Mitos y fantasías de los aztecas.
de Guillermo Marín Ruiz
El inicio de la invasión

XII. EL INICIO DE LA INVASIÓN…
...ambición, traición y engaño.

Cortés recibe la concesión de explorar las costas del Golfo, para “rescatar oro” y preparar la invasión que posteriormente haría el gobernador de Cuba, Diego Velázquez. Cortés no tuvo tratos con la burocracia real y mucho menos con el rey y no tenía “permiso legal” de iniciar una conquista.

En la concesión, los expedicionarios invertían su patrimonio y su persona. La corona por el premiso recibiría el 20% de lo robado. Velázquez otro porcentaje, los inversionistas de España y Cuba también. Lo poco que se sobrara se repartía proporcionalmente entre los expedicionarios según lo que hubieran invertido en dinero, hombres y pertrechos, donde Cortés se llevaba la tajada del león. En cada expedición iban los representantes de la corona que certificaban estrictamente la asignación del 20% del botín robado para la corona y “la justa repartición del botín”.

Cortés desde el principio pensaba traicionar al gobernador y a los inversionistas. Esto se sabe antes de la partida oficial y Velázquez lo manda tomar preso, pero Cortés sale prófugo el 10 de febrero de 1519, la flota abandonó las costas de Cuba. Consistía aquella armada en 11 naves, con 518 expedicionarios de infantería, 16 jinetes, 13 arcabuceros, 32 ballesteros, 110 marineros y unos 200 nativos antillanos y negros como auxiliares de tropa. Llevaban 32 caballos, 10 cañones de bronce y 4 falconetes.

Le informan de la presencia de dos españoles en Chetumal y manda por ellos. Gonzalo Guerrero[1] se niega sumarse a la expedición porque está casado y tiene los primeros mestizos del Anáhuac, sus tres hijos. Esta es otra de las grandes injusticias de la "Historia Oficial", Gonzalo Guerrero es el primer europeo que convive y aprende la cultura del Anáhuac. Jerónimo de Aguilar en cambio se marcha con los españoles.

En Tabasco le entregan a la Malinche y se hace el puente lingüístico, enterándose de la situación de inestabilidad de los mexicas y el temido regreso de Quetzalcóatl profetizado en ese año. CASUALIDAD… destino o mala suerte.

Los españoles llegaron a San Juan de Ulúa el jueves 21 de abril de 1519. Al día siguiente desembarcaron y como era Viernes Santo, bajaron vestidos de negro. Los sacerdotes del culto a Quetzalcóatl se vestían de negro.

“Todos ignoraban por completo que estaban pisando por primera vez tierra del Toltecáyotl, y que, por increíble casualidad, ese 22 de abril de 1519 era para Moctecuhzoma el día Chiconahui-Ehécatl, (nueve-viento) del año Ce-Acatl, (Uno Caña), el día exacto del nacimiento de Quetzalcóatl dentro del siglo”. Guerrero, José Luis. “Flor y Canto” pág. 47. Méx. 1998.

Funda la Villa de la Vera cruz el 10 de julio de 1519 para desligarse “legaloidemente” del gobernador de Cuba. Realiza un “teatro/comedia” en la que renuncia al cargo de capitán general que recibió en Cuba a manos del gobernador Diego Velázquez y “resulta electo” para el mismo cargo pero por las autoridades del nuevo cabildo que él mismo había designado. Emite leyes y se inviste de una falsa autoridad. Es un mito que Cortés fundó el primer municipio de México como una acción civilizatoria, lo hizo para favorecer sus intereses y “legalizarse”.

Ordena el barreno y hundimiento de diez naves, no como un acto de valor, sino para detener el motín en su contra que pretendía regresarlo preso a Cuba. Y deja la mejor nave para enviarla a España con la intención de entablar trato directo con la burocracia real. Envía a Francisco de Montejo para que abogue por su causa, quien posteriormente lo traicionará y negociará para él en la corte, la conquista de Yucatán.

“Cortés se presenta como un individuo que renuncia, desinteresadamente, al disfrute de su colaboración con Velázquez, en beneficio de la corona. Pero lo cierto es que Cortés necesitaba la aprobación directa de la corona para erigirse en gobernador de la primera tierra que lograrse conquistas. Sus estrategias no reflejan tanto una supuesta habilidad política cuanto la naturaleza de su posición legal. En otras palabras, Velázquez contaba con la aprobación de la corona para explorar (y estaba a punto de recibir también la licencia de conquistas), Cortés necesitaba tal autorización para ser gobernador. Con tal objetivo, traicionó a Velázquez, escribió directamente al rey, envió agentes para qué discutieran su caso en la corte, y hundió los barcos restantes…” Matthew Restall.

Inicia el camino a Tenochtitlán diciendo que es el capitán y embajador de Quetzalcóatl. Y que necesita hablar con las autoridades por una encomienda personal de Quetzalcóatl, estrategia recomendada por Malinche, quien sabía los usos y costumbres de los embajadores en el Anáhuac y el punto débil de los aztecas.

Llega a Cempoala, una ciudad de la cultura totonaca tributaria de los aztecas, de aproximadamente 20 mil habitantes. Cortés inicia su larga cadena de mentiras y traiciones. Le promete al tlatoani de Cempoala, “el cacique gordo” (nombre con el que lo registró Cortés en sus escritos) que sí se convierte en su aliado, al triunfo sobre los aztecas, les otorgará a los totonacos su libertad. Cosa que no hizo, pues cuando terminó la conquista de Tenochtitlán, esclavizó a sus aliados totonacos e inició el cultivo de la caña de azúcar en aquellas tierras propicias para esa siembra.

En Cempoala tiene el primer contacto con los mexicas a través de una comitiva de pochtecas que había enviado el Tlatócan o Consejo Supremo de la Tripe Alianza, para espiar a los extranjeros. Los pochtecas prepotentes e imperialistas comparten Cempoala con Cortés y realizan un sacrifico humano, por lo cual Cortés los manda asesinar. Cortés maliciosamente mezcla los valores y principios de la religión católica con la religión de Quetzalcóatl y prohíbe la realización de los sacrificios “como encomienda que le dio su Señor que vive del otro lado del mar ” y que lo envió a corregir las trasgresiones de su religión y enseñanza. Justamente lo que habían hecho los mexicas con las reformas de Tlacaelel. Esa fue la coartada que usó Cortés en la primera parte de la invasión. Jamás les dijo a los aliados ni a los mexicas el objetivo de “su expedición ” y unos y otros creyeron las mentiras de Cortés, siempre asesorado por Malinche.

Cortés aprovecho y alentó las rivalidades, desacuerdos y rencillas que existían entre los pueblos del Anáhuac en el momento más decadente de su milenaria historia. Por tal, se dirige a Tlaxcala para buscar la alianza de los acérrimos enemigos de los mexicas.

TLAXCALA y los temerarios guerreros de Camaxtle. En el periodo Postclásico llegó a lo que fue el Señorío de Tlaxcala el sexto grupo Nahuatlaca que emigraba del Norte hacia el Altiplano Central. Los llamados por los historiadores Teochichimecas fundaron Poyauhtlán en 1290 d.C. Pero en 1348 guiados por su caudillo Culhuatecuhtli y protegidos por su divinidad tutelar Camaxtli desplazaron al pueblo olmecas— xicalanca y fundaron Tlaxcala en el año de 1384 d.C.

Los tlaxcaltecas fueron un pueblo invencible, con una gran capacidad de permanencia y resistencia. Con una clara conciencia y memoria histórica que los enfrentó a los aztecas en el momento de su mayor poderío y nunca fueron tributarios, pero estuvieron permanentemente rodeados y hostigados por los aztecas.

Cortés estando en Cempoala, teniendo a los totonacas de aliados y aconsejado por Malinche, manda a dos emisarios indígenas a anunciar su visita a Tlaxcala, para tramar una alianza en contra de sus enemigos históricos los mexicas. Los enviados regresan a decirle a Cortés que: “… y llegaron llorosos ante Cortés notificándole que el plan de los tlaxcaltecas era “agora hemos de matar a esos teules, y comer sus carnes, y veremos si son tan forzados como publicáis, y también comeremos vuestras carnes pues venís con traiciones y con embustes de aquel traidor Moctezuma”. Bernal Díaz.

Los tlaxcaltecas enfrentan a los españoles y en las primeras escaramuzas les matan a un jinete, dos caballos y hieren a otros tantos. En los siguientes encuentros pierden 55 hombres. El mito de la superioridad tecnológica y militar de los españoles fue creado desde el siglo XVI y es una ficción literaria colonial, solo “mitos y fantasías”. Los textos escritos por los conquistadores, comenzando por el propio Cortés, dan cuenta de que no todos los anahuacas tomaban a Cortés y sus secuaces como enviados divinos, sino como seres humanos de carne y hueso. A unos les convenía su presencia, como es el caso inmediato de los tlaxcaltecas y parte de los texcocanos, pero a otros, como los mayas, purépechas o yopes (que no habían trasgredido la filosofía y religión de Quetzalcóatl), no sentían temor de aquellos extraños extranjeros, que tenían modales de bárbaros, que tenían muchas fricciones entre ellos, que eran sucios y no se bañaban, que asesinaban a la gente a la menor provocación y que tenían una inexplicable y enloquecida pasión por el “excremento de la divinidad” que era el oro para ellos.

“… llegados a la tierra y pueblos de Tlaxcala, se nos doblaron los trabajos y peligros porque llegado allí, menos de veinte indios de guerra, que topamos, que los ejércitos de Tlaxcala había enviado por espías o descubridores, queriendoles prender y tomar vivos para saber la lengua de ellos, nos mataron dos caballos e hirieron otros y algunos españoles de a caballo...". Vázquez de Tapia.

El problema es que en “el país” de los criollos llamado “México”, los colonizadores no enseñan la verdadera historia de México, desalentando su estudio profundo y su análisis crítico. La Historia Oficial gubernamental es la que nos habla en el Libro de Texto de “La Historia de la Batalla de la Noche Triste” y con la que se envenena en el desprecio de sí mismo a la niñez.

“Los libros de Prescott[2] reelaboraron los mito de la conquista basados en las probanzas, relaciones y cartas de los conquistadores, y fueron formalizados por los cronistas coloniales como una ideología de justificación imperial. Prescott los presentaba a un público ansioso por leer que un <<puñado>> de europeos, gracias a sus superiores cualidades intrínsecas, venció a un nutrido ejército de indígenas bárbaros a pesar de la desigualdad de fuerzas y demás adversidades.” Matthew Restall p. 46.

Los tlaxcaltecas suponen que Quetzalcóatl es más poderoso que Camaxtle y piensan en aliarse, pero Xicoténcatl, el tlacotécatl se opone. Convence Cortés a las autoridades de tlaxcaltecas: Xicoténcatl Huehue (el viejo), Maxixcatzin, Citlalpopocatzin, Hueyolotzin y es recibido en Tlaxcala como aliado en contra de sus enemigos los mexicas. Es importante subrayar la actitud del joven Xicoténcatl Axayacatzin (labios de jicote y carita de agua), que representa el sentir de una gran parte de los anahuacas, de dudar y no creer, por sus acciones, que Cortés y sus filibusteros eran los representantes de Quetzalcóatl. Xicoténcatl fue enemigo siempre de los invasores y tuvo que acatar las disposiciones del Tlatócan Tlaxcalteca, de hacer las paces y unirse a los invasores. Sin embargo, más tarde no quiso formar parte del formidable ejército que se organizaba para caer sobre Tenochtitlán, motivo por el cual Cortés lo mandó ahorcar el 12 de mayo de 1521.

La verdad es que se ha creado un mito por las mentes fantasiosas de los apologistas hispanos de la conquista, sobre la invencibilidad de los españoles, sus caballos, sus cañones y sus poderosas armaduras. Totalmente falso. Los guerreros anahuacas, aunque no tenían como práctica guerrera el matar, eran muy diestros y capacitados en el manejo de sus armas, toda vez que ellos si formaban ejércitos disciplinados y entrenados. “…defendieronse tan bien un rato de los seis (tlaxcaltecas), que hirieron a dos de ellos (españoles), y les mataron dos caballos de dos cuchilladas, que según algunos que lo vieron, cortaron cercén de un golpe cada pezcuezo, con riendas y todo”. Fray Diego Durán.


Cortés hace alianzas con Huejotzingo y Texcoco. Además con sus aliados totonacas y tlaxcaltecas forma un ejército indígena de más de cien mil hombres, armados, disciplinados y con cadena de mando, cosa que no tenían los españoles y se dirige a la ciudad de México Tenochtitlán pero sus aliados le aconsejan que pase a Cholula la ciudad santa dedicada a Quetzalcóatl y que era aliada de los aztecas.


  1. El primer español que desposa a una doncella maya y se casa en su religión y vive procreando tres hijos dentro de la cultura maya. Gonzalo Guerrero es el símbolo más luminoso del extranjero que viene a dar lo mejor de sí al Anáhuac, y sus hijos son los primeros mestizos de nuestra nación. Guerrero murió luchando en contra de los españoles en 1536.
  2. Prescott, Conquest of México, 1909.