Nota: En esta transcripción se ha mantenido la ortografía original.

BULAS.


«Nombre anticuado.» -Distingo: sí se habla de alguno de sus significados, concedo; pero si se habla del nombre ut-sic, niego.

Las bulas en el sentido de letras pontificias despachadas por la curia romana para hacer (son palabras del vocabulero) lo que segun los filósofos se puede muy bien hacer sin ellas, ya no se usan.

Los reyes, Sus-Magestades, antiguamente casi no se atrevian á hacer mas de aquello que se les antojaba, porque así era su voluntad; pero tuerto u derecho, todo con su bula corriente: sin bula ántes ó bula despues casi nada podían hacer: para todo había bula; y cuando no habia bula, había buleto. Que se coronaba un rey: - no se podía decir que estaba bien coronado, hasta que le bajase una bula del papa, que dijese: «Bien puesta està esa corona.» -Que se descubria la América: -bula de Alexandro VI á los reyes católicos con la gracia papal de que podian contar por suyos los dominios del Nuevo-mundo. -Que el Nuevo-mundo estaba poblado de ciertos animalitos de dos pies que se daban mucho aire al hombre: -¿que serán estos animales de las Indias? Disputa teologal, caso de conciencia: -si son hombres, si no son hombres: - á Roma; que S. S. lo decida. -Son hombres con todos sus atributos, porque tienen sus dioses, sus sacerdotes y sus templos tan costosos como los que mas del antiguo mundo [1].

Pero si la bula está en desuso respecto á ciertos y ciertos significados, conserva todavia otros usuales y corrientes: el mas comun es el que sigue. Llámase comunmente bula el sumario de la Cruzada, de que tantos años fué redactor el comisario D. Patricio Martinez de Bustos, la cual principia. así: La gloria de Dios y nuestra propia utilidad.... Es una especie de papel periódico que se publica en España con gran pompa y boato: sale una vez en el año por la cuaresma, ó antes: consta de una ó dos hojas en folio de papel como de estraza, estrambóticamente impreso en letra cancilleresca ó de tórtis; que últimamente se llama de bula.

En todos los dominios de España é Indias se reparte a los fieles por cuanto vos contribuisteis, es decir, en aflojando la moneda. Es, como ya dije, de los papeles mas malos, y como ya diré, el papel mas caro que se vende, aunque entre en la cuenta la gaceta de Cadiz con todos sus apéndices. Sin embargo ninguno tiene despacho tan horroroso: se cuentan por millones los ejemplares que se venden... de limosna, y eso que casi nadie los lee.

El contenido de la bula siempre es el mismo; pero como es tan importante, todos los años se reimprime para los olvidadizos.

Todo fiel cristiano está obligado á tomar anualmente un ejemplar, que se guarda como reliquia hasta fin de año: luego se rompe, se tira, o se envuelve con el turron de Alicante: lo que se quiera.

La bula sirve para mil cosas que dan salud al cuerpo, y al alma si la conviene: es un título que gozamos solos los fieles españoles y los fielísimos portugueses para comer ciertos manjares que las demás naciones, menos escrupulosas, comen sin este condimento. De forma que yo Juan Español, por tristes tres rs. de vn. que cuesta la bula, en teniendo bula puedo, v. gr. comer huevos, como los tenga: con la particularidad de que si no los tengo, no los puedo comer, aunque tenga bula.

Se distinguen vulgarmente varias especies de bula comprendidas en la general ó de la Santa-Cruzada: bula de lacticinios, bula de carne, bula de composicion, y... tambien hay bula para difuntos.


  1. Pero ¡que costosos! cuando Hernan Cortés llegó á Méjico, pueblo el menos rudo de América, aquel imperio presentaba el espectáculo mas horroroso de supersticion y barbarie: la sangre humana se derramaba tan profusamente en holocausto á sus dioses, que hasta se amasaba con ella una especie de pan bendito. Todos los años, en diferentes estaciones, les sacrificaban varias víctimas de sangre ilustre, ademas de los prisioneros de guerra á quienes arrancaban el corazon, y se le ofrecían al dios Vitzliputzlí, el cual creian brutamente que comia corazones: el cuerpo servía de pasto á los que le habian hecho prisionero, teniendo cuidado de devolver la calavera, para que se fijase en el templo. El aspecto que este ofrecia, chapado todo de cráneos humanos, horrorizaba; pero horroriza aun mas el número de víctimas que se inmolaban solemnidades hubo en que se sacrificaron hasta doscientos mil infelices.
    Como la carne humana era el manjar de su dios, cuando faltaban víctimas, se suspendían los oficios sagrados: especie de entredicho que aterraba los animos como presagio de alguna grande calamidad.
    Ocurríase á ella con la declaracion de la guerra, la cual como acto de religion era incumbencia y derecho de los sacerdotes. Para la solemnidad de su publicacion, el topilzin ó sumo-sacerdote se presentaba con lúgubre aparato al emperador, y le decia: Cacique, el dios tiene hambre. Sonaba luego en señal de guerra la terrible trompa santa (que asi se llamaba), y al punto todos los mejicanos tomaban las armas, y se derramaban por las naciones vecinas á hacer presas con que saciar el hambre supuesta de su dios, y la barbarie real de sus ministros. -¡Que diferencia de religion á religion, y de tiempos á tiempos!