Oro y ébano/En el monte

En el monte

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Ya poco o nada de mis glorias queda;

hoy, lejos de la lucha en que viví,

mezo la cuna de mi niña y rueda

como un susurro la existencia aquí.


En la brisa fugaz que blanda sopla,

llega de las ciudades hasta mí,

de cuando en cuando, el eco de una copla

de amor que en otros tiempos escribí.


Y al recordar mi tormentosa vida

y lo que entre los hombres padecí,

bendigo en el silencio la escondida

senda que al fin y al cabo preferí.


Hoy todo, todo me parece un sueño,

todo, hasta las miserias que sufrí;

vivo como al influjo de un beleño,

y así resbala mi existencia, así...


Diéronme hiel en el falaz tumulto

humano hasta las bocas del rubí:

allá calumnia, allí grosero insulto,

allá traición y falsedad allí.


A mi patria, sumida en sus tristezas,

mi lira de oro y ébano le di,

ella a mí no me ha dado ni riquezas,

ni honores, no, pero su llanto sí!


Dejadme, pues en paz; nada he pedido,

más hoy que vivo retirado aquí,

mezo la cuna de mi niña y pido

olvido, sólo olvido,

olvido irrevocable para mí!