Curso Zodiacal: Geminis

Curso Zodiacal:
GEMINIS

de Henrich Arnold Krumm-Heller

Querido Discípulo:

Los videntes observan que los Chacras (círculos, discos, ruedas de los centros magnéticos) están inmóviles en la mayoría de los seres humanos y que, sólo cuando se hacen prácticas ocultas y el Discípulo se convierte en Rosa Cruz, comienzan a girar esas ruedas, que nos describe Gichtel como tales y que, en forma teosófica, nos ofrece Leadbeater. Gichtel ve estas ruedas como especies de rosas o flores de loto y advierte que corresponden o derivan de nuestras propias Glándulas.

No hace más que unos veinte años que conocemos con alguna más extensión la importancia de las Glándulas Endocrinas. Anteriormente, el hombre conocía menos de anatomía y ésta era la causa de que, confundiera el Corazón en sus efectos tatwicos (impulso central que mantiene la materia en cierto estado vibratorio), con los Cuerpos Epitelares.

Como la mayor parte de los Discípulos conocen la terminología teosófica oriental, diremos que después de haber despertado Sahasrara pasamos a Ajna y Vishuddi, y ahora, en los Cuerpos Epitelares, llegamos a Anahata. De la cabeza hemos bajado al cuello, y al seguir descendiendo, nos hallamos con este último y enigmático centro de emociones.

Steiner, fue el primero que nos llamó la atención sobre el Corazón y su grandiosa importancia como plexo, pero no admitía el efecto dechacras como lo presenta Leadbeater, quien probablemente ignora la anatomía oculta Rosa Cruz por su incapacidad para leer esas obras de la época de Gichtel, escritas en una mezcolanza de alemán y latín medieval. Esa conclusión sacamos cuando hablamos con él. El Corazón no es una bomba, tal como se ha descrito, sino que es un cuerpo movido por el impulso sanguíneo y su papel oculto hemos de ver más tarde.

Sigamos hoy con nuestros centros magnéticos ocultos, que están íntimamente relacionados con las Glándulas de Secreción Interna, aunque sea sensible enmendar la plana a Leadbeater, pero conocemos muchas prácticas ocultas de la Sección Esotérica de la S. T. que están mal concretadas y son perjudiciales. Para que el Discípulo comprenda la importancia de los Cuerpos Epitelares o Glándulas Paratiroideas como también se las ha llamado, necesitamos forzosamente trasladarnos al campo de la patología y estudiar algo de una enfermedad que está profundamente relacionada con esas Glándulas. Conociendo, pues, el aspecto enfermo, podremos comprender más fácilmente la necesidad de un cuerpo sano y la acción que en él ejercitan las Glándulas.

Esta enfermedad a que nos referimos, es la tetania (tensión convulsiva de los músculos sometidos al imperio de la voluntad) que conocemos primeramente por una insuficiencia de nutrición y que se manifiesta después con espasmos tónicos de las extremidades. Estos enfermos sufren una especie de calambres o movimientos convulsivos habituales, ya sea en los párpados, en las manos, en la cara, en el vientre o en las extremidades. Hay personas que manifiestan cierto tic nervioso que aún no se ha explicado la medicina, y que tiene su origen en dichas Glándulas. Daremos como ejemplo el Baile de San Vito. Desde luego, todos ellos exteriorizan una cantidad de movimientos motores de carácter enfermizo en partes donde solamente debía actuar la voluntad. Aquí vemos al punto una invasión de un sistema nervioso a otro. El cuadro sintomatológico de las enfermedades originadas por defectos de los Cuerpos Epitelares es enorme en su variedad, y muchas enfermedades conocidas, como las de los nervios del Corazón, de los Intestinos y del Estómago, pueden ser explicadas y curadas si dirigimos la acción terapéutica sobre las Glándulas en cuestión.

Es bien curioso que la tetania se observe más en los hombres que en las mujeres, apareciendo en todas partes, sobre todo en los meses de primavera. Es decir, en el tiempo en que ARIES y TAURO entregan su poder a GÉMINIS, es la entrada del cuello a los pulmones y a los brazos, donde tiene su dominio este último Signo.

Ya hemos advertido la lucha entre Venus y Marte. Hemos dicho en la instrucción anterior, que así como hay una lucha entre la Hipófisis y la Epífisis, ahora se repite ese mismo fenómeno entre la Tiroides y las Paratiroides, cuyo efecto puede constatar, desde luego, la medicina oficial. Venus, de nuevo, se enfrenta a Marte; y así como en la guerra se colocan alambradas, es decir trabas y obstáculos al enemigo, Marte, que domina también en Escorpión, busca ese elemento para lanzar sus venenos que Venus en la Tiroides trata de detener. Otra vez se repite, como en la actuación de la Hipófisis y la Epífisis, que el uno es dormilón, solapado, mientras que el otro, Marte, es la actividad. Aquí observamos, por la primera vez, el doble aspecto del Planeta Marte en los Signos de Aries y Escorpión.

Entremos ahora en el terreno de los Gemelos. Hemos dicho que toda la vida es una lucha constante entre Venus y Marte, pero en esa región donde penetramos ahora con las fuerzas magnéticas despertadas, corresponde a Mercurio en Géminis.

En las Iniciaciones antiguas, el Mysto (origen de la palabra misterio) era encerrado en una cámara obscura. Esta cámara representaba el Caos. Tenía que pasar por un corredor estrecho que representaba el cuello y entonces le entregaban los emblemas de Mercurio como organizador de este mismo Caos. En el Rosal, hemos seguido el brote de las hojas, la formación de los pétalos, entrando ahora la época de concretarse la flor. Mercurio es el Espíritu que baja del Cielo a la tierra. La cabeza, es el Cielo; el cuello el espacio, el Caos, y ahora estamos ante la puerta de nuestra propia tierra.

A los neófitos en Egipto les daban el símbolo de Ankh, el símbolo de vida. Recordemos el famoso cuadro de Amenofis III. El Papiro deLeyden trae ese símbolo como cuello, es decir, la vida pasa como aliento por el cuello. Encierra eso un secreto de las Runas, que conoceremos también en estas prácticas, pero más tarde.

Mercurio es, en el Signo de Virgo, la representación del día, mientras que los Gemelos aún permanecen en la noche. Se ve que la corriente de Luz que hemos traído desde arriba se oscurece ahora por la acción de Venus, pero, no obstante, esta misma Luz trata de abrirse camino. Parece que hasta el mismo Signo de los Gemelos representa un camino flanqueado por dos murallas. Ahora en Mercurio todo se hace móvil. Como la palabra lo indica, Mercurio trae todo movimiento y antes de llegar a los Pulmones, necesitamos preparar el aire en la parte superior para lograr luego la acción.

Los Hindúes hablan de despertar a Kundalini (La Serpiente del Fuego) por medio de ejercicios respiratorios, y Rama Prasad ofrece unas prácticas a este respecto, admirables para los indios que durante siglos han llevado una alimentación muy sencilla y tienen muchos menos elementos morbosos que nosotros. Estos mismos elementos, si hacemos nosotros esas mismas prácticas, nos cierran las puertas para Brahmarandra, y por eso necesitamos comenzar por ejercicios más suaves y ligeros sobre el Ida y el Pingalá (las dos columnas positivo-negativas que enlazan a Kundalini).

La obscuridad que hemos mencionado, es la que produce los ensueños. Es decir, el paso de la vigilia al sueño y del sueño a la vigilia. El Discípulo debe fijarse, durante estas prácticas en Géminis, en sus propios sueños. Todos los sueños tienen su valor simbólico, y los Maestros observan al Discípulo mientras duran éstos. Generalmente soñamos con aquello que hemos pensado más intensamente al dormirnos, y esta es la causa de que, durante esta práctica, deba el Discípulo quedarse dormido después de haberse concentrado sobre algo que se relacione con nuestros estudios. Es decir, con un afán, por ejemplo, de ver nuestro Templo, de pensar en un Maestro o, acaso, en un Árbol, el Árbol de la Vida… En fin, cualquier concentración o ejercicio de la imaginación, haciendo al par cinco respiraciones por la nariz, abriendo los brazos y las piernas, expulsando luego el aire por la boca mientras se cierran piernas ybrazos. Estas prácticas pueden hacerse en el lecho o sentado cómodamente.

También es muy eficaz meditar en el fenómeno del nacimiento, pues, recordemos, que AHORA VA A NACER ALGO DENTRO DE NOSOTROS.