Primera Gramática de la lengua Castellana: 2.06

Primera Gramática de la lengua Castellana
LIBRO SEGUNDO, EN QUE TRATA DE LA PROSODIA ET SÍLABA
Capítulo VI, de los consonantes, et cuál et qué cosa es consonante en la copla.

de Antonio de Nebrija

Los que compusieron versos en ebraico, griego et latín, hiziéronlos, por medida de sílabas luengas et breves. Mas después que con todas las buenas artes se perdió la Gramática, et no supieron distinguir entre sílabas luengas et breves, desatáronse de aquella lei et pusiéronse en otra necessidad: de cerrar cierto número de sílabas debaxo de consonantes. Tales fueron los que después de aquellos santos varones que echaron los cimientos de nuestra religión, compusieron himnos por consonantes, contando sola mente las sílabas, no curando de la longura et tiempo dellas; el cual ierro, con mucha ambición et gana, los nuestros arrebataron, e lo que todos los varones doctos con mucha diligencia avían et rehusavan por cosa viciosa, nos otros abraçamos como cosa de mucha elegancia et hermosura. Por que, como dize Aristóteles, por muchas razones avemos de huir los consonantes: la primera, porque las palabras fueron halladas para dezir lo que sentimos, et no, por el contrario, el sentido a de servir a las palabras; lo cual hazen los que usan de consonantes en las cláusulas de los versos; que dizen lo que las palabras demandan, et no lo que ellos sienten. La segunda, por que en habla no ai cosa que más ofenda las orejas, ni que maior hastío nos traiga, que la semejança, la cual traen los consonantes entre sí; e aunque Tulio ponga entre los colores retóricos las cláusulas que acaban o caen en semejante manera, esto a de ser pocas vezes, et no de manera que sea más la salsa quel manjar. La tercera, por que las palabras son para traspassar en las orejas del auditor aquello que nos otros sentimos teniendo lo atento en lo que queremos dezir; mas usando de consonantes, el que oie no mira lo que se dize, antes está como suspenso esperando el consonante que se sigue; lo cual, conociendo nuestros poetas, expienden en los primeros versos lo vano et ocioso, mientras que el auditor está como atónito, et guardan lo maciço et bueno para el último verso de la copia, por que los otros desvanecidos de la memoria, aquél sólo quede assentado en las orejas. Mas por que este error et vicio ia está consentido et recebido de todos los nuestros, veamos cuál et qué cosa es consonante. Tulio, en el cuarto libro de los Retóricos, dos maneras pone de consonantes: una, cuando dos palabras o muchas de un especie caen en una manera por declinación, como Juan de Mena:

Las grandes hazañas de nuestros señores,
Dañadas de olvido por falta de auctores;

señores et autores caen en una manera, por que son consonantes en la declinación del nombre. Esta figura los grammáticos llaman homeóptoton; Tulio interpretóla semejante caída. la segunda manera de consonante es cuando dos o muchas palabras de diversas especies acaban en una manera, como el mesmo autor:

Estados de gentes que giras et trocas
Tus muchas falacias, tus firmezas pocas;

trocas et pocas son diversas partes de la oración, et acaban en una manera. A esta figura los gramáticos llaman homeotéleuton; Tulio interpretóla semejante dexo. Mas esta diferencia de consonantes no distinguen nuestros poetas, aunque entre sí tengan algún tanto de diversidad. Assí que será el consonante caída o dexo, conforme de semejantes o diversas partes de la oración. Los latinos pueden hazer consonante desde la sílaba penúltima o de la antepenúltima, siendo la penúltima grave. Mas los nuestros nunca hazen el consonante, sino desde la vocal donde principal mente está el acento agudo, en la última o penúltima sílaba. Lo cual acontece, por que, como diremos abaxo, todos los versos de que nuestros poetas usan, o son iámbicos ipponáticos, o adónicos; en los cuales, la penúltima es siempre aguda, o la última, cuando es aguda et vale por dos sílabas. I si la sílaba de donde comiença a se de terminar el consonante es compuesta de dos vocales, o tres, cogidas por diphthongo, abasta que se consiga la semejança de letras desde la sílaba o vocal donde está el acento agudo. Assí que no será consonante entre treinta et tinta, mas será entre tierra et guerra, i aunque Juan de Mena en la Coronación, hizo consonantes entre proverbios et sobervios, puédese escusar por lo que diximos de la vezindad que tienen entre sí la b con la u consonante. Nuestros maiores no eran tan ambiciosos en tassar los consonantes, et harto les parecía que bastava la semejança de las vocales, aunque non se consiguiesse la de las consonantes; et assí hazían consonar estas palabras santa, morada, alva; como en aquel romance antiguo:

Digas tú el ermitaño, que hazes la vida santa:
Aquel ciervo del pie blanco ¿dónde baze su morada?
Por aquí passó esta noche, un ora antes del alva.

Prólogo
LIBRO I : I - II - III - IIII - V - VI - VII - VIII - IX - X
LIBRO II : I - II - III - IIII - V - VI - VII - VIII - IX - X
LIBRO III : I - II - III - IIII - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII - XIII - XIIII - XV - XVI - XVII
LIBRO IIII : I - II - III - IIII - V - VI - VII
LIBRO V : Pr - I - II - III - IIII - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI
DEO GRACIAS