Orígenes del teatro español/Prólogo del autor

Nota: Se respeta la ortografía original de la época
PRÓLOGO.

Hasta ahora no se ha escrito una historia del teatro español: la molesta fatiga de buscar los documentos relativos á él desde su origen hasta fines del siglo XVI ha debido retraer á muchos, que por su talento y su buen gusto hubieran sabido desempeñar esta empresa difícil.

La maravillosa abundancia de autores dramáticos en el siglo XVII, y el crecido número de sus obras añaden á la necesidad de conocerlos la de clasificarlos, compararlos y juzgarlos con la rectitud que pide la buena crítica.

Cultivada en el siglo anterior y en lo que va del presente la poesia teatral, siguiendo unos el ejemplo de los que les habian precedido, y ateniéndose otros á los principios que conoció la antigüedad y ha restablecido el gusto moderno, se hace indispensable un estudio particular para distinguir el mérito respectivo de obras que pertenecen á escuelas tan opuestas entre sí. Ni es conveniente para este examen aprovecharse de lo que juzgaron los coetáneos acerca de ellas: porque en el choque de las opiniones que sostenian, muchas veces dirigió su pluma la parcialidad, y muy pocas la inteligencia.

Por otra parte el influjo que han tenido siempre en las producciones literarias el sistema del gobierno, el gusto de la corte, el método de estudios, política y las costumbres, obligará á quien se proponga escribir la historia de nuestro teatro á buscar el origen verdadero de sus progresos ó su decadencia; y esta indagacion está sujeta á las restricciones que imponen el respeto debido á la autoridad, y las demas circunstancias del tiempo en que se escribe.

Cuanto escribieron nuestros mejores bibliógrafos acerca de la dramática española no pasa de algunas indicaciones sueltas, traidas por incidencia, diminutas, mal ordenadas, y no capaces de satisfacer la curiosidad de los que desean una historia de nuestro teatro.

Los segundos copiaron á los primeros, y los últimos nada han añadido de particular, repitiéndose por consiguiente las equivocaciones, la falta de plan y de verdad histórica y crítica que se advierte en tales escritos.

Llegó el tiempo de las apologías, y apoyados los defensores de nuestro crédito literario sobre tan débiles fundamentos, compusieron libros enteros llenos de sofismas y errores, hablaron largamente del teatro, clasificaron obras que jamas habian visto, y manifestaron cuanto carecian (por la clase de estudios que habian tenido, por el estado que profesaban, y por el lugar en que escribian) de los auxilios y de la inteligencia que hubieran sido menester para que el desempeño hubiese correspondido á su zelo laudable.

¿Qué pudieron hacer los extrangeros cuando quisicron decir algo de nuestra poesía escénica, sino repetir las pocas noticias que hallaron esparcidas en algunos libros, ó cortar la dificultad diciendo que la literatura española es una pobre mina, que no paga el trabajo del beneficio? Asi han creido algunos de ellos disimular con un desatino el orgullo de su ignorancia.

Falta pues á la cultura de nuestra nacion una historia crítica de su teatro, empresa tan superior á mis débiles fuerzas, que nunca tuve el atrevimiento de intentarla. No obstante habiéndome aplicado desde mi juventud á reunir y ordenar cuantas noticias pude adquirir acerca de esto asi en España como fuera de ella, me persuadí de que podria ya formar con lo que tenia escrito una obra (que hoy presento al público) en que ilustrase los orígenes del teatro español.

No intento recomendar mi trabajo, ponderando la constante diligencia que supone la adquisicion de materiales que forman este libro, la lectura que me ha sido necesaria para ilustrarle, la meditacion que ha precedido á mis dictámenes, y el empeño nunca desmentido de hallar la verdad, rectificar las equivocaciones de los que me habian precedido, juzgar por mí propio, y presentar á los inteligentes un resumen crí-tico en que manifiesto cual fue el origen de nuestra escena, cuales sus progresos, y cuales las causas que influyeron en las alteraciones que padeció, hasta que Lope de Vega las autorizó con su ejemplo. Este es en compendio el plan del Discurso histórico que precede á todo lo demas.

En las notas que le acompañan creo haber dado las pruebas de cuanto en él se afirma con autoridades irrecusables, mediante las cuales se aclaran muchos puntos pertenecientes á nuestra antigua literatura mal entendidos hasta ahora, ó del todo ignorados.

Sigue á esto un catálogo histórico y critico de piezas antiguas, el primero que se ha publicado de este género. En él se da razon de mas de ciento y sesenta composiciones dramáticas, todas anteriores al tiempo en que Lope de Vega comenzó á escribir. Hablo del mérito de las que he tenido á la vista, hago mencion de sus bellezas y sus defectos, cito á la letra los pasages mas sobresalientes de muchas de ellas, y no me olvido de copiar aquellos que merecen severa censura. Sé muy bien como se desacredita una obra excelente, citando solo sus faltas, y como se recomienda otra de poquísima estimacion, entresacando de ella los pasages en que el autor, sin mérito suyo, acertó por casualidad; pero he querido apartarme de uno y otro extremo. No he querido hacer ni una apología, ni una acriminacion de nuestro teatro, sino una historia crítica de sus orígenes, presentándole tal como fue durante la época á que me he querido ceñir. Acompaña al examen de las obras la noticia de muchos de sus autores. Los extrangeros mas que nosotros necesitan esto para salvar las equivocaciones que frecuentemente han padecido en sus atropellados diccionarios biográficos. En el orden que he dado á las piezas se observará toda la exactitud de que es susceptible, habiéndole sujetado á la autoridad de escritores los mas inmediatos que hablaron de ellas, á las fechas conocidas de sus primeras ediciones, y á las épocas en que pudieron ser escritas y representadas, segun lo que resulta de la vida de sus autores, y las indicaciones que he sacado de la lectura de las mismas piezas. La mayor parte de las fechas que les he puesto, es de una absoluta certeza: lo restante, de una probabilidad la mas verosimil. En este catálogo solo se incluyen las piezas dramáticas que se representaron ó pudieron representarse en los teatros de la nacion privados ó públicos: no se habla de las obras que con el título de comedias, tragedias, tragicomedias fueron tan abundantes en el siglo XVI, que componen crecidos volúmenes, y nunca se hicieron para representarse, ni es posible hacerlo. A excepcion de la Celestina, origen primero de esta clase de composiciones, a quien la prosa y dialogo castellano debieron conocidos adelantamientos, se ha omitido hablar de las otras, porque no siendo obras de teatro, piden una clasificacion distinta, y no conviene mezclarlas con las que se hicieron para representarse en él. De estas hablo exclusivamente, de las otras no. He mezclado las obras de los poetas dramáticos que vivian y componian en un mismo tiempo, para evitar el retroceso de los años y la confusion que necesariamente hubiera producido.

A continuacion del catálogo sigue una coleccion de piezas de teatro, elegidas segun me pareció conveniente para presentar lo mas digno de aprecio que nos queda de nuestros antiguos dramáticos así en prosa cono en verso, y en todos los géneros que se cultivaron entonces. Las únicas alteraciones que he practicado en ella han sido poner título á algunas piezas que no le tenian, indicar el lugar y las mudanzas de la escena, dividir en actos dos comedias para hacer mas perceptible la regularidad de su fábula, suprimir algunas líneas del diálogo, ó por ser enteramente ocioso lo que en ellas se dice, ó porque la obscuridad del sentido anuncia desde luego que el impresor estropeó por descuido, ó no llegó á entender el original que copiaba.

Esto es lo que me ha parecido no solo lícito, sino necesario, pero á esto solo he reducido las alteraciones y las enmiendas. El texto que presento es todo de los autores; no hay ni una sílaba añadida á lo que ellos escribieron. Facil me hubiera sido hacer una coleccion mas crecida, incluyendo en ella otras piezas de mérito, pero he creido que para desempeñar el fin que me propuse, la que he formado será suficiente.