Muerte de un teniente
CENTURIÓN
Voy a contarle Baliente,
que por poco mi peyejo
en un cañadón lo dejo
dijuntiao por un Teniente,
que sirve con la otra gente
y me quiso madrugar,
saqué el cuerpo, por parar
el golpe y pelé mi corbo,
y en menos que se echa un sorbo
pa el otro mundo jue a dar.
BALIENTE
¿Cómo jue eso don José?
CENTURIÓN
Lo que está oyendo derecho
y en pelea pecho a pecho
contra el hoyo lo largué.
Su gefe me lo mandó,
como güeno yo colijo,
a sorprenderme de fijo
porqué al rancho se dentró;
Y ahí no más me preguntó
si era blanco o colorao;
yo que en la vida he negao
la openión en que nací,
le dije, que blanco fi
dende que el mundo he pisao.
Ya me pretendió atrasar
y quiso cairme de hachasos,
sin recularle ni un paso
esta, le mandé guardar;
y de hay me largué a ensillar
ya una partida venía,
para enterrarme sería
si había estirao la pata.
BALIENTE
El tiro por la culata,
velay les salió ese día.
CENTURIÓN
Cerré piernas al crusao
y él quedó allí pataliando,
su gente estará rezando
que no muera condenao,
intértanto yo he salvao
por no ser tan mal ginete,
y a las patas de su flete
debe este gaucho la vida;
¡Que es cosa muy desabrida
el perderla al santo cuete!
El muerto estará en el cielo
pueda que Dios lo perdone,
mientras yo mil afliciones
voy pasando en este suelo.
BALIENTE
Ansí en el mundo es la suerte;
hoy contento se creerá,
mañana tal vez tendrá
que hacerle frente a la muerte.