Viajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi/Apéndice III

III
LA LEYENDA
DE LA
CIUDAD ENCANTADA DE LOS CÉSARES
Su Esencia i Oríjen

A la hora de dar fin a este libro, deseo todavía obsequiar al benévolo lector, que me haya seguido, sin cansarse, por los Diarios de Menendez i los largos comentarios, un aguinaldo alusivo como recuerdo de las horas que les haya dedicado al recorrerlos.

Quiero brindarle con una flor, que a modo de la poco vistosa violeta vejeta desde siglos en boton, olvidada i desestimada, sin atraer la atencion del paseante, i espera la mano de un poeta para cojerla i hacerla abrirse en todo su brillo i fragancia.

No dudo de que toda persona ilustrada se impondrá con placer de un inesperado incremento de la poesía popular de la América Española.

En verdad, esta clase de poesía es casi desconocida en el Nuevo Mundo. Sin embargo, los distinguidos filólogos señores Rodolfo Lenz i Federico Hansen ya la señalan como existente positivamente en Chile. Han hecho presente la necesidad de indagarla i han puesto manos a la obra, procurando de sacarla a la luz i estudiarla.

Esta poesía es efectivamente de importancia primordial por sus producciones tan hermosas: en todos los paises del Antiguo Mundo las leyendas, cuentos i "sagas" (Saga en escandinavo, Sage en aleman), que se comprenden hoi bajo el nuevo término ingles "folklore" i constituyen la version popular de la historia primitiva de los pueblos, poseen un fondo de la mas sublime i verdadera poesía. En la culta Europa floreció este jénero de poesía tanto en la Antigüedad como en la Edad Media Los temas nacidos en la imajinacion del pueblo han sido desarrollados por poetas de primer órden, cuyos cánticos de carácter épico se conservan i se aprecian como incomparables obras maestras; recordemos a Homero, Ossian, Chrestien de Troyes, Wolfram von Eschenbach i al autor anónimo del "Niebelungenlied".

En la América faltan, al parecer, casi del todo estos cantos épicos, no solo en la letra escrita e impresa, sino aun en la voz del pueblo. En cambio son abundantes los temas para ellos en todas las tierras a que dirijieron sus pasos el conquistador i el colono español. Es evidente existia un fondo para la poesía, pero que las condiciones jenerales, de que disfrutaban esas colonias, no eran propicias para darle forma concreta. El lánguido proceso de la civilizacion i amalgamacion del elemento indio no daba la estabilidad necesaria para codificar los argumentos poéticos que brotaban de la fantasía de los hijos del pais.

El espíritu romántico de los conquistadores, no satisfecho con las inmensas riquezas obtenidas en la reparticion del botin de los imperios destruidos de los Incas i Aztecas, soñaba aun con otros tesoros inagotables, pero imajinarios. Como los que se hallaron, escedian toda ponderacion i toda analojía conocida en la historia, era casi óbvio que se figuraran la existencia de otros mayores i aun de una clase fabulosa en las vastísimas comarcas que quedaban por descubrir.

Juan Ponce de Leon salió ya en 1512 (o 1513?) de Santo Domingo "en demanda de la isla de Bimini, donde los Indios fabulosamente decian habia una fuente, que remozaba a los viejos", descubriendo en este viaje La Florida [1]. Notemos que hacian solo veinte años que el imortal Colon habia descubierto la América, cuando hizo en ella su emerjencia esta leyenda, que fué, segun parece, la primera de que se tiene conocimiento. Es de presumir que su radio fuera rápidamente en aumento, formándose de ella los ciclos de la Gran Quibira i del Paititi (Pedro de Usauro, Benjamin Vicuña Mackenna). Usauro dice sobre ellas i los Césares con sarcasmo mui fino, que nos da una alta idea de su ilustracion: "Todo esto es novela i, a resueitar don Quijote, nos sacara de dudas"[2].

Mas vasto i variado es el otro círculo de leyendas fabulosas, que sigue al Sur de Florida en la rejion ecuatorial del Continente i de mar a mar. Es El Dorado que ha hecho un papel tan grande en el primer siglo de la Conquista, siendo perseguido con ahinco por aventureros desalmados (Lope de Aguirre) i viajeros de gran mérito (D. Pedro de Urzua, Walter Raleigh). Humboldt se ha ocupado largamente de los viajes emprendidos para buscarle en las selvas ilimitadas del Amazonas i Orinoco. En nuestro tiempo el señor F. A. Junker von Langegg [3] ha publicado una monografía de estos viajes, sin ocuparse del carácter i oríjen de las leyendas que los motivaran. Mas importante bajo este respecto es un lucido artículo publicado por D. Arístides Rojas [4].

Como tercer campo se presenta, al Sur del que precede, la rejion templada i austral del Continente, es decir Chile i la Arjentina, que es el asiento de la mas hermosa i poética leyenda de la Ciudad encantada de los Césares. Habiendo disertado largamente sobre ella en diferentes partes de este libro, dando una reseña de buen número de viajes emprendidos para buscarla [5] i haciendo constar tambien el papel que toca en ella a la poesía, nos abstenemos de repetir esos antecedentes.

"La leyenda popular verdadera ("Volkssage" en aleman) se manifiesta, como una creencia positiva i nacida del espíritu poético del pueblo", dice un autor contemporáneo [6].

Con respecto a la leyenda del Dorado, Arístides Rojas la califica como perteneciente al "folklore" de Venezuela i dice que "su mito fué la figura poética con lo cual representaron los castellanos los ricos depósitos de oro", que se descubrieron en nuestro tiempo.

En cuanto a los Césares ya hemos invocado la opinion del insigne vate D. Benjamin Vicuña mackenna para demostrar que "su argumento es apropiado para un drama de palpitante emocion" i que "fueron héroes de poética leyenda", considerando las espediciones en busca de ellos, que revestian cierto carácter místico, como las cruzadas de la América española.

Apoyado en tan buenas autoridades i en mi propia conviccion, creo reconocer en estas leyendas la espansion del espíritu poético, que poblaba de maravillas, en la imajinacion de los colonos, los inmensos territorios, situados a sus espaldas, hecho que, segun Poeppig, se observaba constantemente i en todas las latitudes de aquel vasto imperio. Era esta la única inspiracion poética que les era accesible i por lo tanto se les imponia a todos casi sin escepcion i con tanta fuerza de persuacion, que armaron innumerables espediciones en busca de ese fantasma.

De los tres tipos de manifestacion de esta ficcion poética, que acabamos pasar en reseña, la nuestra, la de los Césares, es sin duda la mas hermosa i sublime: el retiro de los vecinos de Osorno, que se han salvado de la destruida ciudad i se establecen en la otra banda de la Cordillera entre los salvajes, es un magnífico argumento poético. Mas fascinador aun es el cuadro de los naúfragos de la espedicion del Obispo de Plasencia (1539), capitaneados por el ínclito D. Sebastian de Argüello, quien se establece en el centro de la Patagonia fundando un imperio con una opulenta capital fuljente de oro i cobre con jardines i árboles frutales, i rejida por las mas sabias leyes, siendo ademas la sede de un Obispo, que precede en antigüedad al de Santiago (Rosales [7], Silvestre Rojas, Eyzaguirre), i formando en su conjunto un dechado de felicidad, en fin "un segundo paraiso terrenal en tierra tan sana que la jente muere de puro vieja" (Silvestre Rojas). Tratándose de mantener a estos fieles en la relijion cristiana, los grandes sacrificios que se hicieron con este objeto demuestran la misma ardiente fé propia de la Edad Media, que impulsó las Cruzadas i levantó las admirables catedrales góticas. Por esta razon Mascardi, Rosales i el clero en jeneral mostraban un anhelo tan vivo por la solucion de este problema de base imajinaria.

En vista de las opiniones de autores tan respetables i de las consideraciones espuestas, no trepido en preconizar aquellas leyendas propias de la América Española, de forma variada pero de índole comun, como la emanacion de la poesía innata al espíritu del colono, la cual, aunque oprimida i en cierto modo latente durante siglos debido al malestar social rebosaba en esas ficciones tan intensas que motivaban las continuas tentativas de probar su realidad.

Me lisonjea la confianza que esta interpretacion de los Césares i demas leyendas análogas como la poesía del pueblo, se abrirá paso en la opinion pública i será fecunda bajo varios conceptos.

Bajo el punto de vista histórico poseemos en ella la clave de la intensidad i tan larga duracion de la creencia en esa fábula, que se hacia interminable e inestirpable a pesar de las pruebas inequívocas de que carecia de base efectiva.

Por otra parte no podemos ménos de aceptar con satisfaccion este espectable argumento poético, sea que permanezca vijente solo en nuestra mente, sea que se haga el tema de una epopeya en manos de un inspirado poeta nacional.

Como tal no es con todo enteramente nuevo para la poesía, sino que poseemos un ensayo mui notable por mi apreciable e ilustrado amigo D. Jorge Klickmann publicado en 1892 [8]. Este drama de tendencia patriótica i nacional situa la ciudad encantada en una isla del lago Villarrica. Por una desobediencia a los mandatos de Pillan se quebranta el encanto, que protejia a la nacion araucana, i la ciudad se hunde para siempre; el inexorable hado entrega al araucano abandonado por sus dioses al invasor español. Es sensible que este hermoso drama no haya llamado la atencion pública; será tiempo todavia de hacerle justicia. Vemos que esta version difiere sensiblemente de la orijinal, porque la ciudad encantada, en lugar de ser la cabecera de un imperio fabuloso de españoles, figura en ella como la capital del reino de Arauco.

Hasta este punto nuestra disertacion se ha ceñido a demostrar la esencia de la leyenda en cuestion. Falta saber si podremos avanzar un paso mas para esclarecer el oríjen de ella.

Se ofrece con respecto a él la pregunta, si la leyenda haya sido autóctona de América, es decir oriunda de ella, o si haya venido del Antiguo Mundo, de España, con los conquistadores.

Acabamos de ver que la fábula del Agua de la Juventud perpetua fué de oríjen indio (americano). Existen varias relaciones atribuidas a los indios sobre los tesoros de los Incas. Conozco tambien una version de los Césares entre los indios de Osorno. Sin embargo esta coincidencia no escluye el oríjen europeo, porque es una lei observada en todas partes, que las leyendas se trasmiten con la mayor facilidad por todos los paises. El Dr. Lenz ha encontrado entre los cuentos araucanos varios que provienen evidentemente del Mundo Antiguo [9].

No debe estrañar esta trasmision desde España de una leyenda a América i hasta a los indios, si tenemos presente que otras tradiciones i costumbres han pasado desde allá a Chile i se han comunicado a los araucanos.

Menciono entre estas, como la mas notable que conozca, "la Fantasía", una fiesta ceremonial de los árabes, que se ejecuta a caballo i consiste en juegos de jinete, en un simulacro de combate i en correrias de caballo con ostentacion por los participantes de su maestría en el arte ecuestre; es celebrada con inmenso entusiasmo por los árabes de hoi dia en ocasiones de cualquier motivo solemne, como por ejemplo en la recepcion de huéspedes distinguidos. Sabiendo que en la Edad Media habia una coneccion íntima entre los árabes i españoles i teniendo en cuenta el nombre español "fantasía", no cabe duda alguna que este juego caballeresco se conocía tambien en España en siglos pasados; tal vez era propio de los godos, porque un juego mui parecido se usaba en Alemania en el siglo XIII bajo el nombre "Buhurt" (Gustav Freitag) [10].

Pues bien, quien lo creyera, esta misma fiesta es celebrada en las mismas ocasiones i en la misma forma por los araucanos en ambos lados de la Cordillera. Gay la representa en su cuadro del entierro del cacique Catiji; Musters la describe estensamente i tomó parte en ella; parece que ella se ejecutaba tambien en los parlamentos celebrados con los Gobernadores.

Tenemos en ella el ejemplo de una costumbre transplantada desde España al Nuevo Mundo i comunicada aun a sus enemigos, los indios, que la recibieron de los españoles junto con el caballo. El jeneral D. Lucio V. Mansilla dejó entrever ya en "su Escursion a los indios Ranqueles" la analojía de esta costumbre de los araucanos con la "fantasía de los árabes" [11].

Tocando aquí solo por incidente esta costumbre comun a los árabes i a los araucanos, me es satisfactorio llamar al mismo tiempo la atencion sobre este importante rasgo etnográfico que es poco conocido.

De la misma manera que los cuentos analizados por el Dr. Lenz i esta fiesta ecuestre vinieron de España a los confines de la América, es fácil que se haya trasplantado tambien a ellos alguna leyenda. Es jeneralmente reconocida la suma facilidad con que las leyendas pasan de un pais a otro, comunicándose desde el Oriente, que es su asiento mas fecundo, por España, Aquitania i Francia a Gran Bretaña i Alemania i vice versa, siendo trasformadas en esta migracion segun las condiciones de cada nuevo pais i mezcladas con las existentes de ántes, resultando una gran variedad de combinaciones de ellas. Conviene por consiguiente que en nuestra investigacion busquemos una leyenda corriente en España, que tenga alguna analojía con la de los Césares i pueda haberse trasmitido de allá a la América, dando oríjen a esta.

Existe efectivamente una leyenda, una de las mas hermosas de la Edad Media, que parece llenar estas condiciones: es la del Santo Greal o Graal.

Esta leyenda, de que existen versiones casi innumerables, teniendo relacion con el héroe de la Pasion José de Arimatea, con los caballeros de la Mesa Redonda del Rei Artus, con Lohengrin, el caballero del cisne, i con los Templarios, reconoce en el fondo comun de sus variantes un vaso de piedra preciosa que habia servido en la Santa Cena a Jesu Cristo i sigue haciendo milagros en la Tierra; es guardado en el misterioso e inaccesible castillo de Monsalvat por caballeros animados del mas puro sentimiento de caridad i fé cristiana, entre ellos por Titurel, Anfortas i Parcival, siendo este último quien le halló i fué investido del cargo de su cuidador. Nos debe bastar esta lijera alusion, puesto que el espacio de que dispongo no me permite engolfarme en la vasta historia de esta leyenda [12].

En una Historia Universal para la juventud (de Annegarn) que no está ya a mi alcance, recuerdo haber leido que al fin de la Edad Media, como en tiempo de Cárlos V, caballeros andantes recorrian todavía la España en busca de aquel castillo místico i de aquella joya milagrosa. Es de suponer que esta tendencia a lo maravilloso del pueblo de la Península Ibérica se esplique por la prevalencia en su sangre del elemento árabe, que, segun sabemos, tiene una predileccion marcada por las leyendas i cuentos fantásticos.

Segun un autor moderno (Wechsler) el asiento del castillo se suponia en diferentes partes, en el lejano Oriente segun unos i en Inglaterra o España segun otros autores. Se cree aun probable que la leyenda misma haya tenido su oríjen en el Norte de España (Marold).

Tenemos aquí una analojía con la primera de las leyendas mencionadas en el suelo americano: el agua de la Vida buscada por Ponce de Leon es, sin duda, mui semejante al Santo Graal, que florecia aun en la Metrópoli en la época en que salian de ella los Conquistadores a tomar posesion del Nuevo Mundo. Es fácil que ellos, que eran tambien verdaderos caballeros andantes, hayan llevado entre sus reminiscencias de la patria la levenda del Santo Graal.

Mas perfecta aun i realmente ineludible es la analojía del Santo Graal con nuestra "Ciudad encantada". Ella es el representante americano del castillo de Monsalvat, i el ínclito Sebastian de Argüello nos aparece como otro Parcival, gobernando su reino con solicitud paternal i simbolizando tambien las virtudes cristianas i caballerescas, tales como las cultivaba la acendrada fé de la Edad Media.

Se comprende que una chispa de aquel sagrado fuego, que haya volado a las tierras de América, debiera prender i propagarse por todo el Continente, variando a mismo tiempo en su argumento, pero conservando siempre su base primitiva, que un exámen atento no dejará de reconocer.

Es plausible tambien que en las condiciones especiales de estos paises la falta de otros temas para la poesía al alcance de los colonos promoviera la jeneralizacion de esta leyenda, ya que se hacia imperiosa la necesidad de algun desahogo del sentimiento poético del pueblo.

Ademas las vastísimas i casi ilimitadas tierras, que rodeaban al conquistador por la espalda, le daban campo para establecer en ellas la leyenda venida de la Metrópoli; los abundantes tesoros hallados sujerian en su imajinacion la existencia de otros mayores. Así se esplica la afirmacion de Poeppig, a que he aludido ántes, que con la dificultad creciente de penetrar a alguna rejion de la América ha marchado siempre pareja la creencia de maravillas de que se supone teatro" [13].

De esta manera la fábula de la leyenda perdia en algo su índole poética pura i se trasformaba en ficcion con apariencia de realidad, motivándose las casi innumerables espediciones para buscar el castillo encantado o los tesoros del Inca.

Tengamos tambien presente que la Colonia, reclusa del contacto del Mundo e ignorante por eso de la marcha progresiva de la ilustracion en Europa, permanecia en un estado equivalente a la Edad Media, i que los rayos de sátira caústica lanzados por el inmortal Cervantes contra "la cablleria andante" no penetrarian a la América. Este estado, que duró hasta los tiempos de Menendez, impidió sin duda que el fondo poético de la leyenda fuese reconocido i aprovechado para la literatura.

Mucho ántes de la época de la Conquista i de la trasmision presunta de la leyenda del Santo Graal a la América desde España, ella habia hecho en Francia i Alemania una evolucion que la alejó de la forma embrionaria, que conservó en aquel continente, i la llevó a su auje mas brillante.

Fué en Francia a fines del siglo XII que Chrestien de Troyes escribió un canto épico "le Conte del Graal", que por desgracia no concluyó por haber sobrevenido su muerte, pero que es a pesar de eso una de las epopeyas mas preciosas de la Edad Media, cuyo mérito sobresaliente aprecia cada vez mas en nuestro tiempo. A principios del siglo siguiente Wolfram von Eschenbach, cantor caballeresco aleman, inspirándose en la obra de Chrestien, compuso su célebre epopeya "Parcival", que dió a la leyenda del Graal la mayor perfeccion, con un fondo tan rico en poesía como en sentimientos de caridad.

Las jeneraciones modernas han cultivado con creciente interes la sublime poesía de estos cantos épicos de la Edad Media, que habian quedado casi olvidados durante cinco o seis siglos. No hace mucho el grande i jenial poeta i músico aleman Richard Wagner ha hecho la leyenda del Graal que nos legaran Chrestien i sobre todo Eschenbach, el tema de sus producciones poético-musicales de estilo tan grandioso, reconociendo en ella i en la de algunos héroes allegados (Lohengrin, Siegfried, Tannhaüser) la poesía mas perfecta i pura,—opinion que cada dia va ganando terreno.

Ahora, si fuera efectivo lo que hemos tratado de demostrar, que la leyenda de la ciudad encantada de los Césares de Chile i la Arjentina, sea un equivalente de la del Santo Graal i aun talvez su continuacion directa, resulta que poseemos en ella un fondo de poesía de sumo valor al estilo de Wagner. Por mas estraño e ilusorio que parezca, nos podemos figurar que el jenio de este gran maestro haya franqueado el Océano i halle en la América i sobre todo en la Rejion Austral, que nos ocupa los argumentos poéticos mas hermosos i análogos a los que sirvieran de base a sus obras inmortales.

Es como si su sombra estuviera aun entre nosotros: temas análogos a los de sus grandiosos dramas nos son familiares de la hermosa leyenda de los Césares i corrian, segun vimos, como verídicas en la mente de colonos españoles de América. Hace solo un siglo que vimos estinguirse la fábula en los campos de Nahuelhuapi, su último baluarte, miéntras que las leyendas de Europa glorificadas por Wagner datan de una época mucho mas remota i por lo tanto mas distante de los horizontes intelectuales del tiempo moderno.

Abrigo la esperanza que mi tésis sobre la esencia i el oríjen de esta leyenda dé el impulso para nuevos estudios, i que confirmándose de alguna manera mis apreciaciones, ella sea mirada en adelante con preferente estimacion por los hijos del pais como una de las mas hermosas ficciones poéticas propias para una futura epopeya nacional en el sentido que ya le diera el esclarecido Benjamin Vicuña Mackenna, i al ejemplo del señor Jorge Klickmann.

Habiendo dado, en los comentarios que preceden, buen número de datos i apreciaciones dispersas sobre los Césares, que hacen tambien un importante papel en los "Diarios" de nuestro autor, celebro haber logrado esta oportunidad para dar a conocer mis ideas sobre esta leyenda. A no haberlo hecho en este lugar, habria tenido que escribir una publicacion especial destinada a ella, para la que mis fuerzas no alcancen probablemente, ya que el trabajo, a que estoi dando cima en este momento, me ha dejado cansado. Ademas este "ensayo" de esclarecer e interpretar la verdadera naturaleza de la leyenda servirá de complemento armonioso a las variadas empresas, noticias i apreciaciones relacionadas con ella, que hemos pasado en revista en el curso de la narracion.

Por fin, al despedirme del complaciente lector, le pido su induljencia por haberme avanzado en esta i otras teorias nuevas. Si considero esta leyenda como una manifestacion del jénio poético del pueblo—, si la he señalado como una derivacion de la leyenda del Santo Graal—i si la he identificado con las inspiraciones mas bellas e ideales del jenial bardo Richard Wagner me ha llevado quizas involuntariamente el mismo impulso a la poesía, que dominó antiguamente a sus autores. Puede ser que mi argumentacion no sea aceptable ante un rigoroso exámen científico, aunque me asista la conviccion de haberla fundado bien.

Con todo, la poesía bien vale al lado de la ciencia; ellas no se escluyen: he tratado en mis comentarios de rendir culto a una i a otra, en cuanto lo permitan mis limitadas fuerzas.


  1. La Florida del Inca por Garcilaso de la Vega, 2ª ed. Madrid 1723, p. 3.
  2. "Bibliot. Jeogr.-Hidrogr." publ. por Nicolas Anrique, IIª Serie, 1898 p. 165.
  3. El Dorado, Leipzig, 1888.
  4. Foklore Venezolano, el Mito del Dorado, "La Union," Valparaiso, 24 febrero de 1894.
  5. Véase Benj. vicuña Mackenna, Relaciones Históricas, La Ciudad Encantada 1877; Dr. H. Steffen Die Anfänge der Sage von der Ciudad encantada, "Verhandl. d. deutsch. wissenschaft. Vereins zu Santiago," t. II 1892 p. 219 i E. S.
  6. "Meyer's Konversations Lexikon" 4.ª edic., artículo "Sage".
  7. Rosales, Historia t. I p 31: (Amunátegui) l. c. t. III p. 76; Carvallo, "Historiadores" t. X p. 190; Ultimo Viaje al Estrecho de Magallanes de la Santa Maria de la Cabeza Madrid 1788 p. 216; véase ademas Barros Arana, Historia t. I p. 226, 399 etc., i las obras frecuentemente citadas de Moraleda, p. 39, 386, 424, 432, Usauro de Martinez i Angelis.
  8. La Ciudad encantada de Chile, Drama patriótico histórico fantástico, Valparaiso, Libreria Universal.
  9. Apéndice a los cuentos araucanos I, II, III, Estudios araucanos VI VII, VIII, Anal d. l. Univ. 1897 t. I Junio p. 626 t. II Julio p. 177.
  10. Bilder aus der Deuyschen Vergangenheit, t II parte I p. 21
  11. l. c., Leipzig, 1877, t. I p. 172.
  12. Véase Georg Weber, Allgemeine Weltgeschichte, Leipzig 1868, t. VII, p. 416 i 482 Eduard Wechsler, Die Sage vom heiligen Gral, Hale. 1898; K. Marold, Hartmann von Ave, Wolfram von Eschenbach..., Stuttgart 1892.
  13. l. c. t. II p. 245.