Higiene (DEIE)/Aseo o limpieza
Es aplicable á todos los objetos destinados para nuestras necesidades. Alimentos, bebidas, muebles, trajes, todo debe tenerse en el mejor estado de limpieza, pero muy particularmente los objetos que absorben la transpiración y están inmediatamente colocados sobre la piel: estos deben renovarse muy á menudo; la falta de cuidado en este punto puede ocasionar erupciones de todas clases y á veces difíciles de curar. El uso de los baños es muy saludable en todo tiempo.
Hay tres clases de baños; los fríos, cuya temperatura es de 15 á 20º; los tibios, de 22 á 27º y los calientes de 27º á 30º y 31º. La temperatura de estos baños debe variar según el hábito y la constitución de cada individuo. Los baños un poco fríos fortifican la constitución, al paso que los demasiado calientes debilitan considerablemente. Para bañarse se ha de aguardar á que la digestión esté terminada. Aun dentro del baño pueden comerse cosas ligeras, después de haber permanecido en él algún tiempo. Los baños que se toman por limpieza pueden durar media ó una hora, los otros algo menos. Se ha de cuidar de no entrar en el baño hasta que la traspiración haya cesado y de enjugarse bien al salir de él, vistiéndose en seguida con prontitud para evitar la impresión demasiado repentina del aire. Los baños de mar son muy provechosos, principalmente para las personas de una constitución débil y delicada, de un temperamento linfático: con respecto á los medicinales solo un facultativo hábil es el que debe prescribir su uso.
Recomendamos con todas nuestras fuerzas á las señoras que destierren del todo esos cosméticos inventados, según se dice, para conservar la salud y que producen un efecto enteramente contrario; arrugan la piel, marchitan el color natural, impiden la traspiración, determinan la aparición de granos, erisipelas, &c. Los únicos cosméticos que deben emplear para conservar la hermosura y robustez consisten en lociones de agua pura, fría ó tibia en que pueden echarse algunas gotas de una esencia cualquiera, la pasta de almendras, los jabones perfumados ó sin perfumar. Los cabellos no exigen otro cuidado que el de lavarlos algunas veces, peinarlos muy á menudo y trenzarlos con gracia. Puede emplearse también sin inconveniente, para suavizarlos, un poco de aceite aromático. La dentadura exige mas precauciones. Es preciso enjuagarla frecuentemente con agua limpia, frotarla suavemente con el dedo ó con un cepillito que no sea muy duro. Los polvos de coral y otros que se emplean con demasiada aceptación destruyen el esmalte. Los que hoy se recomiendan para este uso y que efectivamente producen los mas portentosos efectos son unos que prepara con un carbón mineral D. Melchor de Ibarrondo, dentista de S. M. El agua Sanitaria del mismo Sr. afirma, limpia y conserva la dentadura en el estado mas hermoso.
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