[ fol. xxviij. ]

Capitulo diez y nueve :
de como nos apartaron los indios.

Q

Uando fueron cumplidos los seys meses que yo estuve con los christianos esperando a poner en efecto el concierto que teniamos hecho : los indios se fueron a las tunas, que avia de alli a donde las avian de coger hasta treynta leguas : y ya que estavamos para huyr nos, los indios con quien estavamos unos con otros riñeron sobre una muger, y se apuñearon, y apalearon, y descalabraron unos a otros : y con el grande enojo que ovieron cada uno tomo su casa, y se fue a su parte : de donde fue necessario que todos los christianos que alli eramos tambien nos apartassemos, y en ninguna manera nos podimos juntar hasta otro año. Y en este tiempo yo passe muy mala vida, ansi por la mucha hambre, como por el mal tratamiento que de los indios rescibia, que fue tal que yo me huve de huyr tres vezes de los amos que tenia, y todos me anduvieron a buscar y poniendo diligencia para matarme : y dios nuestro señor por su misericordia me quiso guardar y amparar dellos. Y quando el tiempo de las tunas torno, en aquel mismo lugar nos tornamos a juntar. Ya que teniamos concertado de huyrnos, y señalado el dia, aquel mismo dia los indios nos apartaron y fuymos cada uno por su parte : y yo dixe a los otros compañeros que yo los esperaria en las tunas hasta que la luna fuesse llena : y este dia era primero de Setiembre, y primero dia de luna : y avise los que si en este tiempo no viniessen al concierto, yo me yria solo y los dexaria : y ansi nos apartamos, y cada uno se fue con sus indios : y yo estuve con los mios hasta treze de luna : y yo tenia acordado de me huyr a otros indios en siendo la luna llena. Y a treze dias del mes llegaron a donde yo estava Andres Dorantes y Estevanico, y dixeronme como dexavan a Castillo con otros indios que se llamavan Anagados, y que estavan cerca de alli : y que avian passado mucho trabajo, y que avian andado perdidos. Y que otro dia adelante nuestros indios se mudaron hazia donde Castillo estava : y yvan a juntarse con los que lo tenian, y hazerse amigos unos de otros, porque hasta alli avian tenido guerra, y de esta manera cobramos a Castillo. En todo el tiempo que comiamos las tunas teniamos sed, y para remedio desto beviamos el çumo de las tunas, y sacavamoslo en un hoyo que en la tierra haziamos : y desque estava lleno beviamos del hasta que nos hartavamos. Es dulce y de color de arrope, esto hazen por falta de otras vasijas. Ay muchas maneras de tunas, y entre ellas ay algunas muy buenas, aun que a mi todas me parescian assi, y nunca la hambre me dio espacio para escogerlas, ni parar mientes en quales eran mejores. Todas las mas de gentes beven agua llovediza y recogida en algunas partes, porque aun que ay rios como nunca estan de assiento nunca tienen agua conoscida ni señalada. Por toda la tierra ay muy grandes y hermosas dehesas y de muy buenos pastos para ganados : y paresceme que seria tierra muy fructifera si fuesse labrada y habitada de gente de razon. No vimos sierra en toda ella en tanto que en ella estuvimos. Aquellos indios nos dixeron que otros estavan mas adelante llamados Camones que viven hazia la costa : y avian muerto toda la gente que venia en la varca de Peñalosa y Tellez, y que venian tan flacos que aun que los matavan no se defendian y assi los acabaron [ fol. xxix. ]todos : y nos mostraron ropas y armas dellos, y dixeron que la varca estava alli al traves. Esta es la quinta varca que faltava, porque la del governador ya diximos como la mar la llevo : y la del contador y los frayles la avian visto echada al traves en la costa, y Esquivel conto el fin dellos. Las dos en que Castillo y yo y Dorantes yvamos ya hemos contado como junto a la ysla de Malhado se hundieron.