Manojo de zarsas/¡Oh muerte!

¡Oh muerte!

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Amad la muerte, amadla... Ella procura

el supremo descanso, ella nos guía

en el camino del silencio, es fría

pero buena;...ella mata l'amargura.

¡Ella es la maga de la sombra... es pura

y eterna... y todos la llamaís impía.

¿Por qué? ¿por qué nos besa en l'agonía,

y un tálamo nos da en la sepultura?

La Muerte es la ceniza de la llama;

es el «no ser» de lo que vibra; muda

ante el placer o el infortunio, ama:

El sueño, matador de los dolores;

la calma, que del daño nos escuda,

y la tierra qu'es madre de las flores.