Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos: Capítulo XLII

Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos
Capítulo XLII: Uso de los relativos sinónimos

de Andrés Bello

1073 (a). Las proposiciones ligadas a otras por medio de relativos, unas veces especifican y otras explican; a las primeras hemos llamado subordinadas, a las segundas incidentes (§ 155 y 156). El relativo que acarrea la proposición incidente hace en cierto modo el oficio de la conjunción y; y la proposición, no obstante el vínculo material que la enlaza con otra, pertenece a la clase de las independientes; así es que en ella las formas del verbo (a lo menos del verbo principal, si hay más de uno) son las que convienen a las proposiciones independientes.

«El primer historiador que conoció la Grecia fue Heródoto. Antes de él los hechos notables se habían ido trasmitiendo verbalmente en himnos y poemas cortos, que se conservaban en la memoria. Su obra, donde reunió cuantos hechos verdaderos y fabulosos pudo recoger en sus viajes, presenta todo el interés de un poema, y los griegos congregados en los juegos olímpicos, oían sus descripciones con el mismo placer que sentían al escuchar los cantos de Homero» (Gil y Zárate).

Que conoció la Grecia, que sentían al escuchar los cantos de Homero, son proposiciones subordinadas. Que se conservaban en la memoria y donde reunió cuantos hechos verdaderos y fabulosos pudo recoger en sus viajes, son proposiciones incidentes. La segunda contiene una proposición subordinada, que es la que principia por cuantos.

«Cuando haya en España buenos estudios, cuando el teatro merezca la atención del Gobierno, cuando se propague el amor a las letras en razón del premio y del honor que logren; cuando cese de ser delito el saber, entonces (y sólo entonces) llevarán otros adelante la importante reforma que Moratín empezó» (Moratín). Son cuatro proposiciones subordinadas las que principian por cuando. El antecedente especificado está en la frase en el tiempo, envuelta en el mismo adverbio relativo; a no ser que se prefiera considerar como antecedente pospuesto el adverbio entonces con que principia la proposición principal. Que logren y que Moratín empezó son también proposiciones subordinadas que especifican a los antecedentes premio y honor y reforma.

«La religión cristiana despierta todos los presentimientos que dormitan en el fondo del alma, confirmando aquella voz secreta que nos dice que aspiramos a una felicidad inasequible en este mundo; donde ningún objeto perecedero puede llenar el vacío de nuestro corazón, y donde todo goce no es más que una ilusión fugitiva» (Gil y Zárate). Que dormitan en el fondo del alma, proposición especificativa de presentimientos; que nos dice que aspiramos a una felicidad inasequible en este mundo, proposición especificativa de voz secreta; en ella se introduce otra proposición de la misma especie, aspiramos a una felicidad inasequible en este mundo, por medio de la cual se determina el sentido vago del enunciativo que (esto); por último, las proposiciones que principian por donde son explicativas del sustantivo este mundo.

1074 (b). Entre las proposiciones enlazadas por el relativo, cuando una de ellas no hace más que explicar su antecedente, se hace siempre una pausa más perceptible que la que separa la proposición especificativa de la subordinante; pausa que puede marcarse a veces hasta con un punto redondo: «Este mal tan grande no tiene una sola raíz sino muchas y diversas. Entre las cuales no es la menor un general engaño en que los hombres viven, creyendo que todo lo que promete Dios a la virtud, lo guarda para la otra vida» (Granada).

1075 (c). Ya hemos notado (§ 182, b) que en otro tiempo se usaba con demasiada frecuencia la frase relativa el cual, lo cual, para ligar oraciones independientes. Recientemente se ha pasado tal vez al otro extremo, empleándola con excesiva economía, ya porque se prefiera la otra frase relativa el que, lo que, o porque se sustituya al relativo un mero demostrativo, aun cuando por lo breve de la proposición subsiguiente, y por su conexión con la que precede, hubiera sido oportuno el relativo simple que: «Este carácter conservaron casi todos los historiadores de la antigüedad; los cuales, con descripciones pomposas, con arengas estudiadas, procuraban dar a la historia un tono poético de que en estos últimos tiempos se ha despojado» (Gil y Zárate). Otros hubieran dicho los que, a mi parecer menos bien; los que, sustituido a los cuales, ofrecería, aunque no fuese más que momentáneamente, un sentido algo ambiguo, por la doble significación de aquella frase en que, como hemos visto (§§ 165, 166 y 167), el artículo puede ser o una mera forma del relativo o su antecedente; al paso que ellos hubiera desligado dos oraciones que no dejan de tener entre sí una conexión algo estrecha, sin embargo de ser puramente explicativa la segunda. El simple relativo que no hubiera tenido la claridad y énfasis de los cuales, y por eso los cuales se adapta mejor a las proposiciones incidentes algo largas.

(d). Sobre la elección entre que, el cual y el que serán tal vez de alguna utilidad las observaciones siguientes:

1076. 1.ª Que es el que generalmente se usa como sujeto, y como acusativo de cosa, en las proposiciones especificativas: «Las noticias que corren», «El espectáculo que vimos anoche». Para preferir el cual es preciso que alguna circunstancia lo motive; como la distancia del antecedente o la conveniencia de determinarlo por medio del género y número: «La definición oratoria necesita ser una pintura animada de los objetos, la cual, presentándolos a la imaginación con colores vivos, entusiasme y arrebate» (Gil y Zárate). Algunos dirían la que, y así lo hace el mismo escritor en casos análogos.

1077. 2.ª En las proposiciones explicativas se sustituye a menudo el cual a que, sobre todo si son algo largas y las separa de las principales una pausa notable, que se hace en cierto modo necesaria para tomar aliento: «En mala hora se le ocurrió después a Cienfuegos componer su Condesa de Castilla, la cual apenas ofrece materia alguna de alabanza, y sí vasto campo a la censura» (Martínez de la Rosa). Pudo haberse dicho que; pero no es inoportuno la cual, por cuanto a la proposición explicativa que termina el período precede siempre una pausa más larga que a la que se intercala en él. «La viuda, que amaba tiernamente a su marido, le olvidó tan en breve», etc. (Martínez de la Rosa); aquí, la cual, sin embargo de acarrear una proposición explicativa, hubiera sido intempestivo; al contrario de el cual en el ejemplo siguiente: «El conde, vencido siempre y encerrado en Burgos, rechaza con baladronadas las propuestas de Almanzor; el cual le brinda en vano con restituirle todas las tierras conquistadas, y le hace varias reflexiones sobradamente filosóficas en favor de la paz, diciéndole que la vida de un solo hombre vale más que una provincia, que un reino, que el universo» (Martínez de la Rosa). «Aparece con toda claridad establecido desde entonces el gusto a esa clase de diversiones» (dramáticas); «el cual continuó luego sin interrupción y con creces, como se echa de ver a cada paso, registrando las obras subsiguientes de aquellos rudos tiempos» (Martínez de la Rosa). El cual es la forma relativa que mejor se adapta a las circunstancias, porque señalándose con ella número singular y género masculino, no vacila el entendimiento entre los sustantivos gusto, clase y diversiones, y reconoce por antecedente el primero, aunque es el más distante de los tres. La perspicuidad requiere que cada palabra sugiera, si es posible, en el momento mismo en que la proferimos, su sentido preciso, y no dé lugar a juicios anticipados, que después sea menester corregir.

En los dos últimos ejemplos hubiera podido ponerse el que por el cual conforme a la práctica modernísima, que, según hemos dicho, no carece de inconveniente.

1078. 3.ª Después de las preposiciones a, de, en, en proposiciones especificativas, es mejor que: «El objeto a que aspiraban»; «La materia de que tratamos»; «La embarcación en que navegamos». Pero en las proposiciones explicativas se emplea también frecuentemente el cual, sobre todo si son algo largas, o si cierran el período: «Esta escena en que Almanzor se muestra a la princesa como un doncel apenado, se termina del modo menos verosímil» (Martínez de la Rosa); «Es muy curiosa una súplica en verso del trovador provenzal Giraud Riquier a su favorecedor el rey de Castilla, en nombre de los juglares; en la cual pide se reforme el abuso de llamar indistintamente con ese nombre a todos los trovadores, cualquiera que sea su mérito y calidad» (Martínez de la Rosa); todo concurre aquí a la preferencia de la cual o (menos bien) la que. «Preséntase encubierto con el nombre de Zaide, y elige cabalmente un salón del alcázar para confiar a su amigo el motivo de su disfraz, y sus antiguos amores con la condesa viuda; de la que pretende valerse para alcanzar la paz» (Martínez de la Rosa). Este la que sugiere desde luego el sentido de la cual, en que el autor lo emplea; pero no era necesario: quien hubiera dicho lo mismo.

1079. 4.ª Después de con se emplea a menudo que, pero tiene bastante uso el cual (y no tan bien, a mi juicio, el que), sobre todo en las proposiciones explicativas, y particularmente si son algo largas o cierran el período: «La Isabela y la Alejandra no tuvieron más de tragedias que el nombre y las muertes fríamente atroces con que se terminan» (Quintana). «La firmeza y serenidad con que tenían aquellos españoles empuñadas las armas», etc. (Capmany). «Hallé en el paño más de cincuenta escudos en toda suerte de moneda de plata y oro; con los cuales se dobló nuestro contento y se confirmó la esperanza de vernos libres» (Cervantes).

1080. 5.ª Después de por, sin, tras, es más usado el cual (o si se quiere, el que): «Las razones por las cuales se decidió el ministro»; «Un requisito sin el cual no era posible acceder a la solicitud»; «El biombo tras el cual nos ocultábamos». Diríase correctamente, pero menos bien, las razones por que, separando entonces la preposición del relativo para distinguir este uso reproductivo del adverbial o conjuntivo de porque, escrito como una sola palabra. Requisito sin que y biombo tras que, aunque estrictamente gramaticales, satisfarían menos.

1081. 6.ª Después de preposiciones de más de una sílaba tiene poco uso que: «La ciudad hacia la cual marchaba el ejército»; «La Corte ante la cual comparecimos»; «La cantidad hasta la cual podía subir el costo de la obra»; «El techo bajo el cual dormíamos»; «Las fortalezas contra las cuales jugaba la artillería»; «El día desde el cual comenzaba a correr el plazo»; «Estaban ya escasas de todo las provincias entre las cuales se repartió la contribución»; «Era aquella una novedad para la cual no estaban preparados los ánimos»; «Tales eran las leyes según las cuales había de sentenciarse la causa»; «Materia es ésta sobre la cual hay mucha variedad de opiniones». Difícilmente se tolerarían la ciudad hacia que, la Corte ante que, la cantidad hasta que, las fortalezas contra que, las provincias entre que, las leyes según que; y si después de estas preposiciones quisiese variarse el cual, se preferiría más bien el que. Pero después de bajo, desde, para y sobre se extrañaría quizás menos el relativo simple.

1082. 7.ª Si a la preposición precede algún adverbio o complemento, la forma que generalmente se prefiere es el cual. Se dirá, pues, acerca del cual, enfrente de la cual, por medio del cual, alrededor de la cual. Puigblanch ha sido, a mi juicio, justamente criticado en «La etimología del nombre Hispania, acerca de la que, aunque facilísima, han errado notablemente así gramáticos, como geógrafos»; y en «Una usurpación de esta especie, en la cuenta de la que ha de caer todo el que haya leído o lea en adelante dicho opúsculo». Así es que para aclarar un tanto estas frases, haciendo que el relativo mire, por decirlo así, hacia atrás, se hace preciso dar al que en la pronunciación un acento de que naturalmente carece, cuando no es interrogativo: acerca de la qué, aunque facilísima; en la cuenta de la qué ha de caer.

1083. 8.ª En el género neutro, lo que alterna frecuentemente con lo cual, y ambos son hoy preferidos al simple que; nada más común que las expresiones a lo que, de lo que, por lo que, en lugar de a lo cual, de lo cual, por lo cual. En nuestros clásicos se encuentra a menudo lo cual, a veces en el mismo sentido lo que (§ 167, b, nota), y a menudo que (§ 159). Pero después de las preposiciones de más de una sílaba, o de preposiciones precedidas de adverbios o complementos, lo cual debe preferirse a lo que: para lo cual, según lo cual, mediante lo cual, acerca de lo cual, etc.

1084. 9.ª Debe evitarse que el relativo sea precedido de una larga frase, perteneciente a la proposición incidente o subordinada: «El magistrado, en conformidad a las órdenes del cual»; «Aquiles, al resplandor de las armas del cual», no se toleraría. Cuyo, simplificando esta frase, pudiera hacerla aceptable: «Aquiles, al resplandor de cuyas armas»; pero aun con este posesivo no se toleraría «Aquiles, espantados con el resplandor de cuyas armas huían precipitadamente los troyanos».

1085. En lugar de que o el cual, cuando se trata de personas, se dice frecuentemente quien; sobre cuyo empleo nos hemos extendido lo bastante en otros capítulos.