Comentarios del Pueblo Araucano II/Introducción

 
COMENTARIOS DEL PUEBLO ARAUCANO
II
LA JIMNASIA NACIONAL
(JUEGOS, EJERCICIOS GUERREROS I DEPORTIVOS I BAILES)
POR

DEDICATORIA

Para el anciano cacique de Pelal, don Fermin Trekamañ Manquilef, que con melancólico acento esclama cada vez que observa una partida de chueca: «Afkilpe aukantun duņu, aukantun duņu meu, piam, yeņeenolu ta che; que no se concluya el conocimiento del juego, pues por él, se dice, la jente fué invencible.

El Autor.

 Temuco, 25 de Julio de 1911.


 

INTRODUCCION


Alentado por las lisonjeras palabras del señor doctor Lenz, me atrevo hoi a presentar a la consideracion del amable lector un segundo folleto acerca del libro ya iniciado con el título de Comentario del Pueblo Araucano.

«Avlayai mapuche duņu—no se acabará el conocimiento de los araucanos» es el argumento que siempre ha hecho fuerza a los indios, cuando les pedí noticias sobre su lengua i literatura. Avlayai mapuche duņu repetía el venerable cacique Ramon Painemal, de Cholchol, con una mirada llena de benevolencia i gratitud [1]».

Son estas majistrales frases las que me han impulsado a seguir siempre con constancia mis humildes estudios acerca del aboríjen chileno.

Por eso es que hoi, al presentar este estudio sobre la jimnasia nacional, trato de probar que, al mismo tiempo que se mantiene fresco ese pensamiento sencillo i natural del indio, existe en el alma ese instinto sublime que liga al hombre con su patrio suelo.

He ahí, pues, el oríjen de este modesto trabajo.

La raza araucana no tiene nada escrito; su historia, sus costumbres i sus ritos han pasado de jeneracion a jeneracion por la tradicion trasmitida de padre a hijo.

Avaluar la importancia de la tradicion al lado de la historia escrita, resulta un tanto inexacto; pero tratándose de la sencillez habitual del indio, aparece desnuda de todas las modificaciones tan peculiares en otras fuentes de investigacion moderna. Reconociéndole este alcance, pude apreciar el valor de la frase lanzada, miéntras ensayaba una partida de chueca, Afkilpe aukantun duņu, aukantun meu, piam, yeņenolu ta che «que no se concluya el conocimiento del juego, pues por él, se dice, la jente fue invencible». El entusiasmo fué tanto que, despues de numerosas investigaciones practicadas en distintos puntos de la Araucanía, me dieron el material que presento bajo del epígrafe de jimnasia nacional.


El tópico de la jimnasia nacional, segun nuestro humilde modo de pensar, jamas habria pasado inadvertido por los que verdaderamente aman i estudian a un pueblo. Lo estimo así, porque en la jimnasia está la base de la defensa i del saber; está el desarrollo del cuerpo i la manifestacion del espíritu. La jimnasia, en una palabra, en su desarrollo corporal «es el fundamento del desarrollo racional de la voluntad i de las demas facultades del alma».

Pero bien se sabe que «solo el que ama a un pueblo es capaz de penetrar en las reconditeces de su alma [2]» i para descubrir lo que ocultamente pasa de jeneracion a jeneracion se necesita haber heredado esa sangre, esas costumbres i esos sentimientos innatos de raza.

Podrian ser los escritores del araucano conocedores de su idioma, pero no del sentimiento íntimo. Baste decir que muchos, bajo el móvil de diversas circunstancias, atrofian, funden o alteran un pensamiento mapuche tan solo con el suave desliz de un sencillo e intencionado plumazo.


La jimnasia nacional, segun mis estudios, abarca los juegos antiguos i modernos. Los primeros comprenden los domésticos, guerreros i festivos, i los segundos los adquiridos e importados i la táctica militar.

Hai que tener presente que los juegos dieron a Chile la supremacía militar sobre los aboríjenes del Nuevo Mundo.

Basándose, tal vez, en esta verdad innegable, don Leotardo Matus Z., en su importante conferencia dada en Buenos Aires, dijo: «Los araucanos fueron los indios mas valientes i mas fuertes de todas las razas que han poblado la América». Baste decir que el distinguido profesor es uno de los estudiosos que han comprendido que la vida que se alcanza en medio de la naturaleza es la inculcadora de esa educacion «que desarrolla, fortifica, realza i ennoblece el ser».

Si el indio no hubiese tenido su jimnasia, no habria sido intrépido, valeroso, astuto, fuerte, diestro, noble i ájil. Sin ella no habria podido resistir a «todas las intemperies de las estaciones, las rápidas variaciones del clima, sobrellevar con heroica resolucion las contrariedades i privaciones de la vida».

Merced a esa jimnasia salvaje i moralizadora del araucano, fué como la España, la reina i culta señora del Viejo Mundo, la nacion en cuyos dominios no se ocultaba el sol, encontró su eclipse total en ese rincon del orbe que con designacion majestuosa i reverencial se pronunciaba por las cortes con el nombre de Estado Araucano.


En cuanto al fin primordial de la jimnasia nacional, resalta al narrar sobre la importancia de cada grupo.

Los simples juegos domésticos del mapuche nos enseñan las prescripciones pedagójicas, porque así se denominan «todos los que pueden aplicarse al desarrollo de las facultades físicas, intelectuales i morales del organismo humano».

Los ejercicios guerreros hicieron al indio apto para vencer todas las dificultades i peligros; triunfar hasta a pecho descubierto i en campo raso de todos los obstáculos de su intelijente i osado conquistador. Fué el ejercicio guerrero el que revistió al mapuche con tan bellas cualidades i que lo hizo capaz de sobrepujar todos los sacrificios i penurias en pro de su patria i de sus conciudadanos.

La jimnasia araucana de belicosa tendencia, buscó el movimiento en la vida de la naturaleza, encontrando su accion tan diversa, innumerable e incesante en la lucha por la independencia de su patria.

La jimnacia araucana preconizó, pues, su valor en que todo movimiento es bello, toda accion fecunda i toda fuerza admirable.

En resúmen, sintetizo la importancia del tópico que trato diciendo i afirmando que los juegos domésticos son la poesía de la ruka paterna; los guerreros son los escudos i baluartes de sus terruños; los festivos son la tranquilidad del deber cumplido, i los modernos son las manifestaciones de la intelijencia i la razon.

El Autor

Temuco, 31 de Mayo de 1911.


  1. Rodolfo Lenz, Discurso de «La literatura araucana», pájina 12.
  2. De una carta que don Julio Vicuña Cifuentes dirijió al autor para darle instrucciones sobre el modo de recopilar romances.