Realidad de Benito Pérez Galdós


Escena XI editar

Los mismos; FEDERICO que entra por la izquierda, y al ver a CLOTILDE y su padre, se detiene en la puerta. Después OROZCO.


FEDERICO.- (Aparte.) Mi padre... Clotilde.

AUGUSTA.- (Viéndole.) Adelante...

VIERA.- Ya tenemos aquí al caballero de los espejos... digo, de los escrúpulos.

AUGUSTA.- Vamos, abrace usted a su hermana.

FEDERICO.- ¿Usted lo quiere?

AUGUSTA.- Y lo mando.

VIERA.- Quien manda manda.

FEDERICO.- Pues sea. (La abraza.)

AUGUSTA.- ¿Hay paces?

FEDERICO.- Con ella sí, con ella sola. Desconoce la vida, y no sabe el daño que causa.

VIERA.- Si la conoce... Ésta sale a mí: tiene la veta económica. Tú sales a tu madre, toda imaginación y susceptibilidad.

INFANTE.- En fin, a lo hecho pecho, y puesto que Clotilde ha decidido por sí de su suerte, no hay más remedio que transigir.

FEDERICO.- Yo... nunca.

VIERA.- Yo sí... y les bendigo, y que sean felices. (Abraza a CLOTILDE.)

OROZCO.- (Que sale del despacho con la letra de cambio y el talón. A VIERA.) Aquí está el talón... y la letra.

VIERA.- Toma la obligación. (Recoge los valores que le da OROZCO y los guarda en su cartera.)

FEDERICO.- (Aparte, observándole.) Ha habido negocio. Recibe dinero.

VIERA.- Pues sí, les doy mi bendición (Mirando a OROZCO.) pero soy pobre, y no puedo darles nada más. (A CLOTILDE.) No te importe. (Con fingida emoción.) Has caído en buenas manos. (Por OROZCO y AUGUSTA.) Ellos saben emplear en el alivio de todas las penas, en el remedio de las necesidades humanas, los inmensos bienes que Dios les ha concedido, y que por sus merecimientos y virtudes... les aumentará.

AUGUSTA.- (Aparte.) Su frío sarcasmo me envenena.

OROZCO.- (Aparte.) Nunca vi cómico igual.

VIERA.- (A FEDERICO.) Y tú, buen mozo, (Abrazándole.) tampoco necesitas para nada de este viejo. Tampoco a ti te faltan apoyos, truhán. Nadie como tú. Tomás, Augusta, ¡cuánta gratitud os debo! (Casi llorando.) No tenéis hijos, y me quitáis los míos. Adiós, adiós.

OROZCO.- (Dándole la mano.) Hasta otra.

VIERA.- Ya no más. (Aparte.) Hipocritón, tengo quien me vengue. (Vase por la izquierda. OROZCO le acompaña hasta la puerta.)

AUGUSTA.- (Aparte.) Se va... Ya respiro.

CLOTILDE.- Adiós.

INFANTE.- Salgamos por aquí. (Por el salón.)

(AUGUSTA besa a CLOTILDE y la acompaña hasta la puerta del salón.)

OROZCO.- (A FEDERICO.) Viejo menguado y torpe, ¡qué inocente va de la trastada que le juego!

FEDERICO.- ¡Tú!

OROZCO.- Yo.

FEDERICO.- (Aparte, confuso.) ¿Qué pasa aquí? No entiendo una palabra. (Alto.) ¿Y qué...? (Mirando alternativamente a AUGUSTA y OROZCO.)

OROZCO.- Nada... (Mirándole fijamente.) Después te lo diré. (Cogiéndole por un brazo.) Ya te tengo cogido. (AUGUSTA les mira desde el fondo de la escena.)


FIN DEL ACTO TERCERO