Granada mía!: 04
TRENO IV. EL TERREMOTO
editar«Espera, rawí o bardo, almoghrebí o cristiano,
y cuando algunas horas en donde estás estés,
en tu cantar muzárabe, si escapas de mi sano,
de lo que pasa es fuerza que explicación te des.
Espera ahí, aunque el ritmo de tu cantar sea roto:
espera…, ¿sientes?…, ¡tiemblas! ¿Concibes ya lo que es?
Yo soy quien pasa. ¡Paso! Yo soy el terremoto,
que te alza con la tierra sobre que están tus pies.
Yo soy: poeta, canta
sobre mi espalda ahora:
yo soy: tu voz levanta
sobre mi rastro y llora,
y la clemencia santa
de Dios cantando implora
tu fin si no te espanta
cantar tan de través.»
—Yo espero en Dios: tu muerte con sus dolores,
no me espanta: me sobra lo que he vivido:
lo que me espanta, ¡oh germen de sus temblores!,
es mi Edén de Granada ver convertido
por ti en páramo agreste sin moradores.
¡Granada mía!
Yo incrustar en la tuya logré mi historia,
yo cifré en ti mi gloria, mi idolatría,
y mi vida cantando pasé tu gloria
día por día:
mas sabes que agua y fuego van a porfía
por regular del globo la trayectoria
rajándole y soldándole mientras se enfría;
y ante esos dos titanes trastornadores,
temblar y llorar puede ¡Granada mía!
nada más, cuando tiembles y cuando llores,
mi poesía.