Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos: Capítulo XIX
(189). Los adverbios se dividen por su significación en varias clases:
366. Adverbios de lugar: cerca, lejos, enfrente, detrás, arriba, encima, abajo, debajo, dentro, fuera, afuera, etc.
367. Adverbios de tiempo: antes, después, luego, despacio, apriesa o aprisa, aún, todavía, siempre, nunca, jamás, etc.
368. Adverbios de modo: bien, mal, apenas, recio (reciamente), paso (en voz baja), bajo (lo mismo), quedo (blandamente, con tiento, sin hacer ruido), alto (en voz alta), buenamente, fácilmente, justamente, y casi todos los adverbios en mente.
369 (a). Los adverbios de esta terminación son frases sustantivas adverbializadas; o si se quiere complementos en que se calla la preposición; que para el caso es lo mismo. Justamente, sabiamente, quiere decir, de una manera justa, de una manera sabia; mente en estas frases significa manera o forma.
370 (b). Cuando se juntan dos o más adverbios en mente ligados por conjunción expresa o tácita, pierden todos la terminación, menos el último: temeraria y locamente; clara, concisa y correctamente; salieron las aldeanas graciosa pero modestamente vestidas. Diríase de la misma manera tan graciosa cuanto, o tan graciosa como, o más graciosa que modestamente.
371. Adverbios de cantidad: mucho, poco, harto, bastante, además, demasiado, más, menos, algo, nada, etc., a los cuales podemos añadir totalmente, enteramente, casi, mitad, medio, y otros.
372. Adverbios de afirmación: ciertamente, verdaderamente, etc.
373. Adverbios de negación: no, tampoco, nada, nunca, jamás, etc.
374. Adverbios de duda: acaso, tal vez, quizá o quizás, etcétera.
375 (a). Algunos adverbios pospuestos hacen el mismo oficio que las preposiciones, formando complementos, como en cuesta arriba, río abajo, tierra adentro, mar afuera, meses antes, días después, años atrás, camino adelante. «El cielo, conmovido de mi desgracia, avivó el viento y llevó el barco, sin impelerle los remos, el mar adentro» (Cervantes).
376 (b). Varios de los adverbios de cantidad no son otra cosa que sustantivos neutros adverbializados: «Agradecemos mucho las honras que se nos hacen»; «Harto le hemos aconsejado; pero él se cura poco de consejos»; «Es en sus determinaciones algo imprudente, y a veces nada cuerdo». También se usan a menudo como adverbios de cantidad las frases sustantivas un poco, un tanto, algún tanto, y otras: «Turbeme algún tanto» (Cervantes).
377 (c). Otros adverbios hay que son originalmente adjetivos o complementos con preposición: verbigracia alto, bajo, recio, claro, quedo (originalmente adjetivos); apenas, acaso, despacio (de espacio), encima, enfrente, amenudo, abajo, adentro, afuera (complementos).
378 (d). Es notable la síncopa de mucho cuando modifica adjetivos, adverbios o complementos, precediéndoles. Dícese me esfuerzo mucho, mucho siento; y está muy enfermo, muy arrepentido, muy cerca, muy lejos, muy a la vista, muy en peligro. Subentendiéndose la palabra modificada, es necesaria la forma íntegra: está enfermo, y mucho; fueron aplaudidos, pero no mucho.
379 (e). Recientemente se apocopa en recién antes de participios: un país recién poblado, un niño recién nacido, los recién llegados.
380 (190). Hay asimismo gran número de adverbios demostrativos, cuyo significado se resuelve en complementos a que sirve de término alguno de los pronombres este, ese, aquel, combinado con un nombre de lugar, tiempo, cantidad o modo.
381. Adverbios demostrativos de lugar: aquí (en este lugar), ahí (en ese lugar), allí (en aquel lugar), acá (a este lugar), allá (a ese o aquel lugar), acullá (en aquel lugar, ordinariamente en contraposición a otros lugares ya indicados).
«Me hallo muy bien aquí». «Mira que corres peligro ahí». «Ya había salido usted de Londres cuando yo estuve allí». «Venid acá. -Allá vamos». «Meses hace que no veo mi quinta; hoy me propongo ir allá». «Aquí se juega, allí se canta, acullá se baila». Tal es el valor que regularmente solemos dar a estos adverbios, sin que por eso dejen algunas veces de aplicarse al movimiento los en i, como acá y allá a la situación: «Ven aquí». «Creo que no faltan por allá inquietudes y turbulencias como desgraciadamente las tenemos por acá». «Allá en Turquía, donde la voluntad de un hombre es la ley suprema, pudieran tolerarse tantos desafueros y atropellamientos».
382 (a). Algunos confunden los dos adverbios ahí y allí: es necesario tener presente que el primero no es el propio sino cuando se resuelve en el demostrativo ese; de lo que proviene que señalemos muy bien con él lo que inmediatamente precede en el razonamiento. Así, después de referir las desgracias acarreadas a una persona por su mala conducta, se diría: «Ved ahí a lo que conducen las pasiones cuando la razón nos las enfrena». Ved aquí no sería tan propio.
383 (b). Los adverbios de lugar se trasladan frecuentemente a la idea de tiempo: «Allá en tiempo del rey Vamba». Nada más común en las narraciones que aquí o allí en el significado de en este o en aquel momento.
384. Otros adverbios demostrativos de lugar son aquende (del lado de acá), allende (del lado de allá). Aquende, allende, se emplean también como preposiciones: allende el mar, allende el río.
385. Adverbios demostrativos de tiempo: ahora (en esta hora, al presente), hoy (en este día en que estamos hablando), mañana (en el día siguiente al de hoy), pasado mañana (en el día siguiente al de mañana), ayer (en el día anterior al de hoy), anteayer (en el día anterior al de ayer), anoche (en la noche anterior al día de hoy), entonces (en aquel tiempo), etc.
386. Adverbio demostrativo de cantidad: tanto. Es el sustantivo neutro adverbializado; y antes de los adjetivos, adverbios o complementos se apocopa: Tanto habían crecido los ríos; tan grandes fueron las avenidas; tan tiernamente le amo; tan de corazón lo deseo. Dícese grandes fueron las avenidas, y tanto que, etc., dejando de apocopar a tanto, porque se le subentiende el adjetivo grandes. Si en este mismo ejemplo quisiésemos colocar el verbo entre el adverbio y el adjetivo, sería necesaria también la forma íntegra: tanto fueron grandes las avenidas, que, etc., porque la modificación del adverbio no caería ya directamente sobre el adjetivo sino sobre la frase verbal fueron grandes.
387. Adverbios demostrativos de cualidad o modo: tal, sí, así.
388 (a). Tal es, bajo esta sola forma, adjetivo de singular, sustantivo neutro y adverbio. He aquí un ejemplo del último de esos tres oficios: «Hizo el postrer acto de esta tragedia madama de Gomerón, saliendo ella y dos hijas suyas niñas en busca del conde, y pidiéndole arrodillada a sus pies la vida de sus hijos; el conde le respondió entonces pocas palabras, tal que hubo de volverse algo consolada» (Coloma): tal es aquí de tal modo.
389 (b). Sí, llamado adverbio afirmativo, lo es realmente; pero sólo por un efecto de su significado modal. Sí y así son una misma palabra. Cuando uno pregunta ¿has estado en el campo? y otro responde sí, hay una elipsis, que se llenaría diciendo así es, y en efecto respondemos muchas veces afirmativamente con las expresiones así es la verdad, así es.
390 (c). A veces al sí de la respuesta se agregan uno o más elementos de la pregunta, con las variedades que pide la transición de una persona a otra: «¿No has visto tú representar alguna comedia, donde se introducen reyes, emperadores, pontífices, caballeros, damas y otros diversos personajes? -Sí he visto» (Cervantes). Lo que se extiende aun a oraciones que no tienen la relación de pregunta y respuesta: «Sobre todo le encargó que llevase alforjas; él dijo que sí llevaría» (Cervantes).
391 (d). Habiéndose dado al sí este valor afirmativo, fue natural intercalarlo en las proposiciones para reforzar la afirmación, haciendo recaer la énfasis sobre la palabra a que lo posponemos: «Ahora sí has dado, Sancho, en el punto que puede y debe mudarme de mi determinado intento» (Cervantes). «Vuestra merced sí que es escudero fiel y legal» (Cervantes). «Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero» (Cervantes). Hay en estas locuciones un contraste tácito: ahora sí, antes no; vuestra merced sí, otros no; entonces sí, en otro tiempo no. El que, al parecer redundante, de los dos últimos ejemplos, se encuentra en muchas otras expresiones aseverativas: ciertamente que, por cierto que, sin duda que, vive Dios que, pardiez que, a fe que, etc.; y proviene de una elipsis: «ahora sí puede decirse que»; «entonces sí sucedía que»; «ciertamente parece que»; o más bien, de que damos a una expresión aseverativa o a un juramento como a fe, a fe mía, vive Dios, pardiez, el mismo valor que si se dijera juro, afirmo.
392 (e). Hay otro sí que, usado como conjunción:
«Sí que hay quien tiene la hinchazón por mérito» (Iriarte).
Como si dijera, en efecto, hay quien tiene, etc. «Los ejercicios honestos y agradables antes aprovechan que dañan; sí que no siempre se está en los templos; no siempre se ocupan los oratorios; no siempre se asiste a los negocios, por calificados que sean; horas hay de recreación donde el afligido espíritu descanse; para este efecto se plantan las arboledas, se allanan las cuestas, y se cultivan con curiosidad los jardines» (Cervantes)67.
393 (f). Dase a veces a la frase conjuntiva sí que un sentido irónico: «Es muy fundada la queja vulgar de que nuestra revolución no presenta ningún hombre extraordinario en ninguna línea; sí que los habrá, como no sea en escabeche, después de cerca tres siglos de un mortífero despotismo» (Puigblanch).
394 (191). A los adverbios demostrativos corresponden adverbios relativos de la misma significación, pero destinados exclusivamente al enlace de las proposiciones, tales son: donde (antes do, y más antiguamente ó), adverbio relativo de lugar; cuando, de tiempo; cual, como, de modo; cuanto, de cantidad.
«Cada día se van desfalleciendo las fuerzas de nuestro corazón, donde está el contento de nuestros apetitos» (Granada). «El día que se ejecutó la sentencia, se fue Cortés a Zempoala, donde le asaltaron varios pensamientos» (Solís): aquí donde tiene por antecedente un nombre de lugar. Reproduce también adverbios y complementos: allí donde, a la falda de los cerros, donde. Pero puede asimismo llevar envuelto el antecedente: «Donde falta la libertad, todo falta»; allí donde. Y este antecedente envuelto puede ser término de una proposición expresa (ordinariamente a, hacia, hasta, de, en, para, por): «Era tanta la devoción de San Francisco de Borja, que le aconteció en Valencia ir acompañando al Santísimo Sacramento desde la parroquia de San Lorenzo hasta cerca de do está ahora edificado el monasterio de frailes jerónimos» (Rivadeneira); cerca de allí do, cerca del lugar do.
395 (a). La forma do es hoy permitida en verso: ó (por donde) es enteramente anticuado.
396 (192). Donde entra como elemento en los adverbios compuestos, adonde, endonde, dedonde, pordonde68; los cuales es necesario distinguir de las frases en que donde lleva envuelto su antecedente, que es el término de la preposición. Por ejemplo: «Estaba emboscado el enemigo en la selva adonde nos encaminábamos»; selva es el antecedente de adonde; como si dijéramos en la selva a la cual, sería selva el antecedente de la cual. «Nos acercábamos a donde estaba emboscado el enemigo»; aquí es al contrario; hay un antecedente envuelto, y podríamos expresarlo diciendo nos acercábamos al lugar donde.
397 (a). Pero adonde puede también, como el simple, llevar en sí su antecedente: «Si vuelves presto de adonde pienso enviarte, presto se acabará mi pena» (Cervantes); del lugar adonde.
398 (b). Adonde usado por donde es un arcaísmo que debe evitarse. Dícese adonde con movimiento, y donde sin él: el lugar adonde nos encaminamos, donde residimos.
399 (c). Dedonde es una sola palabra en este pasaje de Cervantes: «Corrimos una borrasca, que nos duró cerca de cuarenta horas, al cabo de las cuales dimos en esta isla dedonde hoy salimos». Se divide en dos palabras distintas cuando decimos, por ejemplo: «Salió de donde estaba escondido», esto es del paraje donde. El antecedente envuelto es el término de la preposición de.
400 (d). La misma diferencia se verifica en pordonde, que es una sola palabra en «La ciudad pordonde transitábamos», y dos palabras en «Transitábamos por donde nos pareció menos denso el gentío», esto es, por el paraje donde.
401 (193). Cuando puede también llevar envuelto su antecedente: «Los gobiernos, cuando no se les ponen trabas, abusan de su poder»; entonces cuando, en el tiempo cuando, frases que nos parecen ya extrañas a fuerza de embeberse tan a menudo el antecedente en el relativo. Y puede asimismo este antecedente envuelto servir de término a una preposición expresa: «Deja tus pretensiones para cuando sean más favorables las circunstancias»; para el tiempo cuando, para el tiempo en que.
402 (a). Si es un nombre sustantivo o sustantivado el antecedente expreso, se prefiere generalmente a este adverbio el complemento en que: «La estación en que suelo trasladarme al campo». «El año en que nació el Salvador no es el mismo en que principia la era cristiana».
403 (b). Nótese también que rara vez precede a cuando otra preposición que para; con las demás se prefiere el anunciativo que: «Tomo mis disposiciones para cuando llegue la muerte»; aguardo a que, desde que, etc. Pero en las oraciones interrogativas es al contrario: «¿A cuándo aguardas?». «¿Desde cuándo estás en Chile?». «¿Hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia?».
404 (194). Como es de frecuentísimo uso, y lleva muchas veces envuelto su antecedente: «Portose noblemente, como lo habían hecho sus antepasados»; noblemente es aquí el antecedente de como. «Las letras humanas honran y engrandecen al caballero, como las mitras a los obispos, o como las garnachas a los jurisconsultos» (Cervantes); como lleva en sí su antecedente; así como, del modo como.
De la idea de modo ha pasado como a significar varios otros conceptos, cuales son los de causa, sucesión inmediata, condición: «Como el tiempo amenazaba lluvia, nos volvimos a casa». «Como nos vieron» o «así como nos vieron, se llegaron a saludarnos». «Como tenga yo salud, lo demás no me importa».
405 (a). Cual, adverbio relativo de modo, equivalente a como, es poco usado, excepto en las comparaciones poéticas.
406 (195). Cuanto se apocopa de la misma manera y en las mismas combinaciones que tanto: «Cuanto son más apetecidas las cosas tanto es más mezclado de inquietudes y sinsabores su goce»; «Caballo tan extremado por sus obras, cuan desdichado por su suerte» (Cervantes). Modernamente, con todo, es rara la apócope de este adverbio, a menos de usarse como interrogativo o exclamatorio, acentuándose. En Cervantes mismo encontramos: «Aquellos tan honestos cuanto bien declarados pensamientos».
El adverbio cuanto lleva muchas veces envuelto su antecedente: «Fueron las ventajas alcanzadas por el enemigo rápidas, cuanto decisivas»; «Rogaba cuan encarecidamente podía»; «En toda la casa, cuan grande era, no había una sola pieza habitable». En construcciones parecidas a la de estos dos últimos ejemplos se pospone a cuan la palabra que, adoptándose otro giro, hubiera sido calificada por el antecedente tan: tan encarecidamente como podía; tan grande como era. La trasposición es elegante, y hace necesaria la apócope.
407 (196). Todos estos adverbios relativos se contraponen frecuentemente a los demostrativos análogos: «Allí florecen las artes, donde las leyes aseguran las personas y las propiedades»; «Cuando no se respeta la ley, cuando la violación de los derechos del más humilde ciudadano no excita la alarma y la indignación universal, entonces puede decirse que las instituciones liberales contienen un principio de disolución que las mina y corroe»; «Como es la vida, así es casi siempre la muerte»; «Tanto es más estimada la recompensa, cuanto es más difícil obtenerla». Y en todas estas contraposiciones se repite bajo las dos formas demostrativa y relativa un mismo concepto allí, allí; entonces, entonces; así, así; igualmente, igualmente; y por medio de la repetición se indica la reciprocidad.
408 (197). Mientras es una preposición que tiene regularmente por término un demostrativo neutro: mientras esto, mientras tanto, mientras que; a veces un sustantivo cualquiera: mientras la cena. Si se calla el que, la preposición envolviendo el relativo, toma el significado, y oficio de cuando, y se hace, por tanto, adverbio relativo: «Mientras yo trabajaba, tú te divertías». «No es raro en el día, aunque lo tengo por una novedad en la lengua69 que se use mientras sin término alguno expreso, y sin que introduzca proposición subordinada; haciéndose un adverbio meramente demostrativo, equivalente a entretanto.
«Rabiará dos o tres días,
Pero queda luego sano;
Él siempre gana. -Y si, mientras,
Sucediere algún fracaso?».
(Martínez de la Rosa)
409 (198). Pues, preposición que sólo puede tener por término el anunciativo que: «Pues que vemos a la patria amenazada de tantos peligros, justo es que nos apresuremos a socorrerla»; «Pues el buen Sancho es gracioso y donairoso, desde aquí le confirmo por discreto» (Cervantes). Pues en este último ejemplo lleva embebido el que, y toma el carácter de adverbio relativo, equivalente a la frase supuesto que. Pero sucede a veces que envuelve no sólo el que sino la proposición subordinada que debería seguir a éste, y que se calla porque acabando de enunciarse es fácil subentenderla: «¿Tantas razones no os convencen? Apelemos pues a los hechos»; apelemos pues (que tantas razones no os convencen) a los hechos. Pues significa en este caso una relación entre dos proposiciones independientes, de las cuales la primera es el fundamento o premisa lógica de la segunda; y de preposición o adverbio relativo que era, se convierte en conjunción.
410 (199). El si condicional es siempre un adverbio relativo equivalente también a la expresión supuesto que o dado que, tomada en el sentido de condición: «Si deseamos cumplir con nuestras obligaciones, debemos ante todo conocerlas». Este si puede ser término de la preposición por: «Se reforzaron los castillos por si los atacaba el enemigo».
411 (200). Los adverbios relativos se hacen interrogativos acentuándose.
«¿Dónde son por aquí los palacios de la sin par princesa doña Dulcinea del Toboso?».
(Cervantes)
«¿Cuándo será que pueda
Libre de esta prisión volar al cielo?».
(Fray Luis de León)
«¡Cómo se van las horas,
Y tras ellas los días,
Y los floridos años
De nuestra frágil vida!».
(Meléndez)
«Ay!, ¡cuánto me engañaba!
Ay!, ¡cuán diferente era,
Y cuán de otra manera
Lo que en tu falso pecho se escondía!».
(Garcilaso)
412 (a). Los dos últimos ejemplos manifiestan que en las exclamaciones tienen estos adverbios las mismas formas que en las interrogaciones.
413 (b). «Mira hasta dónde se extiende la malicia de los encantadores y la ojeriza que me tienen» (Cervantes): interrogación o exclamación indirecta.
414 (201). El si interrogativo convierte el significado de condición en el de incertidumbre o curiosidad: «¿Si tendrá buen éxito la empresa?»; «¿Si tantas experiencias desgraciadas le habrán hecho conocer su error?». El uso de este adverbio es frecuente en la interrogación indirecta: «Mirando a todas partes por ver si descubría algún castillo o alguna majada de pastores, vio una venta», etc. (Cervantes).
415 (a). El sí, adverbio demostrativo de modo, el si, adverbio relativo de condición, y el si, adverbio interrogativo, tienen entre sí la misma afinidad, y forman la misma escala que tanto, cuanto y cuánto; los demostrativos tienen regularmente relativos análogos, que pasan a interrogativos acentuándose; pero no acentuamos el si interrogativo por la necesidad de distinguirlo del demostrativo; bien que, a mi parecer, en el primero se apoya un poco más la voz que en el condicional.
Puede notarse la correspondencia de los tres síes en este pasaje de Cervantes: «Ay Dios! ¿Si será posible que he ya hallado lugar que sirva de sepultura a la pesada carga de este cuerpo que tan contra mi voluntad sostengo? Sí será, si la soledad de estas selvas no me miente»: correspondencia enteramente análoga a la de aquí, donde y dónde en esta variación del ejemplo: «¿Dónde tendrá al fin sepultura la pesada carga de este cuerpo? Aquí la tendrá sin duda, donde la soledad de estas selvas me la ofrece».
416 (b). El si, adverbio condicional, lleva casi siempre envuelto su antecedente, que por tanto existe sólo en el entendimiento, y pudiera representarse por el adverbio demostrativo así: «Te perdonaré si te enmiendas»; te perdonaré así, de este modo, con esta condición, si te enmiendas. Cállase el antecedente así y el relativo lo envuelve.
Apéndice
Adverbios superlativos y diminutivos
417. Además de los adverbios que son superlativos o diminutivos porque se forman con adjetivos que tienen este o aquel carácter, como poquísimo, poquito, quedito, tantico, bellísimamente, bonitamente, los hay que toman de suyo las correspondientes inflexiones, como lejísimos, lejillos, cerquita, arribita, despacito; que apenas se usan fuera del estilo familiar.