utrech, combatió todo lo que decia Jurieu sobre las siete ampollas y las siete trompetas de Apocalipsis, sobre el reinado de los mil años, sobre la conversion de los Judios, y aun sobre el anti-Cristo. Uno y otro se apoyaban en la autoridad de Cocceius, de Coterus, de Dabricius, de Comenius grandes profetas precedentes, y de la profetisa Cristina. Los dos campeones se limitaron á escribir: se esperaba que se dieran de bofetones, como Sedekia aplicó uno á Miqueas diciéndole: Adivina como el divino espíritu ha pasado de mi mano á tu carrillo, literalmente: ¿"Como el espíritu ha pasado de ti á mi?" Pero el público no tuvo esta satisfaccion, lo que es gran lástima.