Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos: Capítulo XL
1054 (a). Cual es de grande uso en las comparaciones, sobre todo en poesía, y entonces se adverbializa a menudo:
«Déjalas ir a los bailes,
Deja que canten y rían,
Cual tú, enojosa, lo hicieras,
Si no vivieses cautiva»:
(Meléndez)
como tú lo hicieras.
1055 (b). Antiguamente se usaba cual en lugar de el... que, posponiendo el sustantivo que ahora acostumbramos poner entre el artículo y el relativo:
«Mandándoslos ferir de cual part vos semejare»;
esto es, mandádnoslos acometer por la parte que os pareciere.
1056 (c). También es notable la construcción de el cual por aquel... que, de la que todavía se ven ejemplos en Mariana, Bernardo de Valbuena y otros autores:
«Los cuales lugares y encomiendas se daban antes a los soldados viejos para que sustentasen honestamente la vida, al presente sirven a los deleites, estado y regalo de los cortesanos» (Mariana): aquellos lugares y encomiendas que se daban.
1057. Esta construcción es muy diferente de aquella en que se repite el antecedente de el cual, cuando la claridad lo aconseja:
«Llegaron a una ciudad situada en un extenso llano, cubierto de una lozana y florida vegetación, en la cual ciudad»; etc. Y sucede también a veces que no se repite sino se pospone el antecedente; así, en lugar de «Perdiose la Goleta, perdiose el fuerte; plazas sobre las cuales hubo de soldados turcos pagados setenta y cinco mil», dice Miguel de Cervantes: «Perdiose la Goleta, perdiose el fuerte, sobre las cuales plazas», etc.
1058 (d). Traspónese elegantemente el relativo cuanto:
«Pobre de aquel que corre y se dilata
Por cuantos son los climas y los mares,
Perseguidor del oro y de la plata»;
(Rioja)
esto es, por los climas y los mares, cuantos ellos son. Pero es mayor todavía la inversión, bien que reservada a la poesía, en este pasaje de Bartolomé de Argensola:
«¿Cuánta se engendra en el distrito humano
Hermosura odorífera o luciente,
Das al antojo de un adorno vano?».
El orden natural sería tanta hermosura odorífera y luciente, cuanta se engendra; como en este pasaje de Miguel de Cervantes: «Las cosas dificultosas que se intentan por Dios y por el mundo son aquéllas de los verdaderos soldados, que apenas ven en el contrario muro abierto tanto espacio, cuanto es el que puede hacer una redonda bala de artillería, cuando se arrojan intrépidamente», etc.
1059 (e). Aquí conciertan con un mismo sustantivo (espacio) los contrapuestos tanto, cuanto, que algunas veces lo hacen con dos sustantivos diversos: «Juro darte por ese hijo tantos hijos, cuantas estrellas hay en el cielo y arenas en el mar» (Granada). Esto, sin embargo, apenas ocurre sino cuando el verbo de la proposición subordinada es de los que significan la mera existencia, ya directamente como ser, ya de un modo indirecto, como el impersonal haber, raro encontrar en prosa construcciones como:
«Cuantas el campo adornan flores bellas,
Tantas el cielo fúlgidas estrellas».
1060 (f). Lo dicho de los adjetivos tanto y cuanto se aplica, por supuesto, al uso sustantivo y al adverbial, sin más diferencias que las que dependen de los varios oficios gramaticales de estas palabras. Los ejemplos siguientes lo manifiestan, y exhiben al mismo tiempo una muestra de la variedad de sus construcciones y significados. «No sólo por cualquier interés que se les ofrezca, sino muchas veces de balde y sin propósito, por sólo maldad y desvergüenza, ponen debajo de los pies todo cuanto nos manda Dios» (Granada): todo y cuanto sustantivos neutros. «Las mujeres trabajaban en el reposo de sus hogares cuanto era necesario para el surtimiento y vestido de la familia» (Jovellanos); esto es, todo cuanto. «Las colonias en tanto son útiles, en cuanto ofrecen un seguro consumo al sobrante de la industria de la metrópoli» (Jovellanos): tanto y cuanto sustantivos neutros, términos de la preposición en. «Creían que esta especie de obras no podían producir utilidad sino en cuanto las recomendaba el ingenio y gracia con que se escribían» (el mismo); esto es, en tanto en cuanto. «Llegaba su firmeza a cuanto se podía extender la naturaleza de tal piedra» (Cervantes); esto es, a tanto a cuanto; el antecedente envuelto y el relativo son términos de una misma preposición a, como en el ejemplo anterior, de en. «Vé y dí a Jeroboam: esto dice el Señor Dios de Israel: por cuanto no fuiste como mi siervo David, que guardó mis mandamientos, por tanto yo acarrearé muchos males sobre la casa de Jeroboam» (Scio); como si se dijera, porque no fuiste... por eso; de la relación de igualdad se pasa a la de identidad. «Tenemos por enemigo declarado al sol, por cuanto nos descubre los remiendos, puntadas, y trapos» (Quevedo); cállase el correlativo por tanto. «No tenían conocido de los países vecinos más de a cuanto se extendieron sus correrías» (Mariana): de tanto a cuanto; el antecedente envuelto y el relativo son términos de preposiciones distintas. «De vos al asno, compadre, no hay diferencia en cuanto toca al rebuznar» (Cervantes): en tanto cuanto, esto es, en lo que; la preposición pertenece al antecedente envuelto, y el relativo es sujeto de la proposición subordinada; callando este verbo toca, como se hace frecuentemente, se diría en cuanto a, como callando el verbo ser se dice en cuanto Dios; en cuanto hombre, en cuanto magistrados, en cuanto poetas.
«Tiene al poniente el bravo mar vecino
Que bate el pie de un gran derrumbadero,
Y en lo más elevado de la cuesta
Se allana cuanto un tiro de ballesta»;
(Ercilla)
esto es, se allana tanto cuanto es, cuanto se extiende; se envuelve el antecedente, y se calla el verbo de la proposición subordinada. «El niño nace tan desnudo de todos estos bienes espirituales, cuan desnudas trae las carnes» (Granada); ya se sabe que tan y cuan son tanto y cuanto apocopados. «Temporales ásperos y revueltos, guerras, discordias y muertes, hasta la misma paz arrebolada con sangre, afligían no sólo a España, sino a las demás naciones cuan anchamente se extendía el nombre y señorío de los cristianos» (Mariana): tan anchamente, cuan anchamente; tan y cuan modifican a un mismo adverbio, primero tácito (como el mismo tan), y después expreso.
1061 (g). Es sabido que en lugar de contraponerse los relativos cual y cuanto a los demostrativos análogos tal y tanto, se contrapone a cualquiera de estos dos el adverbio relativo como: Nunca se habían visto en Roma atrocidades tales como las que produjo el encarnizamiento de las guerras civiles; tantos hijos como estrellas hay en el cielo; tanto espacio como el que puede hacer una bala; tan anchamente como se extiende el señorío.
1062 (h). Tal y tanto, ora sean sustantivos, adjetivos o adverbios, se contraponen también al anunciativo que usado adverbialmente; pero en diferente sentido: tal como significa semejante; tal que determina la calidad encareciéndola; y lo hace por medio de una circunstancia que no tiene semejanza con ella: «Les afeó su mala intención con tales palabras que les movió a que le respondiesen con los puños» (Cervantes). De la misma manera, tanto como denota igualdad; tanto que determina la cantidad o número con cierto encarecimiento: «Fueron tantas las voces, que salió el ventero despavorido» (el mismo). Se pondera lo recio y repetido de las voces.
1063 (i). Es usada y elegante la elipsis de tal antes de este que: «En lugar de una reverencia hizo una cabriola, que se levantó dos varas de medir en el aire» (Cervantes): una cabriola tal, que. «Se comenzaron a descoger y despartir unos cabellos que pudieran los del sol tenerles envidia» (el mismo): tales que. «Encerráronse los dos en su aposento, donde tuvieron un coloquio, que no le hace ventaja el pasado» (el mismo).
1064 (j). Hay una contraposición notable de tanto más y cuanto más; tanto más y cuanto; tanto más y que; tanto más y cuanto que; y de las frases análogas formadas con menos en lugar de más. «Gravoso deberá considerarse este cúmulo de prolijas e impertinentes formalidades, tanto más duras para el comerciante, cuanto más distan de su profesión y conocimientos» (Jovellanos); compáranse aquí dos cantidades, la de la dureza y la de la distancia. «Las particularidades y pormenores llaman tanto más la atención, cuanto en ellas se encuentra a los héroes más desnudos del aparato teatral con que se presentan en la escena del mundo» (Quintana). Compárase el grado de fuerza con que se llama la atención, y el grado de la desnudez.
Lo mismo sucedería sustituyendo menos a más: tanto menos tolerables cuanto menos análogas a su profesión. Y puede también contraponerse menos a más: tanto más duras, cuanto menos análogas; tanto menos tolerables, cuanto más distan.
1065 (k). El caso que ahora vamos a considerar es diferente, por cuanto en él no se comparan dos cantidades o grados, sino se denota el grado o la cantidad de un atributo por la mera existencia del otro.
Contrapónese entonces tanto más o tanto menos, a cuanto, no a cuanto más o cuanto menos. «Este estanco del trabajo se estrecha tanto más, cuanto para pasar al magisterio es menester haber corrido por las clases del aprendiz y oficial» (Jovellanos). Equivale a decir que el estanco del trabajo se estrecha más porque es menester, etc.; pero dando a entender con énfasis el poderoso influjo de la circunstancia declarada por la proposición siguiente.
Esta especie de contraposición es de frecuente uso en los escritores modernos. Sin salir de Jovellanos, pudieran citarse no pocos ejemplos de ella: «Culpa tanto más grave, cuanto los demás de su instituto habían favorecido noblemente la causa de la nación y la justicia» (giro que pudiéramos reducir al ordinario, diciendo cuanto más noblemente habían favorecido los demás de su instituto, etc.). «Esta repugnancia era tanto mayor, cuanto siendo incapaces los caballeros por su profesión para estos empleos, habían sido habilitados para obtenerlos»; (recuérdese que mayor, menor, mejor, peor, llevan envuelto el más o menos y se construyen como si lo llevaran expreso).
1066 (l). En lugar de tanto más o menos cuanto, se decía y se dice en el mismo sentido tanto más o menos que; uso muy propio, porque el cuanto de estas construcciones no tiene en realidad otra significación que la del anunciativo que, empleado adverbialmente. «Los intentos del rey (de Castilla, don Alfonso VIII) no poco alteró la muerte del infante don Fernando; fue tanto mayor el sentimiento de su padre, y lloro de toda la provincia, que daba ya asaz claras muestras de un grande y valeroso príncipe» (Mariana); el autor se contenta aquí con mencionar las muestras, como circunstancia que había tenido mucha parte en el sentimiento; si hubiera querido comparar dos cantidades, como aquí le era dado, habría dicho: fue tanto mayor el sentimiento y lloro, cuantas más claras muestras, etc. «Quería satisfacerse de los de Navarra, que en todas las ocasiones mostraban la mala voluntad que le tenían; tanto más, que no quisieron venir en lo que el rey después de su vuelta les rogaba» (el mismo).
1067. Los modernos usan en el mismo sentido tanto más o menos, cuanto que, acumulación de relativos, en que no encuentro propiedad ni elegancia.