Stechetti en Soneto
Cuando a mi huesa oscura y solitaria,
a la postrer morada de mi sueño
llegues llorando, contraído el ceño,
por mi alma musitando una plegaria.
No temas ¡ay! la calma funeraria
que las tumbas rodea cruel beleño
de las cruces, envuelve el tosco leño
y la vetusta fosa cineraria...
¡Cuando el silencio turbes con tu paso
o con tus quejas flébiles acaso!...
¡Cuantas flores verás que han de sentirte!
Esas flores que el pecho han de besarte,
son las estrofas que olvidé cantarte
y las ternezas que olvidé decirte.