Viajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi/Epílogo


I

REMINISCENCIAS DE MENENDEZ

Hemos dado en el curso de nuestra narracion algunos rasgos biográficos de Menendez, que corresponden al período anterior a su venida a Chiloé, i hemos observado en seguida, su vida mas de cerca en sus viajes, que abrazan un espacio de casi veinte años, indudablemente el período en que se hallaba en el mayor auje de su carrera Nos cabria ahora la tarea de hacer la reseña de su ocaso i fallecimiento para dejar completo este cuadro biográfico, satisfaciendo, si fuera posible, la aspiracion justificada de cada lector, que haya seguido con interes la obra de un autor, de imponerse al fin de ella de los pormenores de esa época de frajilidad.

Desgraciadamente tenemos que confesar que nos hemos visto en la imposibilidad de cumplir con esa tarea piadosa, porque si los datos del primer período han sido escasos, los de este último son enteramente deficientes. A pesar de muchos pasos dados con este objeto, hemos conseguido solo uno que fuera posterior a sus viajes; le debemos a Moraleda, nuestro guia fiel en la biografía de Menendez. Como este inmejorable marino e historiógrafo de Chiloé se retiró a Lima a principios de 1796, nos faltan desde entónces por completo los datos sobre la marcha de esta provincia i tambien sobre nuestro autor.

Segun Moraleda. "Fr. Francisco Menendez, presidente de estas misiones, llegó el 5 de diciembre de 1795 desde el Callao a San Carlos con 44 dias de navegacion en la fragatilla particular nombrada La Ventura [1]".

Este buque era familiar a Menendez porque segun vimos arriba, habia navegado ántes en él del Callao a San Cárlos en noviembre de 1796, al volver a Chiloé con la comision del virei de descubrir el lago de Nahuelhuapi, dando principio al segundo período, el mas brillante, de su carrera de esplorador.

Resulta del dato comunicado por Moraleda que Menendez se habia trasladado a Lima u Ocopa despues de la vuelta de su último viaje a Nahuelhuapi, lo mismo que despues de los dos viajes anteriores.

Llama la atencion que Menendez viniera esta vez revestido del carácter de presidente de las misiones. ¿Sería esta una distincion que el Colejio de Ocopa le hubiera concedido en premio de sus memorables servicios en circunstancias que él deseara quedarse tal vez en Chiloé por estar a costumbrado a su clima i suelo i al jenio de sus habitantes? No lo sabemos.

Podriamos preguntar tambien, si Menendez meditara volver aun a Nahuelhuapi para continuar las relaciones con sus caros amigos de allá, que le habrian esperado en vano en el verano pasado [2]. Aunque esta suposicion no sea inverosímil en si misma, no es sin embargo probable, porque llegó algo tarde para hacer una nueva espedicion i no emprendió nada en los meses siguientes del verano en curso, puesto que en caso contrario Moraleda, quien estaba todavía en San Cárlos, lo habria apuntado infaliblemente en sus "Acaecimientos de alguna nota".

Tuvo lugar en estos mismos meses un cambio trascendental que debia afectar hondamente a Menendez i disuadirle de toda nueva idea de viaje si es que ocupara todavía su mente. El 7 de febrero de 1796 se tuvo la noticia en San Cárlos que el presidente de Chile D. Ambrosio O'Higgins habia sido promovido a virei del Perú en luga de D. Francisco Gil y Lemus, el protector de Menendez i promotor de las esploraciones de ultra-cordllera. El virei cesante entregó el mando a su sucesor el 6 de junio del mismo año.

El nuevo virei no habia mostrado jamas durante su earrera en Chile interes por el problema de los Césares; ademas parece que la provincia de Chiloé no gozaba con él de la misma predileccion, con que la habian favorecido los vireyes anteriores desde Amat. Siendo que cupiera a O'Higgins el mérito i la gloria de haber repoblado la antigua Osorno, protejia de preferencia esta nueva fundacion i la provincia de Valdivia. Por esta razon desatendió a Chiloé i dispuso en cambio una espedicion de reconocimiento en 1798 a las órdenes de su protejido, amigo i paisano D. Juan Mackenna [3].

En cuanto al virei Gil y Lemus no hemos incluido su persona en nuestra reseña, porque al hacerlo nos habriamos alejado demasiado de nuestro tema. Solo sí, hemos sacado en limpio, que fué en cierto modo ingrato con nuestro autor, porque no le nombra siquiera en su estensa "Relacion de Gobierno" [4]. ¿Seria el sentimiento de vergüenza que moviera al virei de no mencionar siquiera los trabajos ordenados por él i llevados a cabo por Menendez para descubrir a los fabulosos Aucahuincas? Su proceder estraña tanto mas, cuanto que en el mismo lugar hace ampliamente mérito de los trabajos de Moraleda, ateniéndose a los datos de Malaspina. Sabemos que la recomendacion del virei cesante a favor de Moraleda no le valió con todo ninguna recompensa o ascenso, quedando hasta su muerte en una posicion subalterna.

Vemos que a Menendez i Moraleda i, por el lado del Atlántico, al esforzado Villarino les cupo la misma suerte que a muchos otros descubridores: mueren sin que la importancia de sus servicios haya sido reconocida i sin que ellos hayan sido premiados.

La fama de Menendez, llevada a tan lejanas comarcas en el continente austral, se estinguió repentinamente sin dejar rastro por de pronto. Repetimos que es mui sensible para nosotros no poder comunicar al lector nada sobre sus últimos dias, el lugar de su muerte ni de su tumba. Se estinguiria rodeado de los afectuosos cuidados de sus hermanos de la Órden, cuya modestia i humildad se estiende aun a su sepultura, de modo que no quedara visible ninguna lápida que nos indique la del infatigable esplorador de los Andes australes. No perdemos con todo la esperanza de que se consigan estos datos en lo futuro, cuando nuestra publicacion de sus "Diarios" haya vuelto a llamar la atencion i dado impulso a nuevas investigaciones sobre este particular, como sucedió con motivo de la publicacion de la primera parte.

Han sido igualmente infructuosos mis empeños para obtener algunos datos sobre la marcha posterior de la mision del Colejio de Ocopa en Chiloé i sobre la suerte de los relijiosos conocidos nuestros que formaron parte de ella al lado de Menendez. Es probable que la guerra de la Independencia, que sobrevino a los pocos años, perturbara hondamente su tranquilidad habitual. No sabemos aun si concluyeron sus dias en Chiloé o alcanzaron a retirarse a Ocopa.

Esperaba que el Colejio de Castro de la misma Orden me pudiera proporcionar algunas noticias sobre Menendez i la Mision, i efectivamente su digno Guardian M. R. P. Fr. Matias Segovia se prestó con la mejor voluntad para comunicarme lo poco que le constaba de sus antecesores de mision [5]. Resulta que este colejio, establecido en 1837 por padres venidos de Italia bajo la direccion del M. R. P. Fr. Diego Chuffa, fué una fundacion enteramente nueva, de modo que estos relijiosos no fueron propiamente sucesores de los de Ocopa. En aquella época ya no se hallaba en Chiloé ninguno de los misioneros de Ocopa. Solo vivia a el P. Fr José Antonio Foraste, relijioso del convento franciscano de Santiago [6].

Habiendo pasado al principio de nuestro libro en revista la lucha heróica de los conquistadores de Villarrica i de los filantrópicos misioneros jesuitas con la intemperie de las cordilleras i desiertos i con la barbarie de los indomables salvajes, acabamos de concluir ahora los viajes de Menendez presentados al lector en la forma de sus "Diarios" orijinales Estos constituyen un digno i hermoso epilogo a la antigua historia de Nahuelhuapi, porque evocan tambien en alto grado aquellas virtudes admirables. Marcan ademas un adelanto notable en el sentido del progreso moderno: nos dan por vez primera una idea de las maravillas de la Cordillera austral, trazando delante de nosotros un cuadro fiel i orijinal de su naturaleza grandiosa i dándonos una descripcion jeográfica bastante detallada i correcta.

Las dos secciones correspondientes de este libro abrazan juntas la historia completa de la ínclita Nahuelhuapi durante el réjimen de la Colonia, es decir de la única rejion trasandina austral que posea su historia propia.

Al concluir "los Diarios" de nuestro autor nos falta que agregar solo unos pocos detalles relacionados indirectamente con su persona i con ellos.

Ha sido para mi una grata novedad la comunicacion de nuestro gran historiógrafo, el señor José Toribio Medina [7], de que existe un diario de la segunda espedicion escrito por el aprovechado sarjento Pablo Tellez. El señor Medina tenia en aquel entonces la intencion de publicarlo en "El Ferrocarril" junto con el diario de la segunda espedicion de Menendez; comunicó efectivamente este último que corria ya tambien impreso en el "Anuario Hidrogro" pero, segun parece, no el primero, que se halla pues inédito hasta la fecha. Es probable que este último sirva de complemento mui útil a la relacion de Menendez. Vemos del diario de éste que Tellez era hombre práctico i de instruccion. Deseemos que señor Medina se complazca en publicar a su vez ese diario nuevo.

Si mi memoria no me es infiel, los hijos del Sarjento Tellez empren dieron veinte a treinta años despues una espedicion a Nahuelhuapi, pero no pudiendo abrirse paso, no llegaron. Existe una relacion de este viaje, pero su letra es tan poco intelijible que no se ha podido publicar (F. Vidal Gormaz?).

Habria sido de suponer que los viajes de Menendez, especialmente los de Nahuelhuapi, que debieron marcarse como sucesos notables en la monotonía habitual del Archipiélago, se hubieran conservado hasta lo presente en la memoria de sus vecinos. Existen efectivamente algunas cortas tradiciones verbales, pero son tan desfiguradas i fragmentarias que se puede dudar aun, que se refieran a ellos.

Recuerdo que una de ellas decia que Menendez fué rechazado finalmente por una falanje tan numerosa de indios "que ennegrecian el horizonte". No deja de ser raro que aquel ataque nocturno sin consecuencia haya acabado por abultarse tanto en la fantasía del pueblo.

El capitan Robert Fitzroy[8] relata otro cuento de esta clase que refiere probable mente a Menendez i le fué comunicado por el agrimensor ingles Carlos Douglas, quien le dió otros informes valiosos mencionados arriba:

El suegro de Douglas, un español de Castilla, dirijió hace años una espedicion en busca de la fabulosa ciudad de "los Césares". Atravesó la Cordillera i encontró al otro lado sobre una altiplanicie un número mui grande de toldos colocados en líneas rectas formando calles; junto a ellos habia manadas de caballos i ganados i pequeños retazos de suelo cultivado; pero sin haber tenido tiempo de hacer otras observaciones, su partida fué descubierta, atacada con vigor i rechazada con pérdidas hácia el mar. Es difícil reconocer en este cuento del español anciano una espedicion de Menendez, aunque coincida con la época de ella i no se conozca fuera de esta, ninguna otra que haya dado con los indios [9].

Algo parecido al cuento referido por Douglas es el que me comunicó mi amigo D. Manuel Mancilla Velasquez, a quien he tenido ocasion de citar ántes:

Antonio Alvarez, hijo del gobernador (?) Alvarez, quienes volvieron mas tarde a España, i Pedro Alejandrino Mancilla, el padre de M. Mancilla V., hicieron la segunda espedicion a Nahuelhuapi; los acompañó el guia Yañez, procesado despues por falso. Salieron de Ancud en una "falua" i varias piraguas grandes, llevando 50 hombres de chispa fuera de los hombres de carga. Se internaron por el Rio de San Juan de Dios; el primer cacique con que dieron les fué fiel: llegaron solo hasta la tercera reduccion, donde tuvieron que volver, escapando apénas a un ataque por haber vadeado un rio.

Notemos que en la primera espedicion de Menendez anduvo D. Juan Alvarez, persona que pudiera ser el Alvarez mencionado aquí.

Tenemos en esta serie de cuentos ejemplos curiosos de la suma variedad con que las tradiciones trasmitidas por la boca del pueblo comentan los sucesos. A pesar de la poca conformidad de estas versiones entre ellas i con los hechos, ellas convienen en el rechazo brusco de los espedicionarios lo que aboga a favor de su interpretacion como recuerdos tradicionales de los viajes de nuestro autor. Es verdad que el fondo histórico que se refleja en ellas es bastante oscuro [10].

Si no hubiese sido por la superviviencia de uno de los compañeros de Menendez, su memoria habria quedado estinguida entre los vecinos de Chiloé. Fué el anciano José antonio Olavarría de Huelmo cerca de Calbuco el que la hizo renacer. Hemos relatado arriba la manera como sus recuerdos dieron motivo, despues de mas de medio siglo de interrupcion completa, al primer período de esploraciones de nuestro tiempo: las el primeras (Gomez i Geisse, Fonck i Hess) se hicieron bajo los auspicios de D. Vicente Perez Rosales; la tercera i última, la de D. Guillermo Cox, que fué emprendida por inspiracion propia, siguió el camino abierto por estas, alargando considerablemente su radio. La espedicion del ilustre Benjamin Muñoz Gamero, del año 1849, la que no alcanzó a atravezar la Cordillera, no descansaba, segun parece, en los antecedentes dejado por Menendez.

En el ano de 1850 se publicó la hermosa obra "Historia eclesiástica" por J. V. Eyzaguirre, en la que se dió la primera noticia en Chile sobre los viajes i diarios de Menendez, si estoi bien informado. Este autor describe someramente la espedicion de Menendez al rio Vodudahue i concluye afirmando que consiguió ponerse en comunicacion con jentes que ni aun noticias tenian del cristianismo [11], sin agregar ningun dato mas sobre este encuentro ni sobre sus viajes posteriores. Como Menendez no lograra ponerse en contacto con los indios en sus viajes a la Cordillera sino solo mas tarde en los de Nahuelhuapi, se puede inferir que Eyzaguirre consultó superficialmente un documento que comprendia todos estos diarios, es decir probablemente el mismo manuscrito que ha servido de base a nuestra publicacion.

Pasaron largos años sin que los "Diarios" de nuestro autor fueran conocidos i apreciados. Vimos que el ilustre Miguel Luis Amunátegui no alcanzó a incluirlos en el vasto acopio de materiales que habia juntado para su gran obra sobre la cuestion de límites. Fué en 1890 que el señor Vidal Gormaz, no conformándose con esperar la tardía publicacion nuestra, dió a luz una parte de ellos en el "Anuario Hidrográfico".

Tocó ahora a nosotros emprender su publicacion completa, dándole el carácter de centenaria i aun de monumental en cuanto nuestras modestas fuerzas lo permitieran.

Hemos señalado tambien por vez primera la importancia de los viajes de Menendez para la apreciacion del grave conflicto chileno-arjentino.


II

PARALELO
ENTRE LA ÉPOCA DE MENENDEZ
i la de su Centenario

La historia del lejano i oscuro Archipiélago, que acabamos de bosquejar parcialmente, siguiendo los pasos de nuestro ilustre viajero, cierra con los albores del nuevo siglo, es decir, del mismo cuyo ocaso estamos presenciando nosotros.

Los viajes de Menendez contribuyeron para dar lustre en aquella época al gobierno de España, porque tenemos que pagar nuestro tributo de admiracion a una administracion en que, fuera de aquellos, los trabajos de Lázaro de Ribera, José de Moraleda i Fr. Pedro de Agüeros daban mérito a la última provincia del Continente. Con razon el fallecimiento del esclarecido el Carlos III i el advenimiento de su sucesor habian sido celebrados por el gobernador Francisco Garos con efusivo entusiasmo i solemnidad nunca vista en estas latitudes. Estas tendencias de progreso no se quedaron empero aisladas: las vemos pronunciarse en la misma época por todas partes en el vasto recinto del imperio colonial de España, ligándose a las obras de hombres de mérito en esferas variadas. En el Atlántico i Rio de la Plata tenemos a nuestros conocidos Basilio Villarino i Antonio de Viedma, pudiendo asociar a ellos al eminente naturalista Félix de Azara. En Chile figura el gran gobernador Ambrosio de O'Higgins, en el Perú Fr. Manuel Sobreviela, Hipólito Unanue, autor principal del "Mercurio Peruano", los botánicos Ruiz i Pavon.

Merece tambien una mencion especial el aventajado cuanto infortunado navegante Alejandro Malaspina, a quien hemos tenido ocasion de conocer como uno de los favorecedores de Chiloé. Hubo sin duda muchos otros hombres mas de mérito que se distinguieron en las Colonias en esa notable época. Para colmo de fortuna ellas fueron recorridas i descritas en ese mismo tiempo por uno de los jenios mas grandes de la ciencia, Alejandro de Humboldt, quien se esmeró en trazar un cuadro tan hermoso i vivo de ellas, que este llenó el mundo de admiracion i envidia. Aquel grandioso imperio colonial, en que no se ponia el sol, dejaba eclipsado a todas las colonias de los otros paises. Por una parte su vastísima estension i las inmensas riquezas naturales de sus territorios vírjenes i por otra un conjunto de reinos i provincias fundados por los valerosos conquistadores i los celosos misioneros i rejidos por las humanitarias i sabias Leyes de las Indias, hacian una impresion verdaderamente asombrosa. Nuestra admiracion erece de punto al considerar que la numerosísima poblacion indíjena se habia conservado en su mayor parte e introducido a las primeras gradas de la civilizacion, sobre todo si tenemos presente las inmensas dificultades, que ofrece la educacion de los pueblos primitivos, i si comparamos aquellos resultados felices con los escasos que se obtienen hoi dia.

Desgraciadamente el brillo i la magnificencia que reflejaba el edificio del imperio colonial de España, en vez de corresponder a la aurora naciente, resultó ser el último resplandor del sol ántes de sumerjirse bajo el horizonte.

La ineptitud del nuevo monarca Carlos IV no le permitió aprovechar los años de paz que mediaron hasta la invasion de Napoleon. La ruina de su gobierno por este militar tan poderoso provocó el movimiento paratista, que cundió desde entónces i acabó para España con la separacion de las grandes colonias del continente americano.

Hoi dia, un siglo cabal despues de aquella época de aparente poder i bienestar, el mundo ha presenciado estupefacto el triste espectáculo de la pérdida de las dos colonias insulares, que aun quedaban a España de la herencia del inmortal Colon. Aquel espléndido edificio, despues de haberse desmoronado en su mayor parte hace tiempo, vino ahora completamente al suelo, sin que se quedara en pié ninguna columna que atestigue hoi dia la pasada grandeza.

El lustre Miguel Luis amunategui ha demostrado, en lo que concierne a Chile, en sus "Precursores de la Independencia", que la idea de la emancipacion ya habia echado raices, ántes de que el trastorno político de España viniera a jeneralizarla i precipitar su realizacion.

Recientemente mi distinguido amigo, el sabio profesor Ferdinand Blumentritt de Leitmeritz en Austria, ha analizado en un luminoso ensayo literario las causas que hayan producido la separacion de las colonias de España. Sus deducciones concluyentes i basadas sobre un rigoroso exámen de la historia i sobre observaciones propias hechas en las Filipinas arriban al resultado que ya desde los principios de la conquista notaron motivos de descontento entre los colonos; que hubo siempre i aun hasta la época actual varias causas que enajenaban su adhesion a la metrópoli i propendian a la separacion; que estas eran debidas únicamente a faltas cometidas por la administracion; i que de este modo la emancipacion se hizo inevitable. Blumentritt reconoce por lo demas que i España hubiera hecho ciertas concesiones liberales a Cuba i las Filipinas, "su sistema de colonizacion deberia haberse reputado no solo como el mejor sino tambien como el mas jeneroso" [12].

Es digno de consideracion que la argumentacion de Blumentritt halla su plena confirmacion en la historia de esta zona apartada; nuestra reseña fragmentaria de ella señala varios datos correlativos: los incidentes referidos por Menendez i Moraleda sobre la miseria de Chiloé i los informes i presentaciones de los humanitarios campeones Lázaro de Ribera i Fr. Pedro de Agüeros atestiguan ampliamente los males que aquejaban la administracion española. Nos inspira pena la insensata medida de la Corte de condenar a Malaspina a una larga prision bajo la acusacion de haber divulgado datos de su esploracion. Por fin vimos tambien que aun el ilustrado padre Falkner habia señalado ya ántes el grave malestar que se esperimentaba en las orillas del Rio de la Plata por la politica retrógrada i la restriccion del comercio de parte de la metrópoli.

Si el siglo trascurrido desde los viajes de nuestro autor fué desastroso para la madre patria, ha sido en jeneral relativamente poco fecundo para las colonias emancipadas. Comparando su marcha con la de los Estados Unidos, aunque hayan hecho progresos mui notables, no han alcanzado y vuelo i bienestar que distingue a estos.

En cuanto a Chiloé, el teatro de nuestra historia, su estado no puede considerarse mui próspero, sino que ha quedado relativamente estacionario. Creemos que la causa principal de este atraso es su situacion aislada fuera de las grandes vias comerciales i fuera del contacto con otros centros de poblacion. Sus vecinos intelijentes e instruidos carecen hasta ahora de industrias lucrativas i de mercados apropiados para sus productos. Las necesidades urjidas por Ribera i Agüeros, aunque palpadas en los últimos años, no se han satisfecho aun en la amplitud requerida. Su espansion marítima, llamada a ejercer en lo futuro un papel prominente, no ha tomado todavía un desarrollo en gran escala Es sensible ver que la provincia languidece; por otra parte nos consuela la esperanza de que el nuevo siglo traerá un notable adelanto: la inmigracion estranjera, la comunicacion por vapores con el territorio de Magallanes (actualmente en via de realizacion), la poblacion de los valles de la Cordillera i el comercio con los nuevos pueblos fronterizos de la Arjentina hacen presajiar una era de prosperidad para este hermoso archipiélago.

Otra parte del campo recorrido ántes por Menendez ha alcanzado mientras tanto un alto grado de cultura i bienestar por la colonizacion alemana en Llanquihue. Aun a riesgo de que se me tache de parcialidad como aleman, no puedo ménos de señalar con verdadero placer i orgullo los brillantes resultados obtenidos por los colonos de nacionalidad alemana. Quienes vean la hermosa ciudad de Puerto Montt i los lindos campos cultivados del lago Llanquihue i se impongan de las industrias variadas introducidas por los colonos en medio del impenetrable bosque vírjen, no podrán ménos de apreciar estas obras, llevadas a cabo por su constancia i laboriosidad, como una inestimable conquista de la civilizacion moderna.

Si estendemos nuestra vista un poco mas allá, se nos presenta el grandioso centro industrial de la ciudad de Valdivia creado por los esfuerzos espontáneos de los mismos nacionales. Ellos han realizado estos prodijios mediante su aplicacion e intelijencia, las escelentes condiciones del pais i, en mucha parte tambien, mediante la jenerosa proteccion de los nobles estadistas Manuel Montt, Antonio Varas, Bernardo Philippi, Vicente Perez Rosales i Gaspar del Rio, quienes trabajaron con increible entusiasmo en la fundacion de estas colonias.

Es de deplorar que el Gobierno no haya continuado este sistema de colonizacion que ha dotado al pais de dos colonias modelo, de que con justa razon se podrá enorgullecer. Es sensible tambien que la esperiencia i práctica adquiridas en este notabilísimo ensayo no se hayan aprovechado en las colonias fundadas posteriormente en Arauco i otras partes [13]. De esta suerte se dejó casi del todo apartado al elemento aleman, cuyas aptitudes estaban probadas, i se llamó en su lugar una variedad de diversas nacionalidades i lenguas que hacen recordar la torre de Babel, siendo difícil que de esta confusion pudiera nacer un plantel vigoroso.

La Patagonia, la otra rejion que hemos recorrido guiados por los antiguos conquistadores i misioneros i por Menendez, es la que en nuestros dias ha hecho progresos mas rápidos, causando el asombro i la admiracion de todos, aun de aquellos que abrigaban como nosotros ideas favorables sobre sus condiciones para el cultivo. Ella nos da en su parte magallánica un ejemplo del inmenso poder que la facilidad de las comunicaciones i el libre cambio poseen para trasformar un desierto de situacion apartada en un pais productor i rico. Ya que esa zona ha progresado tanto, podemos abrigar la esperanza que los valles de ambos lados de la Cordillera austral, de condiciones climatéricas i del suelo análogas a los terrenos del Estrecho i de la Tierra del Fuego, se prestarán a una esplotacion no ménos provechosa i darán vida a centros de cultura que puedan rivalizar con Puerto Montt i Punta Arenas [14].

La trasformacion de este inmenso desierto, considerado jeneralmente desde su descubrimiento hasta hace poco, como destinado a una desolacion perpétua e invencible, en un pais sometido a la cultura es una conquista pacífiea digna del fin de nuestro siglo.

La gran península austral ha pasado recientemente por otra conquista no ménos significativa: se ha hecho accesible a la ciencia, sobre todo a la jeografía que dejaba todavía tanto que desear. Las esploraciones de Darwin i Fitzroy, de Cox i Musters, de Moreno, Fontana, Moyano, i Lista del lado del Atlántico, i de Hudson, Vidal Gormaz i Simpson desde el Pacífico, habian dejado todavía un vacio considerable en casi todo el trayecto de la Cordillera, de modo que nuestro Menendez llevaba aun la palma a todos ellos.

Por fin la ardiente cuestion de límites, tan perjudicial bajo muchos aspectos para los dos paises, ha justificado en cierto modo el refran que "no hai mal que por bien no venga": tuvo la gran ventaja de que la jeografía de esa rejion tan estensa quedara esclarecida. El señor Francisco P. Moreno por una parte con su numeroso estado mayor de injenieros i por este lado el Dr. Steffen con sus compañeros i las Comisiones de Límites dejaron tan bien resuelto el problema de la jeografía de la Patagonia, que ya se tiene una idea correcta i casi completa de ella.

Este gran adelanto, que corresponde tambien al fin del siglo i al centenario de Menendez, no es solo importante por su valor jeográfico intrínseco sino tambien por la adquisicion de los conocimientos indispensables para la apreciacion de la cuestion de límites.

El esclarecimiento de la jeografía de esta gran peninsula austral, que se distingue de todos los demas paises del globo por su situacion i otras condiciones escepcionales, servirá ademas para discutir i resolver otros problemas de importancia trascendental para la ciencia en jeneral i especialmente para la jeolojía.

Ya hemos visto arriba que Darwin, cuyo nombre inmortal está vinculado mas estrechamente a la Patagonia que a otro pais alguno, llamó el primero la atencion hácia los ventisqueros de la Cordillera austral i sobre todo hácia el grandioso ventisquero (el de San Rafael), que en una latitud relativamente baja (46° 33' Lat. S.) desciende hasta el nivel del mar. Este hecho singular le sirvió como punto de partida para hacer comparaciones mui instructivas con los ventisqueros del hemisferio boreal [15].

He aludido tambien ya al lijero ensayo en que traté de deducir algunas conclusiones de las condiciones especiales de este inmenso ventisquero, que es rodeado de un lago, señalándole como el tipo de los ventisqueros de la edad glacial, que se ha conservado alli hasta hoi, i como un ejemplo clásico del oríjen de los lagos en los ventisqueros [16].

Segun Moreno existe en la Cordillera austral un ventisquero que se bifurca sobre la division de las aguas, enviando un brazo a la hoya del Atlántico i otro a la del Pacífico—caso interesante que no nos sorprende sin embargo, porque reconocemos en todas partes el efecto nivelador de los ventisqueros de esta Cordillera, que se derramaron en todas direcciones destruyendo las alturas i atravesando los cordones.

No cabe duda que estos ventisqueros ofrecen un campo casi nuevo i de interes primordial para la ciencia i que su estudio dará nueva luz sobre la edad glacial i sobre la teoría de los ventisqueros.

Finalmente no debemos olvidar que la Patagonia es un pais sumamente pintoresco i adornado de una naturaleza grandiosa, como la ostentan pocas rejiones de la Tierra. La Costa occidental con sus islas altas, sus fjords i ventisqueros se asemeja mucho a la Noruega tan célebre i tan visitada hoi por los turistas. Sin embargo hai rasgos esenciales que la distinguen de la costa de la Escandinavia: el clima templado i húmedo durante todo el año, los volcanes de forma tan elegante como atrevida i la abundancia de lagos de todos tamaños. Nuestra costa ofrece tal vez una analojía mayor aun con la del Oregon, Columbia i Alaska en el Norte del Pacífico, la que es guarnecida tambien por volcanes aun mas encumbrados; sin embargo los lagos son allí mucho ménos frecuentes.

La Cordillera austral puede rivalizar bajo este punto de vista con los Alpes de la Suiza, que abundan tambien en lagos. Como el elemento de los lagos es el que ofrece quizas mas atractivos en la fisionomía de los paisajes de alta montaña, los cuadros de la Cordillera austral son quizas los mas bellos e imponentes que se presenten al aficionado al sport alpino: los picos estupendos cubiertos casi hasta su base de nieve, los inmensos ventisqueros de azul celeste, los silenciosos lagos de color esmeralda i el todo rodeado de oscuros bosques vírjenes forman un conjunto lleno de magnificencia i orijinalidad.

Al lado de esta escenería pintoresca i grandiosa posee la Patagonia un vasto territorio desierto casi plano i de pendiente suave que se estiende por la costa del Atlántico. Estos campos, que encierran en su suelo los restos de una fauna estinguida mui rica que son el encanto de los zoólogos, nos imponen ademas por su estension uniforme casi ilimitada. Darwin dice que al contemplarlos "se apodera de nuestra imajinacion, a pesar de la falta de objetos notables, una sensacion vaga pero bien pronunciada de satisfaccion".

Hagamos votos pues que la conquista pacífica de la Patagonia, realizada a la vuelta del siglo i en el centenario de Menendez, sea no solo fructífera para su adelanto material i para el progreso de la ciencia, sino que atraiga tambien una corriente de turistas i viajeros que rindan junto con nosotros culto a las maravillas de su naturaleza.


III

LA CUESTION DE LIMITES:
SU SOLUCION MAS EOUITATIVA

El suceso de mayor trascendencia de que jamas haya sido teatro la Rejion austral es sin duda la Cuestion de límites. A causa de ella las dos Repúblicas tienen, en los postreros dias del siglo, su vista fija en esas tierras apartadas i ántes tan solitarias.

Ya en la primera parte de este libro, publicada hace mas de tres años, he invocado los "Viajes de Menendez" como un elemento valioso para apreciarla correctamente i encaminarla a una solucion pacífica i satisfactoria.

He discurrido en esa ocasion largamente sobre ella, considerándola bajo puntos de vista nuevos, en cierto modo orijinales.

Hoi dia que la ardua cuestion ha pasado a manos del árbitro i que el honorable señor Diego Barros Arana acaba de presentar su majistral defensa [17] de la interpretacion chilena del Tratado, podria aparecer escusado el tratar todavía de ella.

Sin embargo ocupando en la apreciacion de esta cuestion una posicion independiente i—me es sensible agregarlo—aislada, debo volver a tocarla al fin de este libro para indagar, si las consideraciones emitidas en su principio hayan tenido confirmacion u ofrezcan a esta hora probabilidades de tenerla en lo futuro. Con este objeto debo reanudar la cuestion en el punto en que la dejé.

La habia considerado bajo dos aspectos principales: el orográfico i el histórico.

En cuanto a la orografía, he estudiado la estructura íntima de la Cordillera, se puede decir, in loco, al pasar con Menendez por todo el ancho de ella i por dos cortes de tipo diverso, de modo que nos queda poco que agregar.

Mi teoría sobre la estructura de la Cordillera austral tiende a demostrar que la línea de frontera trazada por el señor perito Francisco P. Moreno es insostenible bajo el punto de vista orográfico.

De este modo mis deducciones podrán servir tal vez como corolario subsidiario al lado de la defensa concluyente del señor Barros Arana basada sobre el principio de la division de las aguas, es decir sobre el elemento hidrográfico que, aunque el verdadero i positivo, no es admitido por la interpretacion arjentina del Tratado. Los dos elementos, el hidrográfico i el orográfico, no se pueden separar con estrictez i se confunden en cierto modo. El señor Barros Arana se esmera sobre todo en demostrar la validez histórica del principio hidrográfico.

Me permito agregar en esta ocasion una cita poco conocida del señor Vicente G. Quesada, el autor mas caracterizado i el defensor mas celoso e los derechos de la Arjentina, como confirmacion de los alegatos del señor Perito de Chile i como prueba convincente, que el principio de la division de las aguas ha sido considerado válido en la República del Plata desde tiempo inmemorial. Dice: "Voi ahora a recordar que todo descubrimiento o esploracion en esas tierras interiores se hacia bajo la jurisdiccion i dentro del distrito del vireinato, cuyo límite occidental eran las cordilleras hasta sus cumbres. Entonces las autoridades de allende i aquende los Andes, tomaban el divortia aquarum (sic!) como el deslinde territorial, i asi lo observaron [18].

Difícilmente podrá haber un testimonio mas favorable a la interpretacion chilena del Tratado. Como el libro del señor Quesada se dió a luz en 1881, debemos suponer que el señor Quesada consideraba válido el principio, que invoca, al tiempo que se firmó el Tratado.

Habiendo dado bastante campo a la faz orográfica de la cuestion los comentarios que preceden, temo por consiguiente fastidiar al lector que no se interese especialmente por ella. He preferido recapitular por eso las conclusiones principales a que he arribado en un "Programa Orográfico" insertado en el "Apéndice" anexo a este libro, el cual se consultará con fruto por las personas que quisieran abordarla mas de cerca.

Nos resta todavía examinar la cuestion bajo el punto de vista jeneral, pasando a analizarla con respecto al papel indirecto de Menendez i a nuestras consideraciones emitidas en el "Prefacio" de la primera parte, como tambien con relacion a las consecuencias que traerá el fallo del Arbitro en uno a otro sentido.

El señor Vicente G. Quesada, un escritor distinguido i el que despues de la iniciativa del eminente estadista D. Dalmacio Velez Sarsfield ha contribuido mas a vindicar a la Arjentina la posesion de la Patagonia funda los derechos de su pais a las costas del Atlántico por medio de la interrogacion: ¿Cómo se puede ahora, rebuscando los títulos del tiempo de la conquista, pretender que los gobiernos de Chile tenian jurisdiccion i dominio hasta las costas del Atlántico, que nunca jamas poblaron ni intentaron esplorar? [19]

Siendo los títulos oficiales de Chile a esa parte de la rejion austral tal vez no ménos fundados que los de la Arjentina (véanse las defensas de Miguel L. Amunátegui i Adolfo Ibañez), la consideracion alegada por Quesada con descansar sobre el hecho efectivo de que Chile no la esploró, ha merecido aceptacion i la Arjentina ha entrado en consecuencia por el Tratado en posesion no solo de aquellas costas sino de casi toda la Patagonia, corriéndose el límite a la Cordillera, es decir hasta un paso del Pacífico.

Hoi dia que el señor Perito de la República Arjentina sostiene aun ante la Comision de Árbitros una línea que priva a Chile de casi todo el ancho de la pendiente occidental de la Cordillera, dejándole solamente una lonja lineal,—podriamos preguntar tambien con el señor Quesada: ¿Cómo i a que titulo se puede ahora, interpretando el Tratado, pretender que este conceda a la Arjentina jurisdiccion i dominio hasta las costas del Pacífico, que nunca jamas pobló ni intentó esplorar? Es este el mismo órden de ideas que hemos desarrollado en el "Prefacio", señalando la importancia de los viajes de Menendez a la Cordillera, cuyo alcance fué mui superior al de los viajeros arjentinos de su tiempo que apénas alcanzaron al pié de la Cordillera i mucho ménos las líneas que marcan la frontera segun la version de uno i otro pais, miéntras que Menendez llegó hasta las pampas i mucho mas allá de las dos líneas de la frontera.

No hai duda que el principio establecido por el distinguido escritor arjentino debe rejir tambien cuando halle su aplicacion a favor de Chile.

Ahora que ofrecemos al público de ambos paises la antigua historia de Nahuelhuapi i los viajes de Menendez a este lago, obra en que se rejistran, fuera de los trabajos de este último, los de Francisco de Villagran, Diego Flores de Leon, Diego de Rosales, Nicolas Mascardi, Felipe Laguna i Juan José Guillelmo i se bosquejan tambien a lo lijero los de Jeronimo Luis de Cabrera, Hernando Arias de Saavedra, Tomas Falkner i Basilio Villarino, salidos del Atlántico, adquiere aquella argumentacion una base sólida un ensanche mui notable, que le dá mérito incontrastable.

No se trata ya tan solo del alcance relativo de los esploradores antiguos sino de la posesion efectiva i contínua, desde los principios de la Conquista hasta los albores de la Independencia, de la rejion de Nahuelhuapi situada al oriente de los Andes.

Para la última época, en que segun los autores arjentinos habia cesado el dominio de Chile al Este de la Cordillera por la segregacion de la provincia de Cuyo i su adjudicacion al Vireinato de la Plata, este es sostenido por los viajes de Menendez a Nahuelhuapi, que tuvieron lugar despues de esa separacion.

Nahuelhuapi posee una crónica de su historia, en parte interrumpida, en parte contínua, no solo de viajes sino tambien de establecimientos fijos de misiones. Mascardi estendió sus viajes hasta el Atlántico i hasta el Estrecho; Menendez alcanzó hasta el rio Colloncurá a un paso del asiento actual de Junin. Ninguna de las rejiones de la Patagonia, tal vez con escepcion del Estrecho, posee una historia tan estensa i tan rica en sucesos notables.

Los gobiernos del Rio de La Plata no han poseido en la Patagonia establecimiento alguno de misiones que sea comparable al de la mision de Nahuelhuapi. Tenemos allí una posesion autorizada por los presidentes de Chile i por los vireyes del Perú al Oriente de la Cordillera, la cual segun la doctrina del señor Quesada debia haber dado al reino de Chile una jurisdiccion estensa en esta parte de la Patagonia.

No podemos ménos de recordar con ternura i admiracion las indecibles penas i los martirios de los abnegados misioneros. Recordemos tambien lo que hemos espuesto en otras partes de nuestro libro sobre la importancia que se atribuia, durante la era de la Colonia, a Nahuelhuapi como punto céntrico para convertir i dominar a los indios de la Patagonia considerándose como "la cabeza i metrópoli por la parte que mia a Chile i Chiloé", para aquel objeto (P.P Ignacio Aleman i Juan José Guillelmo). Recordemos la inmensa fama de que Nahuelhuapi gozaba en Chile i que se refleja en su entusiasta descripcion por los escritores mas autorizados de la Colonia como Diego de Rosales, Miguel de Olivarez e Ignacio Molina; recordemos el énfasis con que Menendez pinta sus risueñas campiñas como una nueva tierra de promision. Recordemos por fin tambien las esploraciones de los viajeros chilenos hasta 1863 Guillermo E. Cox i sus predecesores), que guardan equivalencia i por su prioridad superan a las de los viajeros arjentinos (Francisco P. Moreno) de 1876 a 1881, año en que se firmó el Tratado.

Hacemos estos recuerdos tomados de nuestra historia de Nahuelhuapi no para renovar la discusion sobre los títulos a la Patagonia, sino para demostrar el inmenso sacrificio que la pérdida de esta rejion ha impuesto a Chile.

Efectivamente estos antecedentes históricos tan importantes no se han tenido presentes, por desgracia, al discutirse los tratados i fijarse los límites en vista de la historia i de la esfera de la accion gubernativa de los dos paises.

A pesar de estos antecedentes concluyentes a favor de la soberanía de Chile en Nahuelhuapi [20], la influencia de los viajeros arjentinos, sostenida con mas suerte i aplomo, prevaleció i acabó por consagrar la posesion de la Arjentina en Nahuelhuapi i en casi toda la Patagonia. Esta hermosísima i nunca bien ponderada comarca, esta joya de la Patagonia, quedó del dominio definitivo de la feliz República vecina en virtud de una cesion jenerosa i esponténea de parte de Chile, en cambio de la obtencion de una frontera natural, segura e indisputable, que poco mas tarde habia de ser invadida tambien por las pretensiones de la misma competidora. Lo repetimos, ha sido para Chile un sacrificio mui penoso desprenderse de ese territorio por implicar no solo una cesion material de inmenso valor, sino tambien la pérdida de un campo a que están ligados susre cuerdos mas caros.

Parece que esta cesion se hizo tal vez sin fijarse en la historia de Nahuelhuapi i sobre todo en los viajes de Menendez, que eran casi desconocidos al tiempo de firmarse el Tratado. Ahora que se conocen, Chile se habrá apercibido de la magnitud del sacrificio que se impuso tal vez inconscientemente.

Como estos títulos de Chile a la posesion de Nahuelhuapi estaban casi desconocidos al tiempo que se celebró el pacto de límites i, acordándonos que Chile i la Arjentina son repúblicas hermanas, creemos que seria una obra de justicia i equidad que la segunda, cuando se presentara el caso condescendiera a dar a la primera una compensacion por la cesion de Nahuelhuapi.

Se ofreceria hacer en esta ocasion una franca aplicacion del principio espresado tan injenuamente por el refran frances "Noblesse oblige".

La compensacion, que tenemos en la mente i de que hacemos caudal atañe precisamente la grave cuestion de límites que ha tenido tan seriamente comprometida la buena intelijencia de las dos repúblicas.

Para fundar mi opinion, por otra parte bien arraigada sobre este particular, con la vénia del lector me permitiré aludir al papel personal que me ha tocado desempeñar como primer esplorador de Nahuelhuapi i mentador de Menendez.

La circunstancia de haber llevado la bandera de Chile a Nahuelhuapi en 1856, trasmontando al mismo tiempo, el primero en este siglo, la Cordillera austral, me da cierta autoridad para reclamar a beneficio de Chile lo que los autores i viajeros arjentinos, todos ellos posteriores, han vindicado a la patria suya. Ademas se comprenderá que, habiendo aspirado en mi juventud, a que mis trabajos redundarian en provecho de Chile, sea mui doloroso para mi sufrir en mi vejez el desengaño de ver que hayan quedado estériles.

Cuando se firmó el Tratado en 1881 quedé consternado con la noticia de que Chile acababa de perder la ínclita Nahuelhuapi que, estando situada al oriente de la division de las aguas, pasaba al dominio definitivo de la Arjentina. No me era dable entónces dar paso alguno para desviar ese golpe.

En 1883 un amigo, el ilustrado injeniero D. Carlos Cueto Guzman, cuyo fallecimiento reciente deploro, me cedió el manuscrito de Menendez que forma la base de este libro. Cuando recibí este precioso documento, me imajiné que habia de servir para compensar de alguna manera la pérdida de Nahuelhuapi i que obraria ademas, por su carácter serio i autorizado, de un modo eficaz en el sentido de la paz i de la union.

No he dejado pasar ocasion alguna desde aquel tiempo sin señalar la importancia de los Diarios de Menendez i me he puesto al servicio de esta propaganda, trabajando casi incesantemente en su persecucion.

Ya he formulado aquella idea al tinal del "Prefacio" del primer tomo por la alusion simbolica, de que Menendez desde lo alto del hito, colocado por los dos peritos en el paso interoceánico controvertido del Staleufu, brindaria la palma de la paz perenne a las dos naciones.

La importancia de los viajes de Menendez para la apreciacion de la cuestion de límites fué reconocida ampliamente por la prensa de Chile, al salir el primer tomo del libro, pero como la argumentacion derivada de ellos no fué recojida por otros autores que se ocupan de ella, quedó pronto en olvido; hubo aun varios que calificaban estas ideas como utópicas.

La suposicion mia que el hito aquel seria colocado por los peritos obrando de acuerdo, no se cumplió.

Hubo, sin embargo, un hito, el del alto Biobio, entre el cerro Copahue i el paso Santa Maria, en que el señor Perito Francisco P. Moreno inspirándose en los sentimientos de equidad i respeto a los derechos históricos [21], tuvo la jenerosidad de aceptar el principio de la division de aguas, a pesar de estar segun su opinion en pugna con el encadenamiento principal. El señor Moreno ha hecho esta concesion con la reserva de que no podrá formar precedente para los demas casos.

Si fuéramos abogados i poseyéramos la dialéctica forense necesaria, no nos seria difícil talvez probar, a pesar de la reserva espresa del señor Moreno, de que su jeneroso proceder envolveria quizas para él la obligacion de colocar todos los demas hitos en conformidad con la línea chilena, en atencion a que los antecedentes especiales del paso del alto Biobio, que le indujeron a una escepcion a favor de él, son propios en nuestro humilde modo de ver, a todos los demas pasos e hitos.

No insistimos sin embargo sobre este particular, sino que trataremos de deducir de otras consideraciones, que la adopcion del principio de la division de las aguas de parte de la Arjentina por via de una compensacion otorgada a Chile se recomienda por si misma en virtud de las condiciones jenerales i locales de las dos Repúblicas i de la Patagonia.

Los últimos meses del año 1898 han traido un cambio decisivo i saludable en la marcha de la cuestion de límites: los Peritos han trazado sus líneas i, declarada su disidencia en un trecho mui largo de la costa Occidental, se ha apelado al Árbitro.

La mútua animosidad de las dos partes se ha calmado i en su lugar se ha establecido una corriente de cordialidad i aprecio: nuestras alusiones hechas en 1896 a los Filenios i a los Césares en verdad ya no caben en la situacion actual. Podriamos esperar tranquilamente pues el fallo del Árbitro, que habrá que respetar aunque fuera adverso.

Sin embargo, no consideramos la solucion arbitral como satisfactoria en la latitud deseable. Si estamos bien informados, aun los mismos jueces-árbitros han manifestado que un arreglo equitativo i directo entre las partes podria ser siempre oportuno.

Conviene en estas circunstancias echar una mirada a la distribucion territorial respectiva, en que va a quedar cada pais segun las disposiciones eventuales de la sentencia arbitral.

Suponiendo el caso infausto para Chile que el fallo favoreciera a la República Arjentina, Chile quedaria herido en sus intereses mas vitales.

El que lea el Tratado con atencion no podrá desechar la impresion, que todo su tenor se consagra especialmente a dar a Chile un territorio no interrumpido hasta el Estrecho i e Cabo de Hornos para dejar subsistente la conexion de estas comarcas tan distantes con el resto del pais.

Pues esta integridad del territorio es la que se perderia, en caso sancionarse la línea del Perito arjentino, porque aunque ella en apariencia se respete, en realidad quedaria ilusoria.

Examinando un poco mas de cerca la línea arjentina, resulta que la anchura media de la parte que deja a Chile es de ménos de treinta millas a la duodécima parte de la anchura del Continente. Da pena apercibirse que nuestros vecinos intenten con ánimo lijero reducir casi a cero el dominio de Chile en una estension tan larga i por toda la costa. Con razon dice el distinguido señor Gonzalo Búlnes, animoso i hábil defensor de los derechos de Chile, en una de sus numerosas publicaciones que no podemos consultar en este momento, que la Arjentina otorga a Chile el oficio de "llavero".

El máximo de anchura que nos concede la línea arjentina es en el 48° L S., en el rio Baker, donde asciende a 63 millas, o sea la sesta parte del ancho continental.

En muchas partes, es decir en todos los numerosos esteros o brazos de mar que se internan a la Cordillera, la distancia entre la frontera propuesta i el mar queda reducido a un tiro de fusil i aun ménos, así sobre todo en el estero de la última Esperanza, caso que el señor Barros Arana señala espresando con razon su estrañeza [22].

Hemos señalado i debatido mas arriba el caso del rio Manso, considerándolo sobre todo bajo el aspecto orográfico. El punto, en que la línea del perito arjentino corta este rio, dista del vecino estero de Reloncaví solo 8 a 10 millas; nuestro "Plano" indica un poco mas, debido a un pequeño error en la lonjitud, pero de todos modos la distancia mui corta entre limite i el mar resalta allí tambien a la vista. A pocas millas al sur del Manso la línea arjentina vuelve a cortar otro rio, el Puelo, a distancia igual del mar como el Manso.

El señor Barros Arana toma el ejemplo del Manso como punto de partida para manifestar el carácter eminentemente orográfico de su línea en comparacion con la del señor Moreno, que carece por completo de esa base, puesto que corta rios a la ínfima altura de 60 a 100 metros sobre el mar [23].

Todo el terreno que la línea del señor Moreno deja a Chile es una comarca desolada e inhospitalaria: creemos no exajerar al afirmar que en la inmensa distancia de 660 millas (1,200 kilómetros m. o. m) no tiene mil cuadras de terreno cultivable, ni diez mil cuadras de terreno apto para la ganaderia; consta toda de voleanes, cerros mas o ménos altos, rocas, precipicios, nieve i ventisqueros. La única esplotacion que admite es la de las maderas, cuya calidad es solo mediocre. Las llanadas cultivables de los valles se hallan al Este de la línea de Moreno, de modo que pasarian al dominio de la Arjentina.

Esta herencia de desolacion i aspereza es sin duda poco provechosa, pero no es de consecuencia en comparacion del gravámen, que el papel de "llavero" de un pais de angostura casi linear i de la frontera situada a distancia insignificante del mar impondria a Chile.

Por mas que la Arjentina se esfuerce en construir ferrocarriles i caminos que liguen sus puertos del Atlántico con estas apartadas i ásperas rejiones bañadas por el Pacífico, será en vano que los productos de los colonos tomen salida por aquel lado. El Pacífico está tan cerca que la importacion i la esportacion de todas las mercaderias tendrán que hacerse forzosamente por el lado de Chile. Como los puertos de mar están solo a un paso, la autoridad chilena, establecida casi sin otro objeto que el de sostener la posesion en esas costas, no podria contener aquella corriente que trataria constantemente de independizarse de ella i saltar la barrera débil i artificial que la separe del mar. No hai duda que estas desavenencias entorpecerian tambien el progreso de los pobladores de ambos lados.

De allí resultarian nuevas discordias entre los dos paises i una nueva lucha para ganar por una parte i contener por la otra el acceso libre de la Arjentina al mar. La paz entre ellos, restablecida con tanta dificultad volveria a comprometerse al poco tiempo, i el conflicto no tardaria en hacerse crónico.

Nuestro exámen evidencia con toda claridad que la línea propuesta por el señor Perito Moreno, a mas de ser difícilmente compatible con la equidad i justicia, enjendraria en lo futuro un estado mui perjudicial para la marcha próspera de la Patagonia i demasiado inconveniente para las dos repúblicas.

La línea trazada por el señor Perito de Chile corresponde ante todo a las exijencias orográficas, corriendo constantemente por la cresta alta de la Cordillera, sin bajar a ningun valle ni rio. Establece una frontera natural, tal como la piden todos los tratadistas, en que se tocan de cada lado las comarcas mas ásperas e incultas i que se reconoce con la mayor facilidad hasta por el arriero (Emilio B. Godoy) sin necesidad de hitos.

Ella concede a Chile un término medio de sesenta a setenta millas de anchura o sea el doble de la admitida por el señor Perito Arjentino; reclama a favor de Chile mas o ménos la sesta parte de la anchura de la Patagonia—sin duda una pretension mui modesta. En un punto, en la latitud del volcan San Clemente (San Valentin), llega a pedir hasta la tercera parte de la anchura. En cuanto a los brazos internados del mar queda a una prudente distancia de ellos, como de cuarenta millas por término medio; solo al Sur del 50° queda a distancia bien corta (8 a 25 millas).

Esta línea no tiene pues los graves inconvenientes de la línea arjentina que provocaria una nueva lucha por la supremacia de la Arjentina en los dos Océanos: da a Chile no solo las entradas a los valles principales de la costa sino todo su trayecto hasta el fondo. Segun las relaciones del Dr. Steffen estos valles se prestan a la agricultura en cierta estension i ofrecen buenas condiciones para la crianza de ganado.

Dividiéndose la Patagonia en esta forma estan dadas todas las condiciones para una posesion pacífica i próspera ejercida respectivamente por cada estado en su territorio señalado por la naturaleza, la historia i los tratados: la Arjentina quedará con las pampas ilimitadas i los preciosos valles subandinos, entre ellos la incomparable zona de Nahuelhuapi, en fin con toda la Patagonia propiamente dicha. Chile tendrá al gunos valles fértiles en el seno de la Cordillera i la zona boscosa de los volcanes. Esta república colonizará esos valles i tendrá de ese modo un campo que vale mantener i cultivar: tendrá casa propia en lugar de verse relegada a la puerta.

Las colonias establecidas en cada lado de esta frontera, aunque separadas por la cumbre de la Cordillera i su nacionalidad, se dotarán de espeditas vias de comunicacion i de un réjimen aduanero liberal que facilite sus relaciones en provecho mútuo.

Hemos tratado de demostrar que la línea del señor Perito arjentino, en caso de que fuese aprobada, acarrearia para Chile una situacion sumamente embarazosa, i que la misma Arjentina i la Patagonia, adjudicada a ella casi por entera, entrarian a un período constante de conflictos que seria funesto para todos, mientras que la adopcion de la línea del señor Perito chileno traeria una era de paz i bienestar.

Hemos abogado, en lo que precede, por la alta conveniencia, sino la necesidad, de que la Arjentina desista de su línea tan forzada, aun cuan de ella tenga la confianza que sea aprobada por el fallo arbitral, fundándonos en argumentos de caracter local, relacionados con el porvenir de la Patagonia. Nos toca todavia entrar con el mismo objeto en otro órden de consideraciones jenerales, no ménos convincentes i derivadas de la situacion actual de la nacionalidad hispano-americana.

La adoptacion del arbitraje fué un paso de alcance sumamente benéfico. Sin embargo la resolucion del juicio de arbitraje entablado por la dos partes no deja de ofrecer sus inconvenientes. Hemos visto que Chile recibiria un golpe mui sério, si el fallo le fuese adverso. La condicion desfavorable en que quedaria i en que se halla de todos modos con la pérdida de Nahuelhuapi, no le permite ceder nada de lo que está defendiendo.

Para la República Arjentina el caso es diferente. Si el Árbitro fallase en su contra, seria para ella de poca consecuencia material: tendria que renunciar a la posesion de algunos valles fértiles, que visto su inmenso territorio—segun el ilustrado jeógrafo arjentino Latzina, mas del dos por ciento de la superficie de la tierra firme— importan solo una pérdida relativamente insignificante. Ya que a las dos partes es vedada por los Tratados la posesion del Océano opuesto, ella no tiene en realidad motivo para ser tan exijente para con Chile hasta el punto de invadir el territorio de suyo tan angosto de esta República. De todos modos podrá sentirse satisfecha, porque las aspiraciones formuladas primitivamente por sus esclarecidos estadistas D. Dalmacio Velez Sarsfield i D. Vicente G. Quesada [24], de obtener la soberania de la Patagonia hasta los límites de la Cordillera i de las aguas, se han cumplido.

Lo que no deja de ser un inconveniente inevitable en el juicio que se sigue, es que la parte que pierde se sentirá hondamente agraviada: la armonía tan necesaria entre las dos repúblicas hermanas recibiria un rudo golpe.

Es este el punto en que me veo obligado a insistir todavía un momento ántes de concluir.

En el "Prefacio" a la primera parte del libro he señalado a la lijera los peligros a que se veria espuesta la nacionalidad hispano-americana en caso de que se debilitase por guerras entre sus miembros. Hoi dia despues de trascurridos mas de tres años, han cambiado algo las circunstancias. En verdad, no hai que temer ya una guerra entre Chile i la Arjentina. En cambio ha ocurrido la infausta guerra entre España i Estados Unidos, que ha hecho nacer otro órden de ideas, sujiriendo la imperiosa necesidad de que los Estados sud-americanos se unan estrechamente para poder resistir una invasion estranjera que podria venir alguna vez, aunque no se divise por ahora de cual parte, bien que hayan hecho oir ya ciertos rumores fatídicos a ese respecto. Francamente si mis apreciaciones emitidas en aquella ocasion se han considerado utópicas, hoi dia a consecuencia de este grave suceso no dejan de imponerse al espectador imparcial.

La guerra americana-española ha puesto en evidencia que estados poco poblados que no posean medios de fabricar ellos mismos las poderosas i complicadas armas de las guerras modernas, como son todas las repúblicas sud-americanas, tendrán que sucumbir cuando entren en lucha con un adversario que disponga de aquellos elementos i de una poblacion numerosa. La inmensa estension i la riqueza escepcional del suelo del continente de Sud-América son poderosos alicientes que bien algun dia pudieran escitar la codicia de otras naciones fuertes i populosas. Si estas encontraran divididos i en consecuencias débiles a los estados que poseen ese hermoso patrimonio, no tardarian en abordar sus territorios, poniendo en peligro mui sério la soberanía de la nacionalida latino-americana. La España, a pesar del valor proverbial de su pueblo, tuvo que rendirse hacer siquiera una resistencia seria [25]. Es seguro que los paises de la América latina, de la misma sangre e índole que España, con su escasa poblacion diseminada sobre vastos territorios no podrian resistir, miéntras que estuvieran aislados, al empuje de alguna de las grandes potencias de Europa o América. Su única salvacion es la union entre ellos propuesta ahora nuevamente por personas perspicaces como Mr. Herbert H. Basset, la misma que ha preocupado en tiempos pasados i en diferentes ocasiones a los mas ilustres estadistas de la América del Sur.

Para establecer esta union tan necesaria para la seguridad i prosperidad de los estados de la América Latina, debe darse una solucion franca i equitativa a todas las cuestiones que los tengan divididos en el momento en primer lugar a las cuestiones de límites que tienen pendientes con sus vecinos. La urjencia es tan grande que una república, que contribuyera indirectamente a debilitar el poder o bienestar de una hermana suya debe hacer cesar espontáneamente esa actitud nociva, aun cuando le exija un sacrificio de consideracion.

En nuestro cuso la noble República Arjentina deberia dar el primer ejemplo de verdadero civismo i americanismo, concediendo espontáneamente a Chile, a titulo de una compensacion por la cesion incondicional de Nahuelhuapi, los derechos que crea tener sobre los terrenos disputados de la Patagonia, aceptando llanamente la línea trazada por el Perito de Chile en el vértice de la Cordillera austral sobre la division de las vertientes interoceánicas.

Notemos ante todo que esta concesion por grande que pareciera, no es en realidad tan trascendental, porque hecha adelantándose al fallo arbitral cierto modo solo eventual, por cuanto cediera a Chile lo que el Árbitro tal vez iria a adjudicar a este pais. Calculando que huiera iguales probabilidades por cada lado de ser favorecido, su cesion valdria como la mitad del objeto en litijio.

Hemos ponderado las grandes ventajas locales que ofrece la línea chilena, pero los beneficios jenerales, que su aceptacion por la Arjentina reportaria para el bienestar de las Repúblicas latino-americanas, serian mucho mayores aun i de un alcance incalculable. Desde luego los demas Estados, entre ellos Chile tambien, tendrian que seguir el noble ejemplo de la Arjentina, aboliéndose todas las disensiones internacionales i estableciéndose la union tan vivamente anhelada. La Arjentina, que ambiciona a ocupar una posicion preferida en el concierto de las repúblicas hermanas, obtendria por una obra de paz la hejemonía, basada sobre la virtud cívica i el adelanto intelectual i material.

No puedo ménos tambien de figurarme que la sombra del eminente hombre de estado arjentino D. Dalmacio Velez Sarsfield, viendo cumplida la alta mision de su vida de asegurar a su patria la Patagonia entre el Atlántico i la Cordillera, dará desde el pedestal de su estatua en Córdoba, su anuencia para que se deje a Chile en posesion de las vertientes del Pacífico: si fué patriota arjentino, fué tambien hombre de sentimientos americanos, que no habria permitido jamas que se faltara a los preceptos de la equidad internacional. Lo mismo se podrá afirmar de otro procer benemérito de la Arjentina, el ilustre D. Faustino Sarmiento. Los prohombres que se hicieron cargo mas tarde de la defensa de los intereses arjentinos D, Vicente G. Quesada i D. Carlos Tejedor no dudo que se darán por satisfechos tambien con aquella compensacion concedida a Chile.

Espero aun que la jeneracion mas jóven, que se ha imbuido ante todo en las tendencias del patriotismo arjentino local, respetará la opinion de autores que le precedieron i que tomará en consideracion los poderosos argumentos que aconsejan sacrificar las aspiraciones del engrandecimiento territorial en aras de la union americana.

Las dos repúblicas que han luchado en este conflicto son hermanas de sangre. De esta manera hemos visto que el sentimiento de fraternidad ha estallado cada vez con fuerza cuando se juntan sus vecinos. Se podria suponer que las fiestas celebradas en estas ocasiones no hayan sido sinceras, ya que existen desavenencias serias entre ellos a causa de la cuestion pendiente; creemos sin embargo que estas espresiones de amistad hayan sido realmente sinceras en el sentido de manifestar el deseo vehemente de buscar la conciliacion. Ya que existe esta buena disposicion conviene mucho fomentar i esplotarla para el restablecimiento de una amistad franca tan necesaria entre los miembros de la comunidad latino-americana.

Acordémonos con este motivo de un refran, citado el otro dia por un diario arjentino, Obras son amores, que no buenas razones, que interpreta a la maravilla nuestro pensamiento: significa que el mejor modo de manifestar amor, es dando pruebas positivas, haciendo beneficios o sacrificios.

¡En buena hora, que la República Arjentina haga el sacrificio que acabamos de señalar (aunque no signifique mas que una compensacion oportuna i el desistimiento de un juicio), i veremos entónces que las dos naciones van a celebrar una fiesta grandiosa de reconciliacion sincera, que dejará atras todas las anteriores celebradas con ánimo dudoso, i será seguida, lo repetimos, de los beneficios mas trascendentales que se puedan imajinar!

No faltarán otras demostraciones de adhesion i reconocimiento:

Aun el autor de estos comentarios, agradecido de ver realizada su idea halagada durante todo el tiempo del conflicto, de que los "Diarios de Menendez" habrian de redundar en provecho de la paz i la union, se apresurará a acudir con su óbolo, ofreciendo al pueblo de la Arjentina la edicion centenaria de esos "Diarios" como un modesto tributo en celebracion del fausto suceso. Poseyendo ella la rejion de Nahuelhuapi, no solo en virtud del derecho formal sino tambien como una conquista moral en virtud de la compensacion otorgada a Chile, podrá informarse ella con tanta mas satisfaccion é interes de la historia de los trabajos llevados a cabo del lado de Chile, desde la Conquista hasta la Independencia, en la falda oriental de la cordillera de los Andes, precisamente en una rejion a que la accion de los gobiernos del Rio de La Plata no habia alcanzado i sobre la que los fastos de su historia dan informaciones valiosas pero escasas.

De todos modos, sea cual fuera la impresion que la proposicion, que acabo de formular, produzca en la opinion del ilustrado público de Republica Arjentina, deseo hacerle entrega en el presente libro del material de historia i ciencia relativo a "la famosa Laguna de Nahuelhuapi" de que dispongo, ya que esta ha quedado de su resorte especial. No dudo que se impondrá con placer de los trabajos de Diego Flores de Leon i Jeronimo Luis de Cabrera, de Diego de Rosales i Tomas Falkner , de los P. P. Laguna i Guillelmo, de José de Moraleda i Fr. Pedro de Agüeros, de Basilio Villarino i Francisco Menendez, ya que muestra el mas vivo interes por todo lo que se relaciona con el adelanto de las comarcas australes i que el Estado está haciendo cuantiosos sacrificios en obsequio de ellas.

Me permito pedirle al mismo tiempo que juzgue con induljencia mi lijero ensayo de bosquejar los viajes emprendidos desde el Atlántico. He reunido a los ilustres viajeros salidos de ambos lados en un solo cuadro con el fin de obtener una reseña completa de los descubrimientos de la Cordillera i de las Pampas. Llenándonos de admiracion los prodijios de valor i abnegacion realizados por estos campeones tan dignos, no podemos honrar su memoria mejor que por el cultivo de sentimientos fraternales i equitativos en la cuestion pendiente sobre el dominio de la Rejion Austral.

En cuanto a la Republica de Chile, la crónica de las hazañas i trabajos de sus conquistadores i misioneros en Nahuelhuapi formará siempre una hermosa pájina de su historia, como tambien de la historia jeneral de los viajes.

Abrigo la esperanza que el pueblo de Chile recibirá con benevolencia tanto los "Viajes de Fr. Francisco Menendez" como el cuadro que he trazado de la Cordillera austral, de Chiloé i de las rejiones del Sur en jeneral.

En esta confianza me permito dedicarle este libro como una corta ofrenda de gratitud en nombre de las Colonias de Llanquihue i Valdivia, a que pertenezco, por la franca hospitalidad que hemos hallado en nuestra patria adoptiva.


Notas
  1. l. c. p. 521.
  2. En el verano que siguió al último viaje de Menendez i en lugar de él, a quien estarian esperando los indios de Nahuelhuapi, hizo Moraleda una escursion en direccion al Lago pero no alcanzó a llegar, sino que se detuvo al pié del Boquete vea l. c. p. 477
  3. Benjamin vicuna Mackenna, Relaciones, l. c. p. 58.
  4. "Memorias de los Vireyes del Peru". Lima 1859, t. VI; ella lleva la fecha 6 de junio de 1796, dia de la entrega de su mando.
  5. Cartas de 3 de junio i 2 de julio de 1898.
  6. Este padre es mencionado por el capitan Fitzroy (l. c. t. II p. 393), quien tuvo motivos de quejarse de él, por haber promovido la desercion de dos individuos de la dotacion de la Beagle.
  7. Carta de 16 de febrero de 1896.
  8. King and Fitzroy,l. c. t. II p. 392.
  9. El suegro de Douglas a quien se debe esta relacion, fué D. Pedro Andrade, padre de D. Fernando Andrade, vecino distinguido de Ancud i Calbuco, a quien conocí hace años. Hemos visto ántes que el mismo Douglas habia sido el dueño del importante diario de la tercera espedicion a Nahuelhuapi, que anos mas tarde sirvió para completar el nuestro. Douglas debia estar por eso bien informado sobre las espediciones de Menendez.
  10. Segun me comunicó hace tiempo mi amigo D. Carlos Luis Hübner, en el tomo III de una Coleccion de documentos relativos al Vireinato de Perú", que existe en el Ministerio de Relaciones, se halla, fuera de otras piezas a que ya aludimos, otra con el titulo: "El Virey del Perú da cuenta de una incursion que dispuso en reconocimiento de los indios de Chiloe y espresa que prepara otra". He hecho dilijencias para consultar este documento, pero no lo he conseguido, por lo que me permito dejarle señalado para las investigaciones futuras. Seria posible que la entrada mencionada por Douglas i Mancilla no correspondiera a la última espedicion de Menendez, como supuse, sino que seria una de las dos a que se refiere este documento inédito.
  11. l. c. t. II p. 229.
  12. Ferd Blumentritt, Zur Geschichte des Separatismus der spanischen Kolonien, "Deutsche Rundschau", Berlin, entrega 10, julio de 1898; Contribucion a la Historia del Separatismo de las Colonias de España (version de F. Fonck), "La Revista de Chile" t. II, 15 enero i 1 febrero de 1899; "La Quincena", Buenos Aires, t. VI, enero i febrero de 1899
  13. Véase Vicente Perez Rosales, Memoria sobre Colonizacion de la provincia de Valdivia, Valparaiso 1852. El mismo: "Nota desde Hamburgo," Memoria del Ministro del Interior 1857: La Colonia de Llanquihue, Santiago 1870: Memoria sobre Inmigracion, dedicada al presidente Domingo Santa Maria, "La Epoca", Santiago, Abril 5, 6 i 10 de 1882: Conste que el Presidente Santa Maria no prestó atencion a las indicaciones de Perez Rosales.
  14. Veremos luego que para obtener tan plausible resultado es esencial que la cuestion de límites sea resuelta pronto en sentido favorable a Chile. En caso contrario nos parece difícil la marcha pueda ser satisfactoria, puesto que Chile, reducido a territorio de anchura lineal, no se hallaria en estado de cooperar eficazmente a la realizacion de aquel problema civilizatorio.
  15. l. c. t. II. p. 273; e. l. t. II. p. 146.
  16. Gletscherphaenomene, l. c.
  17. Esposicion de los Derechos de Chile en el Litijio de los Límites "El Ferrocarril" de 5 a 16 de marzo de 1899.
  18. Vireinato del Rio de la Plata, Apuntamientos para servir en la Cuestion de Límites, Buenos Aires 1881 p. 209
  19. V. G. Quesada, l. c. p. 228.
  20. Véanse sobre el dominio de Chile en la rejon de Nahuelhuapi ántes i despues de la segregacion de la provincia de Cuyo, nuestras observaciones p. 320.
  21. Véase Acta de los Peritos, de 3 de setiembre de 1898.
  22. "Uno o dos kilómetros en un trecho bastante largo "Esposicion, acap. XIV".
  23. Esposicion, acap. X. El senor L. A. C., Revista de Chile", 1898 p. 335 pone en relieve este mismo reparo, haciendo presente que la línea arjentina corta el rio Palena a la altura de solo de 60 m. No cabe casi duda que lo mismo sucede en los otros rios que corta esta línea.
  24. Véase la cita al principio de este capítulo.
  25. Véase la alusion a esta guerra en el capítulo anterior