Realidad: 30
Escena X
editarLos mismos; CLOTILDE, INFANTE que salen por la derecha.
AUGUSTA.- (Dirigiéndose a ellos.) ¿Se van ya? ¿Por qué no se quedan a comer?
INFANTE.- No, la tía Carlota tendría celos... (Por CLOTILDE.) Le he enseñado toda la casa.
CLOTILDE.- (Aparte.) ¡Vaya con el lujo que gasta esta gente!
AUGUSTA.- Es de usted.
CLOTILDE.- Gracias. Cuando Pepe gane mucho dinero, que lo ganará, y seamos ricos, tendremos una casa como ésta... ¿verdad?
AUGUSTA.- Sin duda. (Continúan hablando.)
OROZCO.- (Después de examinar un papel que le da VIERA.) Está bien: liquidadas las doscientas libras a 26,50, resultan pesetas cinco mil trescientas. Extenderé el talón enseguida. ¿Y la letra?
VIERA.- Si no me diste timbre.
OROZCO.- Yo la pondré. (Dirígese al despacho.)
VIERA.- ¡Ah!, mi hija... Clotilde...
CLOTILDE.- Papá...
VIERA.- ¿Estás contenta?
CLOTILDE.- ¿Cómo no estarlo en esta casa?
VIERA.- Sí, aquí moran todas las dichas.