Los doce trabajos:7



El cuarto trabajo fue cuando Ércules ganó la mançana de oro guardada por el valiente dragón. Aquesta es una ficçión o figura por los poetas puesta e mucho comendada atal.


Fue un rey en las partes de Libia al cual dezían Atalante; e por habundança de riquezas, ordenó a su deleite un vergel cuyos árboles e fructos todos eran de oro, ençerrado de çerca muy artifiçiosa e fermosa. En el medio de aqueste vergel era un árbol más alto e mejor paresçiente que los otros; e allí era la más fermosa e de mayor valía mançana, a cuyo defendimiento un dragón grande de cuerpo e fiero en vista estava embuelto en aquel tronco de aquel árbol. Éste siempre velava por que alguno la mançana cojer non pudiese que con él non pelease. Todo este vergel a tres donzellas era encomendado, e ellas guardavan la puerta. Dezíanles espéridas, por ser fijas de Espero, hermano que fue de Atalante.


Estas cosas sabiendo Ércules e oyendo por çertidumbre, fue en Libia al lugar do era el dicho vergel e, contentadas e bueltas a su voluntad por continuados ruegos e dulçes palabras las espérides, entró en el maravilloso vergel, non deteniéndose en los menores árboles fasta que llegó al medio, onde vio el muy alto árbol e preçioso. Non espantándose nin dubdando d'él e al velante dragón, antes aquél e con él derribando e peleando lo vençió. E tomó del árbol la rica mançana e presentóla a Euristeo, rey de los argólicos, ennoblesçiendo d'él toda aquella región. De aqueste trabajo faze mençión Lucano en el su noveno libro; e muchos poetas han alabado aquesta ficçión.


La alegoría de la cual es tal. La tierra de Libia es o se estiende la e por nuestra humanidat, seca e arenosa, pero dispuesta a produzir maravillosos fructos. En la cual el omne sabio, entendido por Atalante, que es señor d'ella, planta la huerta de diversas o departidas sçiençias, siquiera saberes, que produzen fructos de oro por exçelençia o mejoría. En el medio de aquéllas es ell alto árbol de philosofía, en el cual se cría el mayor e el mejor fruto, guardado por la intricaçión e subtileza, entendida por el dragón velante todavía, ca en alguna ora non puede ser fallada aí negligençia, entendida por el dormir. Es guardada la huerta por las tres donzellas espérides, que son inteligençia, memoria e elocuençia. Es çerrado de muro o çerca este vergel, a demostrar la ordinaçión e çiertas reglas que lo çircundan. En él non se puede entrar si non por la puerta, que se entiende por los çiertos prinçipios e propios, que dan entrada e son puerta de saber.


Oyendo esto Ércules, que es el deseoso de saber, va en aquellas partes, es a saber sigue los estudios e apazigua las dichas donzellas, dándose al entender, membrar e demostrar lo aprendido. Así entra en el çercado e nombrado vergel. E non queda nin se detiene en los menores árboles, que son los menores saberes, fasta que viene al medio, onde es el nasçimiento del saber e comienço d'él. En esta guisa, con trabajo continuado, vençe la rudidat suya que le embarga o vieda coger la mançana de tanto presçio. E así toma los verdaderos prinçipios e cognosçe las çiertas fines. E después presenta aquella mançana al su enseñador o maestro, que tiene lugar de rey çerca d'él rigiéndolo. E esto faze por que lo çertifique e aprueve, alumbrando o esclareçiendo por ende toda la región de los aprendientes, faziendo cresçer el su desseo e asegurando la su esperança.


Este fablar, segúnd la alegoría ha declarado, fue fabuloso e ficçión pohética. Empero la verdat de la istoria es que fue un rey en Libia dicho Atalante. E este Atalante non fue aquél que las istorias ponen marido de Eletra, e éste fue en Italia e el que aquí faze mençión fue antes e rey en la parte dicha de Libia, e era muy sabio en todos saberes. Onde veyendo que las sçiençias en aquellas partes en su tiempo non eran ordenadas, púsolas en orden so çiertas reglas e sabidos prinçipios. E así fizo de todas un cuerpo que fuese vergel del entendimiento, plantando en él las verdades apuradas e artes çiertas, que son así como oro pasado por çimiento. E éstas produzen durables e sanos frutos. Çercólo de reglas invariables e términos seguros, encomendándolo a las tres donzellas, inteligençia, memoria e elocuençia, sin cuya concordia e consentimiento alguno en el tal vergel entrar non puede. Plantó en el medio la philosofia, la cual por el maestro que la mostrase fuese defendida despiertamente e disputativa, así que la ganase con e por proprio trabajo.


Oyendo esto Ércules, que habundava en virtudes e non fallesçié en él desseo de sçiençia nin la dispusiçión para ella, queriendo e amando que aquesta orden de sçiençias fuese comunicada segúnd nuevamente era estonçes en Libia fallado, e esto quería a pro e acresçentamiento del bien común, fue en aquellas partes, dándose al estudio e aguzándose, siquiera platicando, las intelligençia, memoria e elocuençia, que son las tres donzellas ya dichas. E así entró en el vergel nombrado por la çierta e verdadera puerta de los prinçipios, passando por los árboles de oro, que son las primitivas artes, continuando fasta que veno a çentral punto, a do la filosofía sobre todas las artes e sçiençias se mostrava, disputando con Atalante, que sabidoramente defendía la filosófica verdat. E, a la fin, por continuaçión Atalante fue de Ércules sobrado en el cognosçimiento de aquella verdat, empectorando o de coraçón sabiendo la orden de los saberes que Atalante dada o fallada avía. E así se levó Ércules consigo aquella preçiosa mançana, comunicando aqueste fructo al rey Euristeo ya dicho, que era mucho inclinado al saber, e demás estendióla e demostróla a los querientes aprender. E así alumbró aquella región que de antes por ignorançia era obscura e enriquesçió los entendimientos de los moradores d'ella, que de antes eran pobres de saber.


Esto fue escripto a perpetual memoria del dicho Ércules por los istoriales, a fin que los cavalleros non menospreçias en darse a aprender a las e las sçiençias, segúnt aquéste fizo, ca por eso non perderán el uso de las armas, contra la opinión de muchos bivientes en aqueste tiempo o modernos, que afirman abaste al cavallero saber leer e escrivir. Por çierto, aquestos atales non han leído e menos entendido lo que Lucano escrive en el dezeno libro del valiente cavallero e emperador Jullio Çésar, afirmado que jamás por ocupaçión de armas sin fallesçer al uso de aquéllas non çesava e dexava entender o trabajar en las sçiençias, ca él ordenó e falló el áureo número, los días egipçíacos, que los non sabientes, corrompido el vocablo, llaman aziagos; él falló la cuenta del movimiento del sol e de la luna por número sin tablas e la orden e variedat de las fiestas que en el año los gentiles çelebravan por çiertas e breves reglas. D'este mesmo dize Agelio en el libro de las Noches de Athenas que fizo el Tractado del nasçimiento de los vocablos en la lengua latina e el Libro de las cabtelas de las batallas con otros muchos de grant saber e provecho. Tampoco se han visto lo que dize Suetonio en el Libro de los doze çésares, fablando del grant Octaviano, emperador e non menos virtuoso cavallero, que se dio a la e en la arte del versificar e escrivió métricamente muchas e memorables cosas. Non han catado lo que dize Francisco Petrarca en el libro que fizo De las recordables cosas, onde en loor del rey Ruberto de Nápol, asaz çercano a este nuestro tiempo que fue, dize que por exemplo suyo, veyéndolo tanto inclinado al saber, se dio a la poesía. También ignoran lo que Juvenal pone en la su Sátira del fuerte cavallero Archiles, cómo aprendió de Quirón el çentauro la arte de la geometría. E non es menester alongar aquí más allegaçiones, que, si bien buscaren las pasadas e morales, siquiera aprovadas, istorias e ficçiones poéticas, fallarán muchos otros averlo así seguido de los grandes señores e cavalleros e otros muchos e cuasi la mayor parte.


En aqueste trabajo puede cualsequier de los estados del mundo aver e tomar doctrina a su mejoramiento e conservaçión, mayormente el estado de religioso, a quien pertenesçe propriamente darse del todo a la sçiençia, porque pueda esponer e demostrar los secretos e bienes de la santa Escriptura, ca la su vida deve seer seca e árida o arenosa, segúnt la tierra de Libia, por austeridad o aspereza de penitençia. E deven ellos seer reyes de su seco cuerpo, senoreando la sensualidat suya, muertos cuanto al mundo e la temporal vida. Prinçipalmente deven entender en plantar vergel de verdades sçiençiales apuradas sin error, así como oro, en loor e cognoscimiento divinal. Çerrado sea o çercado por defensiones razonables e intelegibles, comendando a las tres potençias del ánima: entendimiento que contemple las deíficas obras, memoria que recuerde sus benefiçios e voluntad que ame sus justificaçiones e ley; poniendo en medio la metafisical doctrina, los términos de la cual han fecho el fructo theológico comunicable e aprehensible. En esta manera cogera aquel fructo, vençiendo la del dragón intricadura, que lo guarda, segúnd Ércules tomándolo d'este vergel. E presentar lo ha delante los reyes, predicando la verdat divina e iluminando el pueblo, por mostrarles carrera de salud. E serán dignos, por ende, de loable memoria e spiritual enxemplo, así corno Hércules lo fue temporalmente a los presentes e siguientes o avenideros.


E non solamente aquéste de religioso, mas aun los otros estados pueden aver de aquéste grand benefiçio trabajo, segúnd es dicho. E por lo deduzido paresçe faze al çibdadano, que deve buscar, saber, mostrar e sostener la çevil sçiençia. E así de los otros por su manera, dexando el discurso, a vuestra sufiçiençia que a mayores es sufiçiente cosas.