Escena VII

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FEDERICO; LEONOR.


FEDERICO.- No me queda duda. Ya principia el rumor insidioso, traicionero, precursor de la difamación y del escándalo...

LEONOR.- (Entrando presurosa.) Hecho todo. Venga un abrazo... en premio de mi... Iba a decir virtud... Pero no... son ¡cosas!

FEDERICO.- (Abrazándola.) Eso es... cosas.

LEONOR.- Aquí tienes... (Dándole billetes de Banco envueltos en el pañuelo de las alhajas.) Vete corriendo a casa de Torquemada y refrégale los cuartos en la geta, para que vea ese puerco que aquí hay honor, limpieza de sangre, circunstancias y hombría de bien.

FEDERICO.- (Sin decidirse a tomar el dinero.) Parece mentira que...

LEONOR.- ¿Remilgos ahora, mico?

FEDERICO.- No... (Con efusión.) Eres... no sé. (LEONOR le introduce los billetes en el bolsillo.)

LEONOR.- Vete... ya vas espirando.

FEDERICO.- Dos palabras. Tengo que preguntarte... Malibrán...

LEONOR.- ¡Ah!, sí... yo también quería decirte...

FEDERICO.- Sé por Lina que anoche habló de mí. Quizás se permitió calumniar a alguna persona. ¿Recuerdas tú lo que dijo?

LEONOR.- Nada, pamplinas...

FEDERICO.- Cuéntamelas.

LEONOR.- Eso es... entretente aquí, y olvídate de lo principal.

FEDERICO.- (Confuso.) ¿De qué?

LEONOR.- Del judío ese, que a estas horas estará pensando que no le pagas, y...

FEDERICO.- ¡Ah!, no sé cómo tengo la cabeza... Es tarde.

LEONOR.- Y si te descuidas...

FEDERICO.- Adiós, adiós. (Sale presuroso.)

LEONOR.- ¡Pobre mico! Es el perdis más caballero que hay bajo el sol.