Orígenes del teatro español/Discurso histórico

Nota: Se respeta la ortografía original de la época

DISCURSO HISTÓRICO.


El origen de los teatros modernos debe considerarse posterior á la formacion de las lenguas que hoy existen en Europa; si se les quiere atribuir mayor antigüedad, sería confundirlos con el teatro latino. Este acabó cuando las naciones sujetas antes al imperio de Roma y despues á los bárbaros, corrompida la lengua latina, formaron dialectos diferentes, variándolos segun la influencia fisica de los climas que habitaban, y segun la que pudieron ejercer en el régimen y propiedad, en la acepcion y pronunciacion de los vocablos, ó en la introduccion de otros nuevos las gentes advenedizas que se mezclaron y confundieron con ellas.

Los visogodos[1], que por espacio de tres siglos dominaron nuestra península, no nos dejaron otras reliquias de su lenguaje primitivo que algunas palabras, y en tan corto número, que no componen la milésima parte del nucstro, debiendo añadirse á ellas el uso de los artículos, lo indeclinable de los nombres, y alguna otra alteracion gramatical. Ni en códices, ni en monedas, ni en mármoles se halla ningun vestigio gótico: casi todo se habló y todo se escribió en latin.

Este idioma conservado en las obras estimables de los sabios que florecieron en aquella edad, fue corrompiéndose con mucha rapidez en boca del pueblo, y no es facil averiguar como le hablaba al empezar el siglo VIII. Baste decir que si se representaron piezas dramáticas en España durante la dinastía de los visogodos[2], debieron escribirse en el lenguaje que usaba la multitud; mezcla informe del latin que ya se perdia, y del romance que se iba formando.

Conquistada España por los árabes en el siglo VIII, y empezada en el mismo su recuperacion, el idioma vulgar fue apartándose cada vez mas de su origen primero, y enriqueciéndose con palabras, frases y modismos arábigos. Las conquistas fueron dilatándole por los paises que los cristianos iban ocupando, y la prosa castellana fue adquiriendo sucesivamente correccion, propiedad y copia de palabras hasta que se halló capaz de vulgarizar en ella las leyes y la historia.

La poesía[3], siguiendo los progresos de la lengua, imitó por aproximacion la medida de los versos latinos, suplió la falta de cantidad con el uso de los consonantes, y acompañada algunas veces de la música y otras sin ella, sirvió para celebrar las alegrías privadas y públicas, ó para recomendar á la posteridad las virtudes cristianas de los Santos, ó las acciones heroicas de los príncipes y capitanes.

Ademas de estas composiciones sagradas y profanas habia otras mas cortas, cantadas al son de instrumentos por los yoglares y yoglaresas[4], gentes que hacian profesion de la musica, del baile y la pantomima graciosa ó ridícula, con lo cual ganaban la vida entreteniendo al pueblo.

Tambien acudian á las casas particulares y á los palacios, donde ejercian sus habilidades á presencia de los reyes y de su corte. No hay que buscar el principio de esta costumbre, que se pierde en la obscuridad de los siglos. La combinacion de los sonidos agradables, el canto, la risa, la danza, la imitacion de la figura, gesto, voz y acciones características de nuestros semejantes son tan geniales en el hombre, que en todas las edades y en todos los paises habitados se encuentran mas o menos perfeccionados por el arte.

Han sido inútiles hasta ahora las investigaciones de los eruditos, que se lisonjearon de hallar entre las poesías de los árabes ó de los provenzales el origen de los teatros modernos de Europa, y por consiguiente del nuestro.

Los árabes, asi los que se extendian el Oriente, África, Italia y las islas del Mediterráneo, como los que hicieron á Córdoba capital de su imperio en España, cultivaron con éxito feliz las ciencias naturales, la medicina, las matemáticas y la historia. En la poesía nada hicieron, fuera de los géneros narrativo, descriptivo, amoroso, encomiastico y satírico; desempeñando sus argumentos en pocmas cortos, llenos por lo comun de metáforas, traslaciones y enigmas, de acrósticos, laberintos, antitesis, paronomasias y equívocos. Los diálogos sin accion que se hallan entre sus composiciones poéticas, no pertenecen al género dramático[5].

Los provenzales, con un idioma mucho mas pobre sin comparacion que el de los árabes, no instruidos como ellos en el conocimiento de las ciencias, pero dotados de una imaginacion fecunda (no extraviada fuera de los términos justos, no viciada con ornatos pueriles), y movida igualmente por los poderosos estímulos del heroismo y del amor, cultivaron un género de poesía que les fue peculiar, y perfeccionándose despues con el estudio de la antigüedad y el uso de la buena crítica, llegó á ser comun á todas las naciones modernas[6]. Las ciudades de Tolosa, Aviñon, Aix, Bessieres, Barcelona y Tortosa fueron célebres por el estudio de la Gaya sciencia[7], en que se ocuparon sugetos muy ilustres para celebrar amores y victorias, y amenizar las diversiones cortesanas con los frutos del ingenio, de la sensibilidad y la harmonía. Estos poetas, que se llamaron trovadores, llegaron á formar colegios y academias: algunos recitaban y cantaban sus propios versos, otros fiaban este encargo á los músicos; pero nada se halla entre las obras que se conservan de ellos que pueda llamarse teatral. Las trovas, ditados, villanescas, tensiones, serventesios y otras piezas que se escribieron entonces, no son de la clase de poemas activos que pide la escena. Es pues inutil buscar en la poesía de los árabes ni de los provenzales los orígenes del teatro moderno.

Italia fue la primera nacion de Europa que despues de la dominacion de los bárbaros (cuyas últimas dinastías desaparecieron á vista de las armas vencedoras de Carlo-Magno) empezó á cultivar las letras y renovar las perdidas artes. Muchas circunstancias políticas contribuyeron á su opulencia y su ilustracion durante los siglos XI, XII y XIII. Venecia frecuentaba todos los puerlos del Mediterráneo, trayendo por Alejandría los frutos de Asia; y desde Istria, Dalmacia y las islas que ocupó en el Archipiélago, amenazaba con sus ejércitos y sus naves á la capital del imperio de Oriente. Pisa, Florencia, Padua, Cremona, Luca, Siena, Génova y otras ciudades apellidaron libertad, la sostuvieron con varia fortuna, haciéndose florecientes por el comercio con el auxilio de la política y las armas. Bolonia empezó á ser docta; Milan renaciendo de sus ruinas, adquiria el nombre de espléndida; Amalfi se enriquecia con el tráfico y la industria, y Roma despues de algunos siglos en que fue comun la ignorancia, gobernada ya por sabios Pontífices ariadia á las donaciones de Pepino y de la condesa Matilde los tesoros que con ocasion de las novedades introducidas en la disciplina eclesiástica empezaban á llevarle los negocios de todo el orbe católico. Las Cruzadas llevando al Oriente numerosos ejércitos, contribuían á la prosperidad de la Italia, que subministraba en sus ciudades y sus puertos las armas, las provisiones y los transportes necesarios á una expedicion malograda y repetida tantas veces. Los mercados y las ferias que se celebraban frecuentemente, propagaron la abundancia y el lujo, y con él las fiestas y las diversiones públicas. Solemnizábanse con magnificencia los desposorios de sus principes[8], sus paces y coronaciones, en las que se llamaron Corti bandite; y todas estas causas dando estímulos al caracter nacional, produjeron una multitud de juglares, bufones, truhanes, mimos, bailarines, músicos y cantores, que acudian adonde los llamaba la ocasion del interes y del aplauso.

Entonces empezaron á renovarse (si del todo se habian perdido)[9] las ficciones dramáticas, imitando á la naturaleza en farsas groseras con figuras ridículas, disfraces y acciones que remedaban las costumbres de aquella edad. Los eclesiásticos[10] despues de haber intentado muchas veces la abolicion de tales espectáculos, cuya desenvoltura era en extremo perjudicial, conocieron la insuficiencia de las leyes contra la fuerza de la opinion; y continuando la costumbre establecida en las iglesias catedrales algunos siglos antes, de celebrar con músicas alegres, canciones, bailes y máscaras las fiestas mas solemnes de la Religion, determinaron añadirles nuevos atractivos, y dar al pueblo con mas honestidad en el santuario los mismos placeres que disfrutaba en los paseos y plazas públicas.

Lejos de mitigar por este medio el escándalo, le hicieron mas grande. Unieron á la pompa católica las libertades del teatro, y los mismos que predicaban en el púlpito y sacrificaban en el altar, divertian despues á los fieles con bufonadas y chocarrerías, depuestas las vestiduras sacerdotales, disfrazándose de rufianes, rameras, matachines y botargas. Entre los pasos á que daban lugar estas figuras, se mezclaban otros alusivos á los misterios de la Religion, á la santidad de sus dogmas, á la constancia de sus mártires, á las acciones, vida y pasion de nuestro Redentor: union por cierto irreverente y absurda.

Duró este abuso hasta Inocencio III prohibió severamente al empezar el siglo XIII que interviniesen los clérigos como actores en tales farsas; pero si en Italia, y particularmente en Roma, logró moderarse esta costumbre, ni el mal se extinguió enteramente alli, ni dejó de continuar por algunos siglos en las demas naciones de Europa[11], adonde se habia propagado con mucha rapidez.

De los cuatro reinos cristianos en que se dividia la mayor parte de España en el citado siglo, eran los mas poderosos el de Aragon, que gobernaba D. Jaime llamado el Conquistador, principe de esclarecida memoria, y el de Castilla, en que reinaba Fernando III, que mereció el nombre de Santo. Los moros que quisieron permanecer en las provincias que uno y otro habian conquistado, profesaban las ciencias físicas y matemáticas, las buenas letras, la agricultura y las artes industriales: los judíos que vivieron bajo la dominacion de aquellos soberanos, sobresalian en el estudio de la medicina, y ejercitaban el comercio, que aumenta las riquezas y las comodidades de las naciones. Los vencidos contribuyeron á suavizar las costumbres de los vencedores.

La corte de Alfonso X de Castilla apadrinó y aprovechó en favor de las ciencias los conocimientos de los sectarios del Talmud y del Alcorán: en ella y en la de su padre el rey San Fernando, y en la de su hijo y sucesor D. Sancho resonaron ya los versos de los trovadores y los cantos de los juglares, y se difundió la inclinacion á los estudios útiles y agradables. No estuvo ya ceñido el saber á los monasterios, adonde lo habia retraido en tiempos feroces el estrépito de las armas: se acercó al trono de los principes; y éstos y los ricoshombres, y los caballeros que componian la corte, empezaron á gustar de los adornos del entendimiento y de los placeres de la civilizacion sin descrédito del valor.

No es posible fijar la época en que pasó de Italia á Españía el uso de las representaciones sagradas; pero si se considera que al principio del siglo XIII eran ya intolerables los abusos que se habian introducido en ellas, puede suponerse con mucha probabilidad que ya en el siglo XI se empezarian á conocer en nuestra península.

Cultivada la lengua patria con felices adelantamientos, hecha ya poesía estudio de los eclesiásticos, de los caballeros y de los reyes, sonando ya en los templos, en los palacios y en los concursos populares las harmonías de la música, y uniéndose á ella muchas veces las habilidades de la pantomima y la saltacion, poco era menester para que llegáran á formarse espectáculos dramáticos, que son el resultado de todos estos primores juntos.

Las fiestas eclesiásticas fueron en efecto las que dieron ocasion á nuestros primeros ensayos en el arte escénica: los individuos de los cabildos fueron nuestros primeros actores, el ejemplo de Roma autorizaba este uso, y el objeto religioso que le motivó disipaba toda sospecha de profanacion escandalosa. En aquellas farsas se representaban varias acciones tomadas del antiguo y nuevo Testamento, y no pocas tambien de los evangelios apócrifos. La festividad establecida por Urbano IV en honor de la sacrosanta Eucaristía se extendió á toda la cristiandad reinando en Castilla Alfonso X, y esto dió motivo á otras composiciones teatrales, en que empezaron á introducirse figuras fantásticas, mezclandose con repugnante union la alegoría y la historia.

La escasez de documentos no permite dar una idea mas individual de aquel teatro; pero resumiendo cuanto puede colegirse de los datos que existen relativos á este propósito, parece seguro que el arte dramática empezó en España durante el siglo XI: que se aplicó exclusivamente á solemnizar las festividades de la Iglesia y los misterios de la Religion: que las piezas se escribian en castellano y en verso: que se representaban en las catedrales, adornadas con la música de sus coros, y que los actores eran clérigos, como tambien los poetas que las componian.

Alfonso X, conformándose en parte con lo que Inocencio III habia dispuesto, indicó[12] á los eclesiásticos la clase de piezas en que podian representar lícitamente; y éstas, ya históricas, ya alegóricas, morales ó dogmáticas, continuaron por espacio de algunos siglos, hasta que desterradas del santuario pasaron á los teatros públicos. El mismo Alfonso X[13] declaró infames á los que ejecutaban por dinero las habilidades pantomimicas, las de bailar, cantar y tanier; y esta pudo ser entre otras la causa principal de que tardase tan largo tiempo en pasar el arte escénica á manos de representantes de oficio, puesto que siendo entonces una diversion puramente sagrada y religiosa, no era posible fiar su desempeño á los que se hallaban declarados infames por la ley.

Sancho IV tenia á su servicio[14] esta clase de gentes, juglares, bufones y facedores de escarnio, que con cantares y romances, diciendo agudezas, saltando y tocando instrumentos, entretenian privadamente á la familia real.

El breve reinado de aquel monarca, lleno de turbulencias, como el de su hijo Fernando IV, y la menor edad de Alfonso XI, en que se vió Castilla agitada de parcialidades y discordias, fueron épocas no favorables para el progreso de las artes, hijas de la abundancia y la paz; pero no se interrumpieron del todo los estudios filosóficos, la erudicion y las buenas letras.

El ilustre D. Juan Manuel[15], nicto de Fernando III, fue un distinguido profesor en todas ellas, al paso que sus victorias le acreditaron de excelente caudillo. En sus obras doctrinales y poéticas dejó un testimonio de su extensa literatura y su buen gusto, y en las novelas ó cuentos de que se compone El Conde Lucanor, la primera coleccion de este género que se vió en España, anterior sin duda al Decameron del Bocacio, aunque en el mérito no le compita.

Juan Ruiz[16], Arcipreste de Hita, floreció gualmente en el reinado de Alfonso XI, y aunque no escribió ninguna pieza dramática, imitó aquel género en sus composiciones, mezclando en ellas chistes, cuentos, descripciones y diálogos cómicos que le fueron geniales. Este y los demas trovadores de su tiempo usaban ya diferentes combinaciones y medidas de versos[17] con que habia ido enriqueciéndose nuestra poesía, al paso que la música llegó tambien á adquirir el uso de muchos instrumentos[18] tomados de los árabes, de los italianos y franceses.

Entretanto la corte de los reyes de Aragon disfrutaba con mas segura tranquilidad de las composiciones de sus poetas y de las gracias de sus juglares. En la coronacion de Alfonso IV[19] año de 1328 se representaron, cantaron y bailaron por el infante D. Pedro, conde de Ribagorza hermano del rey, y por los ricos-hombres, acompañados de algunos juglares, varias composiciones poéticas escritas por el mismo infante. De esta noticia se deduce que la profesion de los juglares no solo se hallaba ya muy estimada, sino que habia adquirido mayores aumentos, puesto que no solo tanian, cantaban y bailaban, sino que tambien declamaban razonamientos y diálogos.

Por los años de 1360 reinando en Castilla el rey D. Pedro se empezaron á ver (ademas de los dramas destinados al uso de las iglesias) algunas otras composiciones teatrales; y existe una que se ha creido de aquel tiempo[20], en que su autor supo reunir el baile, la música instrumental, la declamacion y el canto. El argumento de esta pieza inclina á sospechar que fuese precisamente una de las muchas que se ejecutaban en el templo, y en este caso sería la mas antigua que se conserva de aquella clase.

D. Pedro Gonzalez de Mendoza, que apartándose de la obediencia del rey D. Pedro siguió el partido de D. Henrique, del cual fue despues mayordomo mayor, escribió[21] piezas dramáticas imitando las del teatro latino, y adornándolas con estrivillos y canciones pastoriles. Atendida la calidad del autor, puede creerse que compondria tales dramas en obsequio del rey para privado entretenimiento del palacio.

Ya por este tiempo, y en los reinados siguientes de Juan el I y Enrique III, ademas de la constante lectura de los trovadores provenzales, que era comun en España, adquirieron estimacion entre nosotros[22] los célebres italianos Güido Cavalcanti, Dante Aligheri, Cino de Pistoya, y el príncipe de sus poctas líricos Francisco Petrarca. Hallaron sus obras en Castilla un aprecio particular, y comparándolas con las de los trovadores antiguos, vieron en estas mas elevacion de ingenio, mas oportuna erudicion, mas cultura en la frase poética, y una versificacion mas variada y mas capaz de prestarse á las combinaciones de la harmonía. El gusto poético de los árabes y el conocimiento de sus costumbres (que dieron origen á muchas nuestras) mantuvieron y perfeccionaron los romances históricos ó amorosos[23], los cuales, sujetos del principio al fin á un solo consonante, se libertaron despues de esta enfadosa monotonía, y produjeron el asonante, cadencia peculiar de los españoles. No puede asegurarse si la poesía teatral, que entonces permanecia exclusivamente en manos de los eclesiásticos, adquirió mayor perfeccion á vista de los adelantamientos que se verificaron en el género lírico, puesto que no nos queda pieza ninguna representable de aquel tiempo para juzgar su mérito, ni compararla con otras anteriores.

Al reinado de Enrique III siguió la menor edad de Juan el II, durante la cual su tio y tutor el infante D. Fernando acreditó su consumada prudencia en el gobierno, igualmente que su valor y sus conocimientos militares. Sostuvo el trono de Castilla quebrantando el poder de los moros granadinos, y reprimiendo en el palacio las maquinaciones de la ambicion y de la envidia. Sus prendas le hicieron digno de la corona de Aragon, que en competencia de otros príncipes le adjudicó el voto unánime de nueve electores (entre ellos el insigne orador cristiano San Vicente Ferrer), y en el año de 1414 se coronó en Zaragoza con pompa magnífica. Acudió á esta solemnidad no solo la nobleza de aquellos reinos sino tambien la mayor parte de los grandes de Castilla. Fueron muy singulares las fiestas que se hicieron en tal ocasion; y el célebre D. Enrique de Aragon, marques de Villena, compuso[24] una comedia alegórica, que se representó delante del rey, de la reina y de aquella corte brillante.

Desde entonces la etiqueta del palacio, los usos cortesanos, los trages, las diversiones, la lengua, la literatura y la poesía castellana acabaron de naturalizarse en la capital de Aragon, y por consiguiente decayeron de su antiguo esplendor el gusto y cultura del idioma lemosino, en que los catalanes y valencianos habian adquirido tan merecida celebridad.

El reinado de Juan el II, que duró cerca de medio siglo, fue muy favorable al progreso de las buenas letras, cultivadas en prosa y verso por autores muy instruidos, dotados de un juicio recto y de una fecunda imaginacion. Entre los muchos de aquel tiempo se distinguió nuestro Enio cordobés Juan de Mena, que no hallando suficiente el idioma patrio para la elevacion de sus conceptos, supo enriquecerle y añadirle sonoridad y robustez, atreviéndose á adoptar nuevos modos y palabras latinas, que han permanecido en nuestra diccion poética, y cuyo uso siempre será laudable, si saben evitarse los extremos inmediatos de la obscuridad y la afectacion.

Fueron émulos de su gloria el ya citado marques de Villena y D. Íñigo Lopez de Mendoza, marques de Santillana, sin otros muchos que sería ocioso referir. El rey hacia versos, los hacia su gran privado D. Álvaro de Luna, condestable de Castilla; los mas ilustres personages de aquella edad eran trovadores[25]. En medio de las turbulencias políticas que agitaron el reinado de aquel monarca, los torneos, los pasos honrosos, las justas, banquetes, danzas, músicas y juguetes cómicos alegraban la corte, distraían de sus miserias al pueblo, que admiraba atónito las galas, la riqueza, el buen gusto, la bizarría y el valor de los que tan mal le gobernaban. D. Álvaro de Luna, buen caballero en el campo y en la tela, temido de sus émulos por su extremo poderio, la constancia de su fortuna y la energía de su caracter, grato á las damas por su gallarda presencia, su donaire natural, su cortesanía y su discrecion, en tanto que reunia en sí toda la autoridad que abandouaba su rey indolente, sabia entretenerle y apartarle de sus obligaciones con espectáculos ingeniosos y magníficos, dignos ya de la cultura de aquellos tiempos.

En el año de 1436 se vieron en Soria el rey D. Juan y su hermana la reina de Aragon: hubo grandes fiestas[26], y los juglares y remedadores entretuvieron á la corte con música, bailes y acciones cómicas.

En el de 1440 D. Pedro de Velasco, conde de Haro, el marques de Santillana[27], y D. Alonso de Cartagena, obispo de Burgos, fueron á Logroño á recibir y acompañar á la infanta Doña Blanca, esposa del príncipe D. Enrique, y á su madre la reina de Navarra. El conde de Haro, entre varias diversiones que dispuso en Briviesca para obsequiar á aquellas señoras, tuvo fiestas de toros, juegos de cañas, danzas y representaciones teatrales[28].

Enrique IV heredó con el reino la incapacidad de gobernarle. Entendia muy bien el latin, gustaba mucho de leer, de tocar el laud y cantar; tenia á su servicio excelentes músicos de instrumento y de voz que asistian á su capilla privada, en donde pasaba mucho tiempo oyendo las horas canónicas. Lo restante de su vida se entretenia en el monte: fue gran cazador, y mientras perseguia las fieras en los bosques del Pardo y de Balsain, los grandes se apoderaban de su autoridad y de sus tesoros, allanaban sus alcázares, se le alzaban con las fortalezas, alborotaban las ciudades y mantenian en todo el reino la anarquía mas espantosa. Si algunas fiestas permitió á la corte el genio melancólico del rey en los primeros años de su administracion, fueron solo algunas danzas en palacio, y algunas justas y ejercicios de caballería, como los que dió en el camino del Pardo D. Beltran de la Cueva. Las habilidades mímicas, que en tiempo de D. Juan el II habian sido estimadas, en el de su hijo decayeron considerablemente, y hasta el nombre de juglar se fue olvidando en el lenguaje comun.

La conducta libre de la reina, los escándalos del palacio, la impotencia física y moral del rey dieron ocasion al atrevimiento de muchos prelados, grandes y caballeros para declararle desposeido de la corona, eligiendo en su lugar al infante D. Alfonso, cuya temprana muerte dejó á su hermana Doña Isabel la esperanza y el desco de reinar. Entre los que solicitaron su mano eligió á D. Fernando, principe de Aragon, con el cual se casó sin noticia del rey D. Enrique en el año de 1469. Viniendo D. Fernando á Castilla ocultamente para celebrar su desposorio, le hospedó en su casa el conde de Ureña, haciendo representar en su obsequio una comedia, de la cual se ignoran todavía el autor y el título[29].

Los males políticos siguieron aumentándose durante los últimos años de Enrique IV, y una de las consecuencias que produjeron fue la ignorancia que se extendió á todas las clases del estado. Entre el corto número de escritores que florecieron en aquella edad funesta á las letras, se distinguió Rodrigo de Cota, autor de un Diálogo entre el amor y un viejo[30], pieza representable, escrita con gracia y elegancia: tambien compuso un diálogo pastoril entre Mingo Revulgo y Gil Arribato, en que pintó con una alegoría bien sostenida los desórdenes y calamidades de su tiempo.

Los eclesiásticos vivian en la mas crasa ignorancia y en la corrupcion de costumbres mas escandalosa, como se infiere por los decretos del concilio que mandó celebrar en Aranda en el año de 1473 D. Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo. Alli se trató de mejorar la disciplina y los estudios del clero español, y entre otras cosas se prohibió[31] á los clérigos de las catedrales y demas iglesias que celebrasen ni permitiesen en las fiestas de Navidad, de San Esteban, San Juan, Santos Inocentes y misas nuevas las diversiones escénicas en que intervenian máscaras, figuras monstruosas, coplas indecentes, bufonadas y otros desórdenes indignos de la magestad del templo, que hasta entonces se habian acostumbrado, permitiendo no obstante que continuasen las representaciones sagradas y honestas, que fuesen á propósito para excitar la devocion de los fieles.

El reinado de los reyes Católicos dió principio á una época mas feliz para la monarquía. La autoridad real, única, vigilante y justa aseguró la paz interior del Estado, ya reprimiendo las violencias de tantos ilustres tiranos que le tenian sacrificado á su ambicion y á sus venganzas, ya reduciendo á moderados límites la libertad del pueblo, que solo es feliz en la obediencia de las leyes. En vano el rey de Portugal quiso apoyar con las armas los dudosos derechos de la infanta Doña Juana su sobrina: la suerte de la guerra, que da y quita los imperios, aseguró el cetro á Isabel y Fernando.

El zelo de la Religion hizo á estos príncipes emprender la conquista del reino de Granada: dificil empeño, que necesitó diez años de fatigas y de combates, hasta que vencida la obstinada resistencia de sus enemigos, acabaron dichosamente en las torres del Alhambra la recuperacion que Pelayo empezó en Cobadonga. Grande y poderosa la nacion bajo su gobierno, dilatados sus dominios, y abierto el paso por el mar á las desconocidas regiones de Occidente, empezó á disfrutar los beneficios que traen consigo el estudio de las letras y de las artes, la agricultura, la industria, la navegacion y el comercio.

En este tiempo dándose á conocer Juan de la Encina[32] con sus composiciones dramáticas, mereció la asistencia y el aplauso de la corte, que admiró en aquellas fábulas (aunque demasiadamente sencillas) buen lenguaje, gracia natural y versificacion sonora. Estas privadas diversiones, y otras hechas á su imitacion pasaron al pueblo, que desde entonces empezó á ver cómicos de oficio dedicados á representar pequeños dramas de tres ó cuatro personages, desempeñando algunos muchachos los papeles de muger.

Fue contemporáneo de Juan de la Encina el célebre Fernando de Rojas, continuador de novela dramática intitulada Celestina[33], en la cual añadió veinte actos al primero que halló escrito ya por autor no conocido. Juan de la Encina en sus composiciones representables sirvió de ejemplo á los que le siguieron y aventajaron despues, cultivando la dramática en verso; y Rojas, aunque no hizo su obra para el teatro, dejó en ella tan excelente diálogo en prosa, que habiéndole imitado muchos, fueron muy pocos los que llegaron á igualarle. Con estos felices ensayos en el género escénico acabó el siglo XV.

La invencion de la imprenta, destinada á fijar y propagar verdades útiles á los hombres, difundia ya por todas partes sus artífices á principios del siglo XVI. Italia, siempre maestra del saber, cultivaba las letras con éxito feliz, buscando los ejemplares de perfeccion en las obras clásicas de la antigüedad, imprimiéndolas, traduciéndolas é imitándolas. La historia, la elocuencia, la poesía, la erudicion y todas las artes del diseño empezaron á florecer en grado eminente.

Venecia, Milan, Ferrara, Florencia, Roma y Nápoles eran las capitales mas cultas de Europa en aquella sazon. La plausible ocupacion de los Médicis, y el pontificado de Leon X, renovaron en Italia la edad de Pericles y de Augusto.

A este tiempo nuestros ejércitos acaudillados por el que mereció el nombre de Gran Capitan aseguraban la posesion de Nápoles, y nuestra influencia sobre todos los estados de aquella nacion.

En vano el poder de Francia quiso oponerse á la fortuna de nuestras armas: unas victorias eran presagio de otras mayores: la derrota del Garellano la rendicion de Gaeta anunciaban para y despues la prision de un rey, y el saqueo espantoso de Roma.

La comunicacion con los italianos propagó, mejoró y amenizó nuestros estudios; y como el agreste Lacio se habia ilustrado muchos siglos antes con las artes y literatura de la Grecia vencida, asi España supo aprovecharse en igual ocasion de las que halló tan florecientes en los paises que sujetaba á su gobierno.

Tuvo gran parte en esta revolucion el talento creador de Cisneros, ayudado de la instruccion que habia adquirido en sus viages y de la extraordinaria fortaleza de su caracter, prenda necesaria para ilustrar y gobernar á los hombres.

A principios del siglo XVI se erigia bajo sus auspicios la célebre universidad complutense, y en ella en las demas del reino empezaron á distinguirse muchos profesores en todas facultades, que sobre el conocimiento de las lenguas sábias y de una selecta erudicion, enseñaron ciencias no y conocidas en España hasta aquella época, ó mejoraron el método y la doctrina de las que antes se enseñaban mal. A los esfuerzos de aquel gran ministro debieron sus adelantamientos las letras sagradas, la jurisprudencia, la medicina, las humanidades, la historia, las lenguas doctas, la gramática y la crítica, aunque no todos estos estudios pudieron prosperar igualmente, porque no en todos se adquirian iguales recompensas.

Francisco de Villalobos[34], erudito médico y buen prosista, dió á conocer el Anfitrion de Plauto con la traduccion que publicó de aquella comedia en el año de 1515.

Bartolomé de Torres Naharro[35], que vivia en Italia por entonces, compuso ocho comedias en que manifestó mucho conocimiento de su lengua, facilidad en la versificacion, y talento dramático. Apartándose de la manera tímida de componer que Juan de la Encina habia seguido, dió á sus comedias mayor interes y extension; las dividió en cinco jornadas, aumentó el número de los personages, y pintó en ellos caracteres y afectos convenientes á la fábula, adelantó el artificio de la composicion, y sujetó algunas de sus piczas á las unidades de accion, lugar y tiempo.

Representadas é impresas en Italia pasaron á España, en donde sucesivamente impresas y prohibidas, y vueltas á imprimir (segun el influjo de las circunstancias) sirvieron de estudio á los que entonces se aplicaron á cultivar la poesía cómica.

Vasco Diaz Tanco[36] escribió tres tragedias (las primeras que se hicieron en España) tomando sus argumentos de la historia sagrada, las cuales no han llegado á nosotros.

Las graciosas comedias[37] que Cristobal de Castillejo empezó á componer poco despues, fucron recibidas con mucho aplauso. Puede considerarse este poeta como el último y acaso el mcjor de la antigua lirica española, y en el género cómico el mas digno sucesor de Torres Naharro. Fecunda imaginacion, conocimiento de costumbres, recto juicio, agudeza satírica, expresion clara, versificacion suave, tales prendas hicieron estimables sus fábulas cómicas, al mismo tiempo que las personas honestas las desaprobaron por su falta de moralidad y desenvoltura de sus personages y situaciones.

En el año de 1527 se celebró en Valladolid con la representacion de algunos autos el bautismo de Felipe II. Estos cortos dramas, representados en las calles y sitios públicos, los desempeñaban los cómicos, que ya en aquel tiempo componian su caudal indistintamente de piezas sagradas y profanas, aplicándolas segun la ocasion lo requeria.

Fernan Percz de Oliva[38] tradujo en prosa el Anfitrion de Plauto, la Electra de Sófocles, y la Hécuba de Eurípides. Su talento era mas á propósito para la gravedad de la tragedia que para los chistes y ligereza cómica; y asi es que aunque la version que hizo de Plauto es inferior á la de Villalobos, en las dos tragedias elevó la prosa castellana á tanto decoro y robustez, que pudiera haber servido de ejemplar á los que hubiesen querido poner en la escena argumentos heroicos, pero no tuvo imitadores. Estas piezas nunca se representaron, y cuando llegaron á imprimirse, el mal gusto era ya general y dominante en nuestro teatro. Estos fueron los autores mas distinguidos que cultivaron en España la poesía escénica antes del año de 1540; pero no es posible pasar de esta época sin hablar de las causas que empezaron á motivar su corrupcion. Las principales fueron falta de estímulos y recompensa en favor de los que aplicaban su talento á este dificil género; decidida aficion á todo lo maravilloso, efecto inmediato de la comun lectura de los libros caballerescos; espíritu de mal entendida devocion que profanó los sagrados misterios de la fé, haciéndolos asunto de las representaciones histriónicas; abusos de la autoridad censoria.

Las universidades de España[39] aunque rectificaron y amenizaron sus estudios, no alteraron su organizacion antigua; y en aquellas escuelas generales en que la juventud debió hallar ensefianza elemental de todas las ciencias, solo se enseñaron la teología, los cánones, la jurisprudencia y la medicina. De estas facultades las tres primeras obtuvieron la preferencia: para ellas se cstablecieron colegios magníficos, para ellas se guardaron las mas altas dignidades del Estado: la ultima, poco estimada de los que se dedicaban á las otras, existia en razon de la importancia que le ha dado en todos tiempos el miedo de morir; pero el profesor mas eminente en ella no podia aspirar jamas ni al premio, ni al honor que obtenian un teólogo, un canonista ó un jurisconsulto. Las demas ciencias se consideraban como auxiliares ó secundarias, y por consiguiente ni el estudio de las lenguas, ni la erudicion histórica, ni la filosofia moral, ni la oratoria, ni la poética, ni la amena literatura obtenian otra recompensa que la de facilitar á sus profesores una cátedra en que poder enseñarlas; y si estas que servian mas inmediatamente á las facultades privilegiadas merecian lan escasos premios, ¿cuál sería el que se destinase á las ciencias naturales y exactas? ¿y cuáles podian ser los progresos del teatro? ¿ni quién habia de aplicarse á un estudio tan dificil, tan apartado de las sendas de la fortuna, si desatendido de las clases mas elevadas, y menospreciado de los que se llamaban doctos, era solo el vulgo el que debia premiar y aplaudir sus aciertos?

En otra edad habian merecido las rudas producciones de nuestra dramática mas favorable acogimiento: los mas esclarecidos personages la protegieron y la cultivaron, siendo igualmente estimada en los palacios y en los templos; pero aquella época habia pasado ya. Fernando el Católico, cuyo desabrido caracter habian hecho mas melancólico la vejez y las dolencias, nunca unió las prendas de literato ni estudioso á las que tuvo de buen caballero, de politico y prudente rey.

Germana de Fox, extrangera á nuestra lengua y nuestras costumbres, no era la protectora que inas convenia para fomentar el teatro. Felipe I y toda su corte, venidos de Flandes para introducir en el palacio desconocidas etiquetas y ceremonias, hecho esto, no hicieron mas; ni la temprana muerte de aquel soberano permitió otra cosa. Carlos V viajando[40] y guerreando mientras reinó, flamenco, y rodeado de flamencos que se disputaron con escandalosa codicia las dignidades y los tesoros de la nacion, ni contribuyó al esplendor de nuestro teatro, ni supo conocerle: su corte ambulante y guerrera imitaba las inclinaciones del monarca. Los tumultos y discordia civil que alteraron las provincias en los primeros años de su gobierno, fueron incidentes poco favorables á los progresos de la escena española.

Los libros de caballerías que empezaron á conocerse en Europa hácia el siglo XI, se extendieron por toda ella, y entretuvieron el ocio de los que gustaban de leer: apasionados de todo lo grande y extraordinario, suplieron con ellos el abandono de la historia. En España imitando lo que se habia escrito fuera de ella, se compuso el libro de Amadis de Gaula acaso hacia la mitad del siglo XIV, y despues de él otros del mismo género aunque menos ingeniosos no por eso menos desatinados. Su crecido volumen, el coste excesivo de las copias manuscritas[41], y por consiguiente la escasez de sus ejemplares mantuvieron escondida esta perjudicial erudicion en las bibliotecas privadas de los reyes y de los grandes señores, y no pasaron á manos del pueblo, ni pudo hacerse general su lectura hasta que la imprenta economizando el tiempo y el coste, halló el secreto de multiplicar prodigiosamente los escritos en copias idénticas. La primera obra de esta clase que se imprimió en España fue la citada historia de Amadis, como la mas célebre de todas ellas entre nosotros, y antes de acabarse el siglo XV era ya la comun lectura del pueblo.

En el siguiente se dieron muchos á imitar aquel género de ficcion y aquel estilo; y como apartándose de la verdad de la naturaleza, encuentra la fantasía espacios inmensos en que perderse, fue tal la abundancia de libros caballerescos publicados en aquella centuria[42], que ellos solos compondrian hoy una numerosa biblioteca, si la pluma del mas excelente de nuestros novelistas no hubiera acelerado su exterminio, dejándonos solo la memoria de que existieron. Ellos depravaron el gusto de la multitud, presentándole ficciones brillantes y maravillosas, otro orden físico y moral diferente de todo lo que existe, otro universo y otros hombres. Hacinaron prodigios para exaltar la fantasía, enredaron las fabulas con artificiosa complicacion de incidentes para sostener en movimiento la curiosidad, y pintaron afectos heróicos ó tiernos para interesar el corazon. Damas hermosísimas, principes, reyes y emperadores: ausencias, zelos, placeres de amor, torneos, divisas, conquistas, empresas temerarias, fatigas sobrehumanas, torres de bronce, palacios de cristal, lagos hirvientes, desiertos hórridos, islas nadantes, carros aércos, hechiceros, fadas, genios, monstruos, enanos, gigantes, dragones, hipogrifos; todo esto fuc materia de aquellos libros que llamaron historias. ¿ Cómo el pueblo acostumbrado á ellas sabria contentarse en el teatro con una ficcion verosimil, imitada de la vida doméstica, animada con la expresion de los caracteres y afectos comunes, complicada por medios naturales, desenlazada con imprevista y facil solucion, y toda ella ingeniosamente dispuesta para enseñar al auditorio verdades útiles, inspirándole horror al vicio y amor á la virtud? Ni el arte se hallaba tan adelantado que pudieran esperarse muchas obras dramáticas con estos requisitos, ni el concurso que habia de oirlas (acostumbrado en los libros caballerescos á invenciones mas seductoras) era ya capaz de percibir y estimar el mérito de una pieza teatral bien escrita. Asi fue que apenas se empezó á cultivar la poesía escénica, los mismos que la adelantaron contribuyeron á corromperla, mezclando en sus composiciones personages é incidentes exagerados, fantásticos, imposibles; y este error propagado de unos en otros, y alentado por el aplauso que recibia, inutilizó en adelante las prendas del ingenio y atropelló los buenos principios de la ficcion dramatica, cuyo objeto es la imitacion de lo que existe, de lo que ha existido, de lo que puede existir entre los hombres.

A las maravillas del género romancesco se añadieron las que son inherentes á la Religion; y como sus misterios iban desterrándose de los espectáculos que el pueblo acostumbraba á ver en las iglesias, facilmente pasaron á los tablados públicos, y abrieron nueva senda á los poetas para excitar la admiracion con dramas sagrados, en que la creencia comun hacia verosímiles los prodigios, y el total abandono del arte aseguraba los aplausos. De aqui resultó la multitud de comedias de santos y de autos sacramentales ó natalicios[43], que por tanto tiempo alimentaron la equívoca devocion del vulgo, haciendo cada vez mas dificil la reforma de nuestro teatro.

La poesía lírica no sujeta á la censura de la plebe, libre en sus argumentos, hija de la fantasía, intérprete de los propios afectos, émula de los mas calificados originales, llegó en la pluma de Garcilaso y de los que le siguieron á un alto punto de belleza, que desde el dulce lamentar de Salicio y Nemoroso hasta las santas ceremonias pias de Lupercio, la profecía del Tajo de Luis de Leon, y la victoria de Lepanto celebrada por Hernando de Herrera, produjo admirables obras; pero tanto distan entre sí los géneros poéticos, que lo que en uno es perfeccion, es desacierto en otro. El uso de la pompa épica y de los raptos y harmonía lírica mal aplicados á las ficciones del teatro contribuyeron á descaminar el gusto. La destemplada imaginacion de los que pusieron en la escena argumentos y personages ni históricos ni posibles, mezcló todos los estilos, y adoptó locuciones tan distantes de la verdad, que la tragedia y la comedia á fuerza de peregrinos adornos perdieron aquella decorosa sencillez que debe caracterizarlas.

Las nuevas doctrinas que separaron de la comunion católica una gran parte de Europa, y el recelo de que su introduccion produjese iguales males y escándalos en España dieron ocasion á precauciones extraordinarias, que quizá no se hubieran tomado sin esta causa, imponiendo restricciones á los ingenios y á la libertad de imprimir, y conteniendo en estrechos límites las artes de la imaginacion, á quienes tal estado no era ciertamente favorable. La autoridad sacrificó lo util á lo necesario, y contuvo los vuelos de la ilustracion en obsequio de la paz y tranquilidad del reino. Pero no fue de tal modo que se sofocasen enteramente los esfuerzos y lozanía de los talentos españoles; y hoy en dia admiramos las producciones de los que siguiendo la sublime.

inspiracion de las Musas, ilustraron en aquella época nuestras letras, y dejaron modelos que la edad presente procura, y no siempre consigue imitar.

En el año de 1548 se celebró en Valladolid, ausente el emperador Carlos V, el casamiento de la infanta Doña María su hija con el archiduque Maximiliano. Para festejar á la corte se representó en palacio una comedia adornada con suntuoso aparato y decoraciones á imitacion de las que se hacian entonces en Roma. Ningun ingenio español mereció emplear su pluma en obsequio de aquellos príncipes: la comedia se representó en italiano, como la habia escrito muchos años antes su autor Ludovico Ariosto[44].

La prosa familiar aplicada al teatro no habia tenido hasta aquella época escritores que la cultivasen, y este mérito le reservó la naturaleza precisamente en favor del que parecia menos dispuesto á conseguirle. Un sevillano, hombre del pueblo, sin maestros, sin estudios, aplicado á ganar la vida en un ejercicio mecánico, hizo en la escena española una innovacion plausible, y abrió á los autores dramáticos un nuevo camino que no acertaron á seguir. Tal fue Lope de Rueda[45], que antes de la mitad del siglo XVI apareció en los teatros de su patria como ingenioso autor y gracioso representante. La Celestina y las demas novelas en prosa que se hicieron á su imitacion, tenian dos defectos que en la escena son intolerables: crudicion afectada y pedantesca, y largos discursos de inoportunas doctrinas, prescindiendo de la excesiva duracion de aquellas fábulas, que no se hicieron para ser representadas sino meramente leidas.

Rueda, estudiandolas con prudente discernimiento, conoció sus defectos, imitó sus primores, y acomodándose á la impaciencia del público (que habia de oirle en una plaza, en un corral ó un almacen, de pie, apretado, y sujeto á continua distraccion), escribió pequeños dramas de tres ó cuatro personas con una accion muy sencilla, caracteres naturales, lenguage castizo, dialogo chistoso y popular. Compuso ademas algunas piezas de mayor extension con mas interes y artificio, mezclando en ellas episodios poco necesarios, que representaba separadamente cuando le convenia; pero en estas piezas, queriendo imitar el gusto que reinaba entonces en Italia, se apartó algunas veces de aquella inapreciable sencillez que caracterizaba su talento dramático. Todavía fue mas estimable en los ingeniosos coloquios pastoriles que escribió en verso y se imprimieron despues de su muerte; pero esta edicion es absolutamente desconocida, y solo nos ha quedado uno entero y un fragmento de otro. Por estas obras mereció el nombre de padre del teatro español; y en ellas mismas, y en el testimonio unánime de los hombres doctos que se las vieron representar, se hallará la razon que tuvo su patria para colmarle de elogios, y recomendar á la posteridad su memoria.

El valenciano Juan de Timoneda[46], contemporáneo suyo, su amigo y editor de sus obras, le imitó en algunas piezas cómicas que compuso en prosa, no desnudas de mérito por la facilidad de la diccion, la rapidez del diálogo, y la regularidad de la fábula. Las que hizo en verso no merecen el mismo elogio, pues ademas de que la versificacion de Timoneda es trabajosa y desalinada, queriendo darles novedad, se valió para conseguirlo (aunque no en todas ellas) de incidentes imposibles y personages maravillosos, que no existiendo en la naturaleza, no son á propósito para el teatro. Hasta en esto quiso imitar á Lope de Rueda; que los descuidos de un hombre célebre producen por lo comun resultados muy infelices.

Alonso de la Vega[47], representante y autor de compañía, escribió algunas comedias en prosa, que en su tiempo tuvieron mucha aceptacion; pero la buena crítica halla tantos defectos en las tres que han llegado á nosotros, ya por la composicion de la fábula, ya por los caracteres y el estilo, que no justifican el aplauso que sus contemporáneos le dieron.

A competencia de estos componian otros muchos, de los cuales se conservan algunas obras, ó la noticia de ellas. Las compañías cómicas[48] vagaban por todas las provincias entreteniendo al pueblo con sus comedias, tragedias, tragicomedias, églogas, coloquies, diálogos, pasos, representaciones, autos, farsas y entremeses; que todas estas denominaciones tenian las piezas dramáticas que se escribieron entonces.

La propiedad[49] y decencia de los trages, la decoracion y aparato escénico se hallaban todavía en un atraso miserable; porque como no habia en ninguna villa ni ciudad teatro permanente, y los actores se detenian muy poco en cada una de ellas (no permitiéndoles mayor dilacion el escaso caudal de piezas que llevaban), no era posible conducir por los caminos ni decoraciones, ni máquinas, ni utensilios de escena, ni la pobre ganancia que les resultaba de su ejercicio les permitia mayores dispendios.

Duraban todavía los abusos que el concilio de Aranda habia querido extinguir. Seguia celebrándose en el templo la fiesta ridícula de los Inocentes, y los dramas sagrados cuyo uso habia tolerado aquel concilio, distaban mucho de la honesta y religiosa compostura que habia exigido en ellos. Fue pues preciso que el concilio toledano celebrado en los años de 1565 y 66 tomase otra vez en consideracion este punto, prohibiendo de nuevo el grotesco regocijo de los Inocentes[50], previniendo que no se interrumpieseu los oficios divinos con ningun género de diversion: que las representaciones no se hiciesen dentro de la iglesia, y que los obispos mandasen examinar previamente las piezas de asunto sagrado que se diesen al pueblo, repitiendo la prohibicion á los clérigos de vestirse de máscara, ni representar en los citados espectáculos. En las demas diócesis de España se repitieron sucesivamente iguales providencias, y todo fue menester para desterrar del santuario desórdenes tan escandalosos, y sujetar á sus ministros á no ser histriones, ni envilecer á vista del público la dignidad de su caracter.

Quedaron pues reducidas las antiguas acciones dramáticas de las iglesias á unos breves dialogos mezclados con canciones y danzas honestas, que desempeñaban los sacristanes, mozos de coro, cantores y acólitos en la fiesta de Navidad, precediendo á su ejecucion la censura del vicario eclesiastico. Ya no intervenian patriarcas, profetas, apóstoles, confesores ni mártires, sino ángeles y pastores; figuras mas acomodadas á la edad, al semblante, á la voz y estatura de los niños y jóvenes que habian de hacerlas. De aqui tuvieron origen las piezas cantadas que hoy duran con el nombre de villancicos[51], los cuales mas artificiosos entonces que ahora, se componian de representacion, canto, danza, accion muda, trages, aparato y música instrumental.

Los dramas sagrados, históricos, alegóricos ó morales, que por tantos años habían sido egercicio peculiar de los sacerdotes, desaparecieron enteramente. Nada se habia impreso: los cabiklos conservaban los manuscritos de estas obras como propiedad suya, y asi les fue tan facil destruirlas todas. El mismo zelo religioso que las fomentó, acabó con ellas despues: y aunque efectivamente ganó mucho en esto el decoro del templo y de sus ministros, la historia literaria se resiente de su pérdida.

Esta prohibicion dió nuevo impulso á los teatros públicos, en los cuales se vieron desde entonces con mayor frecuencia composiciones sagradas que atraían á la multitud: el número de los autores dramáticos se fue aumentando, como igualmente el de las compañías cómicas. La emulacion de los actores, su interés y el deseo de ser aplaudidos les hizo adelantar en su arte, y nada omitieron para añadir á sus espectáculos el aparato y brillantez, de que tanta necesidad tenian.

Un cómico natural de Toledo, llamado Naharro[52], autor de compañía, inventó los teatros por los años de 1570, que es decir, introdujo en ellos decoraciones pintadas y movibles, segun el argumento lo requeria: mudó el sitio de la música, aumentó los trages, hizo varias alteraciones en las figuras de la comedia, puso en movimiento las máquinas, imitó las tempestades, y animó sus fábulas con el aparato estrepitoso de combates y ejércitos.

Ya se infiere de aqui que la dramática española iba apartándose de aquella sencillez que la habia hecho estimable en las mejores composiciones de los autores precedentes. Vanos fueron los esfuerzos del docto anónimo[53] que en el año de 1555 publicó en Amberes una buena traduccion de dos comedias de Plauto. El benemérito humanista Pedro Simon Abril[54] dió á conocer á sus compatriotas en los años de 1570 y 77 el Pluto de Aristófanes, la Medea de Euripides y las comedias de Terencio en lengua vulgar: nada de esto sirvió de ejemplo á los que escribian para el teatro. Gerónimo Bermudez[55] en el mismo año de 1577 presentó en su tragedia de Nise lastimosa una accion interesante, patética, llena de situaciones verosímiles y afectuosas, expresadas con grave y decoroso estilo. Las tragedias en prosa de Fernan Perez de Oliva, publicadas ya por Ambrosio de Morales, se leían con estimacion de los doctos, pero ninguno cuidó de imitarlas.

Otros literatos escribieron en la misma época comedias y tragedias latinas con apreciable regularidad: obras de mera erudicion, que no pudieron influir en los adelantamientos del teatro.

D. Luis Zapata tradujo y publicó el arte poética de Horacio: Juan Perez de Castro la de Aristóteles. Alonso Lopez, llamado el Pinciano, dió á luz poco despues una difusa y juiciosa poética, en que reunió con buen gusto y eleccion los preceptos de la dramática: todo fue inútil; la depravacion de la escena española era ya inevitable.

El sevillano Juan de Malara[56] fue uno de los que mas contribuyeron á ella escribiendo dramas desarreglados en que aplaudió el público muchas veces la diccion facil y sonora, con que supo hermosear los extravios de su brillante imaginacion.

Juan de la Cueva[57], su compatriota, afluente versificador, que cultivando todos los géneros de la poesía para no ser perfecto en ninguno, siguió las huellas de Malara, empezó desde el año de 1579 á dar al público sus comedias y tragedias: oidas primero con general contento en Sevilla, y repetidas despues en todas las ciudades del reino, sirviendo de modelos ó de disculpa á los que con menos talento se propusieron imitarle.

Entonces se vieron ya confundidos los géneros cómico y trágico en los argumentos de la fábula, en los personages, en las pasiones y en el estilo. Se adoptaron todas las combinaciones liricas, épicas y elegiacas, olvidándose de la unidad y conveniencia imitativa que pide la expresion de los afectos y caracteres en el teatro. Empezó á desatenderse como cosa de poca estima la prosa dramática, que en ambos géneros habia llegado tan cerca de la perfeccion, merced al estudio de algunos beneméritos autores. Las comedias eran ya novelas en verso, compuestas de patrañas inverosímiles é inconexas: las tragedias un enredo confuso, que se desataba á fuerza de atrocidades repugnantes y feroces, ó una serie de situaciones faltas de unidad y artificio, copiadas de la historia, sin que el autor pusiera otra cosa de su parte que el diálogo y los versos.

Asi halló el teatro Miguel de Cervantes[58], el cual bien lejos de contribuir á mejorarle, como pudiera haberlo hecho, solo atendió á buscar en él los socorros que necesitaba su habitual pobreza, escribiendo como los demas, y olvidansabia que acomodarse al gusto del do lo para vulgo y merecer su aplauso.

Esta escuela, si tal debe llamarse, siguieron despues Cetina, Virués[59], Guevara, Lupercio de Argensola[60], Artieda[61], Saldaña, Cozar, Fuentes, Ortiz, Berrio, Loyola, Mejía, Vega, Cisneros[62], Morales, y un número infinito de poetas de menor celebridad, que florecieron en Castilla, Andalucía y Valencia.

Hecho ya el teatro necesidad del pueblo, y multiplicándose por todas partes las compañías cómicas, llegaron á establecerse en la corte, ocupando los dos corrales[63] de la Cruz y el Príncipe, construido el primero en el año de 1579, y el segundo en el de 1582.

En ellos empezaron á oirse con admiracion los fáciles versos del jóven Lope de Vega, aquel hombre extraordinario á quien la naturaleza dotó de imaginacion tan fecunda, de tan afluente vena poética, que en ninguna otra edad le ha producido semejante. Nada estimaba el público en los teatros si no era de Lope: los demas poetas vieron que el único medio de adquirir aplausos era imitarle, y por consiguiente abandonaron el estudio de los buenos dramáticos de la antigüedad, las doctrinas de los mejores críticos, y aquellos preceptos mas obvios que dicta por sí solo el entendimiento sin necesidad del ejemplo ni de la lectura.

Al acabarse el siglo XVI[64], no cumplidos los cuarenta años de su edad, ya habia dado Lope á los teatros mas de cuatrocientas comedias, improvisadas, ya se entiende, como todas las que hizo despues, como todas las demas obras que salieron de su pluma en prosa y en verso; pero si es adinirable la fecundidad de su fantasía, que nunca supo sujetar á los preceptos del arte, no es menos de maravillar que improvisando siempre, muchas veces acertó. Los que prescindiendo de las infinitas bellezas que se hallan esparcidas en sus composiciones dramáticas, gusten solo de acriminar sus defectos, no les faltará materia abundantísina para la censura; pero si esta la extienden hasta el punto de culpar á Lope como corruptor de la escena española[65], no hallarán las pruebas que se necesitan para apoyar una acusacion tan injusta.

Lope no desterró el buen gusto del teatro que ya estaba enteramente perdido cuando él empezó á escribir. Si algun cargo puede hacérsele, será solo el de no haber intentado corregirle; y en efecto mucho podia esperarse de un talento como el suyo, de su exquisita sensibilidad, de su ardiente imaginacion, de su natural afluencia, su oido harmónico, su cultura y propiedad en el idioma, su erudicion y lectura inmensa de autores antiguos y modernos, su conocimiento práctico de caracteres y costumbres nacionales. Si con estas prendas no aspiró á la gloria que adquirieron en Francia algunos años despues Corneille y Moliere, esta es la sola culpa de que se le puede acusar.

El teatro español que, como ya se ha dicho, empezó en el templo, sujetaba á la ficcion escénica los misterios de la Religion. En el templo, y despues en las plazas y corrales, se oyó la voz de Dios, la de Cristo, la de su divina Madre, la de los apóstoles y mártires: los ángeles, los diablos, los vicios y las virtudes eran figuras comunes en aquellos dramas. Esto no lo inventó Lope, ya lo halló establecido en los teatros de su nacion. Si enredó sus fábulas con inverosimil artificio, huyendo el orden natural en que se suceden unos á otros los acaecimientos de la vida, si mezcló en ellas altos y humildes personages, acciones heróicas y plebeyas, si pasó los términos del lugar y el tiempo, si faltó á la historia y á los usos característicos de las naciones; los poetas que le habian precedido le dieron ejemplo. Si puso en el teatro lo que solo cabe en las descripciones de la epopeya, lo que solo se permite á los movimientos líricos, si aduló la ignorancia vulgar pintando como posibles las apariciones, los pactos, los hechizos y todos los delirios que una vana credulidad autoriza; otros antes que él habian hecho lo mismo. Si se atrevió á mezclar entre sus figuras las deidades gentílicas, cuya existencia es tan absurda que destruye toda verosimilitud teatral; nada hizo de nuevo, repitió solamente lo que halló practicado ya, lo que el pueblo habia visto y aplaudido por espacio de muchos años. No corrompió el teatro: se allanó á escribir segun el gusto que dominaba entonces: no trató de enseîiar al vulgo, ni de rectificar sus ideas, sino de agradarle para vender con estimacion lo que componia, y aspiró á conciliar por este medio (poco plausible) las lisonjas de su amor propio con los aumentos de su fortuna.

El examen de sus obras dramáticas y las que escribieron imitándole sus contemporáneos, las innovaciones que introdujo Calderon dando á la fábula mayor artificio, los defectos, las bellezas de nuestro teatro y su influencia en los demas de Europa durante todo el siglo XVII, su decadencia en el siguiente, los esfuerzos que se hicieron para su reforma, el estado en que hoy se halla y los medios de mejorarle darán materia á quien con mayores luces y menos próximo al sepulcro se proponga continuar ilustrando esta parte de nuestra literatura, que tanto puede influir en los progresos del entendimiento, y en la correccion y decoro de las costumbres privadas y públicas.





NOTAS.


  1.   (1) Los visogodos. Al empezar el siglo V ocuparon los visogodos una parte de España, y en los sucesivos (vencidas otras naciones bárbaras) la dominaron toda. Cuando entraron en ella hablaban con mas ó menos propiedad la lengua latina, puesto que habia ya mas de medio siglo que atravesando el Danubio se habian establecido en varias provincias del imperio, primero en calidad de refugiados, despues como aliados, y por último como enemigos y conquistadores. La mayor parte de la nobleza gótica habia recibido su educacion entre los romanos. Asi es que cuando llegaron á internarse en España, su lengua y sus costumbres eran las mismas que tenian los pueblos vencidos.

    Los autores españoles que florecieron durante la monarquía gótica, pertenecen exclusivamente á la baja latinidad. Justiniano, Elpidio, Justo, Nebridio, Aprigio, Luciano, Severo, Eutropio, Leandro, Juan Biclarense, Fulgencio, Máximo, Isidoro, Balgasano, Sisebuto, Artuago, Paulo Emeritense, Braulio, los dos Eugenios, Fructuoso, Ildefonso, Orencio, Tajon, Juliano, Valerio; todos escribieron en latin.

    Como los doctos y el vulgo tenian un mismo idioma con la sola diferencia de que los unos le cultivaban en sus es- critos con la pureza que les era dable, en tanto que la multitud le iba corrompiendo cada vez mas, no es de admirar que no se conserve ni un solo documento de la lengua gótica. Ha sido estudio particular de algunos eruditos reunir los vocablos que nos quedan de ella, y no hay mas que añadir á sus investigaciones.

    Pudieran acumularse citas sin número en apoyo de cuanto se acaba de decir. D. Tomas Sanchez redujo á estas pocas líneas una asercion tan autorizada y tan evidente. Cuando entraron en España los godos y demas naciones del Norte, era vulgar y casi universal en todo nuestro continente la lengua latina introducida por los romanos. Pero como los godos que le dominaron despues no aspiraron á introducir la suya, se conformaron con la de los romanos vencidos, introduciendo en la latina muchos vocablos de la gótica, dejando indeclinables los nombres porque lo ran en su idioma. Este fue el principio de la corrupcion de la lengua latina en España, y el origen del romance que ahora usamos.

    Solo el deseo de opinar al reves de cuanto han dicho los demas pudo determinar al traductor del Blair á decir que la lengua castellana es de origen godo: admitió con el tiempo vocablos latinos. Debe leerse precisamente lo contrario. La lengua castellana es de origen latino: admitió con el tiempo vocablos godos.

  2.   (2) Durante la dinastía de los visogodos. Las naciones hárbaras del Norte que invadieron á Europa, disfrutaron en España como en todas las demas provincias del imperio romano, de los espectáculos del anfiteatro, del circo y de la escena que hallaron establecidos; y ademas de los teatros de madera que se construían en ocasiones particulares, existian usuales todavía los que habia de piedra en las principales ciudades de nuestra península: tales eran los de Sagunto, Acinipo, Carteya, Emerita Augusta y otros que yacen hoy desconocidos en sus ruinas. Desde el siglo IV en que el concilio iliberitano hizo mencion de los aurigas, pantomimos y cómicos, hasta el VII en que todavía existian, se advierte la continuacion de los espectáculos que los godos adoptaron y sostuvieron. San Isidoro en sus Orígenes lib. 18, cap. 41 y 59 exhorta á los cristianos á que se abstengan de las fiestas del circo, del anfiteatro de la escena: lugares que segun lo expresa aquel santo doctor infectaba todavía la supersticion gentilica, y ofrecian á los ojos pompas y vanidades mundanas, crueldades feroces, imágenes de lascivia y torpezas abominables. Por los años de 620 Sisebuto depuso á Eusebio, obispo de Barcelona, é hizo poner otro en su lugar, como se entiende por las mismas cartas suyas. La causa que se alegaba fue que en el teatro los farsantes representaron algunas cosas tomadas de la vana supersticion de los dioses que ofendian las orejas cristianas. Esta pareció por entonces culpa bastante por haberlo el obispo permitido. Asi refiere Mariana esta anécdota en su Historia general de España lib. 6.º Resulta de aqui que noventa años antes de la irrupcion de los árabes duraban en España los espectáculos del teatro, y puede inferirse con toda verosimilitud que continuaron hasta que Rodrigo perdió en Jerez la corona y la vida. Esclava la nacion en poder de los agarenos, solo una pequeña parte de ella conservó su libertad al abrigo de montañas inaccesibles: desde alli fue dilatando progresivamente sus conquistas, y durante algunos siglos no conoció mas ocupaciones que la de pelear, ni mas artes que las necesarias á la guerra. Si en alguna de las naciones de Europa cesaron del todo las diversiones de la escena, ninguna tuvo como la nuestra tanto motivo de abandonarlas.
  3.   (3) La poesia siguiendo los progresos, &c. El primer poema castellano de los que hoy se conservan es el del Cid, escrito por desconocido autor á mitad del siglo XII, como lo manifiesta su misma rusticidad. En él todo es deforme: el Jeuguaje, el estilo, la versificacion y la consonancia. La única regularidad que se advierte (y no es plausible en un poeina) es la de haber seguido en su narracion el orden de los sucesos segun los refiere la historia. El clérigo Joan Lorenzo, natural de Astorga, escribió por los años de 1250 un poema de la vida de Alejandro siguiendo en general la narracion de Quinto Curcio, añadiendo á veces circunstancias y hechos fabulosos que halló en otros autores. El lenguaje de Joan Lorenzo es ya mucho mas culto que el del poema del Cid, la versificacion mas sonora, la consonancia mas exacta. Por el mismo tiempo floreció el presbítero Gonzalo de Berceo, que compuso entre otras obras poéticas la vida de santo Domingo de Silos, la de san Millan, la de santa Oria y el martirio de san Lorenzo. En ellas, ciñéndose con poca invencion al asunto histórico que se habia propuesto desempeñar, manifestó ilustrado talento, sencillez, facil abundancia, y tan puro y religioso candor (no desnudo de gracia en el estilo ni de harmonía en los versos), que puede contarse entre los que ilustraron el primitivo parnaso castellano como el mas digno cantor de la devocion y la virtud: sus versos anuncian la inocencia de sus costumbres. ¿Quién hay que los lea sin prendarse del poeta que los compuso? Alfonso X, llamado con sobrada razon el Sabio, entre varios monumentos que nos dejó de su literatura escribió algunas composiciones poéticas en castellano y en gallego, y las que dedicó á celebrar los milagros de la Virgen se conservan con la música que les puso él mismo. Asi se cantaron durante algunos años en la catedral de Sevilla. Séame lícito con este motivo exponer mi opinion acerca del Libro de las querellas, y el de El Tesoro. No creo que estas composiciones sean de Alfonso X. Cualquiera que tenga conocimiento de los progresos de la lengua y poesía castellana les dará dos siglos menos de antigüedad. Si las coteja con las demas obras en verso de aquel rey hallará mas fundada esta asercion, y si reflexiona que se hallaron entre los manuscritos del marques de Villena, sospechará quién pudo ser el verdadero autor, y á cual época pertenecen. Hecha ya mencion de los primeros autores de nuestra poesía vulgar, no es de mi propósito continuar la serie de todos ellos. Velazquez habló de esto, y despues de él D. Tomas Sanchez añadió cuantas noticias pudo adquirir su diligencia.
  4.   (4) Los yoglares y yoglaresas. Juglar del latin jocularis, músico de instrumento y voz, pantomimo y representante. La primera indicacion que he podido hallar acerca de los juglares en España, se encuentra en la crónica general, en donde hablándose del casamiento de las hijas del Cid con los condes de Carrion (que debió ser hácia el año de 1098) se refiere que los juglares intervinieron en las fiestas celebradas en Valencia con aquel motivo. Lo mismo se verificó despues cuando el Cid casó otra vez á sus hijas con D. Ramiro, infante de Navarra, y D. Sancho, infante de Aragon, segun refiere tambien la citada crónica. En un privilegio dado en Burgos por Alfonso VII en el año de 1136 firma entre otros un juglar con estas palabras: Pallea juglur confirmat. En los siglos posteriores se hace frecuente mencion de los juglares, á este fin pueden verse las Leyes de Partida, las obras de Berceo y Joan Lorenzo, el manuscrito de cuentas de Sancho IV, la Historia de los reyes de Aragon por Montaner, El conde Lucanor, las Obras del Arcipreste de Hita, la Historia del monasterio de Sahagun, el Ceremonial del rey D. Pedro de Aragon, y las noticias que el P. Liciniano Saez sacó del archivo de Contos de Navarra. La cita mas reciente que ha llegado á mi noticia relativa á jnglares, es la que copió D. Tomas Sanchez del Cancionero de Baena, en donde se incluye una cántiga del poeta Villasandino hecha por alabanza é loores de la redundante ciudad de Sevilla, é presentóla en cavildo é fizo la cantar con juglares delante de los oficiales, é ellos mandaronle dar en aguinaldo cient doblas de oro por esta cántiga. Refiérese esto á los principios del siglo XV, durante el cual aunque las habilidades de los juglares permanecieron, la denominacion se fue olvidando y llegó á faltar enteramente en el uso comun del idioma despues haber durado en el por espacio de mas de cuatro siglos.
  5.   (5) No pertenecen al género dramático. Nasarre dijo en el prólogo á las comedias de Cervantes: Los árabes y moros fueron en las representaciones con hechos, gestos y palabras muy excelentes, ayudados del genio poético y elegante lenguaje de su nacion, como se hará ver cuando se publiquen las reliquias de su literatura, que por felicidad grande se han hallado poco ha en la famosa libreria del Escorial, y aun sin ellas se puede probar con nuestras historias. Lo cierto es que en nuestras historias nada se halla que autorice tal opinion. En el Escorial no existe ninguna composicion de teatro escrita por los árabes. Casiri que publicó la Biblioteca arábiga escurialense, ni vió ninguna ni adquirió siquiera la noticia de que entre los árabes se cultivase este género de poesía. Jam vero arabes europæorum more, nec tragadias nec comedias agunt; an vero scripserint, altum apud scriptores silentium. El erudito D. José Antonio Conde, á quien mereci la mas cordial amistad y confianza, me aseguró repetidas veces que entre los muchos manuscritos que habia leido y extractado para la formacion de su Historia de los árabes en España, no habia encontrado el menor indicio de que en aquella nacion se hubiese conocido nunca la poesía teatral.
  6.   (6) Llegó a ser comun, &c. No es dudable que la poesía italiana trae su origen de la provenzal ó lemosina. En cuanto á la nuestra podemos asegurar que tuvo el mismo principio luego que abandonó la imitacion latina. De esta opinion fue el marques de Santillana, el cual dijo: Extendieronse, creo, de aquellas tierras y comarcas de los lemosinos estas artes á los gállicos, é á esta postrimera é occidental parte que es la nuestra España, donde asaz prudente é fermosamente se han usado..... Los catalanes, valencianos y aun algunos del reino de Aragon fueron é son grandes oficiales de esta arte..... Ovo entre ellos de señalados hombres, asi en las invenciones como en el metrificar. D. Luis Velazquez dijo: Los poetas provenzales de España de que tenemos noticia, suben hasta el siglo XI. En él vivia D. Pedro I de Aragon si acaso es á él y no á D. Pedro II á quien deben atribuirse los versos provenzales de que habla Guillermo Castel. En el siglo XII los hizo D. Alfonso I de Aragon, y continúa nombrando algunos célebres poetas catalanes y valencianos que cultivaron la poesía en lenguaje lemosino hasta el siglo XVI. A estas noticias deben añadirse las que recogió D. Tomas Sanchez relativas al mismo propósito. Los trovadores de Castilla escribieron en su propia lengua imitando á los provenzales y adoptando la medida y colocacion de sus versos. Los aragoneses compusieron algo en lemosino, y la mayor parte en castellano que era su idioma natural. Los portugueses en el suyo siguieron tambien la misma escuela, es decir que el gusto, la versificacion y el lenguaje provenzal fueron generales en Cataluña y en Valencia; pero los aragoneses, portngueses y castellanos cultivaron exclusivamente la suya introduciendo en ella las formas poéticas que tomaron de los provenzales.
  7.   (7) Fueron célebres por el estudio de la Gaya sciencia. Desde el siglo XII empezaron á florecer en la parte meridional de Francia muchos trovadores cultivando la poesía que se llamó provenzal. Dueños los condes de Barcelona de grandes estados á la otra parte de los Pirineos, facilmente pasó á Cataluña el gusto de versificar, siendo una misma la lengua vulgar en una y otra parte, la cual en lo sucesivo se extendió á Valencia conquistada por el rey I. Jayme I. En el libro que escribió el marques de Villena de la Gaya sciencia, hablando de los progresos que hizo en la corona de Aragon, dice: El rey D. Juan de Aragon primero de este nombre, fijo del rey D. Pedro II, fizo solemne embajada al rey de Francia pidiendole mandase al colegio de trovadores que viniese á plantar en su reino el estudio de la Gaya sciencia é obtocolo, é fundaron estudio della en la cibdad de Barcelona dos mantenedores que vinieron de Tolosa para esto, ordenandolo de esta manera: Que oviese en el estudio ó consistorio de esta sciencia en Barcelona cuatro mantenedores: el uno caballero, el otro maestro en teologia, el otro en leyes, el otro honrado cibdadano; é cuando alguno de estos falleciese, fuese otro de su condicion elegido por el colegio de los trocadores e confirmado por el rey. En tiempo del rey D. Martin su hermano fueron mas privilegiados é acrescentadas las rentas del consistorio para las despensas facederas, asi en la reparacion de los libros del arte é vergas de plata de los vergueros que van delante de los mantenedores ó sellos del consistorio, como en las joyas que se dan cada mes é para celebrar las fiestas generales, é ficiéronse en este tiempo muy señaladas obras que fueron dignas de corona.

    Despues de muerto el rey D. Martin los debates que por fueron en el reino de Aragon sobre la sucesion, ocieron de partir algunos de los mantenedores é los principales del consistorio para Tolosa, y cesó lo del colegio de Barcelona.

    Las materias que se proponian en Barcelona estando alli D. Enrique (habla de si misino), algunas veces loores de Saneta Maria, otras de amores é de buenas costumbres. E llegado el dia prefigido congregábanse los mantenedores é trovadores en el palacio donde yo estaba, y de alli partiamos ordenadamente con los vergueros delante, é los libros del arte que traian y el registro ante los mantenedores é llegados al dicho capitol, que ya estaba aparejado é emparamentado de paños de pared al derredor é fecho un asiento de frente con gradas en donde estaba D. Enrique en medio é los mantenedores de cada parte, é á nuestros pies los escribanos del consistorio, é los vergueros mas abajo, é el suelo cubierto de tapiceria é fechos dos circuitos de asientos donde estaban los trovadores, e enmedio un bastimento cuadrado tan alto como un altar cubierto de paños de oro, é encima puestos los libros del arte é la joya, é à la man derecha estaba la silla alta para el rey, que las mas veces era presente, é otra mucha gente que se ende allegaba: é fecho silencio levantábase el maestro en teologia que era uno de los mantenedores, é facia una presuposicion con su tema y sus alegaciones y loores de la Gaya sciencia é de aquella materia de que se habia de tratar en aquel consistorio, é tormábase á sentar. É luego uno de los vergueros decia que los trocadores alli congregados es- pandiesen y publicasen las obras que tenian hechas de la materia á ellos asinada; é luego levantábase cada uno é leia la obra que tenia fecha, en voz inteligible, é traianlas escritas en papeles damasquinos de diversas colores con letras de oro é de plata, é iluminaduras fermosas lo mejor que cada uno podia; é desque todas eran publicadas, cada uno las presentaba al escribano del consistorio.

    Tenianse despues dos consistorios, uno secreto y otro público. En el secreto facian todos juramento de juzgar derechamente sin parcialidad alguna segun las reglas del arte, cual era mejor de las obras alli esaminadas é leidas puntuadamente por el escribano. Cada uno de ellos apuntaba los vicios en ella cometidos, é señalábanse en las márgenes de fuera. E todas asi requeridas, à la que era hallada sin vicio, ó à la que tenia menos, era juzgada la joya por los cotos del consistorio.

    En el público congregábanse los mantenedores é trovadores en el palacio, é D. Enrique partia dende con ellos como está dicho para el capitulo de los frailes predicadores; é colocados é fecho silencio, yo les facia una presuposicion loando las obras que ellos habian fecho, é declarando en especial cual de ellas merescia la joya, é aquella la traia ya el escribano del consistorio en pergamino bien iluminada é encima puesta la corona de oro y firmábalo D. Enrique al pie, é luego los mantenedores, é sellábala el escribano con el sello pendiente del consistorio é traia la joya ante D. Enrique, é llamado el que fizo aquella obra, entregúbale la joya é la obra coronada por memoria, la cual era asentada en el registro del consistorio, dando autoridad é licencia para que se pudiera cantar é en público decir.

    É acabado esto tornávamos de alli á palacio en ordeé iba entre dos mantenedores el que ganó la joya, é llenanza, vábale un mozo delante la joya con ministriles y trompetas, é llegados á palacio haciales dar confites y vino; é luego partian dende los mantenedores é trovadores con los ministriles é joya acompañando al que la ganó fasta su posada, é mostrábase aquel aventage que Dios y natura ficieron entre los claros ingenios é los obscuros. Orígenes de la lengua española por Mayans.

  8.   (8) Los desposorios de sus principes. El docto Muratori en sus disertaciones sobre las antigüedades de Italia nos da una idea de la pompa espléndida de tales fiestas. En cuanto á los espectáculos teatrales que empezaron á usarse en aquella nacion, merecen consultarse entre muchas obras que tratan de esto, la Historia literaria de Italia de Tiraboschi y la de los teatros de Signorelli.
  9.   (9) Si del todo se habian perdido. A las comedias y tragedias griegas ó latinas que se representaban por toda la extension del imperio romano, sucedieron los mimos y pantomimos, que durante los últimos emperadores gentiles llegaron á ocupar casi exclusivamente los teatros de Roma y de las provincias sujetas á su dominacion. La paz dada á la Iglesia por Constantino en el siglo IV no hizo cesar los acostumbrados espectáculos; apenas pudo contener la sangrienta ferocidad del anfiteatro y reprimir en la escena la torpe disolucion de sus mimos y acciones mudas. Constantino prohibió los gladiadores, obedeciéndose tan mal su decreto que al cabo de muchos años Arcadio y Honorio volvieron de nuevo á prohibirlos. El papa Gelasio I se lamentaba á fines del V siglo de la celebracion de las fiestas lupercales, que su zelo y su autoridad no podian extinguir. Tanto tardan las naciones en abandonar sus costumbres y olvidar lo que las deleita. Duraron pues los teatros con mas ó menos esplendor no solo en el Oriente (hasta que en el siglo XV acabó aquel imperio) sino tambien entre las demas naciones de Europa.

    En España, como ya se ha dicho, cesaron con la irrupcion de los moros en el siglo VIII. Véanse algunas pruebas de la continuacion de las fiestas teatrales supuesta siempre la diferente forma que debieron ir adquiriendo con el transcurso de los años y la mudanza de las costumbres.

    Siglo IV, concilio cartaginense 3.º, año de 39;. Ut scenicis atque histrionibus cæterisque hujusmodi personis vel apostaticis conversis vel reversis ad Dominum gratia vel reconciliatio non negetur.

    El poeta Ausonio, que murió á fines del mismo siglo, escribiendo á su amigo Auxio Paulo, le dice en su epístola X:

    Dactylicos elegos choriambum carmen epodos
    Socci et choturni musicam
    Carpentis impone tuis: nam tota supellex
    Fatum piorum chartea est.

    Y en la epístola XIV:

    Attamen ut citius venias leviusque vehure
    Historiam, mimos, carmina linque domi.

    Siglo V, concilio africano, año de 417. Petendum ab imperatore ut prohibeat spectacula theatrorum in diebus Dominicis et aliis Sanctorum festis.

    Siglo VI. Teodorico mandó hacer en el teatro de Pompeyo en Roma las reparaciones que fueron necesarias, como se lee en la epístola 51 de Casiodoro lib. 4.º, en que escribiendo á Símaco le dice el rey: Et ideo theatri fabricam magna se mole solcenter, consilio vestro credimus esse ro- borandam. En el mismo lugar hace mencion de la existencia de los mimos y pantomimos, y de la perfeccion á que habian llegado en sus dias aquellas artes.

    Atalarico su inmediato sucesor, escribiendo al senado romano dice (lib. 9 epistola 21 de la coleccion de Casiodoro): Nam si opes nostras scenicis pro populi oblectatione largimur et ea studiosissimè consequuntur, qui adeo necessarii non habentur, quanto magis illis sine dilatione præbenda sunt, per quos et honesti mores proveniunt, et palatio nostro facunda nutriuntur ingenia?

    En el concilio constantinopolitano, año de 536, contra los hereges acéfalos se dice hablando de Pedro uno de ellos: quantam sercacit voluptuosissimam affectionem circa Stephanam scenicam, quam adducendo persuasione et blanditiis monasterio iniquè immittit et omni tempore privatim et continuò ipsi assidet.

    Las anécdotas de la misma Teodora, elevada por Justiniano al tálamo y solio imperial, son tan conocidas en la historia que sería ocioso repetirlas.

    Siglo VII, concilio romano, año de 680: Statuimus etiam atque decernimus ut Episcopi, vel quicumque ecclesiastici religiosam vitam professi sunt, armis non utantur, nec citharados habeant, vel quæcumque simphonia, nec quoscumque jocos vel ludos ante se permittant.

    Concilio constantinopolitano III, año de 68o. Omninò prohibet hae sancta et universalis synodus eos, qui dicuntur mimi, et eorum spectacula, deinde venationum quoque spectationes atque in scena saltationes fieri...... Nec quid liceat eorum qui in sacerdotali ordine enumerantur vel monachorum in equorum curriculis subsistere, vel scenicos ludos sustinere.

    Siglo VIII, en los capitulares de Carlo-Magno (por los años de 790): ut episcopi et abbates et abbalissæ cuplas camum non habeant, nec falcones, nec accipitres, ncc joculatores.

    Por el mismo tiempo el monge Alcuino exhortaba en una de sus cartas á Angilberto, yerno de Carlo Magno, á que se abstuviese de asistir á los espectáculos del teatro. Mabillon, Anales benedictinos, lib. 26 núm. 13.

    Siglo IX, concilio turonense, año de 813. Histrionum quoque et obscenorum insolentias jocorum et ipsi animo caterisque sacerdotibus effugienda prædicare debent.

    Concilio aquisgranense, año de 816. Quod non oporteat sacerdotes aut clericos quibuscumque spectaculis in scenis aut in nuptiis interesse.

    Concilio parisiense, año de 829. Hæc quippe à sanctis viris penitus sunt propellenda, quibus magis convenit lugere, quam ad scurrilitates et stultiloquia et histrionum obscenas jocationes et cæteras vanitates, que animum christianum à rigore suc rectitudinis emollire solent, in cac os ora dissolvere.

    Siglo X. En la oracion del rey Edgar de Inglaterra, año de 967, se dice hablando de los vicios del clero. Dicam quod boni lugent, mali rident, dicam dolens, et si tamen dici potest quomodo diffluant in comessationibus, in ebrietatibus, in cubilibus et impudicitiis, ut jam domus clericorum putentur prostibula meretricum, conciliabulum histrionum.

    En este siglo Roswita, religiosa benedictina de Grandessheim, compuso en latin bárbaro seis dramas intitulados Gallicanus: Dulcitius: Callimachus: Abrahamus heremita: Paphnutius, y Fides, spes et charitas. Los argumentos de tales piezas, y la calidad de la autora hacen creer que las compuso para representarse en el templo segun costumbre de aquella edad, y á vista de un escogido auditorio.

    Siglo XII. Un monge de Canterbury, llamado Guillermo Stephanides ó Fitz Stephen, que escribió durante el rei- nado de Henrique II una obra intitulada Descriptio nobilissime civitatis Londonice, dice en ella: "Londres en vez de las farsas ordinarias propias del teatro tiene dramas de un asunto mas santo, representaciones de los milagros que los santos confesores obraron, ó de los sufrimientos en que la gloriosa constancia de los mártires se manifiesta." Biografía dramática. Londres 1782.

    A este siglo se refiere en la opinion de muchos cruditos un drama latino escrito en Alemania intitulado Ludus paschalis de adventu et interitu Antichristi. Son interlocutores el Papa, el Emperador, los Soberanos de Francia, de la Grecia de Babilonia, el Anticristo, la Heregía, la Hipocresía, la Sinagoga y el Gentilismo.

    y Siglo XIII, concilio lateranense, año de 1215. Clerici mimis joculatoribus et histrionibus non intendant.

    Concilio ravenatense, año de 1286. Ne clerici joculatores vel histriones à laicis transmissos recipiant.

    Pertenecen á este siglo las primeras noticias que se conservan de la existencia de piezas dramáticas en España, orígenes de nuestro moderno teatro. Nadie duda que de esta época cn adelante continuaron estos espectáculos en todas las naciones de Europa, y solo Grecia llegó á perderlos á fines del siglo XV como ya se ha dicho.

  10.   (10) Los eclesiásticos, &c. Signorelli en su historia de los teatros, lib. 3 dice: "Il clero cui importaba che i popoli non venissero distratti dalla divozione, alla prima proscrisse siffati spectacoli, indi cangiando condotta é seguendo lo stile delle precedenti età (quando ad onta di divieti si videro introdotti nelle chiese) ne ripiglio egli stesso l'usanza, esercitando l'arte istrionica é mascherandosi é cantando favole profane nel santuario."
  11.   (11) En las demas naciones. Para comprobar esta aser- cion bastarán algunas ligeras indicaciones. El que aspire á mayor noticia la encontrará en las muchas obras extrangeras histórico-críticas que tratan de esto. En 1423, dia de Pascua de Resurreccion, se hizo una representacion en Padua en la gran plaza que se llama Prato della Valle. En 1264 se estableció en Roma la compañía llamada del Confalone, con el objeto principal de representar los misterios de la Pasion de Jesucristo, como en efecto lo verificó por espacio de muchos años. En el de 1445 representaba en el colisco. En el de 1584 se imprimieron sus ordenanzas en Roma, En 1261 se estableció la compañía de Battuti en Treviso, y uno de sus reglamentos dice que los canónigos de aquella iglesia debian dar in anno quolibet dicta scholæ duos clericos sufficientes pro Maria et Angelo, et bene instructos ad canendum in festo fiendo more solito in die Annunciationis.... Cantores habeant soldos X pro quolibet... in die Annunciationis B. M. V. cum fiet repræsentatio. En 1298 el clero de Friuli dió una representacion de la Pasion de Jesucristo en el dia de Pentecostes. En el reino de Nápoles se hicieron representaciones de este género, y la que desde tiempo inmemorial se hacia en Lanciano (provincia del Abruzo) en la noche del viernes santo que concluía con una devota procesion, duró hasta el año de 1740 en que fue prohibida por el gobierno. En 1304 se hacia en Toscana una fiesta teatral en que se imitaba el infierno con los diablos y los condenados que daban ahullidos espantosos. En el mismo año el cabildo y clero de Friuli representó la creacion de Adan y Eva, la Anunciacion, y el parto de nuestra Señora. Durante aquel siglo se representaron por toda Italia la conversion de la Magdalena y la de san Pablo. En el siguiente se representó en Roma el drama sagrado de san Lorenzo y Paulo, y en la Semana Santa del año de 1452 se representaron los misterios de la Pasion en la iglesia de santa Clara de Nápoles con magníficas decoraciones y á presencia de Alfonso I. En Flandes y Alemania se usaron igualmente estas fiestas sagradas. Federico Landgrave de Turingia asistió en la ciudad de Eisenach en el año de 1322 á una representacion, cuyo argumento era las vírgenes del Evangelio. En la biografía dramática citada ya se dice hablando del teatro inglés: el año de 1378 los estudiantes de la escuela de san Pablo presentaron una peticion á Ricardo II suplicándole que prohibiese al pueblo ignorante representar la historia del antiguo testamento con gran perjuicio de la citada clerecia que tenia hechos grandes gastos para representarla en la Pascua de Navidad. Cerca de doce años despues, esto es, en el de 1390, los curas de las parroquias de Londres se dice haber representado farsas en Skinners-Well el 18, 19 y 20 de julio, y en el de 1409 el décimo año de Henrique IV representaron en Clerkenwell (pozo de los clérigos), que tomó su nombre de la costumbre de representar farsas alli los curas de las parroquias, una farsa que se repitió por ocho dias consecutivos, en la cual se trataba de la creacion del mundo, y acudió á verla la mayor parte de la nobleza y caballeros del reino. Consta que en 1578 representaron los coristas de san Pablo piezas dramáticas, y cerca de doce años despues de esto, se dice haber representado misterios los curas de las parroquias de Londres en Skinners-Well. Por los años de 1380 se hacian ya en Francia representaciones de moralidades y misterios. En 1402 los Hermanos de la Pasion, obtenida licencia de Carlos VI, establecieron su teatro en París, y representaron durante aquel siglo farsas de la Pasion y misterios del antiguo Testamento. En la que se atribuye al obispo de Angers intervenian el Padre Eterno, Jesucristo, Lucifer, Satanás, la Magdalena y algunos de sus amantes. Lucifer daba una paliza á Satanás por no haber sabido tentar á Cristo como era nienester. La hija de la Cananea con los diablos en el cuerpo se desahogaba diciendo mil torpezas y desatinos. El alma de Judas no pudiendo salir por la boca que habia besado al divino Maestro, se escapaba por otra parte, llevándose de camino las entrañas del mal apostol. Satanás volaba al pináculo con Jesucristo acuestas. Esto se representaba en la capital de Francia á mediados del siglo XV, y esto duró hasta pasado el XVI. Pertenecen á esta última época, ademas de las vidas y milagros de los santos reducidas á accion dramática, las moralidades y misterios intitulados Encarnacion y Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Misterio de la Pasion. La Resurreccion de Cristo. Misterio del caballero que dió su muger al diablo. Las actas de los Apóstoles. La Asuncion de nuestra Señora. Combate de la carne y del espiritu. Misterio de la Encarnacion de muestra Señora. El diluvio universal. Moralidad del hijo de perdicion que ahorcó a su padre. Tragedia del nacimiento y creacion del mundo, &c. &c.
  12.   (12) Indicó a los eclesiásticos, &c. Los clérigos..... non deben jugar dados nin envolverse con tafures nin atenerse con ellos, nin deben entrar en tabernas á beber, fueras ende si lo ficieren por premia andando camino, nin deben ser facedores de juegos de escarnios por que los vengan á ver gentes como se facen. E si otros omes los ficieren, non deben los clérigos hi venir por que facen hi muchas villanías é desaposturas. Nin deben otrosi estas cosas facer en las eglesias: antes decimos que los deben echar de ellas deshonradamente a los que lo ficieren: ca la eglesia de Dios es fecha para orar é non para facer escarnios en ella, ca asi lo dijo nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio: que la su casa era llamada casa de oracion, é non debe ser fecha cueva de ladrones. Pero representacion hay que pueden los clérigos facer, asi como de la nacencia de nuestro Señor Jesucristo en que muestra como el angel vino a los pastores, é como les dijo como era Jesucristo nacido. É otrosí de su aparicion como los tres Reyes Magos le vinieron á adorar. É de su resurreccion que muestra que fue crucificado é resucitó al tercero dia: tales cosas como estas que mueven al ome á facer bien é á haber devocion en la fé, puedenlas facer, é demas, por que los omes hayan remembranza que segun aquellas fueron las otras fechas de verdad. Mas esto deben facer apuestamente é con muy grand devocion é en las cibdades grandes donde ovicre Arzobispos ó Obispos, é con su mandado de ellos ó de los otros que tovieren sus veces, non lo deben facer en las aldeas. 1.3 Partida, tit. VI, Ley 34.
  13.   (13) El mismo Alfonso X, &c. Otrosi los que son juglares é los remedadores é los facedores de los zaharrones que publicamente andan por el pueblo ó cantan ó facen juegos por precio, esto es por que se envilecen ante otros por aquel precio que les dan. Mas los que tañeren estrumentos ó cantasen por facer solaz á sí mesmos, ó por facer placer á sus amigos ó dar solaz á los reyes ó á los otros señores, non serian por ende enfamados. 7. Partida, tit. VI, Ley 4. Ilustres personas son llamadas en latin las personas honradas é de gran guisa é que son puestos en dignidades asi co- mo los reyes é los que descienden de ellos, é los condes, é otrosi los que descienden dellos, é los otros omes honrados semejantes destos. É estos atales, como quier que segun las leyes pueden recebir las barraganas, tales mugeres ya que non deben recebir asi como la sierca ó fija de sieroa. Nin otrosi, la que fuese aforrada nin su fija, nin juglaresa nin sus fijas, nin tabernera nin regatera, nin alcahueta nin sus fijas, nin otra persona de aquellas que son llamadas viles por razon de si mismas, ó por razon de aquellos dó descendieren; ca non seria guisada cosa que la sangre de los nobles fuese embargada nin ayuntada á tan viles mugeres. E si alguno de los sobredichos ficiere contra esto, si oviese de tal muger fijo segun las leyes, non seria llamado fijo natural, ante seria llamado spurio, que quier tanto decir como fornecino. E demas tal fijo como este non debe partir en los bienes del padre, nin es el padre tenudo de criarle si non quisiere. IV Partida, tit. XIV, Ley 3.
  14.   (14) Tenia á su sercicio, &c. En los libros de cuentas de este rey pertenecientes al año de 1293 se hace mencion de los vestidos y raciones que se daban en palacio á quince tamboreros ú omes de los atambores, á cuatro tromperos, á dos saltadores y á los joglares ó músicos del tamboret, del ayabeba, del añafil, de la rota, y al maestro de los órganos. Dábase racion á uno que tocaba el tamboril, llamado Juanot. Los saltadores parece que eran moros, uno de ellos se llamaba Fate. Ilabia mugeres músicas de voz y de instrumentos, y en una de las partidas se apunta lo que costó un asno para las juglaresas. Existe este curioso manuscrito en la Real Biblioteca de Madrid. }
  15.   (15) El ilustre D. Juan Manuel, &c. Floreció en los reinados de Sancho IV, Fernando IV y Alfonso XI. La historia refiere sus acciones militares y políticas; la literatura conserva noticias de las doctas obras que compuso, si bien hasta ahora solo se ha publicado por medio de la prensa la del Conde Lucanor. Escribió ademas la Crónica de España: el Libro de los Sabios: Libro del Caballero 3 del Escudero: Libro del Infante: Libro de Caballeros: Libro de la Casa: Libro de los Engeños: Libro de los Cantares: Libro de los Ejemplos: Libro de los Consejos. Estas obras existieron en el monasterio de PP. Dominicos de san Pablo de la villa de Peñafiel: alli estaban hace dos siglos y medio. ¿Quién sabe en dónde pararán ahora, ó si habrán perecido como otras muchas que la ignorancia y el total abandono de los buenos estudios ha dejado perecer? El docto aleman Bouterwek se inclinó á creer que ciertos versos que se hallan en el Cancionero general, fuesen compuestos por el que escribió el Conde Lucanor; pero no son de él, sino de algunos de sus descendientes, que segun la cultura del lenguage y la correccion de los versos, debió florecer muy poco antes de la publicacion del Cancionero. Una sola reflexion bastará para comprobarlo. En el romance que cita Bouterwek se hace mencion de los frailes del Paular. El infante D. Juan Manuel murió en el año 1347, y el convento del Paular se fundó en el de 1440.
  16.   (16) Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. Son muy escasas las noticias que nos han quedado de este autor. Se cree que fue natural de Alcalá de Henares, y que murió de edad avanzada antes del año de 1351. De los poemas misceláneos (dijo D. Juan Antonio Pellicer) de que se compone este códice del Arcipreste de Hita, el mas principal es la fábula en que se finge que por consejo de la diosa Venus, con la terceria de la vieja Trota-conventos, consigue D. Melon de la Huerta casarse con una viuda llamada Doña Endrina. Pero este poema no es parto original del Arcipreste sin embargo de su fecundo ingenio. Hallóle inventado por un poeta de la baja latinidad, y de él le adoptó. Hay en efecto un poema jocoso atribuido á Ovidio intitulado de Vetula. Habla de él Fabricio (Bibl. Latina, tomo 1 pág. 277), y dice que se atribuye á Ovidio sin ningun fundamento, y que acaso es obra de Panfilo Mauriliuno, monge que floreció en la media edad. Hace mencion de dos ediciones que se hicieron de él, una en el año de 1470 y otra en el de 1471 (no conoció otra de 1511 que he visto en la curiosa librería de mi amigo 1). Manuel Silbela), pero omite la única que se ha tenido presente para esta advertencia publicada en Paris año de 1550 con este titulo: Pamphilus de amore cum commento familiari, en 4.°: consta de treinta y cuatro hojas con texto y comentario. El autor de este es Antonio Proto, que antes que Fabricio y otros conoció que no era obra de Ovidio porque es facil de conocer, pues solo es semejante á las de aquel poeta en la materia amatoria de que trata, ó por mejor decir, antes que todos lo descubrió nuestro Arcipreste, que habló de Ocidio y Panfilo como dos poetas distintos, si ya no es que entonces no se hubiesen aún confundido. Está escrito en hexámetros y pentámetros, es dramático: introdúcense en él cuatro personas que son Venus, Pánfilo, una vieja, y una doncella llamada Galatea; dividese en cinco actos..... De este breve extracto resulta que sobre esta tela tejió el Arcipreste de Hita su poema exótico de las bodas de D. Melon de la Huerta con la hija de D. Endrino y Doña Rana. En él se observan trasladados los pensamientos y comparaciones del poema latino. Pero esta traduccion es tan libre y parafrástica, y el intérprete supo con la agudeza de su ingenio y amenidad de su imaginacion añadir tantas cosas ya de suyo, ya tomadas de Ovidio, que hizo una como obra nueva, pero en quien siempre se trasluce la trama agena, &c. Véase la coleccion de poesías castellanas anteriores al siglo XV por D. Tomas Sanchez, tomo IV.
  17.   (17) Combinaciones y medidas de versos, &c. Prescindiendo de la irregular versificacion del poema del Cid, en que se hallan versos de doce, catorce, quince, diez y seis y diez y ocho sílabas, y considerando las composiciones posteriores escritas ya con mayor cultura y exactitud por los trovadores del XIII y XIV siglo, vemos en ellas diferentes medidas de versos colocados con mayor artificio.
    De cuatro sílabas.

    Madre de Dios gloriosa,
    Virgen Santa Maria
    fija e leal esposa
    del tu fijo Mesia.
    Tú, Señora,
    dame agora
    la tu gracia toda hora
    que te sirva todavia.

    De seis sílabas.

    Encima del puerto
    coidé ser muerto
    de nieve é de frio,
    é dese rosio,
    é de grand clada.
    É á la decida
    di una corrida:
    fullé una serrana

    fermosa, lozana,
    é bien color ada.
    Dije yo á ella:
    homillome, bella.
    Dis tú que bien corres,
    aqui non le engorres,
    anda tu jornada.

    De siete sílabas.

    Sino es lo que yo quiero,
    quiera yo lo que es.
    Si pesar he primero,
    placer habré despues.
    Tened esto por cierto:
    ca es verdad probada
    que honra y vicio grande
    no han una morada.

    De ocho sílabas.

    Muy fuerte fue la contienda:
    Dios ayuda á los cristianos,
    El Arráz volvió la rienda,
    é fuió con sus paganos.
    Si por el vicio ó folgura
    la buena fama perdemos,
    la vida muy poco dura;
    denostados fincaremos.

    De nueve y diez sílabas.

    Por que trovar é cousa en que yaz
    entendimiento por en quen ó faz,
    á ó deber é de razon assaz:
    por que entenda é sabia dicer,
    à que entend é de decir lle praz;
    cá ben trovar assi s' á de facer.
    En el comienzo debe ome monstrar
    á su muger como debe pasar.

    De once sílabas.

    Non aventures mucho tu riqueza
    por conseio de ome que ha pobreza.
    Por falso dicho de ome mentiroso
    no pierdas al amigo provechoso.
    Non castigues al moro maltrayéndole;
    mas dile como vayas aplaciéndole.
    Quiero seguir a ti, flor de las flores,
    siempre desir, cantar de tus loores.

    De doce sílabas.

    Magüer algunos te hayan errado,
    por eso non dejes facer aguisado.
    A esta mi danza trax de presente
    estas dos doncellas que vedes fermosas:
    ellas vinieron de muy mala mente
    á oir mis canciones, que son dolorosas.

    De catorce sílabas.

    Era esta manceba de Dios enamorada;
    por otras vanidades non daba ella nada;
    ninna era de dias, de seso acabada;
    mas querrie ser ciega que veerse casada.
    Con puz seguranza es buena la pobreza,
    al rico temeroso es pobre la riqueza;
    siempre tiene recelo, ó con miedo tristeza;
    la pobredat alegre es segura nobleza.

  18.   (18) Muchos instrumentos, &c. En varias obras antiguas, y particularmente en las poesías del Arcipreste de Hita se hace mencion de los instrumentos que se usaban antes de la mitad del siglo XIV, cuyos nombres no será ocioso copiar aqui. Arpa, Atambor, Ajabeba, Albogue, Albogon, Adedura, Anafil, Albardana, Adufe, Atabal, Bihuela, Bihuela de péndola, Bihuela de arco, Baldosa, Caño entero, Chirimía, Caramillo, Cítola, Dulcema, Guitarra, Guitarra morisca, Guitarra latina, Giga, Galipe francés, Laud, Mandurria, Medio caño, Ministril, Odrecillo francés, Orabin, Órgano, Pandero, Panderete, Rabé, Rabé morisco, Rota, Salterio, Sinfonía, Sonajas, Tamborete, Trompa, Zampoña. En las obras nianuscritas de Alfonso X existentes en la biblioteca del Escorial se hallan pintados algunos de los instrumentos de que va hecha mencion.
  19.   (19) En la coronacion, &c. É comforen tots aseguts, en Romasel jutglar cantà alles veus un serventesch davant lo senyor Rey novell, quel senyor Infant en Pere hach feit á honor del dit senyor Rey, é la sentencia del dit serventesch era aytal quel senyor Infant li dix en aquell que significaba 83 la corona, é el é la verga ć pom segons la significanza lo senyor Rey que debia fer. E apres com lo dit Romaset hach dit lo dit sercentesch en comi dix una canzó novella que hanch feyta lo dit senyor Infant en Pere, é perzó com en corni canta mills nulhom de Catalunya, donala á ell que cantas, é com la hach cantada é llevás en Novellet juzglar, é dix en parlant setcents versos rimats quel dit senyor Infant en Pere habia novellament feyts. Montaner, Crónica de los reyes de Aragon. que la
  20.   (20) Que se ha creido de aquel tiempo, &c. Véase el número 1.º del catálogo. NOTAS.
  21.   (21) Escribió piezas dramáticas, &c. Pedro Gonzalez de Mendoza mi abuelo..... usó una manera de decir cantares asi como cénicos, plautinos y terencianos tambien en estrambotes como en serranas. Marques de Santillana en su Proemio al Condestable.
  22.   (22) Los célebres italianos, &c. Güido Cavalcanti murió en el año de 1300. Dante en el de 1321. Cino de Pistoya en el de 1336, y Petrarca en el de 1374.
  23.   (23) Los romances históricos y amorosos. El origen de nuestros romances se pierde en la obscuridad del tiempo: solo sabemos que los castellanos tomaron de los árabes esta composicion métrica. Conde en el prólogo de su estimable historia de los árabes en España dijo: Como la erudicion y la poesia eran una parte principal de la educacion caballeresca de nuestros árabes, y sirven tanto para notar su ingenio y sus costumbres, no he querido pricar á mi historia de este ornato de gusto arábigo, pues no hay entre ellos historia alguna de mérito que no esté adornada de versos con mas ó menos profusion. Por eso he insertado los que me han parecido mas característicos, y que por lo regular tienen relacion con los sucesos históricos. Aun en esta parte he querido imitarlos en la traduccion, haciéndola en nuestros versos de romance, que es género mas usado en la métrica arábiga de donde procede sin duda. Y los he hecho imprimir como ellos los escriben, porque cada dos versos de nuestros romances equivalen á uno arábigo que ellos dividen en dos partes. Véase por ejemplo uno muy corto de los que Conde incluyó en la citada historia: es composicion de uno de los poetas favorecidos de Almanzor, que le enviaba en el invierno un cesto de rosas. Cuando yo de mi jardin-te envio las rosas bellas, lo extraña la gente y dice-con admiracion de verlas: feliz se apresura el año,- flor temprana el prado lleva; ó es que el tiempo de Almanzor-es perpetua primavera. Fernando III dió repartimientos en Sevilla á dos trovadores que le acompañaron en la conquista de aquella ciudad, llamados el uno Nicolás de los romances, y el otro Domingo Abad de los romances. Los romances mas antiguos que hoy conocemos pertenecen al reinado de Juan el II: los anteriores todos se han perdido. Tal vez pudieran hallarse algunos entre las poesías manuscritas de D. Juan Manuel, si por fortuna llegasen á parecer algun dia. Este género se fue perfeccionando como las demas combinaciones líricas, y en él se expresaron afectos delicados ó heróicos, segun los varios argumentos á que supieron aplicarle. Góngora y los que le imitaron mejor desempeñaron con mucho acierto esta parte de nuestra poesía nacional. En el siglo anterior D. Vicente García de la Huerta y D. Nicolás Fernandez de Moratin renovaron la composicion de romances históricos; y en los amorosos manifestó Melendez su delicada sensibilidad y su buen gusto.
  24.   (24) Una comedia alegórica, &c. Véase el núm. 2 del catálogo. Cervantes no tuvo razon en decir que él habia sido el primero que representase las imaginaciones y los pensamientos escondidos del alma, sacando figuras morales al teatro. Desde que el nuestro empezó á existir, incurrieron algunos autores dramáticos en este desacierto. Ya se habia visto en él la muerte, la justicia, la fama, la verdad, la rala fortuna, la misericordia, el amor, la paz, el tiempo, el sueño, el consuelo, el remedio, el mundo y la carne, antes que le ocurriese á Cervantes hacer hablar en sus comedias á la enfermedad, el hambre, la curiosidad, la guerra, la necesidad, la desesperacion, el temor, la ocasion y los zelos. zon,
  25.   (25) Los mas ilustres personages, &c. En el Cancionero general, compilado por Hernando del Castillo, impreso en Valencia en el año de 1511 se halla una lista de ciento treinta y seis autores, cuyas obras se incluyen en el citado Cancionero. Muchos de ellos pertenecen al reinado de D. Juan el II, y los últimos al de los reyes Católicos, y aunque no es de este lugar mencionarlos todos, dará una idea del ardor con que se cultivó la poesía en aquellos tiempos la enumeracion de los siguientes poetas pertenecientes á la mas alta nobleza de España. Duque de Medinasidonia. Duque de Alba. Duque de Alburquerque. Marques de Santillana. Marques de Astorga. Marques de Villena. Marques de Villafranca. Conde de Oliva. Conde de Benavente. Conde de Haro. Conde de Rivaden. Conde de Coruña. Conde de Castro. Conde de Feria. Conde de Ureña. Conde de Paredes. Conde de Ribagorza. Vizconde de Altamira. Almirante de Castilla. Adelantado de Murcia. Mariscal Sayavedra. Fernan Perez de Guzman. Gomez Manrique. Lope de Estúñiga. D. Enrique Henriquez. D. Diego Lopez de Haro. D. Íñigo de Velasco. D. Luis de Vivero. D. Antonio de Velasco. D. Alonso de Silva. I). Rodrigo Manrique. D. Juan de Meneses. I. Alcaro de Bazán. D. Alonso de Cardona. D. Carlos de Guevara. D. Pedro de Acuña, &c. Si hoy se tratase de publicar una coleccion de poesías de los que han cultivado este arte en los cien años últimos, no sería posible enriquecerla con nombres tan ilustres.
  26.   (26) Hlubo grandes fiestas, &c. El Rey hizo gran fiesta á la Reyna en tanto que en Soria estuco: se hicieron grandes fiestas donde salieron los caballeros ricamente habillados, y despues de aquellas se hicieron danzas y momos. Crónica de D. Juan el II.
  27.   (27) El Marques de Santillana, &c. Entre las muchas obras poéticas de este célebre literato se conserva una titulada Comedieta de Ponza. Cualquiera presumirá por este titulo que fuese una pieza teatral, pero ni es comedia ni diálogo representable; es un poema escrito en coplas de arte mayor en que el poeta propone, invoca, describe, reflexiona, refiere y lleva al cabo su difusa narracion, mezclando en ella varios razonamientos de las dos reinas de Aragon, la de Navarra y la infanta Doña Catalina. Bocacio las consuela, y la fortuna les promete la próxima libertad de los reyes de Aragon y Navarra, presos por los genoveses en la batalla naval de Ponza el dia 25 de agosto de 1435. Si se pregunta por qué llamó comedia á este poema, podrá decirse que tuvo las mismas razones que el Dante para dar igual denominacion al suyo.
  28.   (28) Y representaciones teatrales. Y en los tres dias siguientes hubo danzas de los caballeros y gentiles hombres en palacio y momos y toros y juegos de cañas. Crónica de D. Juan el II.
  29.   (29) Se ignora todavia el autor y el titulo. Véase el número 3 del catálogo.
  30.   (30) Autor de un diálogo, &c. Véase el núm. 4 del catálogo.
  31.   (31) Se prohibió á los clérigos, &c. Ab ecclesia ubi redemptor noster Jesus, in cujus nomine omne genuflectitur, jugiter pro nobis immolatur, turpitudo quæque merito est abolenda. Quia vero quædam tam in Metropolitanis quàm in Cathedralibus et aliis ecclesiis nostra provincia consuetudo inolevit et videlicet in festis Nativitatis Domini nostri Jesu Christi, et sanctorum Stephani, Joannis et Innocentium aliisque certis diebus festivis, etiam in solemnitatibus Missarum novarum (dum divina aguntur) ludi theatrales, larva, monstra, spectacula, necnon quam plurima inhonesta et diversa figmenta in ecclesiis introducuntur, turnultuationes quoque et turpia carmina et derissorii sermones dicuntur, adeo quod divinum officium impediunt et populum reddunt indevotum: nos hanc corruptelam sacro approbante Concilio, revocantes, hujusmodi larvas, ludos, monstra, spectacula, figmenta, tumultuationes fieri, carmina quoque turpia et sermones illicitos dici, tam in Metropolitanis quàm Cathedralibus cœterisque nostræ provincia ecclesiis dum divina celebrantur præsentium serie omnino prohibemus: statuentes nihilominus, ut clerici, qui præmissa ludibria, et inhonesta figmenta officiis divinis immiscuerint aut immisceri permiserint, si in præfatis Metropolitanis seu Cathedralibus ecclesiis Beneficiati extiterint, ex ipso per mensem portionibus suis mulctentur; si vero in Parochialibus fuerint Beneficiati triginta et si Beneficiati non fuerint quindecim, regalium panam incurrant fabricis ecclesiarum et tertio Synodali æqualiter applicandam. Per hoc tamen honestas repræsentationes, et devota que populum ad devotionem movent, tam in præfatis diebus quam in aliis, non intendimus prohibere.
  32.   (32) Juan de la Encina. Véase desde el número 5 hasta el 17 del catálogo.
  33.   (33) Intitulada Celestina. La primera edicion de la Celestina se hizo en Salamanca en el año de 1500. Algun tiempo antes corria manuscrita entre los curiosos toda la parte que compone el primer acto, que unos atribuyen á Juan de Mena, y otros á Rodrigo de Cota. El bachiller en leyes Fernando de Rojas, natural de la Puebla de Montalban, añadió veinte actos al que halló escrito, en lo cual ocupó quince días de vacaciones, que á decir verdad no pudieron ser mejor empleados. Si él mismo ignoraba quién habia compuesto lo que halló inédito, dificil será, si no imposible, averiguarlo ahora; baste decir que ni se reconoce en el primer acto el estilo de Juan de Mena, ni se puede comparar con el de Cota, puesto que solo se conservan de estos autores composiciones en verso. El que examine con el debido estudio el primer acto y los veinte añadidos, no hallará diferencia notable entre ellos, y si nos faltase la noticia que dió acerca de esto Fernando de Rojas, leeríamos aquel libro como produccion de una sola pluma. Expongo mi opinion apartándome de la del autor del Diálogo de las lenguas, y de los que le han copiado despues. Creo en fin que el primer autor no pudo ser muy anterior al segundo, y que el ignorarse quién haya compuesto una obra anónima nunca ha sido razon bastante para suponerla muy antigua. prosa Como la tragedia griega se compuso de los relieves de Homero, la comedia española debió sus primeras formas á la Celestina. Esta novela dramática escrita en excelente castellana, con una fábula regular, variada por medio de situaciones verosímiles é interesantes, animada con la expresion de caracteres y afectos, la fiel pintura de costumbres nacionales, y un diálogo abundante de donaires cómicos, fue objeto del estudio de cuantos en el siglo XVI compusieron para el teatro. Tiene defectos que un hombre inteligente haria desaparecer sin añadir por su parte una sílaba al texto; y entonces conservando todas sus bellezas, pudiéramos considerarla como una de las obras mas clásicas que ha producido la literatura española. Las ediciones de la Celestina de que he podido adquirir noticia, y de las cuales la mayor parte he tenido presente, son las que siguen. por por Año de 1500 Salamanca. = 1501 Estanislao Polono, Sevilla. 1502 Sevilla.= 1514 por Tanotti da Cartrone, Milan. 1515 Venecia. 1523 Sevilla.= 1525 Venecia.= 1529 por Juan Viñao, Valencia. =1534 por Estefano Sabio, Venecia. = 1535 Venecia.=1538 por Juan de Ayala, Toledo.= 1539 Sevilla. 1553 por Gabriel Giolito, Venecia. = 1558 los herederos de Juan de Sunta, Salamanca. = 1571 por Juan de Canova, Cuenca. 1563 por Francisco de Cormellas, Alcalá.: =1569 por Francisco de Robles, Alcalá. = 1569 por Martin Mares, Salamanca. = 1570 por Matias Gast, Salamanca. 1591 por Fernando Ramirez, Alcalá. 1595 oficina plantiniana, Amberes.=1599 oficina plantiniana, Amberes. = 1601 oficina plantiniana, Amberes. 1601 por Andres Sanchez, Madrid. 1619 por Juan de la Cuesta, Madrid. 1633 con traduccion francesa por Carlos Labayen, Pamplona. = 1634 Ruan. = 1644 con traduccion francesa por Carlos Osmont. Por D. Leon de Amarita, Madrid 1822. = - =1
  34.   (34) Francisco de Villalobos, &c. Véase el número 20 del catálogo.
  35.   (35) Bartolomé de Torres Naharro, &c. Véase desde el número 21 hasta el 29 del catálogo. Tuve entre mis libros la rarísima edicion de Roma de 1517 en folio, letra gótica, de la cual ninguno de nuestros bibliógrafos tuvo noticia. Era dádiva de D. Gaspar de Jovellanos, que habia ilustrado con notas marginales de su mano algunos pasages del texto: circunstancias que añadidas á la singularidad del libro, le hacian para mí mucho mas precioso. Las revueltas de los tiempos me privaron de esta rara y apreciable alhaja, sin que despues me baya sido posible averiguar su paradero.
  36.   (36) Fasco Diaz Tanco. Véanse los números 30, 31 y 32 del catálogo.
  37.   (37) Las graciosas comedias, &c. Véase el número 35 del catálogo.
  38.   (38) Fernan Perez de Oliva. Véanse los números 43, 44 y 45 del catálogo.
  39.   (39) Las universidades, &c. D. Gaspar de Jovellanos en un informe dirigido al rey, durante su ministerio, le decia: Hubo un tiempo en que España saliendo de los siglos obscuros, se dió con ansia á las letras: convencida al principio de que todos los conocimientos humanos estaban depositados en las obras de los antiguos, trató de conocerlas: conocidas, trató de publicarlas e ilustrarlas; y publicadas, se dejó arrastrar con preferencia de aquellas en que mas brillaba el ingenio y lisonjeaban mas el gusto y la imaginacion. No se procuró buscar en estas la verdad, sino la elegancia; y mientras descuidaba los conocimientos útiles, se fue con ansia tras de las chispas del ingenio que brillaban en ellas..... Tino despues otra época en que los riesgos de la religion arrebataron toda su atencion hácia su estudio. Vino el tiempo de las heregias y las sectas, tanto mas ominosas á los estudios, cuanto entrándose á discurrir sobre los derechos de los principes y los pueblos, parecian atacar la autoridad pública, y presentar la horrible imagen de la anarquia y del desorden. Desde entonces las ciencias eclesiásticas merecieron todo su cuidado, y de cuantos progresos hicieron en ellas pueden ser ejemplo el Concilio Tridentino, y las insignes obras que nos dejaron. En esta época nacieron nuestras universidades formadas para el mismo objeto y sobre el mismo gusto. Ellas fueron desde el principio unos cuerpos eclesiásticos; como tales se fundaron con autoridad pontificia. Tuvieron la preferencia en las asignaciones de sus cátedras la teologia y el derecho canónico. La filosofia se cultivó solamente como un preliminar para entrar á estas ciencias, y aun la jurisprudencia y la medicina hubieran sido descuidadas, si el amor del hombre á la vida y á los bienes pudiera olvidar el aprecio de sus defensores. No hablaré aqui de los vicios de esta enseñanza, que de una parte eran derivados del estudio general de la literatura de Europa, y de otra inherentes á la constitucion misma de estos cuerpos. En la renovacion de los estudios el mundo literario fue peripatético; y el método escolástico, su hijo mal nacido, fijó en todo él la enseñanza. Mas o menos tarde fueron las naciones sacudiendo este yugo... la nuestra le siente todavia.
  40.   (40) Carlos V viajando y guerrcando, &c. Sus empresas políticas y militares le tuvieron casi siempre ausente de España, en donde no habia corte ni residencia estable para el soberano ni para los grandes caballeros caudillos que y acompañaban. Dos veces estuvo en África, dos en Inglaterra, cuatro en Francia, siete en Italia, nueve en Alemania y diez en Flandes. le
  41.   (41) El coste excesivo, &c. En una de las eruditas notas con que ilustró el P. Liciniano Saez su tratado de las monedas del reinado de Henrique III, se hallan noticias interesantes acerca de la escasez de libros, y su excesivo coste antes de la invencion de la prensa. No será inoportuno resumir aqui parte de ellas. Alfonso X en la Partida 2.ª Ley XI del título 31 previa , no lo siguiente: Estacionarios ha menester que haya en todo estudio general para ser complido que tenga en sus estaciones buenos libros é legibles é verdaderos de texto é de glosa: que los loguen á los escolares para facer por ellos libros de nueó para enmendar los que toviesen escritos, &c. &c. El Arcediano de Alcor que vivia en el año de 1401 dice que habia tanta falta de libros en Castilla que se arrendaban por años, y valian á las fábricas de las iglesias catedrales que los tenian muchos maravedis..... Se arrendaba el uso de ellos cada año públicamente á dinero, á quien mas daba á la iglesia. El abate Pluche en su obra del Espectáculo de la naturaleza, dice: En un hermoso ejemplar manuscrito de los cánones de Graciano que se guarda con mucho cuidado en la biblioteca de los PP. Celestinos de Paris, nos advierte el copiante (al mismo tiempo que nos dice su nombre y patria) que tardó veinte y un meses en acabar la copia. Con que en esta suposicion sería menester para sacar cuatro mil ejemplares de esta coleccion emplear cuatro mil copiantes cerca de dos años, ó un copiante continuado por espacio de casi ocho mil años, cosa que puede hacerse hoy en menos de cuatro meses. La librería mas copiosa de que pudo hallar noticia el P. Liciniano, es la que tenian los condes de Benavente en Ja fortaleza de aquella villa á mediados del siglo XV. Todo el catálogo de ella contiene unos ciento veinte volúmenes, debiendo advertirse que muchos de ellos son duplicados, puesto que solo de Tito Livio habia ocho copias mas ó menos completas. Mas numerosa debió ser la librería del marques de Villena, pues con los tomos que se sacaron de ella se llenaron dos carros. Por el dinero que hoy cuestan dos mil volúmenes, apenas podrian entonces adquirirse cincuenta. La lectura estaba reservada á los muy ricos; el pueblo no leía.
  42.   (42) La abundancia de libros caballerescos, &c. Para dar una idea del entusiasmo con que se recibieron en España las ficciones de la andante caballería, cuánto debieron influir en la opinion y en las costumbres, y qué gusto fantástico debieron excitar en la multitud que se entregó á tan perjudicial lectura, bastará presentar una lista de las que se publicaron desde los últimos años del siglo XV hasta fines del XVI, suponiéndose que en la que he formado no se incluyen todas, ni era posible, sino aquellas únicamente de cuya existencia he hallado noticia. Debe advertirse que muchas de estas obras se reimprimieron, segun la aceptacion que habian adquirido. Carcel de Amor, por Diego Hernandez de San Pedro, en Burgos año de 1496. El Baladro del sabio Merlin con sus profecías, en Burgos 1498. Merlin y Demanda del Santo Grial, Sevilla 1500. Historia de los nobles caballeros Oliveros de Castilla y Artús de Algarve, Sevilla 1507. El sexto libro de Amadis de Gaula, en que se cuentan los grandes hechos de Florisando, principe de Cantuaria, su sobrino, fijo del rey Florestan, por Paez de Rivera, Salamanca 1510. Tirante el Blanco de Rocasaluda, caballero de la Jarretiera, que por su alta caballería alcanzó á ser principe y Cesur de Grecia, Valladolid 1511. Historia amorosa de Flores y Blancaflor, 1512. Crónica del caballero Cifar, Sevilla 1512. Libro del esforzado caballero conde Puntinoples, que fue emperador de Constantinopla, Alcalá de Henares 1515. Historia del valeroso caballero Polisman Florisio, que por otro nombre se llamó el caballero del desierto, el cual por su gran esfuerzo y mucho saber alcanzó á ser rey de Bohemia, por Fernando Bernal, Valencia 1517. Libro del esforzado caballero Alderique traducido en lengua española, Valencia 1519. Libro del muy esforzado caballero Clariballe, nuevamente venido a esta lengua castellana, por Gonzalo Fernandez de Oviedo, Valencia 1519. Los cuatro libros del caballero Amadis de Gaula, por García Ordoñez de Montalvo, impresos por Antonio de Salamanca 1519. Crónica del emperador Clarismundo, por Juan de Barros, Coimbra 1520. Historia de D. Olicante de Laura, por Antonio de Torquemada. El séptimo libro de Amadis, en el cual se trata de los grandes fechos en armas de Lisuarte de Grecia, fijo de Esplandian, y de Perion de Gaula, Sevilla 1525. Libro del noble y esforzado caballero Reinaldos de Montalban, y de las grandes proczas y estraños hechos en armas que él y Roldan y todos los doce pares Paladinos hicieron, Sevilla 1525. Historia de la linda Magalona, hija del rey de Nápoles, y de Pierres, hijo del conde de Provenza, Toledo 1526. Historia de Gresil y Mirabella, con la disputa de Torrellas y Branzayda, por Juan de Flores, Toledo 1526. Libro del famoso caballero Palmerin de Oliva, que por el mundo grandes hechos en armas hizo, sin saber cuyo hijo fuese. Venecia 1526. Historia del caballero D. Polindo, Toledo 1526. Libro de caballeria celestial del pie de la rosa fragante, por Gerónimo de San Pedro. Libro primero del esforzado caballero D. Clarian de Landanis, hijo del noble rey Lautedon de Suecia, por Gerónimo Lopez, Sevilla 1527. La cuarta parte de D. Clarian, en la cual se tratan los grandes hechos de Lidaman de Ganail, hijo de Ricamon de Ganail y de la princesa Daribea, Toledo 1528. Libro del esforzado caballero D. Tristan de Leonis, y de sus grandes hechos en armas, Sevilla 1528. Historia de Lanzarote del Lago. Historia del emperador Carlo-Magno y de los doce pares de Francia, por Nicolás de Piamonte, Sevilla 1528. Los tres libros del caballero Primalcon, Toledo 1528. Libro del caballero Florindo, 1528. Crónica llamada el triunfo de los nuece preciados de la fama, en la cual se contienen las vidas de cada uno, y los excelentes hechos en armas y grandes proezas que cada uno hizo en su vida, con la vida del muy famoso caballero Beltran de Guesclin, condestable que fue de Francia y duque de Molina, nuevamente traducida de lenguaje francés en nuestro vulgar castellano, por el honorable varon Antonio Rodriguez Portugal, principal rey de armas del rey nuestro señor, Lisboa 1530. Crónica del muy valiente caballero Platir, hijo del emperador Primaleon, Valladolid 1533. Historia de Henrique, hijo de Doña Oliva, rey de Jerusalen y emperador de Constantinopla, Sevilla 1533. JoHistoria de los caballeros Tablante de Ricamonte y fre, hijo del conde Donaron, por Nuño de Garay. Libro primero y segundo de Morgante y Roldan y Reinaldos, Valencia 1535. Crónica del muy valiente Amadis de Grecia, llamado el caballero de la ardiente espada, Sevilla 1542. Crónica del principe D. Florando de Inglaterra, Lisboa 1545. Los cuatro libros del valeroso caballero D. Cirongilio de Tracia, hijo del noble rey Elesfron de Macedonia, segun los escribió Nocarco en griego y Promusis en latin, por Bernardo de Vargas, Sevilla 1545. Historia de los altos hechos de Silvis de la Selva, hijo de Amadis de Grecia. Libro de los honestos amores de Peregrino y de Ginebra, por Hernando Diaz, Salamanca 1548. Los cuatro libros del muy noble y valeroso caballero Felix Magno, hijo del rey Falangrés de la Gran Bretaña y de la reina Clarinea, Sevilla 1543. Historia de los amores del caballero Paris y de la infanta Viena. Historia del caballero Florimon. Espejo de caballerias, en el cual se trata de los fechos de D. Roldan y de Reinaldos, Sevilla 1550. Segunda parte del esforzado caballero D. Clarian de Landanis y de su hijo Floramante de Colonia, por Gerónimo Lopez, Sevilla 1550. Crónica de Palmerin de Inglaterra, primera y segunda parte. Historia del famoso principe Steramundi de Grecia. Historia de la reina Sevilla, Burgos 1551. La primera parte de la cuarta de la Crónica del excelentisimo principe D. Florisel de Niquea, que fue escrita en griego por Galersis, y sacada en latin por Filastres Campaneo, por Feliciano de Silva, Salamanca 1551. Libro segundo de la cuarta parte del excelente principe D. Florisel de Niquea, en que se trata principalmente de los amores del principe D. Rogel y de la muy hermosa Archisidea, por Feliciano de Silva, Salamanca 1551. Caballerias de Clarindo de Grecia, por Tristan Gomez de Castro. Historia de los amores de Clareo y Florisea con los trabujos de Isea, por Alonso Nuñez de Reinoso, Venecia 1552. Historia del principe Felix Marte de Hircania, traducida de lengua toscana por Melchor Ortega, Valladolid 1556. Libro undécimo de Amadis, en el cual se trata principalmente de los hechos de Rogel de Grecia y de Agesilao de Colcos. Trapisonda. Historia de D. Reinaldos de Montalban, emperador de Trapisonda, primera, segunda y tercera parte, por Luis Dominguez, Toledo 1558. Leandro el Bel segun le compuso el sabio rey Artidoro en lengua griega, Toledo 1563. Libro del invencible caballero Lepolemo, hijo del emperador de Alemania, y de los hechos que hizo, llamándose el caballero de la Cruz, Toledo 1562. Libro segundo del emperador Palmerin de Oliva, en que se cuentan los hechos de Primaleon y Polendos sus hijos, Medina del Campo 1563. Tercera y cuarta parte de Palmerin de Inglaterra, por Diego Fernandez de Lisboa. Historia del invicto y magnánimo caballero D. Cristalian de España, principe de Trapisonda, y del infante Lucescanio su hermano, hijos del emperador Lindelel, enmenduda por Doña Beatriz Bernal, Alcalá de Henares 1566. La Crónica de los muy valientes caballeros D. Florisel de Niquea y el fuerte Anaxartes, hijos del excelente principe Amadis de Grecia, enmendada del estilo antiguo segun la escribió Zirfea reina de Argines, por el noble caballero Feliciano de Silva, Lisboa 1566. Historia del valiente caballero Florambel de Lucea, hijo del rey Florinco de Escocia. Historia del principe Erasto, hijo del emperador Diocleciano, por Pedro de la Vega, Amberes 1573. Libro primero del valeroso é invencible principe D. Belianis de Grecia, sacado de la lengua griega, en la cual le escribió el sabio Friston, por un hijo del virtuoso varon Toribio Fernandez, Burgos 1579. Selva de aventuras, por Gerónimo de Contreras, Leon de Francia 1580. La bella Clotalda y cerco de Paris, por Bernardo de la Vega. El espejo de principes y caballeros. Parte primera dividida en tre libros, en los cuales se cuentan las im ortales proezas del caballero del Febo de su hermano Rosicler, hiy jos del gran Trebacio emperador de Constantinopla, con las altas caballerias y amores de la hermosisima y valerosu princesa Claridiana, y de otros grandes principes y caballeros, por Diego Ordoñez de Calahorra, Pedro de la Sierra, Marcos Martinez y Feliciano de Silva, Zaragoza 1580. Libro primero de los famosos hechos del principe Celidon de Iberia, por Gonzalo Gomez de Luque, Alcalá de Henares 1584. Las sergas de Esplandian, quinto libro de Amadis de Gaula, , por García Ordoñez de Montalvo, Zaragoza 1587. Libro de caballerias, por Simon de Silveira. Historia de Luzman y Arbolca, por Gerónimo de Contreras. Floranda de Castilla, lauro de caballeros, por Geronimo de Huerta, Alcalá de Henares 1588.
  43.   (43) Comedias de Santos. ¿Pues que si venimos á las comedias divinas? ¿Qué de milagros falsos fingen en ellas, qué de cosas apócrifas y mal entendidas? atribuyendo á un santo los milagros de otro, y aun en las humanas se atreven á hacer milagros sin mas respeto ni consideracion que parecerles que alli estará bien el tal milagro y apariencia, como ellos llaman, para que gente ignorante se admire y venga á la comedia: que todo esto es en perjuicio de la verdad y en menoscabo de las historias, y aun en oprobio de los ingenios españoles. Cervantes. D. Quijote. Parte 1.ª cap. 48.
  44.   (44) Su autor Ludovico Ariosto. Sandoval en la Historia de Carlos V dice: Y al cabo de tres ó cuatro dias que fueron casados, se representó en palacio una comedia de Ludovico Ariosto en la forma de teatro y cenas (escenas) que los romanos solian representar, que fue cosa real y suntuosa. Calvete refiere lo mismo en su Viage del principe D. Felipe.
  45.   (45) Tal fue Lope de Rueda, &c. Véanse en el catálogo los números 66 hasta 73, desde 75 hasta 78, desde el 80 al 82, y desde 89 al 93.
  46.   (46) El valenciano Juan de Timoneda. Véanse los números 95 y 96, y desde el 106 hasta el 118 del catálogo.
  47.   (47) Alonso de la Vega, &c. Véanse en el catálogo los números 100, 104 y 105.
  48.   (48) Las compañías cómicas, &c. A las reducidas compañías de farsantes que empezaron á conocerse en Castilla á principios del siglo XVI sucedieron otras mas numerosas, en las cuales ya habia músicos y cantores, y mugeres que representasen. En la pragmática de Carlos V Doña Juana su madre, hecha en Toledo en el año de 1534, se dice: Mandamos que lo que cerca de los trages está prohibido y mandado por las leyes de este título, se entienda asimismo con los comediantes hombres y mugeres, músicos y las demas per- sonas que asistan en las comedias para cantar y tañer, los cuales incurran en las mismas penas que cerca de esto estan impuestas. Las diversiones teatrales pasaron de Castilla á Portugal, y el rey D. Manuel asistió con su familia y su corte á las representaciones que daba en Lisboa el célebre farsante y pocta portugues Gil Vicente, autor de muchas piezas cómicas portuguesas y castellanas. Ayudábale á componerlas y recitarlas su hija Paula Vicente, insigne actriz, que fue en su tiempo la admiracion de Lisboa no menos por su ingenio felicisimo y sus gracias y hermosura, que por su conducta honesta y virtuosa. Continuaron los portugueses en todo aquel siglo cultivando el arte dramática, y entre ellos merecen particular mencion Francisco Saa de Miranda, autor de dos comedias Os Estrangeiros, y Os Villalpandos, Antonio Ferreyra que escribió la tragedia intitulada Castro, y el gran Luis de Camoens, de quien se conservan dos comedias, una 0 Rey Seleuco, y otra Os Amfitrioens. La enumeracion de los demas poetas dramáticos portugueses y el examen de su mérito ni pertenecen á nuestra historia literaria, ni al plan de esta obra.
  49.   (49) La propiedad y decencia de los trages, &c. Todos los aparatos de un autor de comedias se encerraban en un costal, y se cifraban en cuatro pellicos blancos guarnecidos de guadameci dorado, y en cuatro barbas y cabelleras y cuatro cayados poco mas o menos. Componian el teatro cuatro bancos en cuadro y cuatro ó seis tablas encima, con que se levantaba del suelo cuatro palmos..... El adorno del teatro era una manta vieja tirada con dos cordeles de una parte á otra que hacia lo que llaman vestuario, detras de la cual estaban los músicos cantando sin guitarra algun romance antiguo. Cervantes, en el prólogo de sus comedias. Agustin de Rojas hablando de la misma época, dice en su Fiage entretenido: Tanian una guitarra, y esta nunca salia fuera, sino adentro y en los bancos, muy mal templada y sin cuerdas. Baylaba á la postre el bobo; y sacaba tanta lengua todo el vulgacho embobado de ver cosa como aquella.
  50.   (50) Prohibiendo de nuevo, &c. Prohibet sancta Synodus in posterum turpem illum abusum quod die Innocentium intra ecclesiam theatrales quidam ludi edi publice consuevere magna cum ordinis ecclesiastici ignominia, necnon et dicince majestatis offensa; quippe qui christianorum oculos, quos oportet ad spiritualia provocari, ab his ad peccandi libidinem avertant...... spectacula vero, ludi quicumque et chorea que alioqui præmisso examine permittente ordinario non alias in aliquot solemnitatibus ac processionibus agenda sint, nullo modo dum divina officia vel celebrantur vel dicuntur, intra ecclesiam ipsam agi permittantur..... Caveant tamen episcopi et corum Vicarii nedum solemnitatis divinæ causa ludos aliquot et spectacula edi publice permittere celint, ea permittant que vel in minimo christianam religionem offendere vel spectantium animos in pravos mores quoquomodo inducere valeant..... Decernit etenim sancta Synodus non alios ludos, non alia spectacula permittenda ab Episcopo fore, quam quæ ad pietatem spectantium animos movere, et à pravis moribus deterrere possint. Et ne quid fiat quod ordini ecclesiastico sit indecens, pro- hibet sancta Synodus quoscumque in sacris constitutos aut beneficium ecclesiasticum habentes, ne in quocumque loco et tempore larcis personali incedant aut cujusque in quibuscumque spectaculis ac ludis personam agant, &c. Pueden verse ademas el Concilio Compostelano celebrado en los años de 1565 y 66, el Toledano del año de 1582, el Valentino de 1590, y el Tarraconense de 1591.
  51.   (51) Con el nombre de villancicos. Véase el núm. 102 del catálogo. El uso de los villancicos era ya comun en el siglo XV. Esta composicion constaba de una ó mas coplas de versos octosílabos con un estrivillo que se repetia al fin de cada una de ellas. Algunas veces se aplicaban á asuntos de devocion, y en general á los amorosos. De esta clase son los que se hallan en el Cancionero: véanse por ejemplo los siguientes: ¿Qué sentis, corazon mio? no decis qué mal es el que sentis? ¿Qué sentistes aquel dia cuando mi señora vistes, que perdistes alegria y descanso despedistes? ¿Cómo á mi nunca volvistes? no decis donde estais que no venis? ¿Qué es de vos, que en mi no os hallo, corazon, quien os agena? ¿qué fue de vos que aunque callo, ruestro mal lambien me pena? ¿Quién os ató tal cadena? no decis qué mal es el que sentis? Llorad ojos noche y dia; no os canseis, que algun tiempo gozareis. Llorad mi mal y tristura con tal fé, tal confianza, que si os vence desventura no se pierda la esperanza. No os canseis, que algun tiempo gozareis. No os canseis de tul pasion, pues vosotros merecistes que sufriese el corazon lo que vosotros hicistes. Llorad y sufrid muy tristes; no ceseis, que algun tiempo gozarcis. 103 Juan de la Encina, Naharro, Castillejo, Timoneda y otros acostumbraron á concluir sus fábulas teatrales con un villancico. En las iglesias se cantaron tambien, sirviendo de adorno al diálogo que se recitaba entre ángeles y pastores, celebrando el misterio de la Eucaristía, y mas comunmente el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Todavía dura este género de composiciones, aunque no siempre exentas de frialdades, bajezas y chocarrerías poco convenientes á la magestad del culto. Tal vez las han cantado los ciegos á las puertas de las tabernas al mismo tiempo que se entonaban con solemnidad en la iglesia. Véanse algunas colecciones impresas de los villancicos y moteles que se han cantado de dos siglos á esta parte en las catedrales de España, y se hallará cuán importante es que la autoridad eclesiástica ejerza su vigilancia para la correccion de semejantes abusos (*).

    (*) Digamos sobre esta materia el testimonio de un escritor del siglo pasado, de cuya religiosidad, patriotismo y zelo de las glorias de España no puede dudar nadie.

    El célebre Feijoo en su discurso sobre la música de los templos (tomo 1.º disc. 1{) dice: «En España..... está la poesia en un estado lastimoso..... Esto en general de la poesía española moderna; pero la peor es la que se oye en las cantinelas sagradas. Tales son, que fuera mejor cantar coplas de ciegos..... Toda la gracia de las cantadas que hoy »suenan en las iglesias, consiste en equivocos bajos, metáforas triviales, retruecanos »pueriles. Y lo peor es que carecen enteramente de espíritu y mocion, que es lo principal » lo único que se debiera buscar. Eu esta parte han pecado aun los huenos poetas.....

    »Creo que esto la dependido de que asi Solis como otros poetas de habilidad á estas »letrillas que se hacen para las festividades las han mirado como cosa de juguete, siendo »asi que ninguna otra composicion pide atenderse con tanta seriedad..... Este no es jurgo de niños (dice nuestro Mabillon hablando de la poesía): mucho menos será juego de »niños la poesía sagrada. Con todo la que se canta en nuestras iglesias no es otra cosa.....

    »Pero aún no he dicho lo peor que hay en las cantadas á lo divino; y que va que no »todas, muchisimas estan compuestas al genio burlesco. Con grau discrecion por cierto, >porque las cosas de Dios son cosas de entremès. ¿Qué concepto darán del inefable »misterio de la Encarnacion mil disparates puestos en las bocas de Gil y Pascual? Dejulo »aqui, porque me impaciento de considerarlo. Y a quien no le disonare tan indigno abuso por sí mismo, no podrè yo convencerle con argumento alguno." La Academia ha creido oportuno confirmar con esta prucha la asercion de FATIS, para que no parezcan demasiado duras las expresiones de que éste se vale para censurar tal abuso. Nota de la Academia de la llistoria.

  52.   (52) Llamado Naharro, &c. Sucedió á Lope de Rueda Naharro, natural de Toledo..... Este levantó algun tanto mas el adorno de las comedias, y mudó el costal de vestidos en cofres y baules: sacó la música que antes cantaba detras de la manta al teatro público: quitó las barbas de los farsantes, que hasta entonces ninguno representaba sin barba postiza, é hizo que todos representasen á cureña rasa si no era los que habian de representar los viejos ú otras figuras que pidiesen mudanza de rostro. Inventó tramoyas, nubes, truenos y relámpagos, desafios y batallas. Cervantes en el prólogo de sus comedias. En el Tiage entretenido dice Agustin de Rojas:

    Despues como los ingenios
    se adelgazaron, empiezan
    á dejar aqueste uso:
    reduciendo los poetas
    la mal ordenada prosa
    en pastoriles endechas,
    hacian farsas de pastores
    de seis jornadas compuestas
    sin mas hato que un pellico,
    un laud, una vihuela,
    una barba de zamarro,
    sin mas oro ni mas seda.
    Y en efecto poco á poco
    barbas y pellicos dejan,
    y empiezan a introducir
    amores en las comedias,
    en las cuales ya habia dama,
    y un padre que aquesta zela;
    habia galan desdeñado,
    y otro que querido era;
    un viejo que reprendia,
    un bobo que los acecha,
    un vecino que los casa
    y otro que ordena las fiestas.
    Ya habia saco de padre,
    habia barba y cabellera,
    un vestido de muger,
    porque entonces no lo eran
    sino niños: despues de esto
    se usaron otras, sin estas,

    de moros y de cristianos,
    con ropas y tunicelas.
    Estas empezó Berrio,
    luego los demas poetas
    metieron figuras graves,
    como son reyes y reinas.
    Fue el autor primero de esto
    el noble Juan de la Cueva, &c.

  53.   (53) El docto Anónimo, &c. Véanse los números 86 y 87 del catálogo.
  54.   (54) Pedro Simon de Abril. Véanse los números 120, 121, 123 hasta el 128 del catálogo.
  55.   (55) Gerónimo Bermudez. Véase el número 129 y 130 del catálogo.
  56.   (56) Juan de Malara. Véanse los números 74, 88 y 101 del catálogo.
  57.   (57) Juan de la Cueva. Véanse en el catálogo desde el número 132 hasta el 139, desde el 142 hasta el 145, y ademas los números 147 y 150.
  58.   (58) Miguel de Cervantes. Véanse en el catálogo los números 155, 157, 158, 159, 160, 164, 165, 166 y 167.
  59.   (59) Firués. Véanse los números 140, 141, 146, 148 y 149 del catálogo.
  60.   (60) Lupercio de Argensola. Véanse los números 161, 163 del catálogo. 162 y
  61.   (61) Artieda. Véase el número 151 hasta el 154.
  62.   (62) Cisneros. Véase el número 122 del catálogo.
  63.   (63) Los dos corrales. Las compañías cómicas se detenian en Madrid y en las demas poblaciones considerables, segun el acogimiento que les hacian y el caudal de piezas que llevaban. Arrendaban para esto algunos patios ó corrales, y en ellos armaban sus tablados y disponian los asientos para el concurso. El nombre de patio y corral llegó á ser sinónimo de teatro. Aún dura en los modernos la denominacion que se dió en lo antiguo á las tablas, patio, gradas, corredorcillo, aposentos, barandilla, degolladero, cazuela y alojeros. La que hoy es luneta se llamó al principio bancos, y la parte alta que hoy es tertulia y palcos terceros, se llamó desvanes, porque en efecto lo eran. Luis Quiñones de Benavente dijo en una de sus loas: LORENZO..... Piedad, ingeniosos bancos. CINTOR. Perdon, nobles aposentos. LINARES...... Favor, belicosas gradas. BERNARDO... Quietud, desvanes tremendos. PINELO....... Atencion, mis barandillas. PIÑERO....... Carisimos mosqueteros, granujas del auditorio, defensa, ayuda, silencio. LORENZO..... Damas en quien dignamente cifró su hermosura el ciclo. Asi el abril de los años sca en vosotras eterno, y que el tiempo que teneis no se sepa en ningun tiempo, INES......... MARGARITA.. Que piadosas y corteses pongais perpétuo silencio A las llaves y á los pitos, silva de varios sucesos. INÉS........ En el año de 1568 se representaba en un corral de la Puerta del Sol, en otro de la calle del Príncipe, propio de Isabel Pacheco, y en otro de la misma calle de un N. Barquillos. Despues hubo comedias en otro de la calle del Lobo, de quien era dueño Cristoval de la Puente. Hubo tambien otro corral llamado de la Valdivieso, en que algunas veces se representó. En el año de 1579 y en el de 1582 establecieron las cofradías de la Pasion y Soledad dos corrales: el primero en la calle de la Cruz, y el segundo en la del Príncipe. Estos mismos son los que transformados ya en teatros conservan todavía el uso, el sitio y el nombre. Pellicer en su tratado sobre el Origen de la comedia y del histrionismo en España, tomo 1.º, recogió varias noticias curiosas acerca de los teatros materiales de Madrid.
  64.   (64) Al acabarse el siglo XVI, &c. El crecido número de las composiciones dramáticas de Lope de Vega no es una tradición obscura: está apoyada en testimonios irrecusables. Veanse aqui reunidos algunos de ellos. En el año de 1603 corrian ya impresas trescientas treinta y seis comedias suyas, de las cuales puso una lista en su obra intitulada El Peregrino, y alli mismo dijo que sin hacer mencion de los autos y de algunas comedias que no se acordaba, llevaba ya compuestas cuatrocientas sesenta y dos. En el Arte nuevo de hacer comedias, publicado en 160g, dijo que tenia escritas cuatrocientas ochenta y tres. Francisco Pacheco en el discurso que imprimió en el mismo año de 160g sobre el retrato de Lope, afirmó que las comedias de aquel poeta llegaban á quinientas. Cervantes en el prólogo de las dadas á luz en 1615, dijo que Lope llevaba escritas mas de ochocientas. Dedicando el mismo Lope á su hijo la comedia de El verdadero amante, en el año de 1620, le dice que habia compuesto ya novecientas. En el prólogo á la vigésima parte de ellas, impreso en 1627, asegura tener ya escritas mil setenta. En la égloga á Claudio, escrita antes del año de 1632, dice Lope hablando de sus comedias que hasta entonces habia hecho mil quinientas. suyas, Juan Bodino en su epístola latina dirigida á Leon Allacci en el año 1636, muerto ya Lope, le atribuye mil quinientas. Fernando Cardoso en la oracion fúnebre de aquel poeta fija el número de sus comedias en mil quinientas. El P. Mtro. Avalos en su elogio de Lope dice que habia escrito mil setecientas. El licenciado Antonio de Leda en su poema intitulado El Fenix mantuano, alabando á Lope, le reconoce por autor de mil ochocientas. El caballero Juan Bautista Marino dijo en el panegírico de Lope que habia compuesto dos mil. D. Juan Antonio de la Peña en la dedicatoria de su égloga elegiaca intitulada Belardo dice que Lope escribió mil seiscientas comedias, y en el prólogo que precede á la misma obra dice que fueron sus comedias mil seiscientas, y los autos sacramentales mas de doscientos, que es decir, le atribuye mil ochocientas obras de teatro. El doctor Juan Perez de Montalban, testigo de toda excepcion, en su libro intitulado Para todos, dice de Lope que en el año de 1632 llevaba impresos veinte tomos de comedias, y mil quinientas que se habian representado, sin contar los autos. El mismo en la Fama póstuma de Lope dice que las comedias que se habian representado de aquel autor llegaban á mil ochocientas, y que pasaban de cuatrocientos los autos sacramentales, en todo dos mil doscientas piezas dramáticas. D. Nicolás Antonio, en vista de tales aserciones dadas por íntimos amigos de Lope, publicadas en el mismo año que murió, no desmentidas por ninguno de los muchos émulos que tuvo, y que el mismo D. Nicolás Antonio pudo verificar por los informes de los que alcanzaron los últimos años de Lope de Vega, y mas que todo por las mismas obras que entonces debian existir, no dudó asegurar en su Biblioteca que aquel poeta habia compuesto mil ochocientas comedias y cuatrocientos autos sacramentales.
  65.   (65) Como corruptor de la escena, &c. El prólogo que puso D. Blas Nasarre á las comedias de Cervantes contiene excelentes doctrinas acerca del arte dramática; pero aquel literato se dejó llevar muchas veces de sus propias imaginaciones, de un espíritu de patriotismo mal entendido, y de un empeño no disculpable en desacreditar á Lope y Calderon, suponiéndolos corruptores de nuestro teatro, como si le hubieran hallado menos defectuoso, como si alguno de sus contemporáncos hubiera escrito con mayor acierto. Véanse aqui los errores que me han parecido mas notables en el citado prólogo, relativos á nuestra historia literaria y á otras materias de buen gusto y discernimiento crítico.

    Los árabes y moros fueron excelentes en las representaciones dramáticas. = Los trocadores procenzales fueron los primeros que escribieron comedias. En las obras poéticas de Alfonso el Sabio, en las de Gonzalo de Berceo, y romances antiguos se conservan testimonios auténticos de nuestras composiciones teatrales, con muchos siglos de anterioridad á las piadosas farsas de los italianos y franceses. ==Los pcregrinos que iban á Santiago cantaban y representaban al vivo los misterios de la religion y las historias sagradas, de cuya costumbre quedaron las relaciones de ciegos y los autos sacramentales. Cervantes compuso sus comedias con la misma idea que el Quijote, haciéndolas de intento desarregladas y llenas de desatinos á fin de purgar del mal gusmala moral el teatro. Cuando Lope empezó á escribir, eran ya las comedias adultas y perfectas, y él las volvió á las mantillas. Calderon fue el segundo corruptor del teatro. Moliere puso en la escena algunas de las comedias de este autor, que tuvieron y tienen mucho aplauso y aprobacion entre los franceses. Guillen de Castro, Rojas y Solis guardaron la moderacion que pide el estilo de las cometo y dias. Tenemos mayor número de comedias perfectas y segun arte que los franceses, italianos é ingleses juntos. - Tenemos comedias ajustadísimas á la razon y al arte, que en nada son inferiores á las de Moliere, Wicherley, Maffei y Riccoboni.-D. Esteban Manuel de Villegas es comparable á los mejores poetas griegos.

    Si me preguntasen mi opinion acerca de los artículos precedentes, responderia sin peligro de ser desmentido: todo es falso.