Los doce trabajos:9



El sesto trabajo de Ercules fue cuando penó la crueldat de Diomedes, rey de Traçia, e refrenó aquélla, siquiera puso fin, dando la su carne a los sus cavallos por vianda.


La ficçión por los poetas d'esto fue así ordenada: Diomedes, tornado de la çerca de Troya, fue alçado rey de Traçia e diose al reposo e ocçiosidat después de la victoria, alcançado el grado real, mirándose e ocupando en tener grand estado. E usava mayormente en muchedumbre de cavallos e muy fermosos, en tanto que por los engordar e dar mayor fuerça dávales a comer humana carne. E porque d'ello oviessen abondo, mandó çierta gente de armas estando por los caminos e passos que tomasen cualsequier personas que fallasen, trayéndolos para çevar, criar e engordar los sus cavallos, diziéndoles cuando no fallasen estraños o viandantes que tomasen de los de su regno. Así cruelmente los fazía despedaçar como si fuesen salvages bestias, para otra cosa non aprovechables sinon al criamiento e manjar de sus cavallos. Tanto duró aquesta fiera e sobrecruel manera fasta que se estendió la fama por las e en las çercanas e vezinas çibdades e regiones e non osavan passar de los moradores alguno de ellas nin entrar por e en el regno de Traçia. E los del regno de cada día se ivan fuyendo en grand número, desamparando su tierra e los propios bienes e heredades por temor, siquiera miedo, del cruel rey Diomedes.


Algunos d'ellos, sabiendo que Ercules, zelador del bien común, virtuoso e provado cavallero, contrallava e corregía por el mundo tales mostruosidades e maneras desaguisadas doquier que las sabía, invocaron o demandaron la su ayuda, presentándole por informaçión acabada la piadosa e miserable vastaçión o destruiçión del noble regno de Traçia, que antes de aquellas cosas solía más complido, poblado e abondoso resplandesçer entre los regnos de Greçia.


Estonçes Ercules, movido por valiente coraçón e provocado por piadosa quexa, doliéndose de tanto dapño, fue poderosamente al regno de Traçia e tomó el rey Diomedes, tajando e partiendo por menudas partes las sus carnes. E diolas a comer a los sus cavallos por vengança e pena, a quien el dicho rey avía fecho inhumanamente carne de tantos omes comer sin medida. E después mató los dichos cavallos e partiólos por miembros apartados, lançándolos en desviados lugares por que non quedase exemplo de tan non oída fasta estonçes abusión.


Esta manera de fablar es metafórica e paresçe verdat e es posible de seer. E pusiéronlo los istoriales a exemplo moral, significando por Diomedes todo prínçipe o regidor cruel que non tiene ley en sus obras, nin guarda humanidat en sus fechos a los pueblos que le son encomendados e menos a los estraños que a su señorío vienen; ca, tomándoles los bienes que poseen sin aver por qué los tomar con derecho e empobresçiéndolos por llevarles derechos e desaforados pechos e tomando por achaques lo de los estraños e convirtiéndolos en sus malos e pomposos usos e escandalizando las vezindades, dan a todo el mundo mal exemplo, provocando o induziendo contra sí los suyos e estraños, tanto que a la fin, non podiéndolo sobrellevar, insurgan e levantan contra él, refrenando la non fartada cobdiçia por inobediençia o defendimiento devido por leyes de natura, quitándole las substançias e partiendo el su aver mal allegado a los dapnificados donde injustamente lo sacó.


Tal metáfora los poetas fingieron a mostrar que contra malo e inicuo regidor ha remedio e provissión legal porque non continúe sin embargo su mal talante, nin cumpla por obra su maliçia e los pueblos ayan camino para continuar virtuosa e reposada vida.


E ya sea esta metáfora fuese figurativamente puesta, non es sin real e verdadera istoria, que es tal. El rey Diomedes, queriendo tener grande e desmesurado estado más que las rentas de su regno habundar podían, espeçialrnente muchedumbre de cavallos multiplicado tenía. E cuando ovo gastado sus vassallos e rentas e delapidado, siquiera destroído, su patrimonio, por continuar e mantener el estado sobejano e desmesurado, perdió el temor de Dios e vergüença de las gentes, robando todo omne sin diferençia, así estraño de su regno, como al súbdito e non estraño, sin color e causa, siquiera paliaçión o encubierta. E de aquella robería sostenía, mantenía e acresçentava el su sin medida estado e engordava los sus amuchiguados cavallos. E por esto dixeron que matava los omnes, es a saber çevilmente quitándoles las e los substançias e averes e, finalmente, la manera de bevir; e más de la carne de aquéllos, es a saber de sus averes criava sus cavallos de mal justo, sin pagar la su vianda nin averla afanada.


Esto duró tanto e fue tan grande el daño, que los del regno de Traçia non podían ya sofrirlo, cuyos clamores sonaron por toda la Gresçia. Non osavan dezir en público sus quexas nin morar en el regno e menos salir d'él por la muchedumbre de las gentes que aquella diabólica más que humana fazían execuçión. El rumor e fama llegó a los fines de la tierra. D'esto sabidor Ércules, fue al regno de Trasçia con mano poderosa e subjudgó el rey Diomedes a sí. Algunos dizen que por poderío e fuerça de armas, otros que por reprehendimientos e castigos. E partió los sus thesoros mal ganados en aquellos lugares onde devían seer repartidos e restituidos e fizo que del pequeño patrimonio a él quedado criase sus cavallos e sostuviese su estado, non estendiéndose nin acresçentando mas de cuanto aquello abastase. E por esto dizen que dio sus carnes a los cavallos, faziéndolos mantener de su proprio patrimonio. E después ponen que mató los cavallos e los desmembró, entendiendo que quitó la mayor parte d'ellos, matando e desfaziendo el grant número en que de antes eran, partiéndolos por dádiva a los dapnificados e a otros que los avían menester. E dexó d'ellos para el dicho rey cantidat razonable, segúnt lo que buenamente e justa podía mantener.


Este acto tan animoso e non menos virtuoso dicho fue a memoria de Ércules duradera escripto. Del cual los estados del mundo seguro e buen exemplo tomar pueden en su manera, señaladamente el estado de mercader, que non deve por cresçimiento de ganançias estender tanto su estado que después en proçeso de tiempo mantener non lo pueda sin usar de rapaçidat, engaños, usuras, megubeles e malos baratos, vendiendo falsas, encamaradas, sufisticadas e contrafechas mercadurías, pesos e medidas falsas e faltos, ca atal como éste engrandesçido por sobervia, desechada la conçiençia e pospuesto el temor de Dios, non curando de la vergüença de los omnes, segúnt Diomedes fizo, cometerié robería, gastando e despojando los estraños e domésticos cognosçidos de las carnes e substançias de aquéllos, sosteniendo el su vano e non convenible estado.


Non se piensen los malos e falsos mercaderes, maguer el su estado es nesçesario a la buena e abondada conservaçión de los otros, que aquéllos consientan tan bestial osadía e maliçioso cometimiento e uso mucho durar, mas presuman e entiendan que non fallesçerá algúnt virtuoso de los otros estados e por ventura del suyo que, tomando e siguiendo del e el de Hércules exemplo en este caso, reprehenda e corrija la su vana e mal pensada osadía, reduziéndolo a bevir de su propria substançia innominosamente, famosa e menguada; e por ventura procurarle, siquiere acarrear, puniçiones por judiçial çensura, leyes e derechos. El buen mercadero en esto parar puede mientes detenga los sus vanos deseos e non dexe correr la su briosa voluntad e el su seso sea fecho Ércules contra el su talante, siquiere a Diomedes paresçen E assí serán en reposo las sus vertudes e el su estado e non dará lugar por otrie sea castigado.


Pueden d'esta los labradores cojer metafora fructo, non furtando diezmos o primiçias, que son substançias de los saçerdotes, nin fazer engañosas labores o falsos serviçios, de que se mantienen e han de conservar los otros estados, por allegar de robería e usar pomposamente. Piensen que tales labradores así mal usantes por juizio de Dios son destruidos por tortizeros regidores. E desta guisa a cada uno de los otros estados en su manera podedes aplicar o allegar por lo que en este capítulo es abreviadamente tañido.