El cantar del romero: 02
I
editarVuelve a surgir, inspiración dormida,
en el fondo de mi alma fatigada,
sobre los desengaños de la vida
y ante su fin ya próximo… la nada.
En tu pulmón la voz enmudecida
busca y tu fuerza juvenil pasada,
y ven antes que el tiempo se me huya
y el hálito vital se me concluya.
Lo sé: los años sobre mí se apilan:
ya abre ante mí la eternidad sus puertas;
sobre la tierra ya mis pies vacilan:
mis oídos ya torpes y ya inciertas
mis miradas están: ya se aniquilan
mis fuerzas corporales: pero aún vive
la fe en mi alma; en mi cerebro aún arde
esa chispa del sol, la inteligencia,
emanación de Dios; que de ÉL recibe
el poeta de fe que a Dios concibe;
que en el hombre de fe se nubla tarde
y se apaga no más con su existencia:
porque Dios a su espíritu la adhiere
con la inmortalidad, y a su presencia
ya con el alma cuando el cuerpo muere.
Y aún vive en mí, fermenta todavía
y en mi caliente corazón se esconde
esa honda fe que por doquier me guía,
y aun a la voz de la alma poesía
mi independiente corazón responde.
Aún vive: siento aun y aun oigo y veo
por donde fijo la insegura planta
la faz de Dios y su presencia santa,
de negarle o no verle nunca reo:
hoy que la tierra en mi vejez paseo,
sus maravillas ante mí levanta;
y poeta de Dios, porque en Dios creo,
mi inspiración sus maravillas canta.