Ramos de violetas 34

Nota: Se respeta la ortografía original de la época


Miscelánea

¿Qué soy yo?


¿Qué soy yo en medio del mundo?
el eco de una querella,
algo de un dolor profundo
perdido en el polvo inmundo
sin dejar tras de mí huella.
Voy huyendo del ayer,
y en mañana quiero hallar
el secreto de saber,
si es que se muere al nacer
ó se vive al expirar.
Hay horas en la existencia
benditas por el Señor,
en que duerme la conciencia:
y en su sueño de inocencia
ve á la sombra del amor.
Pero de un amor gigante
noble, santo, inmaterial,
que solo dura un instante:

reflejo puro y radiante
de otro mundo celestial.
¡De otro mundo!... Gran problema
que busca la humanidad;
sol que nuestra frente quema,
misericordia suprema
de infinita voluntad.
¡Otro mundo! gran misterio
que el ser material negó;
diciendo que este hemisferio,
por límite un cementerio
fué todo lo que encontró.
En tanto que el cristianismo
esperó en la eternidad;
y el grandioso Espiritismo
miró en la tierra el abismo
do gime la humanidad.
Y más allá vió lucir
con mágico resplandor
el astro del porvenir
que dice: «para vivir
al hombre lo hizo el Creador».
Para vivir sin fatiga,
para vivir sin afán,
existencias le prodiga;
tendiendo su mano amiga
á los que vienen y van.
¡Si esto es cierto! ¿Qué soy yo?
¿adonde voy? no lo sé;
¿qué globo abrigo me dió?

¿qué mundos mi mente vió?
¿cuántos planetas veré?
¿O todo termina aquí?
sería muy triste nacer
viviendo cual yo viví,
pensando que tras de mí
no hay ni mañana ni ayer.
¡Dios clemente! Yo te imploro
que con tu mágica luz,
ilumines cuanto ignoro,
mostrándome el gran tesoro
en la historia de la cruz.
¡¡La cruz!!... ¡Grandiosa epopeya!
los siglos no borrarán,
jamás tu indeleble huella;
serás la polar estrella,
de los que vienen y van.


1874.